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Te odio...amor por Rukkiaa

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Notas del capitulo:

Por fin, Harry Potter y las reliquias de la muerte.

Comienza la huida

Un verano de lo más antinatural. Ya julio llegaba a su fin, y cuatro escasos días le separaban de cumplir los diecisiete años y ser, oficialmente para el mundo mágico, mayor de edad. Por primera vez en todos sus años de docencia en Hogwarts, vació su baúl por completo. Encontrando todo tipo de cosas inservibles y olvidadas. Una de las cosas que no recordaba en lo más mínimo, fue un trozo del espejo que Sirius le había regalado, y él había roto. Alguna extraña razón lo impulsó a dejarlo sobre la cama, para llevarlo con sus otras pertenencias en la mochila y siguió explorando. Estaba también el chivatoscopio estropeado que Ron le había regalado cuando volvió de Egipto, y le impactó ver una insignia familiar. La que Draco había creado en cuarto curso, con motivo del Torneo de los tres magos, para apoyar a Cedric. Curiosamente, seguía funcionando, y las palabras POTTER APESTA, aparecían al presionar su superficie.

Todo aquello le parecía tan lejano e irreal. Era como una vida que no era suya. Una vida feliz a ratos, con grandes e inolvidables momentos. Y otros, que no dudaría un ápice en extraer de su memoria.

La esfera que contenía la pequeña maqueta realista de Hogwarts seguía sobre su mesita, junto a unas fotos mil veces contempladas. Harry sabía que esa era la última vez que vería esa casa. Su vida allí siempre había sido un infierno, pero tal vez, el inminente peligro al que se enfrentaría próximamente, le hacían temer abandonar la vivienda. Al fin y al cabo, su infancia la pasó entre esas paredes. Le daban cierta seguridad, frente a lo desconocido.

Sus tíos iban a irse antes que él. Los miembros de la Orden los pondrían a salvo, puesto que al abandonar Harry la casa, esta perdería toda la protección y no estarían seguros. El equipaje del moreno consistía finalmente en una mochila con algo de ropa muggle que pudiera necesitar, la capa invisible, el equipo de preparar pociones, algunos libros, el álbum de fotografías que Hagrid le había regalado de sus padres, su varita y la esfera con la escuela en su interior. En el bolsillo delantero había metido, el valioso mapa del merodeador, el guardapelo falso, el trozo de espejo, y sus adoradas fotografías con el rubio.

Listo. Vernon, Petunia y, sorprendentemente, un afectuoso, a su manera, Dudley, abandonaron el número cuatro de Privet Drive. Poco después, la casa se llenó de nuevo, con muchas caras conocidas. Hagrid, Ron, Hermione, Moody, Fred, George, Bill, Arthur, Tonks, Remus, Fleur, Kingsley y Mundungus. El plan era llevar sano y salvo a Harry a La Madriguera, para que permaneciera protegido.

Por orden de Ojoloco, y en contra de Potter, seis de ellos usarían la poción multijugos para despistar a los mortífagos si les atacaban. Los elegidos para tal fin, fueron sus dos mejores amigos, los gemelos, la delicada Fleur, y el desagradable Mundungus. Una vez salieron de la casa y en pleno vuelo, las pasaron canutas para huir de los mortífagos y el propio Voldemort había hecho acto de presencia. Dándose cuenta la Orden, de que un traidor los había delatado y contado el día del traslado de Harry.

El resultado, al llegar a la casa de los Weasley, fueron tres pérdidas. Hedwig, a la que mató un mortífago; Ojoloco, al que mató el propio Voldemort y una oreja de George, por culpa de Snape.

Para colmo de males, la cicatriz empieza a dolerle y su conexión con Voldemort le muestra sus terribles acciones.

Harry cumple diecisiete años. Ya puede usar magia fuera de Hogwarts. Emocionado, hace volar por la habitación las cosas de Ron nada más despertarse por la mañana.

-Toma tu regalo Harry- el pelirrojo se lo entregó antes de que Molly los interrumpiera.

-¿Un libro?-eso era más típico Hermione.

-No es un libro cualquiera Harry, es el rey de los libros-Ron parecía el vendedor-Doce formas infalibles de hechizar a una bruja...explica todo lo que hay que saber sobre las chicas, está genial.

-Mmm gracias-era algo incómodo ¿como le decía a su mejor amigo que a él las chicas nasti de plasti?

-Tu no me has dicho nada Harry- continuó el ojiazul algo avergonzado-pero el curso pasado en la sala común...sé que no debí...-se miraba las manos nervioso-aún así te escuche decir que habías estado con alguien...estabas muy mal y supuse que te habían dejado, quizás éste libro te ayude a recuperarla...

El moreno se sintió terriblemente mal. No había compartido ese secreto con su compañero porque no estaba seguro de que lo comprendiese y lo apoyase. No estaba preparado para contárselo aún y escuchar sus represalias, ya tenía bastantes cosas en la cabeza. Prefirió seguirle el hilo.

-Si...-no tuvo que fingir la tristeza, eso ya lo tenía-ella me dejó...no lo conté, porque ella no quería, lo nuestro era algo secreto...

-¿Era fea?

-¿Qué?-se esperaba todo menos esa cuestión.

-Bueno...es solo curiosidad...entiéndeme Harry, no sabía que habías tenido novia...y como supongo que no vas a decirme quien era...

-Es preciosa-espetó convencido-la más hermosa que he visto nunca, nadie la superaba en Hogwarts, para mi es única.

-¿Existe?-Ron lo miraba incrédulo.

-¡Claro! ¿crees que me invento a mi propia novia?

-No me entiendas mal-se apresuró a decir el pelirrojo-es solo que si es tan bella como dices, me sorprende que no me la hubieses nombrado jamás, en fin, somos amigos y cuando vemos una chica guapa lo normal es que lo comentemos entre nosotros ¿no? ya ves...yo te he dicho mil veces que Hermione es guapa por ejemplo.

-No...me lo acabas de decir por primera vez- Harry tuvo que aguantarse la risa, y miró para otro lado, ya que las orejas de su amigo se habían puesto de un rojo más intenso que su pelo.

-Juraría que lo había hecho...es que tú no te acuerdas-el moreno negó con la cabeza, tenso, por la risa contenida-bueno ese no es el tema...así que relación secreta ¿eh?

-Lo siento Ron, quiero contártelo todo...pero aún es doloroso-eso era mejor que decir que no quería que se lo tomara mal al saber que era un chico, Slytherin y en conjunto, Draco Malfoy.

Zanjaron la conversación y bajaron a desayunar, de camino al de las pecas le vino la inspiración- Harry ¿la esfera de Hogwarts...?

En la mesa le esperaban varios regalos. De Molly y Arthur, un bonito reloj de oro, que pertenecía a un hermano de la señora Weasley. De Hermione, un chivatoscopio en condiciones. De Bill y Fleur, una navaja de afeitar encantada. De los Delacour, bombones. De los gemelos, una caja enorme de artículos de Sortilegios Weasley. Y de Hagrid, un monedero peludo, dentro del que se puede esconder lo que sea y solo el propietario lo puede sacar.

Siete en punto. Fiesta de cumpleaños. Se vieron interrumpidos por la aparición del ministro de Magia,  Rufus Scrimgeour, que quería hablar con Harry, Ron y Hermione. Les hizo entrega de lo que Dumbledore les dejó en herencia. Al pelirrojo, el desiluminador, con la esperanza de que lo recuerde cuando lo utilice. A la pelicastaña, el ejemplar de los Cuentos de Beedle el Bardo, con la esperanza de que lo encuentre ameno e instructivo. Y al moreno, la snitch que atrapó en su primer partido de quidditch, como recordatorio de las recompensas que se obtienen mediante la perseverancia y la pericia, así como la espada de Godric Gryffindor, pero ésta se aparece a placer a los miembros de esa casa.

Todos esos objetos hicieron pensar al trío, que tenían alguna utilidad para lo que se les venía encima.

Al día siguiente, a las tres de la tarde, se llevó a cabo la boda de Bill y Fleur. Harry tuvo que usar poción multijugos y se hizo pasar por un primo de los Weasley, para no llamar la atención, por si las moscas. Había bastantes invitados, entre ellos el excéntrico padre de Luna, Xenophilius Lovegood o su antiguo compañero del Torneo, Viktor Krum.

Durante la celebración, el ojiverde y sus amigos se sentaron con Luna, pero Ron, celoso de Viktor, sacó a Hermione a bailar.

-¿Como estás Harry?-preguntó Luna con su aire de serenidad.

-Estupendamente ¿y tú?

-Me refiero a como estás de verdad-le miraba si parpadear apenas.

-Estup...-cayó en la cuenta-ah bien...

-Pronto volveremos a Hogwarts y podréis arreglar las cosas-envidiaba su optimismo.

-Yo no...-mejor no-si, espero que se puedan arreglar...

-Me gustaría conocerlo...no tengo amigos de Slytherin, que pena que no pertenecía al Ejército de Dumbledore...

-En realidad...sí, pero no oficialmente, yo le enseñaba a escondidas...

-¿Y tiene una moneda?-sacó su reluciente galeón de alguna parte.

-¿La llevas siempre encima? pero si ya el ED no...

-Me encanta-la miraba embelesada- es como un símbolo de nuestra amistad.

Harry sonrió ante el comentario-debería haberle dado una-dijo y tomó un gran sorbo de zumo de calabaza.

-Creo que os casareis-el zumo al moreno le salió por la nariz y empezó a toser profusamente.

-Pe...pero Luna si ni nos hablamos-añadió cuando pudo recuperar la compostura.

-Confía Harry, cuando dos personas se quieren tanto deben acabar juntas-suspiró-hay amor entre vosotros.

Sonaba tan bonito que por un segundo la creyó.

-Cuando eso pase, serás la primera invitada-dijo el chico en tono de broma mientras se secaba con una servilleta el zumo que aún le goteaba por la barbilla.

-Que ilusión, ¡gracias Harry!

En medio de la fiesta, de pronto, surgió un patronus con la voz de Kingsley informándoles de que el ministerio ha caído, el ministro ha sido asesinado y que van hacia ahí.

Todo caos y confusión. Mortífagos. Se desaparecen.

Era evidente que ya no podían volver a ver a sus familias, ni a sus amigos. La huida ya había comenzado. Debían evitar a toda costa que los mortífagos los encontrasen. Y la búsqueda de los Horrocruxes también se había iniciado.

Después de una mala aparición en Tottenham Court Road, no les quedó otra más que ir al doce de Grimmauld Place. Lugar donde Moody había puesto algunos encantamientos contra Snape. Pero al poco tiempo de estar allí, Harry sintió que la cicatriz le dolía y tuvo una de sus conexiones mentales con Voldemort, en la que por unos segundos vio a Draco, consumido y desencajado, cumpliendo órdenes del Señor Tenebroso. Se horrorizó.

Por la mañana, el moreno recorrió la casa, que mostraba evidentes signos de haber sido inspeccionada. Entró en el dormitorio de Sirius. No lo había vuelto a ver desde la noche en que su padrino y Remus le hicieron los regalos tras la cita con Malfoy. Todo estaba desordenado, y sus ojos verdes se posaron en un pergamino en el suelo, que resultó ser una carta de su madre al animago. Se emocionó tanto que se la guardó en el monedero de Hagrid, junto con una foto suya de pequeño volando en una escobita.

Al salir del dormitorio, cayó en la cuenta, junto con sus amigos, de que R.A.B. era el hermano de Sirius, Regulus Arcturus Black. Esto provocó que Hermione recordase que, hacía un par de años, el verano que hicieron limpieza en la casa, había un guardapelo. Por lo que llamaron a Kreacher que les comunicó que Mundungus, lo había robado. Harry mandó al elfo en su búsqueda. Y cuando lo interrogaron, el ladronzuelo mago les dijo que se lo había quitado Dolores Umbridge.

Tras una exhausta planificación. Mortífagos haciendo guardias por los alrededores. Remus poniéndoles al día, con que Snape era ahora el director de Hogwarts y que la asistencia a la escuela era obligatoria. El trío tenía más que asumido que debían infiltrarse en el ministerio de Magia para hacerse con el guardapelo y poder destruirlo.

Lo consiguieron, con algo de dificultad, pero en posesión del Horrocrux y el ojo de Moody. Terminaron en un bosque. Ya no podían regresar a Grimmauld Place, porque no era seguro y Ron debía recuperarse de una grave despartición. Los intentos de destruir el guardapelo por parte de los tres amigos eran en vano. Y debían trasladarse constantemente de sitio por temor a los mortífagos. Siempre pensando donde podrían estar los demás pedazos del alma de Voldemort y en qué objetos.

Por culpa de la influencia del Horrocrux, Ron acabó poniéndose en contra de Harry y los abandonó, dejando a una destrozada Hermione, que se pasaba las noches llorando. Lo único positivo, fue que descubrieron que la espada de Gryffindor podía destruir los Horrocruxes.

Llegó la navidad más deprimente de sus vidas. Un sospechoso símbolo es descubierto por la pelicastaña en el libro de Cuentos de Beedle el Bardo. Y no les queda otra inevitable opción más que ir a Godric's Hollow, el lugar donde empezó todo. Donde murieron James y Lily. Con la esperanza de encontrar a la historiadora Bathilda Bagshot, confiados de que ésta tenga la espada.

Una vez en el Valle de Godric, hicieron una parada en el cementerio. Harry emocionado, vio por primera vez la tumba de sus padres. Contempló también la que había sido su casa. Y terminaron huyendo a la desesperada de la casa de Bathilda, porque ésta había sido asesinada y usurpada por Nagini, la serpiente de Voldemort, que mordió al moreno en un brazo. Mientras huían, el chico tuvo otra visión de las acostumbradas, pero esta vez era un mero espectador del asesinato de sus padres, en la terrible noche que ocurrió todo. Despertando en la tienda de campaña al lado de Hermione y con su varita rota e inutilizada.

Se trasladaron al bosque de Dean. La nieve lo cubría todo. Por la noche, gracias a un patronus con forma de cierva, Harry encontró en una charca helada la espada y estuvo a punto de morir, de no ser por Ron. El pelirrojo acabó con el Horrocrux, el trío volvió a unirse nuevamente y el moreno consiguió una varita nueva.

Continuará...

Notas finales:

Me daba mucha pena cuando vaciaba el baúl, por eso lo puse, era como el fin de una era o algo así.

Vale, ahora adiós a Ojoloco y a Hedwig, si es que...

La conversación entre Harry y Ron tenía que hacerla lo siento jajaja adoro la pregunta de Ron de ¿era fea?

Qué decir de Luna...simplemente genial jajaja

Siento haber sido muy pesada o algo, pero resumir el último libro, fue una tarea muy dificil la verdad. (Entiendo que hicieran dos películas XD)


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