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Te odio...amor por Rukkiaa

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Notas del capitulo:

Seguimos en San Mungo ^^

Ni un segundo más

Ron ya no estaba en el pasillo y lo encontró en la habitación, sentado junto a la cama de Harry y leyendo El Quisquilloso.

-Le trajeron el almuerzo y entré por si despertaba-le dijo en cuanto cruzó la puerta. Allí, efectivamente, había una bandeja flotando con comida encima.

-Ya me encargo yo Ron, debo decirle una cosa cuando abra los ojos-el chico la miró extrañado, pero no dijo nada más y salió.

Rato después, el moreno despertó. Silencio.

-Come Harry- hizo un movimiento con su varita y de los alimentos salió humo, volviendo a estar calientes.

-No tengo hambre-dijo éste y volvió a bajar los párpados.

-Necesitas comer, si lo haces te daré una muy buena noticia...solo un poco venga-le extendió una cuchara con sopa de cebolla, pero era inútil- Harry...-suspiró derrotada- Draco está vivo.

Los ojos verdes enseguida se posaron en ella, con una mezcla de sorpresa y desprecio-no te burles de mi Hermione, no puedo creer que tú...

-¡Harry es cierto!¡hace un momento estuve con él en su habitación!

-¿Por qué me haces esto?¿piensas que mentirme me ayudará?¡yo lo vi!¿recuerdas?-que dolido se sentía.

-¡Estaba bajo los efectos del Filtro de Muertos en Vida!¡en esa situación es normal que pensases que..!

-¡¿No está muerto?!

-No, y te diré en que habitación está si comes-espetó la chica con tono autoritario.

La discusión cesó y el moreno comió todo lo que había en la bandeja, tan rápido que apenas pudo saborearlo. No se lo pensó dos veces y se levantó. Llevaba una especie de pijama dos tallas más grandes. Hermione lo retuvo.

-Quieto Harry, ¿dónde te crees que vas?

-A ver a Draco y como me lo intentes impedir...

-¡Hay que hablar con un sanador, no deberías salir fuera sin el permiso...!

-¿Qué ocurre?¡Harry!-Ron abrió la puerta asomando su pelirroja cabellera.

-¡Ron, llama a un sanador!-le ordenó la chica molesta, mientras forcejeaba con el de gafas. Por suerte, éste estaba algo débil de su estadía en el hospital y ella se aprovechaba de eso.

En cuanto el sanador apareció, Harry le habló.

-¡Necesito salir!

-Señor Potter...debe quedarse un día más, ahora que ha despertado debemos comprobar que...

-¡Pues cambiadme de habitación!-ordenó.

-Pero señor Potter, su cuarto es privado, no hay muchos así...

-¡Quiero ir a la habitación de Draco Malfoy!¡quiero que me trasladen ahí!

El sanador miró a Hermione confuso y después a Harry- señor, no está en condiciones de pelearse con nadie.

-¿Pelearme?-ahora el confundido era el moreno.

-Todo el mundo sabe que usted y el señor Malfoy no se llevan bien, le aconsejo que dejen a un lado sus diferencias hasta que tenga el alta.

-¡Se equivoca!¿cómo sabe usted eso?

-Harry...-le susurró Hermione- eres famoso y hay infinidad de libros y artículos contando tu vida...

-¡Lo que sea!¡no quiero pelearme con él!¡quiero decirle que yo...!-ups-¡solo quiero devolverle su varita!-se le ocurrió de pronto.

El hombre le observó por unos instantes-de acuerdo señor Potter...¿cómo voy a negarle nada a usted? espere por favor-y salió de la habitación.

-¿Dónde están mis cosas?-preguntó Harry ahora preocupado, ya que no había ningún sitio para guardar nada ahí.

-Aquí Harry- la chica le enseñó su bolso de cuentas con fondo extensible indetectable- tengo las dos varitas y el monedero que tenías en el cuello, el que te regaló Hagrid- él lo cogió, y sacó su varita rota.

Se le había ocurrido una idea, que si no daba resultado, nada lo daría. Puso la varita destrozada sobre la cama, le apuntó con la Varita de Saúco y dijo-¡Reparo!-la varita de acebo se soldó de nuevo y unas chispas rojas salieron de su extremo. Estupendo. Ahora podría devolver la Varita de Saúco al lugar que pertenecía.

-¿Draco está bien?-preguntó asiendo en su mano su adorada varita.

-Bueno...podría estar peor-¿qué iba a decirle?-impresiona un poco...

-Señor Potter, está todo listo, pero el señor Malfoy está descansando así que por favor no haga ruido- Harry asintió y se dejó guiar por el sanador. Por suerte, Ron no estaba, por lo que Hermione le dijo al moreno que le mentiría diciéndole que lo habían cambiado de habitación y casualmente había sido con Malfoy.

Entró. Las luces estaban apagadas y apenas llegaba claridad por la pequeña ventana. La habitación había sido ampliada y había un par de camas más. Vacías.

-Traeremos sus regalos aquí, señor Potter- el sanador se fue.

Draco respiraba tranquilo. Su cabeza estaba ladeada a la derecha y el cuerpo tapado con una sábana. La cama que habían dispuesto para Harry era la contigua, a la izquierda, pero se le antojó demasiado alejada. Por lo que la colocó casi pegada a la del otro y se recostó de cara a él.

Era surrealista. Volvía a estar a su lado. Después de creer que lo había perdido para siempre. Que no podría seguir viviendo sin él. Maldijo a Voldemort una y mil veces por como había dejado a su rubio. Le acarició el pómulo que, a diferencia de otras veces, estaba cálido.

No supo cuanto tiempo estuvo así. Solo observándole, en completo silencio. Le quería tanto, tanto, que no podía expresarlo con palabras.

Los ojos grises se abrieron. Parpadearon un par de veces y le miraron. Harry no pudo reprimir una sonrisa. Estaba vivo.

-Hola-dijo el moreno, se había puesto nervioso de pronto, la emoción le embargaba.

-Potter...

-Me alegro de verte Malfoy- se contuvo de abrazarle, por el estado que presentaba.

-Tú, aquí...¿por qué?-se sentó en la cama con lentitud. Llevaba puesto un pijama azul oscuro.

Harry le imitó sentándose con las piernas cruzadas frente a él-quería verte-no se iba a andar con rodeos a esas alturas.

-Bien...yo...-titubeó-quería darte las gracias, por...todo y pedirte disculpas, las cosas que te dije...la situación por la que estaba pasando, lo que tenía que hacer...mi familia...

-No pasa nada Malfoy, lo entiendo perfectamente-eso ahora no importaba-apelaré ante el ministerio, les contaré lo que tu madre hizo por mí, de no ser por ella, no estaríamos aquí, en este instante-respiró hondo, mientras el chico bajaba la mirada, apenado-en realidad...-era el momento, no podía perder ni un segundo más-creí que estabas muerto...creí que ya no volvería a verte y fue insoportable-el rubio le observaba con gesto de incredulidad-y lo peor de todo, era el pensar que no te había podido decir...lo que siento por ti...

El ojiplata miró alrededor, para asegurarse de que se estaban dirigiendo a él, pero volvió la vista al salvador del mundo mágico-¿lo qué sientes...por mi?

-Te amo Draco, con toda mi alma; quiero estar contigo, cuidar de ti, ser...algo más...nunca te he odiado, nunca, ni proponiéndomelo- las orbes grises del otro chico parecían escrutarle el rostro como buscando un atisbo de mentira-haría cualquier cosa por ti, lo que fuera...no te estoy pidiendo que me correspondas, pero...déjame estar a tu lado...para que puedas llegar a sentir lo mismo...por mi-a pesar de haber empezado fuerte, se había desinflado por el camino.

La mano del rubio se posó sobre la suya-yo también te amo Harry- las  cinco palabras más hermosas que había escuchado en su vida, y las más deseadas también-desde que te conocí, supe que eras diferente, especial...tu forma de ser, siempre tan bueno, amable, leal...

No pudo terminar porque el de gafas lo besó.

-¡Ay!-las heridas de la cara aún le dolían.

-Lo siento-espetó preocupado Harry- no pude evitarlo, hacía tanto tiempo...

-Te comprendo-sonrió y le acarició con suavidad la mejilla.

-Ya que no podemos besarnos, podrías decirme si somos...¿novios?

-Sí, lo somos, pero...antes tienes que devolverme mi varita-hizo un mohín de disgusto, que provocó la risa del otro.

-Tienes que quitármela-la cogió de la mesita que había a su lado, junto a la suya y la de Saúco-ésta varita me ha ayudado mucho, no se si quiero que la tengas tú-añadió en broma.

-Dámela vamos- Draco se abalanzó con cuidado sobre el otro, que mantenía la varita en alto con la mano derecha.

-Para que vuelva a obedecerte debes robármela-le divertía ese juego.

-Es mía, siempre lo fue, me reconocerá de nuevo en cuanto la toque-continuó intentando cogerla.

-Que te la quitara me salvó la vida...-el rubio se detuvo y lo miró confuso-tú eras el dueño de la Varita de Saúco.

-¿La qué?

-La varita de Dumbledore...una larga historia-de repente, sintió como la mano del ojiplata le tocaba accidentalmente la entrepierna por encima del pantalón, perdiendo por un segundo el hilo de lo que estaba haciendo y diciendo. Malfoy aprovechó y recuperó su varita.

Cuando el ligero rubor de sus mejillas, y la inesperada erección, se le bajaron, pudo hablar de nuevo-eso es jugar sucio...

-¿Mmm?-el chico acariciaba su varita como si fuera una mullida mascota.

-Llevamos más de dos años sin...bueno...ya sabes-se ruborizó otra vez y se tumbó boca arriba con las manos detrás de la cabeza.

-¿Crees que no lo sé? nunca pensé que lo echaría tanto en falta-orgulloso, seguía contemplando su varita-en cuanto me cure, recuperaremos el tiempo perdido.

Harry sonrió de oreja a oreja-lo importante es que te recuperes por completo, así podré tenerte para mi, sano y enterito.

Se pasaron la noche hablando de todo lo ocurrido durante el tiempo que estuvieron separados. Parecía mentira que hubieran pasado tantas cosas. Draco evitaba por todos los medios decir el nombre de Voldemort y cada vez que el moreno lo decía, el primero hacía una mueca de disgusto. Harry le contó la batalla de Hogwarts, los fallecidos, los meses en la tienda de campaña con Hermione, los Horrocruxes, las Reliquias de la Muerte...

Por la mañana, a Potter le dieron el alta y tuvo que salir de San Mungo con Ron, para ir a instalarse en La Madriguera, donde pasaría un tiempo para no estar solo en Grimmauld Place. A la salida del hospital, muchos magos y brujas se arremolinaron en torno a él. Pidiéndole autógrafos, fotos, que contara sus vivencias, que les diera la mano...Un abrumador desmadre.

Continuará...

Notas finales:

¡Por fin!¡por fin! love is in the air jajaja, se lo han dicho wiii

Y encima Harry es una super estrella ¡genial! jajaja

Saluditos  ^.^


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