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Te odio...amor por Rukkiaa

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Notas del capitulo:

Lo dicho, aquí está el tercero en poco tiempo jejeje

Este capitulo me gustó mucho escribirlo la verdad.

Espero que a vosotr@s también leerlo.

Aclarando las cosas

Lo que restaba del mes de enero, y todo el mes de febrero, resultó más de lo mismo. Total y completa indiferencia, o eso es lo que ambos fingían aparentar. El día de San Valentín había sido deprimente, a pesar de que Harry había recibido regalos de muchas de las chicas de la escuela, e incluso, de algunas ajenas a ésta. Dean andaba como alma en pena por todas partes y bastante retraído. Y el moreno descubrió cual era el motivo de su infelicidad. Seamus.

La mañana del catorce de febrero, día de los enamorados, Harry se había levantado como de costumbre. Afortunadamente, desde segundo curso y la marcha forzada del profesor Lockhart, ya el colegio no era adornado absurdamente, pero aún así, se respiraba el amor en el aire. Lo malo, es que cuando bajó a la sala común, se encontró con que Seamus estaba envolviendo una caja de bombones con un claro destinatario.

Desde años anteriores, con la presencia de Pansy Parkinson, no había vuelto a sentir esas ganas de asesinar a alguien, hasta ese momento, y nunca creyó que sería contra su compañero de cuarto. No le encontraba sentido. Se suponía, que él, no quería estar con Draco, pero los celos que sentía con tanta intensidad le indicaban lo que fingía no querer saber. Lo amaba todavía, y puede que inexplicablemente, más que antes. El día entero lo pasó observando al rubio en compañía del otro, y cuando no estaban en la misma habitación, lo contemplaba a través de su mapa. Total, pasó ese día completamente solo, regodeándose en su desgracia y rencor.

Acabó optando por copiar la costumbre de su ex novio, estudiar y estudiar, pero, como no podía hacerlo en la biblioteca por más que quisiera, lo hacía fuera, bajo algún árbol cercano al lago. A esas alturas, ya conseguía realizar sin problemas los hechizos no verbales, cosa que agradecía, y llevaba bien todas las asignaturas aparentemente. Todos los viernes, sin excepción, los pasaba con Hagrid y con su medio hermano Grawp, que ya dominaba el idioma casi a la perfección. Y de vez en cuando, pasaba algún rato con Ron, poniéndose al día o jugando al ajedrez.

Así, llegó finales de abril, y un acontecimiento que lo cambiaría todo.

Sábado. Por la tarde. Harry estaba en la sala común, sumido en una redacción de Encantamientos, rodeado de otros alumnos en sus mismas condiciones. Hasta que alguien le tocó en el hombro, a su espalda.

Se trataba extrañamente de Hermione, con la que no había hablado desde principios de curso, por lo que se sorprendió evidentemente.

-Me gustaría hablar contigo Harry- el chico le indicó una silla que había a su lado, pero ella negó con la cabeza-aquí no, ven.

La pelicastaña lo cogió de la mano y lo guió hasta un conocido corredor, donde había una puerta frente al enorme tapiz de Barnabás el Chiflado.

-¿En la Sala de los Menesteres?¿quieres que hablemos aquí?

-Sí, no nos interrumpirán, entra-dijo la chica.

Cuando entró, la estancia estaba en penumbras, apenas había iluminación, y mientras sus ojos se acostumbraban, Hermione cerró la puerta tras él. En el acto, la puerta desapareció, quedando solo una pared lisa. La luz inundó el lugar de repente y Harry se dio cuenta de que su amiga lo había encerrado, sin opción alguna a salir.

-¡Hermione!¡Hermione!-gritó una y otra vez, mientras golpeaba inútilmente la pared con los nudillos.

-Ni lo intentes, no sirve-una voz a su espalda resonó. Una voz muy conocida.

Draco.

El Slytherin estaba sentado en el suelo, apoyado en la pared, y con las piernas dobladas, en, la ahora luminosa y pequeña habitación vacía.

-Genial-dijo Harry al verlo, aparentemente disgustado-¿y tú por qué estás aquí?.

-Hermione me dejó esto antes de cerrarme la puerta a mi-extendió un pequeño trozo de pergamino, que el moreno se apresuró a coger.

En el se leía:

 

Queridos Harry y Draco. Dado que ninguno

de los dos da el paso, y ya estoy harta de veros

enfadados por un malentendido, he decidido

juntaros. He pedido a la Sala que no os deje

salir hasta que aclaréis las cosas (ya sabes

Draco). Estaré fuera.

        Un beso,

                                                      Hermione

-Nos hace perder el tiempo-dijo Harry, mientras arrugó el pergamino en una bola y lo tiró al suelo-no tenemos nada que aclarar-no quería mirar al rubio, no se sentía capaz, ahora que lo tenía tan cerca-todo está clarísimo, tú te avergüenzas y yo no quiero estar con nadie que no me corresponda de igual modo.

-Es cierto, nos hace perder el tiempo, porque no tengo nada que aclararte a ti-recalcó la última palabra.

El moreno soltó una sonora risotada-es verdad, ya no somos nada, ahora estás con Seamus...me sorprende que andes con un sangre mestiza-ahora si lo miró, desafiante.

Malfoy sonrió de medio lado y negó con resignación mientras suspiraba. Se levantó y sacudió su túnica.

-Seamus es estupendo-dijo sin más, se apoyó de nuevo en la pared y se cruzó de brazos-me parece que no saldremos de aquí nunca...

Pasaron un incómodo e indefinido rato en silencio. Harry se paseó de un lado a otro, aunque no había mucha superficie, y Draco pasó el tiempo jugueteando con su varita.

-¡Necesito salir de aquí!¡maldita Sala!-el Gryffindor, ya bastante harto, pateó la pared en un acto desesperado-jamás le perdonaré esto a Hermione, sabe lo mucho que te detesto...

-¿Me detestas?-la voz del rubio sonó compungida.

-¡Por supuesto!-era mentira, evidentemente, pero no podía evitar discutir con el chico que le había hecho daño, a su juicio-¡me dan asco las personas como tú, que desprecian a otras por lo que son!-se volteó de nuevo a la pared, palpando por si veía algún resquicio que le ayudase a salir. Estaba colorado hasta las orejas, furioso y a la vez apenado. Le acababa de decir que le daba asco...

Durante un par de minutos le dio la espalda al Slytherin ocupado en su tarea de escape, hasta que éste, abrió la boca.

-Tienes razón-por la voz del rubio intuía que estaba llorando-me avergüenzo-continuó y el de gafas se dio la vuelta, comprobando que, claramente, las lágrimas caían por el rostro pálido del otro, y su corazón empezó a bombear a mil por hora-pero me avergüenzo de mi mismo-el moreno hizo un gesto de confusión, y Draco empezó a subirse la manga izquierda, dejando al descubierto la espeluznante Marca Tenebrosa-¿a qué es digna de ver?-preguntó irónicamente, con las mejillas húmedas-¿a qué sería genial que todos supieran que eres novio de un mortífago?¿no tienes ganas de salir a la calle y que todo el mundo te critique?-las palabras se clavaban en Harry como puñales-por eso no quería hacerlo público, porque los demás me odian, mi apellido está manchado y tienen motivos para juzgarme, si supieran que el salvador del mundo mágico andaba conmigo...quise explicártelo, pero sacaste tus propias conclusiones...me duele tanto lo que has dicho de mi...lo esperaba de cualquiera, menos de ti-lo miró a los ojos fríamente, aunque el Gryffindor estaba paralizado, atónito, el sonido no brotaba de su garganta, hasta que el rubio empezó a andar hacia él-se ha abierto la puerta-dijo por último, con su hombro golpeó el de Potter y se marchó.

A Harry empezó a faltarle el aire, era como si las paredes de la habitación se le fueran acercando lentamente, aprisionándolo. Salió fuera y cayó de rodillas al suelo. Un intenso dolor en el pecho le dificultaba la respiración, los ojos se le humedecieron y sintió náuseas.

-Harry...-una preocupada Hermione se agachó a su lado y le acarició el pelo.

Un sudor frío le invadió. Miró a su amiga a los ojos y la abrazó. Inevitablemente, lloró.

Se sentía como el ser más despreciable de la tierra. Sabía que Draco le amaba de verdad, y lo había echado todo a perder, por su estupidez y cabezonería. Al menos había recuperado la amistad de Hermione.

Innumerables veces intentó hablar con el rubio, pero era imposible. Éste, incluso se aplicaba a si mismo el hechizo muffliato, para evitar escuchar cualquier cosa que tuviera que decirle. Frustrante, pero merecido.

Aunque él contaba con dos fieles aliados, la capa invisible y el mapa del merodeador.

Un domingo de mayo, por la mañana, aprovechando que Draco por una vez estaba solo; cosa que vio en el mapa, y que se encontraba en la lechucería, se encaminó al lugar rápidamente y sin necesidad de capa. 

Cuando llegó, solo podía verlo de espaldas a la entrada. Acariciando a Elle, que mostraba un pergamino atado en la pata. No sabía que palabras utilizar para conseguir el anhelado perdón.

-Draco- dijo, notó el sobresalto del otro chico, que pareció ignorarlo hasta que la lechuza alzó el vuelo y desapareció en el horizonte.

-Déjame en paz-añadió el rubio, dispuesto a irse, pero Harry le sujetó por el brazo cuando pasó por su lado.

-Lo siento mucho, lo siento de verdad, metí la pata-quería abrazarlo, aunque no era conveniente, se notaba que el chico estaba molesto y ni lo miraba.

-¿La pata?¡la cagaste Potter! dudaste de mi-ahora si se veían a los ojos-la base de toda pareja es la confianza mutua, y a la primera oportunidad me despreciaste...pero no hay mal que por bien no venga...-quiso marcharse de nuevo, así que el moreno ejerció algo más de presión en el brazo aprisionado, pero sin lastimarlo.

-Sé que no debí hacerlo, perdóname, pero es que tú...eres tan maravilloso Draco, tanto...que una parte de mi no llegaba a entender como alguien como tú podía querer a alguien como yo...le hice caso a esa parte, me cerré y me asusté, solo pensar que alguna vez podrías llegar a preferir a otra persona, que podrías arrepentirte de estar a mi lado...-empezó a temblar, pero no podía apartar los ojos verdes de los grises.

-Ya nunca lo sabremos-espetó el otro, cortante. Se soltó del agarre y empezó a andar hasta la salida, pero Harry, con rapidez, le abrazó por la espalda, pasandole las manos por la cintura.

-Te amo Draco- dijo, mientras apoyaba el mentón en el hombro del rubio.

-¿Y qué se supone que he de contestarte?-preguntó. Se había quedado quieto, tenso.

-Estaría bien un yo también te amo.

-¿Y qué te parece un me marcho?-intentó caminar, pero estaba bien sujeto por el chico de gafas redondas.

-¿Es que lo que he dicho no significa nada para ti?-cuestionó Harry a la desesperada.

-Lo siento, sé que te sentirás culpable y que te sentirás solo, pero no puedes presentarte aquí y decirme que me amas y esperar que eso resuelva todos los problemas, las cosas no son así en la vida.

-¿Cómo son entonces?

-No lo sé, pero estoy seguro de que así no-se deshizo de las manos del moreno ayudándose con las suyas y llegó a la entrada, deteniéndose cuando el otro continuó la conversación.

-Déjame probar así- Draco volteó el rostro para mirarlo-te amo cuando te metes conmigo delante de todos solo para llamar mi atención, te amo cuando te preocupas más por mi que por ti mismo, adoro la forma en la que dices Potter como si eso me molestara, te amo cuando después de pasar la noche contigo mi ropa huele a tu perfume y quiero que seas tú la última persona con la que hable antes de dormirme; y eso no es porque esté solo o porque me sienta culpable, es porque sé que somos perfectos el uno para el otro, y cuando te das cuenta de que quieres pasar el resto de tu vida con alguien, deseas que el resto de tu vida empiece lo antes posible.

Malfoy abrió la boca un par de veces, pero no le salían las palabras, hasta que finalmente pudo conseguirlo-¿te das cuenta? me dices todas esas cosas y haces que me sea imposible odiarte, y yo te odio Harry, te odio con todo mi corazón...-el moreno se le acercó-te odio...-susurró Draco y se fundieron en un ansiado beso.

Tras largo rato, pararon y juntaron sus frentes, mientras recuperaban el aliento-te he echado mucho de menos-dijo Harry, abrazando al rubio con fuerza.

-Yo también a ti-dijo el otro.

-Seguro que no tanto como yo-añadió divertido.

-Te echaría de menos aunque no te conociera-planteó finalmente Draco, y le besó de nuevo.

Después de muchos arrumacos, abrazos y besos, acordaron hacerlo público una vez salieran de Hogwarts, si Harry estaba de acuerdo. Pero había dos cosas más que éste se planteaba. La primera, es que ya era hora de que su mejor amigo supiera de una vez quien era su verdadera 'novia' y la segunda, es que hacía tanto tiempo que Draco y él no pasaban la noche juntos, que volvería a ser como la primera y debía ser especial, no en aquel cuarto abandonado ni sobre unas mantas.

Continuará...

Notas finales:

Harry es un bocazas...

Pero por fin se arregló todo jijiji

En el próximo, sí. Ron se enterará, que sé que lo estabais deseando.

Nos vemos!!


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