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Te odio...amor por Rukkiaa

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Notas del capitulo:

Buff siento no haber contestado vuestras reviews...pero me pasé el fin de semana en una convención del comic XD disfrutando con mi cosplay jejeje

Me alegro que os gustase como se lo tomó Ron...no podía ser mal jajaja el pobre Harry solo le faltaría eso.

Mmmm éste es bonito XD ahora la cosa se pone super cursi

Una importante petición

Durante el desayuno recibió una lechuza del Ministerio de Magia, de parte de Kingsley, para que se vieran antes de la hora de comer, lo que intrigó a Harry. Draco quería salir a comprar varias cosas que le hacían falta, y se decidió a llevar a Kreacher. Por lo que ambos salieron juntos de la casa y fueron en distintas direcciones.

Al parecer, lo que el ministro quería, era nombrar a Harry auror, puesto que había sido llevada a cabo una remodelación en el departamento y a pesar de tener solo dieciocho años, podía entrar tras recibir un adiestramiento básico en Sigilo, Rastreo, Ocultación y Disfraces. Se alegró bastante y empezaría en un par de semanas a partir de ese momento.

Cuando volvió al doce de Grimmauld Place, ya Kreacher estaba ocupado en la cocina, por lo que evidentemente, el rubio se encontraba en casa. Lo localizó en el salón, aquel que una vez había tenido que limpiar con los Weasley y su padrino. Draco estaba sentado en el sofá, con la mirada perdida y semblante serio. Harry se sentó a su lado, deseando contarle las buenas nuevas.

-En breve me convertiré en auror, Kingsley me lo ha dicho hace un rato, tan solo en un par de semanas empezaré a tomar lecciones y a trabajar-añadió entusiasmado, pero el otro parecía no haberse percatado de su presencia- Draco...-le tocó ligeramente el muslo, devolviéndole a la realidad y por fin le miró a la cara.

-¿Qué?-preguntó desconcertado.

-Voy a ser auror- espetó ya preocupado el moreno, al ver que el rostro de su novio no cambiaba un ápice-¿no es genial?

-Es estupendo Harry, me alegro mucho por ti-el chico se levantó y empezó a irse de la habitación.

-Espera, pronto comeremos y...

-No tengo hambre-dijo Malfoy sin detenerse y salió por la puerta.

Mientras Harry comía a duras penas el delicioso pastel de ruibarbo con crema que le había preparado Kreacher, no paraba de pensar en qué es lo que le ocurriría a Draco. No podía estar así por él, puesto que no se habían peleado ni nada por el estilo, de hecho, estaba de lo más normal y feliz por la mañana antes de salir de la casa.

-¡Kreacher!-llamó Harry, y el elfo con un repentino ¡puf! apareció frente a él-¿pasó algo cuando Draco y tú fuisteis de compras esta mañana?-no había de otra, tenía que haber ocurrido alguna cosa.

-Pues...-la criatura pareció titubear y agachó la cabeza, mirando al suelo.

-¿Qué pasó Kreacher? por favor, dímelo-el moreno empezó a ponerse nervioso ¿habría ocurrido algo malo?.

-Pues el amo Malfoy y yo...-continuó el elfo-compramos algunas cosas en el callejón Diagon y todo iba bien, hasta que me invitó a comer un helado en la terraza de la Heladería Florean Fortescue, nos sentamos allí y unos cuantos magos empezaron a meterse con el amo...

-¿Se metieron con Draco?¿qué le dijeron?-sorprendido, Harry se levantó hasta de la silla y el tenedor se cayó sonoramente al suelo.

-Cosas desagradables, ¡oh amo!, el joven Malfoy no se las merece-dijo la criatura como si fuera a ponerse a llorar-él invitó a Kreacher a un helado, nadie había invitado a Kreacher nunca a nada-se llevó las manos al guardapelo y lo apretó con fuerza.

-¿Qué le dijeron?-preguntó nuevamente el de gafas.

-Que como mortífago que era debía estar en Azkaban y...-le costaba-pudrirse allí durante el resto de su vida...

A Harry se le rompió el corazón en mil pedazos y subió los escalones lo más rápido que sus piernas le permitieron hasta el dormitorio. Pero al entrar, vio que Draco estaba dormido sobre la cama todavía hecha y con un pañuelo en la mano. Se arrodilló a su lado y le pasó una de sus manos por el pelo, a modo de caricia. Y tuvo un revelador pensamiento, algo que llevaba un tiempo ahí, escondido, pero había salido por fin a la superficie, algo que deseaba con todas sus fuerzas y que debía llevar a cabo.

Se despidió de Kreacher y desapareció por la chimenea, después de decir 'La Madriguera''.

Nada más poner un pie en aquella vivienda, le llegaron a los oídos muchas voces conocidas. Al parecer la familia al completo estaba reunida, con Hermione y los había pillado almorzando.

-¡Harry!-dijo alegre Arthur mientras se levantaba para tenderle la mano en señal de saludo.

-Harry querido, llegas justo a tiempo para comer-agregó Molly sonriente.

-Di la verdad Harry, te llegó el aroma de la comida de mamá y no pudiste evitar venir ¿eh?-preguntó Fred.

-En realidad necesitaba a Ron-dijo el moreno algo nervioso-pero ya que estáis todos aquí...puedo deciros una cosa muy importante-todos dejaron de comer y le miraron interrogantes-estoy viviendo con Draco Malfoy, en la casa que fue de Sirius, es mi novio y...voy a pedirle que se case conmigo-concluyó.

Salvo Hermione, todos los pelirrojos estaban boquiabiertos, incluso Ron, que no se esperaba lo de la pedida de matrimonio.

-¿Malfoy?-se atrevió a cuestionar George con cara de confusión-¿Draco Malfoy?¿el insoportable rubio que no dejaba de meterse contigo?

-No entiendes Georgie, a nuestro Harry le va lo duro-dijo su gemelo y se rió.

Molly se levantó de la silla y, silenciosa, se acercó al moreno, que se temía lo peor hasta que la señora empezó a abrazarle cariñosamente- mi querido Harry, vas a casarte...-dijo emocionada y dándole palmadas en la espalda.

-Enhorabuena-dijo Arthur contento.

-Si Harry enhorabuena-dijo Percy y Bill alzó su copa.

-Incgeible Hagy, me alego mucho pog ti-dijo Fleur.

-Harry...-Hermione corrió hacia él conmovida y le abrazó también, aún con Molly en medio.

-Felicidades Harry- dijo Ron finalmente-¿y a qué viniste a buscarme?

Como pudo, el recién llegado se apartó un poco de las afectuosas mujeres y respondió a su amigo-bueno, tu eres un chico también, y quiero comprarle un bonito anillo de compromiso, para pedírselo...ya sabes, y así me ayudabas a elegirlo, aunque tampoco sé que hacer para la pedida, debe ser algo romántico, una cena a lo mejor, pero...

-Tenemos una idea Harry- dijeron Fred y George al unísono-pasate por Sortilegios Weasley después de comprar el anillo, será de lo más especial.

-Pero antes brindemos por la feliz pareja-dijo Bill y buscó una botella de whisky de fuego e hicieron lo propio.

Hermione no podía perderse algo como aquello, así que los acompañó. Y para joyas, en el callejón Diagon, lo mejor era la tienda de Alhajas del Barón Spinks.

En cuanto entraron, el dependiente, el propio barón, reconoció a Harry de inmediato, y para que tuviera mayor tranquilidad, cerró el local en exclusiva para él. Por lo que los tres amigos, con calma, empezaron a revisar las vitrinas en busca del anillo perfecto.

-¿No es muy repentino pedirle matrimonio a Draco?-preguntó Ron, sin apartar la vista de las sortijas-no me parece mal no me malinterpretes, pero quizás es precipitado...

-¿Precipitado?-preguntó Harry con algo de desconcierto en la voz-Ron, llevó más de ocho años enamorado de él...y quiero hacerlo.

-Pero hay algo más ¿verdad?-preguntó Hermione, sumándose a la conversación-¿qué pasa?

Harry titubeó un poco, pero lo dijo-quiero que Draco lleve mi apellido, quiero que sea un Potter y que pueda ir por la calle con la cabeza bien alta, que nadie lo desprecie, porque será mi marido, el esposo del salvador del mundo mágico y nadie podrá recriminarle absolutamente nada, porque él no lleva la Marca Tenebrosa por gusto...

Ninguno dijo nada más. Estaba claro que el moreno amaba a Malfoy con todo su corazón y lo más lógico era que se casaran. Claro, si el rubio decía que sí.

Descartaron varios anillos. Ninguno era lo suficientemente bueno para Harry, al que no le importaba el precio, solo buscaba una joya que con sólo mirarla, viese el rostro de su amado. Después de tres cuartos de hora y cuando casi se daban por vencidos y estaban dispuestos a ir a otro lugar, lo vio.

Una hermosa sortija de oro blanco, lisa, pero con los bordes dorados y una minúscula esmeralda verde.

-Es esta-dijo Harry nada más posar sus ojos sobre ella-es Draco- el dependiente se la puso en la palma de la mano y salió de dudas, podía imaginarse perfectamente la pedida de matrimonio con ese anillo. Ron estaba amarillo, de solo ver lo que costaba.

Y como había prometido, fueron a la tienda de Sortilegios Weasley. Saliendo de allí complacido con el plan. Solo faltaba hacer la reserva para la cena y todo listo para esa noche especial.

Estaba anocheciendo cuando cruzó el umbral de Grimmauld Place y subió al dormitorio, donde, su rubio, aún dormía.

-Draco...-dijo dulcemente y lo zarandeó con suavidad por el hombro-despierta, vamos a salir.

Los ojos grises se abrieron con lentitud-¿adónde?...no me apetece salir Harry.

-Venga, vamos a cenar con el ministro en La Varita de Oro-añadió, sabiendo que su novio no iba a perder la ocasión de cenar en el restaurante más exclusivo del Londres mágico.

-¿La Varita de Oro?, pero si es imposible reservar mesa a no ser que seas alguien import...ah claro...eres Harry Potter- dijo y se puso en pie, rumbo al baño.

Mientras se vestía, Harry empezó a estremecerse un poco. Se sentía intranquilo, porque también cabía la posibilidad de que la respuesta de Draco fuera no. Tal vez no quisiera casarse, quizás el matrimonio le disgustase y pedírselo significase una metedura de pata. Pero, pensar en compartir el resto de su vida con el rubio, le sacaba de dudas. Si la respuesta era negativa, ya vería que haría entonces.

Un rato después, eran recibidos por el maître de La Varita de Oro y fueron llevados a una mesa redonda de dos plazas, en un lugar semi apartado de la sala, por expresa petición de Harry.

Todo estaba cuidado hasta el más mínimo detalle, dado que el famoso chico había puesto al tanto a los empleados de lo que pretendía hacer y todo debía estar perfecto. El restaurante era una maravilla. Iluminado con luces deslumbrantes, brillante suelo rojo y un aire sofisticado.

Se sentaron y les dejaron la carta.

-Falta la silla del ministro-dijo Draco, impresionado por el ambiente.

-Tal vez no venga, me dijo que no era seguro...

-Pero dijiste que...

-No pasa nada, cenaremos nosotros, no vamos a desperdiciar la oportunidad ¿te importa si elijo la cena? me han recomendado algo-el otro negó con la cabeza y Harry ordenó que les trajeran codorniz asada con higos caramelizados y salsa de zarzamoras. La especialidad.

Hablaron y cenaron gustosamente. El hidromiel era muy sabroso y ni que decir de la codorniz en salsa. Llegó la hora del postre y encargaron tarta Bakewell de cereza. Mientras esperaban a que éste fuera servido, Harry se decidió a actuar, porque sino le daría un infarto.

-¿Te gusta el sitio?-preguntó.

-Es fantástico-dijo Draco mientras miraba alrededor sonriendo-nunca pensé que podría entrar, desde que leí sobre su inauguración en El Profeta me hacía ilusión, gracias por traerme.

-También quería animarte, te vi algo triste al mediodía-añadió Harry, notaba las palmas de sus manos sudorosas y el estómago dándole volteretas-he traído una cosa para ti-dijo y del bolsillo (extensible al parecer) de su chaqueta, extrajo una pequeña caja azul, de unos diez centímetros de alto y diez de ancho.

-¿Y ésto?-cuestionó el rubio cogiéndolo en sus manos.

-Ábrelo a ver- Harry hubiera apostado a que sus palpitaciones eran escuchadas por los demás comensales del recinto, pero estos estaban ocupados con sus asuntos y ni reparaban en la pareja.

Draco hizo lo que le habían sugerido, pero se encontró con otra caja del mismo color, algo más pequeña y sobre un fondo acuático-aquí hay agua-dijo con algo de miedo en introducir la mano y sacar la cajita.

-Es una multicaja de Sortilegios Weasley, nada es peligroso, saca las cajas sin miedo-era la novedad en la tienda de los gemelos y según ellos, algo divertido con lo que sorprender a su futuro prometido.

-De acuerdo-el chico sacó la caja completamente seca y la otra la hizo a un lado-a ver esta-la abrió, pero una llama de fuego turquesa apareció, y no sabía como cogería la otra cajita- estupendo, ¿cómo la cojo?

-No quema ¿ves?-el moreno pasó la mano sobre la llama y no sintió nada en absoluto-te dije que es inofensiva, continúa.

-Espero que lo que haya al final sea bueno-espetó fingiendo molestia Malfoy y tocó la llama, sacando la otra cajita. Al abrirla, se encontró con una profunda oscuridad y no le quedó otra más que meter el brazo casi por completo en la caja hasta que dio con la cajita más pequeña del interior y al destaparla, ésta explotó en miles de pedacitos de confeti de color azul, quedando sobre la mesa, en el lugar que ocupaba la caja, la pequeña sortija de oro blanco que Potter le había comprado- Harry...-musitó a duras penas, pues se le había formado un nudo en la garganta y no se atrevía a tocar la joya que aún reposaba sobre el blanco mantel-esto es...

-Significa que quiero que te cases conmigo Draco Malfoy- soltó Harry sin vacilar ni un instante. El rubio lo miró a los ojos, quizás pensando que podía ser una especie de broma con las cajas y lo demás, pero en las verdes orbes había una irrefutable sinceridad-quiero que tú y yo formemos una familia, quiero ser la persona que te proteja y te cuide a cambio de que siempre estés a mi lado-estiró los brazos sobre la mesa, esperando que el chico que tenía enfrente le cogiera las manos.

Y lo hizo-claro que me casaré contigo Harry Potter, nada me haría más feliz que recorrer este camino en tu compañía-ambos se levantaron sin soltarse las manos y se besaron por encima de la mesa, hasta que fueron interrumpidos por un camarero que les llevó la tarta.

-Vamos a casarnos-le dijo Harry feliz.

-Enhorabuena señor Potter- dijo el camarero algo tímido y se retiró.

Se volvieron a sentar y Draco se puso el anillo en el dedo anular de la mano izquierda mientras contemplaba su belleza-es precioso Harry, me encanta-dijo emocionado.

-Mañana lo contaré a El Profeta.

-¿El qué?-cuestionó asustado el rubio.

-Que nos casamos, ya no lo ocultaremos más, dijimos que hasta salir de Hogwarts y ya estamos fuera y comprometidos, quiero que el mundo lo sepa de una vez-dijo Harry- todos deben saber que serás mio-añadió complacido y con el tenedor cortó un poco de pastel.

-Esta bien, pero a partir de ahora hay que planear algunas cosas...

-Pues si, porque...¿qué te parece casarnos en un par de semanas? antes de que yo empiece a trabajar.

-¿Do...dos semanas? eso es poco tiempo ¿no es muy rápido? debemos preparar...

-Si por mi fuera me casaba contigo ahora mismo-dijo Harry mirándole sin pestañear.

Draco sonrió-en dos semanas entonces Potter.

Continuará...

Notas finales:

Pobrecito Draco...

La tienda de Alhajas del Barón Spinks es un invento mio, así que no asustarse de no recordarla de los libros jajaja, de hecho, Spinks era el apellido que J.K. Rowling pensó ponerle a los Malfoy en principio.

La Varita de Oro también es invento mio ^^, aunque el interior, es de un restaurante Inglés real jeje.

La tarta Bakewell, existe y es un postre Inglés. Es un pastel de masa quebrada en la base, con una capa de mermelada, un relleno que consiste en un bizcocho esponjoso de almendra, cubierta con una capa de glaseado con sabor a almendra y media cereza confitada.

La multicaja de Sortilegios Weasley, otro invento mio jajajaja, quería que la pedida fuera original. Espero que se entienda, porque me hice un lío de cajitas jajaja

Nos vamos de boda!!

Nos vemos en la ceremonia. Besitos.

¿Muy cursi verdad? jajajaja (si es que yo soy una romanticona de cuidado)


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