Juntos para siempre
Harry estaba muy entusiasmado con su próximo enlace matrimonial, pero tenía algunas cosas en la cabeza de las que se debía encargar. Una de ellas, era otro pensamiento muy importante. Su deseo de vivir en su casa. En Godric's Hollow. Pero había un problema, y es que gran parte de la casita estaba destruida. Nada imposible de reparar para el niño que vivió y venció, y más al saber por Kingsley que su antigua casa no había sido arreglada porque nadie se atrevía después de lo que ocurrió allí, no porque no se pudiera hacer. Lo que tenía claro, es que quería conservar todo lo que pudiese de sus padres y su anterior vida, para empezar en ella una nueva existencia.
Draco estaba extremadamente ocupado. Después de la publicación, en portada, en El Profeta, si ponía un pie en la calle le abordaban, ya fuera para felicitarle o para lanzarle acusaciones del estilo de haber hechizado a Harry o haberle dado algún tipo de poción para engatusarle. Lo mejor era hacer oídos sordos. Hermione no le dejaba a sol ni a sombra para prestarle su ayuda. Querían que la celebración fuera en La Madriguera, como lo había sido la de Bill y Fleur, pero al ser Potter quien se casaba, necesitaban ocupar mucho espacio, pues serían muchas más personas. Además, las invitaciones de boda, las estaban escribiendo a mano los prometidos y la primera en recibir una, tal y como habían acordado, fue Luna Lovegood.
En un abrir y cerrar de ojos, llegó el feliz día. Una familiar carpa blanca se alzaba en el huerto de árboles frutales de los Weasley, esperando a que los invitados de la boda llegasen y ocupasen sus asientos.
La expectación se respiraba en el aire, todo el mundo quería ser partícipe de aquel acontecimiento, pero sólo los afortunados lo podrían disfrutar de primera mano.
En el dormitorio del pelirrojo menor, éste, como padrino, terminaba de colocarle la pajarita a Harry, que mientras, contemplaba en un espejo como se veía con la nueva túnica negra de gala que se había comprado para la ocasión.
-Ey Harry- Hermione entró por la puerta con una rosa azul en la mano, que le colocó en el ojal. La chica llevaba un lindo vestido de color salmón y unas sandalias blancas. Y como por inercia comenzó a atusarle el pelo a ver si conseguía acomodarlo de alguna manera elegante. Pero era inútil, el pelo del moreno de gafas redondas, era indomable.
-Estás listo hermano-dijo Ron, palmeando el hombro del otro y los tres se miraron en el espejo, viendo esa imagen del trío inseparable que siempre habían sido.
Potter sonrió de oreja a oreja-voy a casarme.
En la habitación de los gemelos, la estampa era algo similar.
Un distinguido rubio se miraba en un espejo, mientras se retocaba el cabello, dejándolo bien peinado hacia detrás.
-No puedo creer que te vayas a casar con él- Blaise Zabini, sentado sobre una de las camas, observaba a su amigo mientras movía los pies nervioso.
-Ni yo-dijo el chico-pero afortunadamente así es-se contempló por última vez, movió ligeramente la rosa azul de su ojal, sacudió un poco su túnica gris claro y se dio la vuelta, dándole la cara a su compañero y posando para que le diera su opinión-¿y bien?.
-Formidable-dijo Blaise a la vez que levantaba el pulgar.
Como si fuera una tradición, los gemelos ataron un enorme ramo de globos dorados sobre el punto exacto donde Harry y Draco se convertirían en marido y marido, acorde con el resto de la decoración. Kingsley ya estaba colocado en su sitio, ya que él iba a oficiar la ceremonia. Los asientos estaban ocupados por Molly, Arthur, Bill, Fleur, Charlie, Percy, George, Fred, Minerva, Flitwick, Pomona, Sybill, Slughorn, Rita Skeeter con su inseparable pluma a vuelapluma, Aberforth, Neville con su abuela Augusta, Luna y su padre Xenophilius, Seamus, Dean, Viktor, Cho Chang, Pansy Parkinson bastante afectada, Goyle, Kreacher, Hagrid con su hermano Grawp que vería la ceremonia por una abertura en la carpa a modo de ventana, Firenze, Stan Shunpike y Ernie Prang, Filch con la señora Norris, Poppy Pomfrey, la señora Rosmerta, Tía Muriel, Ollivander, Angelina Johnson, Oliver Wood, Katie Bell, Lee Jordan, Patil y Padma Parvati. Y un gran sinfín de invitados más.
Hermione se sentó en una silla y junto a Kingsley se colocaron Ron y Blaise, que esperaron un poco hasta que Harry y Draco hicieron acto de presencia. Los sollozos de Pansy, Hagrid y Molly Weasley empezaron casi en ese instante, Hermione tampoco pudo evitar que las lágrimas aparecieran en sus ojos.
-Damas y caballeros-comenzó Shacklebolt con calma. Harry no podía apartar la mirada de su radiante rubio, por más que quisiera y las palabras del ministro resonaban huecas en sus oídos-hoy nos hemos reunido para celebrar la unión de dos almas nobles, decididas a permanecer juntas para siempre, en el mágico e irrompible rito del matrimonio-se escucharon algunos leves gimoteos, e incluso Ron parecía emocionado- Harry James ¿aceptas a Draco Lucius como esposo?
-Por supuesto-dijo el de gafas sin dudar y sonriendo-sí, acepto.
-Draco Lucius ¿aceptas a Harry James como esposo?
-Sí, acepto-dijo también sin vacilación.
-Daos las manos-prosiguió el hombre, que como si fuera un director de orquesta sacó su varita y empezó a hacer movimientos en el aire con ella, de la que salieron una especie de hilos plateados y se ataban alrededor de los brazos y el cuerpo de ambos chicos, para luego evaporarse- manifestadlo a los presentes- Kingsley seguía a lo suyo.
-Yo, Harry, te quiero a ti, Draco, como esposo y me entrego a ti, prometo estar contigo en lo bueno y en lo malo, apoyarte y respetarte todos los días de mi vida-dijo conmoviéndose más por momentos.
-Yo, Draco, te quiero a ti, Harry, como esposo y me entrego a ti, prometo estar contigo en lo bueno y en lo malo, apoyarte y respetarte todos los días de mi vida, no lo dudes nunca-añadió emocionado el rubio sin apartar los ojos el uno del otro.
-Así pues, os declaro unidos de por vida-concluyó el mago. Todo el mundo empezó a aplaudir. Harry y Draco se besaron. Kingsley alzó la varita por encima de las cabezas de los recién casados y, acto seguido, una lluvia de estrellas plateadas descendió sobre ellos trazando una espiral alrededor de sus entrelazadas figuras. En ese momento, los globos dorados que habían colocado los gemelos explotaron, dejando escapar mariposas blancas y diminutas campanillas doradas que, volando y flotando, añadieron sus repiques al barullo.
Y como había ocurrido en otra ocasión, el lugar sufrió una transformación completa para el banquete. Pista de baile, camareros por todas partes, músicos y abundante comida. Una vez estuvo todo acomodado, los abrazos y las felicitaciones no se hicieron esperar.
-Te lo dije Harry- le comentó Luna-yo sabía que acabaríais así.
-Tenías razón Luna, siento no haberte creído en aquel momento, pero cumplí mi palabra, fuiste la primera invitada.
-Lo sé, muchas gracias-dijo y le abrazó con fuerza.
Ron estaba que no cabía en su cuerpo de todo lo apetitoso que se le antojaba comer a pesar de que Hermione estaba más interesada en bailar.
Draco, que también tenía un hambre voraz, debido a que el estómago se le había cerrado por los nervios, se sentó junto al menor de los pelirrojos y empezó a comer solomillo con salsa de whisky y champiñones como si la vida le fuera en ello. El de ojos azules no fue menos y engullía como el que más.
Fred se acomodó al lado del rubio, en el asiento que había libre-eh Draco, ¿qué te pareció lo de los globos? yo quería que de dentro salieran dragones en miniatura escupiendo fuego, pero al desorejado le pareció mala idea porque podía asustar a las chicas-dijo mientras veía a George tonteando con Angelina.
-Lo siento, no me di cuenta, estaba besando a mi marido-se excusó el rubio-pero apuesto a que fue precioso.
-Fgue abdgo cugsi- dijo Ron con la boca llena y chorreando salsa por la barbilla.
-Entonces ya sé que poner en tu boda-añadió Fred y se levantó con una sonrisa maléfica en el rostro, para reunirse con su amigo Jordan.
-Por fin te encuentro-esta vez el que ocupó la silla fue Harry-¿estabas aquí todo el tiempo?
-Si, pero estabas rodeado de gente y yo tenía hambre-dijo el rubio señalando el solomillo que reposaba en su plato, cortó un pedazo y lo dirigió a la boca de su esposo, que lo recibió encantado.
Los invitados estaban disfrutando. Había sido una buena oportunidad para reencontrarse y ponerse al día. Todos bailaban animados y charlaban. Hasta que empezó a sonar un vals y los novios fueron reclamados a la pista.
-Sé que no te gusta bailar-dijo Draco sin levantarse de la silla, pero contra todo pronóstico, Harry se levantó y le tendió la mano.
-Si es contigo me encanta señor Potter- dijo el moreno divertido, poniendo énfasis en el apellido que ahora él y su marido compartían, lo que fue recibido con simpatía por el ojiplata.
Y bailaron entre aplausos e incitaciones a besos.
La noche llegó antes de lo que esperaban y por desgracia los invitados se fueron marchando. Había sido una fiesta inolvidable, y no solo para los novios. Finalmente los únicos que quedaron en el lugar fueron los Weasley, Hermione y los recién casados.
-Nosotros nos vamos-dijo George- que algunos mañana trabajamos.
-Yo también trabajo-dijo Harry- bueno, por la tarde empiezo con el adiestramiento para auror.
-¿Os quedáis a dormir aquí?-preguntó Molly a los Potter.
-Mamá, es su noche de bodas-dijo Ron como si fuera lo más obvio del mundo, y la mujer se ruborizó un poco.
-Nos encantaría-agregó Harry despreocupado-pero mi esposo y yo debemos irnos a casa-y tras despedirse de todos con un gesto, cogió a Draco de la mano y se desaparecieron.
Apareciendo en un camino que llevaba a una hilera de casas, al final del cual se encontraban, frente a un domicilio muy especial.
-Harry ¿dónde...? ¡oh!-el rubio miraba de un lado a otro, parecía haber reconocido el lugar.
La hierba y los setos habían sido perfectamente recortados por Hagrid, y la zona derecha del piso superior ya no estaba destrozada. La hiedra que la cubría también había desaparecido, parecía una más de las viviendas de alrededor y ya era visible para los muggles.
Ambos chicos estaban de pie delante de la verja.
-Nuestra casa-dijo Harry- la casa de los Potter- seguía dándole la mano a su marido, pero con la que tenía libre abrió la verja, automáticamente en el suelo, en el letrero de madera, aparecieron las doradas letras de la antigua inscripción, sumadas a las anotaciones de los magos y las brujas, y pasaron por encima, hasta que llegaron a la puerta y entraron.
Estando ya en el pequeño recibidor, notaban el calor de la chimenea, que estaba prendida en el salón contiguo. A ésta habitación se accedía a través de un arco de madera. Las paredes de toda la casa eran de un inmaculado blanco y los sillones de la sala resaltaban por su tono ocre.
Draco reparó en una especie de rectángulo negro y extraño que había en la pared-¿qué es eso Harry?-preguntó.
-Es una televisión, un artilugio muggle, verás como te acaba gustado-dijo y siguió guiando a su curioso cónyuge.
Fueron a la cocina, donde predominaba la madera en las encimeras y la gran mesa de comedor. Allí también encontraron a Kreacher, haciendo un repaso de los utensilios antes de irse a dormir. Había un pequeño aseo contiguo y subieron a la planta de arriba por las escaleras, donde se encontraba el dormitorio principal y un gran cuarto de baño. Además de otra puerta cerrada que el moreno pasó por alto.
La alcoba no tenía nada que ver con la habitación de Sirius. Las paredes blancas, tenían solo un par de estandartes de Gryffindor y Slytherin. Una amplia cama con dosel y cortinas color borgoña. Dos mesitas de noche a cada lado del lecho. Algunos portaretratos también adornaban la estancia. Uno con una foto de Lily y James, que Harry había extraído del álbum que le había regalado Hagrid, otra de él con Ron y Hermione, el cuadro del ED dibujado por Luna, una fotografía del pequeño Draco con Lucius y Narcisa y, como colofón, una de ambos de ese mismo día, pletóricos en su boda, cortando la tarta de cinco pisos coronada con dos aves fénix en miniatura, que echaban a volar al primer corte.
Pero lo que más llamaba la atención, era la pared de la derecha. No tenía ventanas, era de color azul marino intenso, y con letras plateadas grabadas en ella, unidas por líneas del mismo tono. Era el árbol genealógico de la familia Potter. Brillando como estrellas en un cielo nocturno.
Evidentemente el rubio se acercó y con sus dedos tocaba los plateados símbolos, fascinado. Bajo los nombres de Lily Evans y James Potter/Lucius Malfoy y Narcisa Black, se leía claramente y unidos Harry Potter y Draco Malfoy.
-Aún no puedo creérmelo-dijo el rubio sin apartar la vista de los caracteres.
-Ya es un hecho-añadió el de gafas y abrazó a su esposo por la cintura, a su espalda-y ya nada ni nadie nos podrá separar, porque el amor es más poderoso que cualquier magia.
Continuará...