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Te odio...amor por Rukkiaa

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Notas del capitulo:

Reconozcámoslo, si todo fuera bien y perfecto, nos aburririamos.

Toca sufrir un poco.

El accidente

Fue un cumpleaños de lo más atípico para el de ojos esmeralda. Cumplió diecinueve años, pero los regalos que le dieron eran todos para bebés. La señora Weasley le regaló dos bonitos gorros azul cielo de lana, tejidos por ella, además de unas bellas mantas bordadas con una J.S y una A.S. Los gemelos le entregaron una enorme caja llena de juguetes de ellos cuando eran pequeños, al menos, los que se habían salvado de sus travesuras y estaban en óptimas condiciones. Ron y Hermione, unos biberones con patitos estampados y Hagrid, una hermosa y amplia cuna de madera tallada por él mismo.

Por lo menos, ya empezaban a decorar el dormitorio de los futuros Potter. Sobre la cuna, situada en el centro de la habitación, colocaron un dosel con cortinas color celeste. Las paredes, al igual que en el resto de la casa, eran de color blanco, pero le añadieron el dibujo de un ave fénix, color rojo anaranjado y amarillo incandescente, que volaba a través de las paredes a su antojo. Había también una pequeña cómoda color caramelo y varios estantes repletos de muñecos de peluche. Con el añadido personal de Harry, que soltó la maqueta de la Saeta de Fuego que una vez le había regalado Tonks por navidad, y la dejó planear libremente por el techo. Además, del pequeño colacuerno húngaro que había sacado de la bolsa antes de la primera prueba del Torneo de los tres magos, y que se paseaba por la estancia tranquilamente.

El uno de septiembre, Draco tuvo que cenar en el colegio, con motivo del primer banquete del nuevo curso y empezó su empleo como docente, con el que estaba encantado. Harry intentaba hacerse a la idea de que su marido tenía ahora un trabajo y no podría tenerlo disponible por casi las veinticuatro horas del día, pero, por suerte, él seguía distraído con sus tareas de auror, sobretodo, porque ahora le enviaban a cumplir misiones que para alguien como él, eran nimiedades. Ron también había sido admitido como auror, y aunque debía instruirse igualmente, le dejaban acompañar al moreno de gafas redondas siempre que tenía tareas pendientes. La más común, era la captura de mortífagos que habían huido y estaban escondidos en recónditos lugares. Nada fáciles de capturar.

Los viernes eran uno de los mejores días para Harry, porque Draco volvía a casa por la tarde y no volvía a marcharse hasta el lunes por la mañana. Pero extrañamente, ése día, el primero en llegar a Godric's Hollow, fue el rubio.

-¡Harry!-gritó en cuanto entró en la vivienda.

Como no hubo respuesta fue a la cocina, donde Kreacher estaba ocupado con la cena, salchichas en salsa con puré de patatas.

Ya que el moreno no había vuelto, lo mejor era darse una ducha y esperarle.

Pero, antes siquiera de poder pisar el primer escalón para subir al piso de arriba, escuchó como alguien aparecía por la chimenea. Así que corrió para recibir a su esposo.

-Harry, menos mal creí...

No era el ojiverde, y no se le parecía en lo más mínimo. Se trataba de Fred, con una caja en las manos.

-Hola Draco- el pelirrojo echó un vistazo alrededor-¿y Harry?

-No ha llegado aún, pensaba que eras él-dijo algo decepcionado.

-Lo siento, pero mi madre os manda esto, hizo limpieza en el ático, soportando al pesado del ghoul, y encontró más cosas para vuestros bebés-tendió la caja al otro que enseguida la abrió para ver su interior.

-¿Y George?

-Con Angelina, dónde si no-parecía molesto con que le hubieran arrebatado a su hermano en cierta forma.

El contenido del paquete eran muchas ropas idénticas para niño, un par de cada una, y en perfecto estado de conservación.

-Vaya, dile a tu madre que...

De pronto, otra persona apareció por la chimenea, tampoco era Harry, sino Ron, algo magullado.

-Draco- fue lo primero que dijo-ha pasado una cosa.

El corazón le dio un vuelco-¿qué le ha pasado a Harry?-la caja se le cayó al suelo y el contenido se derramó.

-No es grave tranquilo, es solo que perseguíamos a dos mortífagos, nos estaba costando más de lo que esperábamos atraparles, y en una décima de segundo y no se cómo, Harry acabó inconsciente, y yo por poco no lo cuento-un rastro de sangre le chorreaba desde la sien, y le descendía por la mejilla izquierda- Harry está en San Mungo, y vine a avisarte.

Los tres a toda velocidad se dirigieron a la habitación que ocupaba el moreno. Lamentablemente aún no había despertado. Al parecer, había sufrido varias contusiones, en principio nada importante, pero tenían que esperar a que abriera los ojos para estar completamente seguros.

Después de casi cuatro horas, los ojos verdes se abrieron con algo de dificultad.

-Harry- Draco le apretó la mano con fuerza, se había llevado un buen susto y verlo por fin despierto era un gran alivio.

-Harry ¿cómo te encuentras?-preguntó Ron preocupado.

-Me duele la cabeza-en el rostro del moreno se veían algunos arañazos y se llevó una de sus manos a la vendada frente.

-Al menos conservas las dos orejas-dijo Fred.

-Me alegro de que estés bien Harry- el rubio le acarició el pelo con la mano libre.

El chico empezó a mirar a los tres con detenimiento-¿quiénes sois?-cuestionó de pronto, dejando a los otros desconcertados y mirándose entre ellos confundidos.

-Yo soy yo-dijo el gemelo pelirrojo.

-Harry bromeas ¿no?-el ojiplata se estaba asustando.

-No os conozco-siguió el moreno inquietándose.

-Ha...Harry soy Draco- inevitablemente se le humedecieron los ojos, aquello no podía estar pasando.

-Yo soy tu mejor amigo Harry, soy Ron-el pelirrojo menor se señalaba a sí mismo por si cabía alguna duda.

-¿No nos reconoce?-preguntó Fred, y ante la falta de respuesta de los otros, continuó- Harry yo soy Fred Weasley, y me debes cinco mil galeones-recibió un codazo de Ron- ¡auch!¿qué? no se acuerda.

-Voy a avisar a un sanador-dijo Draco al borde del llanto y salió de la habitación apresuradamente.

El moreno miraba a los pelirrojos con desconfianza-¿y Hagrid?

-¿Hagrid?¡¿recuerdas a Hagrid?!-Ron quiso matarlo, no se acordaba de su mejor amigo, pero si del semigigante.

-Me trajo la carta para ir a Hogwarts...

-Harry- dijo Fred-¿qué es lo último que recuerdas?

Tras unos segundos de silencio, lo explicó-estaba en una casa en medio del mar porque mi tío Vernon se volvió loco, y llegó Hagrid con una carta para la escuela, soy un...-se lo pensó mejor-tengo que hablar con él.

Los pelirrojos se miraron.

El sanador llegó y los tres tuvieron que salir fuera. Draco estaba destrozado, y más, después de que los hermanos le contasen los últimos recuerdos de Harry.

-Señor Potter- en cuanto el sanador salió por la puerta se dirigió al rubio, el trío estaba ávido de noticias esperanzadoras-me temo que, el señor Potter, ha sufrido un traumatismo craneoencefálico leve, ha perdido la memoria de los últimos ocho años de su vida como consecuencia de la lesión, sólo recuerda su vida anterior, pregunta por Rubeus Hagrid, pero le he contado lo que le ha pasado y que en la actualidad tiene diecinueve años, no once.

Draco se llevó las manos a la cabeza ¿no se suponía que ya les tocaba ser felices?

-¿Y éso es leve?-preguntó Fred, al que la cosa no le cuadraba-llega a ser grave y nos llevamos el cerebro de Harry en una urna.

-Es leve, la contusión no presenta mayor gravedad, la amnesia es un contratiempo común y sin demasiada importancia, no se preocupen-continuó el sanador-normalmente los pacientes con este problema se recuperan enseguida, solo debe llevarlo a casa y que vuelva a su vida habitual, recuperará la memoria por si solo, ya lo verá, tenga paciencia y pónganle al corriente de los hechos con calma, no debe soltarle las cosas impactantes de sopetón, eso podría ser perjudicial, preparen el terreno previamente.

Tenían que esperar a que le dieran el alta. Draco parecía estar en estado de shock. Fred le pasaba un brazo por la espalda como para reconfortarle y Ron había sido llevado a otra habitación por el sanador para curarle sus heridas.

Una hora y media después, Harry salió del cuarto para volver a casa, aunque con recelo.

En la casita de Godric's Hollow, ya les esperaba Hermione angustiada, que nada más cruzar el umbral, se había lanzado a los brazos de su novio y lo abrazaba con fuerza.

Todos acordaron que lo mejor era no agobiar a Harry, porque todo de golpe era negativo, por lo que los visitantes se fueron, dejando a un muy silencioso y desconfiado moreno, a solas en el salón.

Cuando Draco se despidió de sus amigos, fue a la sala donde se encontraba su marido.

-¿Quieres ver la casa Harry?-le preguntó algo abatido, ya que se notaba que el otro estaba incómodo, pero aún así le asintió levemente con la cabeza.

-Evidentemente, éste es el salón-dijo acercándose a él y tomándolo de la muñeca para llevarlo a otra estancia-la cocina, ése es Kreacher, nuestro elfo domestico-la criatura, al corriente de la situación, parecía una estatua, ya que temía dar cualquier paso en falso, así que no dijo una palabra-él nos hace la comida, por lo que no te preocupes a la hora del desayuno, y arriba...-se acercaron a las escaleras, pero el rubio se detuvo con rapidez, todavía no le había soltado la bomba, no le había contado que estaban casados y mucho menos que iban a ser padres, no le quedaba otra que omitir información y pensar un plan B- está mi dormitorio y el cuarto de baño.

-¿Y dónde duermo yo?-cuestionó por fin el de redondas gafas.

-En el salón-corrió a la mencionada sala y con un movimiento de su varita, el sofá se transformó en una cómoda cama.

-Vaya...-el moreno estaba alucinando por la leve muestra de magia que acababa de contemplar-eres fantástico- Draco sintió una gran satisfacción ante esas palabras-¿y por qué vivimos en la misma casa?¿somos amigos?-eso había sonado terriblemente mal de sus labios, y el rubio no pudo evitar una mueca de aflicción.

-Si, mañana te contaré todo lo que te pasó en Hogwarts ¿de acuerdo?, pero ahora mejor descansa, es tarde-con un silencioso Accio hizo aparecer un pijama del moreno y se lo tendió, saliendo de allí antes de que comenzase a desvestirse.

Una vez en el dormitorio, se recargó contra la puerta cerrada y cerró los ojos, inhalando con profundidad. Estaba metido en un gran lío. ¿Cómo iba a contarle a su marido desmemoriado, que era su marido?¿qué palabras tenía que utilizar para que no le sentase demasiado mal la impactante noticia de 'cariño llevamos años de amantes, nos casamos y vamos a tener dos hijos, aunque sé que ni siquiera recuerdas quererme'?. Llevó las manos a su vientre, parecía mentira que en unas pocas horas las cosas hubieran cambiado tanto. ¿Y si no recuperaba nunca la memoria?¿y si no volvía a sentir lo mismo por él?¿y si se enfadaba o no le creía al decirle la verdad?.

Lo mejor era no contarle nada, por el momento.

Continuará...

Notas finales:

¿Se entiende más o menos como es el dormitorio de los peques?

Esta vez el que sufre es Draco...

Hasta el siguiente capítulo ^^


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