Sebastian, corriendo y corriendo, mirando para todos lados, nunca encontrando ningún lugar donde meterse, simplemente tratando de localizar su rincón… pero siéndole imposible… nada pudiendo sacarle aquella sensación de estrés constante.
La noche parece más apagada que nunca, simplemente las estrellas no se dignan a aparecer… ni siquiera la luna… aparenta que en cualquier momento comenzaría una lluvia torrencial.
Cómo hace uno para afrontar tal verdad, cómo concibe uno que todos los parámetros y criterios mediante los cuales se viene rigiendo toda su vida repentinamente se invalidan, todos y cada uno de ellos, simultáneamente, generando un cambio tan radical como inaceptable…
Todas aquellas ideas alborotadas se vuelven nada en cuanto cruza la calle, sin mirar ni notar que un autobús le embiste de lleno, asesinándolo al instante…
Su cuerpo se destroza bajo los neumáticos del vehículo, mientras él lo observa, parado a un costado del mismo, notándose muerto e invisible a los ojos de los demás… quienes ahora se acercan hasta la escena, a observar al cadáver cuya alma acaba de abandonarle…
Caminando cabizbajo, con un nudo en la garganta, ni se percata de cuando los vivos pasan a través de él… Su nivel de frustración es inimaginable, acababa de dejar solo a Claud, solo en este momento tan difícil… cómo se lo tomaría… lo resistiría? Solo hay una manera de averiguarlo…
Alza la cabeza, se limpia los ojos con la manga del traje y emprende el camino a paso decidido hasta su hogar… Dobla a la esquina y lo ve salir del edificio donde viven, junto con Ciel. Se observa una amplia sonrisa adornando sus rostros.
Es en esa fracción de segundo en la que se pregunta cómo va a resistir él sin poder volver a tocarle, sentirle, acariciarle, besarle… siquiera hablarle… Pero, un momento… Ciel? Cómo es posible?
Es en esa fracción de segundo en la que tanto Claud como Ciel alzan la vista y la clavan sobre la ajena… sin borrar sus caras llenas de felicidad. “Estaremos bien…” dice el menor tomando de la mano a su acompañante, conforme se van acercando a Sebastian.
Es en esa fracción de segundo en la que un ruido seco y una vibración en el suelo le hacen darse vuelta, algo exaltado, reacción acompañada por varios gritos de otros peatones…
Claud… tirado… sin vida… recién caído desde el balcón de su departamento… un charco de sangre que fluye desde la cabeza hasta el cordón de la vereda…
Anonadado vuelve a observar a los otros dos, percatándose de cómo más atrás un grupo de policías llevan esposado a Alois, quien se sonríe malignamente, sosteniendo con fuerza entre sus dedos el parche que iba en el ojo del chico Phantomhive; terminando el rubio metido en el patrullero de la policía, para luego, los oficiales dirigirse rápidamente hacia el cadáver de Claud que yace en la vereda.
Sebastian abraza a Ciel y le besa con ternura en sus labios, repitiendo el acto para con Claud, quien a continuación es besado de la misma manera por Ciel; dando media vuelta los tres y marchándose quién sabe dónde…
Mientras otra ambulancia llega, dos médicos salen del edificio con una camilla, sobre la cual transportan un cadáver… cuyo brazo cuelga, escapando a la cobertura de la sábana. En su dedo pulgar lleva un anillo plateado con un diamante azul…
FIN