Roderich se encuentra arreglando para ir a la fiesta del Conde Francis Bonnefoy, quien es amigo de su prometido Gilbert. Mientras verificaba su aspecto, la puerta de la habitación se abría para dar paso al joven oji rojo.
- Señorito, ¿ya estás listo?.- Le preguntó Gilbert.
Roderich solo lo volteó a ver de modo enfadado.
- Rode, cariñito. Debes sonreír más, no seas tan amargado.- Le comentaba mientas se iba acercando y al intentar tomarlo de la cintura, el austriaco se alejó de él.
- Gilbert, no me llames así y aléjate de mí, no me gusta que me toquen-. Exigió Roderich.
- Mira señorito, si quieres que nuestro trato siga en pie, te vas relajando conmigo, pues ya sabes que va a ocurrir-. Le respondió y se fue dirigiendo a la puerta.
-Espero que en la fiesta te comportes-. Dijo antes de salir.
El castaño solo se limito a alcanzarlo, esperando que la situación no empeoré y así sea más fácil cumplir con el trato.
El trayecto a la fiesta fue silencioso, ninguno emitió palabra de lo ocurrido anteriormente.
La celebración inicio con mucha tranquilidad, lo cual es muy extraño tomando los gustos del conde pues este es muy famoso por sus fiestas algo agitadas, los invitados se encontraban dispersos por el salón, que está decorado por bellas telas y exquisitas flores, que hacían juego con la pieza musical que se interpretaba en aquel momento: “El Danubio Azul” de Johann Strauss II, Roderich se sentía muy a gusto pues Gilbert se fue de inmediato a conversar con el anfitrión y el Duque Antonio Fernández, dejándolo solo, disfrutando de la música.
- Gilbert, bienvenido.- Saludo el conde.
- Francis, Antonio. ¿Cómo están?-. Saludo a sus amigos.
- Bien. Pero dinos, ¿Cómo estás tú?, próximo a casarse.- Le dijo Antonio.
- Muy bien, el matrimonio con el señorito va ser algo que me beneficiara-. Respondió.
- ¿A qué te refieres?- Pregunto el Conde.
- Roderich no está muy contento por el arreglo matrimonial, pero ya lo negociamos, de un modo que yo salgo ganando-. Contesto Gilbert.
- ¿Quieres decir…?-. Antonio cuestionó.
-Exacto, aunque lo vean todo modocito, tiene sus trapitos sucios, así que estará quieto, dejándome tranquilo siguiendo con mis fiestas y reuniones, jejejeje-. Remató.
-Pues perfecto, es una monada, ¿no te molesta que vaya un ratito con él, Gil?.- Dijo Francis.
-Para nada, todo tuyo-. Le dijo el oji rojo a su amigo, mientras seguía disfrutando de la fiesta.
-Francis, solo una cosa. ¿Cuándo va a empezar lo bueno?-. Pregunto el Duque Fernández.
-En un par de horas, solo deja conozco al prometido de Gilbert y comienzo los preparativos-. Respondió el Conde antes de abandonar a sus amigos.
El Conde Francis Bonnefoy es un hombre guapo de cabellera rubia, ojos azules, piel blanca, mostrándose fino y educado en público, pero en realidad es un vividor, casanova que utiliza su riqueza y apellido en cada oportunidad que puede y ahora lo que quería era al prometido de Gilbert en su cama, por lo que fue a su asecho.
Roderich sintió la presencia de alguien detrás suyo y volteo enseguida
- Bonjuor, disculpa si te asuste. Soy el Conde Francis Bonnefoy, Bienvenido.- Saludo el rubio al castaño mientras le ofrecía una copa de vino.
-Buenas Noches Conde, mi nombre el Roderich Edelstein-. Se presento el joven.
- Espero que este disfrutando la velada. Brindemos-. Le dijo el conde a Roderich.
- Si, muchas gracias. Salud Conde-. Y ambos tomaron de su copa de vino.
-Por cierto, muchas felicidades por su compromiso con mi amigo Gilbert, hacen una bella pareja. – Comento Francis.
-Si tú lo dices.- Se limito a responder el castaño
-¿Qué ocurre?, no pareces muy feliz-. Le cuestiono el Conde, pues quería ganarse su confianza para después jugar un rato con él.
-Es una bella fiesta-. Dijo Roderich, pues buscaba cambiar el tema.
-Oh qué bueno que te agrade, lo mejor viene al final, no debes perdértelo, sigue disfrutando de la fiesta, debo atender un par de asuntos-. Y el rubio se retiro, dejando al oji violeta algo intranquilo.
Lo que Roderich no sabía es que las fiestas del Conde Bonnefoy son solo una pantalla para ofrecer compañía femenina y masculina a sus más íntimos amigos, con ello divertirse y así hacer relaciones con las mejores familias del país.