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Una esposa para Papá por The Original Sasuke Uchiha

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Notas del capitulo:

Perdón por la tardanza, tenía problemas con el internet.

La trama empieza a tejerse y los personajes aparecen. No se pierdan detalles y no olviden leer las notas al pie. Esperaré sus respuestas.

Capítulo Dos

 

Heridas latentes y corazones sangrantes

 

 

Despertó confundido y aletargado, sin poder reconocer a su alrededor más que los rayitos de luz que se filtraban por las ventanas de cristal cubiertas por finas cortinas de seda. Suspiró pesadamente mientras acariciaba su cabeza, peinando a la vez sus cortas hebras color ébano con una sola mano en tanto la otra descansaba sobre su pecho. Se incorporó perezosamente y abrió las ventanas para mirar hacia fuera, del otro lado pudo ver aquel sujeto sostener algunos papeles mientras tomaba tranquilamente una taza, posiblemente de té o café, no sabía a ciencia cierta pues apenas podía verlo por la cercanía de ambas viviendas y porque las cortinas de las ventanas de  la casa del frente estaban corridas. Bufó disgustado y caminó rumbo a la cocina, profiriendo una y mil maldiciones contra el objeto de sus pensamientos. Al terminar su baño de espumas, que duró unos cincuenta y cinco minutos, pasó a su habitación cubierto tan solamente por una toalla alrededor de la cintura. Ahogó un jadeo al descubrir que no estaba solo y solo pasaron unos instantes para descubrirse en el suelo con un albino sobre él, sus manos apresadas a ambos lados de su cabeza y un rostro carente de expresión a tan solo unos pocos centímetros del suyo. Emitió unos extraños ruiditos de satisfacción  al sentir como unas manos acariciaban su cuello y resbalaban por su pecho. Sin embargo el pelinegro logró recomponerse al momento, detuvo los avances de su captor y se incorporó algo irritado.

 

— Entonces ahora ni siquiera tocas la puerta, quisiera saber cuánto tiempo más voy a estar encerrado en este lugar. — el otro ni se inmutó y se deslizó elegantemente hacia el único mueble individual de la estancia, en tanto el pelinegro reemplazaba la toalla en su cintura por una mullida bata de baño y se paseaba por el lugar sin desviar en ningún momento la mirada de su acompañante. Ojos hazel de mirada penetrante, como dagas afiladas vigilaban cada movimiento. Mejillas reposando contra firmes dedos experimentados y habituados a laborioso trabajo, dos yemas bordeando el linde de los cerúleos labios, que fruncidos en una mueca hastiada desmentían el porte inmutable de su dueño. En aquella posición parecía dibujar la imagen de un bishonen*, de esos que a las otaku* les hacía babear, solo que en un mejor gráfico y poseedor de vida; un sex simbols*, un dominador de fieras. Resopló frustrado tomando asiento en el borde del lecho y secando sus cabellos, entretanto recordaba cómo había iniciado aquella relación con el mayor.

 

 

*A&B*Flash Back*L&M*

 

 

En verdad deseó no haberse embarcado en aquella aventura cuando se vio arrastrado por la escaramuza. Pero solo a él se le ocurría adentrarse en terreno de víboras. Se suponía que estaba encubierto entre las filas de los altos magnates lamebotas que servían de clientes a los rateros italianos y porqué no también a los yakuzzas. Había preparado su coartada con anticipación y creado no solo una identificación falsa sino todo un personaje que no existía; odiaba mentir, pero era su trabajo y debía dar el todo por el todo. No obstante su artificio poco duró gracias a ciertos detalles con los que no pudo afrontar pues no estaba preparado para ello. Ciertamente no lo admitiría ante nadie, pero nunca esperó tener que llegar tan lejos y ser objeto de tamaña deshonra. Intentaba bloquear cualquier pensamiento, pero la verdad que la proposición era de lo más bizarra y, aunque en un momento le pareció de lo más asqueroso más adelante se encargaría de reprochárselo; fue la noche más extraña de su vida, intentaba por todos los medios que sus ojos no se saliesen de sus órbitas y que lo que en ese momento presenciaba no le afectase o por lo menos no lo exteriorizase. Todos los “invitados de honor” iban siendo llamados uno a uno al centro del salón, donde eran desnudados y bañados por la espuma de las múltiples botellas de champagne que eran destapadas frente a ellos y rociadas sobre sus cuerpos. Dependiendo de su disposición algunos se iban con aquellos hombres de negro, que claramente correspondían a los anfitriones y miembros de los diferentes grupos mafiosos presentes, hasta que llegó su turno. Para su desgracia las pocas mujeres, antes presentes en la reunión, habían desaparecido tras los amplios portales de la residencia seguidas de sus nuevas mascotas o reciente adquisición; esposas de los presentes tenía entendido, que gustaban de participar en tales eventos y tenían la aprobación de sus dueños para hacer lo que se les antoje mientras ellos pudiesen pasar la velada en paz. No pudo evitarlo y optó por lo más viable; escapar, sin embargo su intento se vio frustrado por una hilera de mastodontes que como un solo hombre se plantaron en su camino. Como peones en un tablero de ajedrez realizaron su movimiento y tal parecía que estaban enterados de su jugarreta pues ni se molestaron en preguntar. Fue sentenciado a “prisión domiciliaria” por tiempo indefinido o hasta que lograran confirmar la información que hubo dado durante el siguiente interrogatorio al que fue sometido, pero antes de eso experimentó un molesto vértigo y una laguna mental que le advirtieron sobre un desconocido lapso de tiempo recluso por aquellos finos criminales. Minutos después de su despertar le fue informado su traslado a una residencia en Milán; al parecer alguien se había interesado en su persona y ahora tendría que comparecer ante “Cesar”. Cabe decir que desde aquel momento empezó a dudar sobre su dominio propio y resistencia, no ante hombres sino ante aquel sujeto; todo un témpano de hielo con núcleo de lava hirviente. Le trasladaron nueva vez, en esta ocasión desconocía el lugar pese a que se mantuvo conciente todo el trayecto del viaje, pero con sus ojos vendados y a falta de compañía no podía hacerse de mucha información. Le asignaron una residencia muy cerca del albino, quien a partir de ese día le demostró cuan miserable podía hacer su vida, limitando todos sus movimientos e incluso sus derechos les eran negados. Solo podía dormir y comer, no podía pasar el umbral de la puerta del frente y ni siquiera podía disfrutar del amplio patio trasero. Esperó pacientemente, siendo conciente de que no podía quedar allí mucho tiempo sin ejecutar la siguiente fase de su plan; si esos sinvergüenzas creían que habían detenido sus movimientos con aquello estaban equivocados, ya sabría jugar con las circunstancias, mientras tanto aprovecharía el tiempo para conocer a su “enemigo”.

 

— Quiero más información, no me creo esa de que actúas solo y te guías por venganza. Escúpelo ya. — aquel sujeto ni bien aparecía tras la puerta le bombardeaba con preguntas, tratando de intimidarlo desde el primer día.

 

— No sé de qué habla, señor. — como cada vez el albino le había acorralado contra la pared; aquello parecía convertirse en pan cotidiano y el pelinegro empezaba a confundirse pues le estaba cogiendo gusto al jueguito; anda que era masoquista y lo reconocía. Para su gracia o desgracia él había sido quien se lanzó sobre el mayor en un acto por demás frustrado; tanta tensión acumulada le estaba afectando y la presión que ejercía ese hombre sobre él no tenía igual. La primera vez que se entregó al susodicho resultó algo brusca, mas en los encuentros siguientes percibió una chispa de pasión acrecentarse, quizás se estaba haciendo ilusiones, después de todo pronto todo aquello terminaría; él sería libre de marcharse y quizás nunca más volvería a ver al albino. — Andrea Pireli es un desterrado y en venganza realiza actos maquiavélicos bajo sus narices, es una mente sagaz pero desquiciada y no le importa acabar con las vidas de inocentes. Por supuesto que es muy cuidadoso, incluso ustedes y los del servicio secreto han fallado en sus intentos por dar con su paradero y como soy algo arriesgado decidí dar un viaje a su tierra natal. — profirió un quejido, al parecer ese hombre no gustaba escuchar sobre su objetivo. —  El anda tras algo, justo estaba investigando su objetivo…— hizo una pausa y miró directamente a los ojos hazel. — Los últimos actos terroristas no han sido realizados por ninguna potencia extranjera; él está tras todo esto ¿con qué propósito? No lo sé, de lo que sí estoy seguro es que en el camino en busca de su objetivo se lleva todo lo que le quede por delante y no se detendrá hasta dar con él, incluso si tiene que acabar con todos... — un gemido escapó de sus labios al sentir como una mano se cerraba sobre su hombro derecho haciéndolo descender hasta quedar sentado en uno de los muebles de la sala. 

 

— No me digas, incluyendo el pentágono. — su captor le miró con tono de burla. — Y de ser cierto ¿qué pintas tú en todo esto? — el pelinegro suspiró mientras se alejaba del otro, manteniendo la distancia; no podía creerlo, estaba diciéndole todo aquello a ese sujeto ¿porqué no podía mantener el control como siempre?

 

— Mi nombre es Charles, soy investigador y espía autónomo. Llevo años tras ese maldito desgraciado, él mató a mi madre y mis hermanos, ha destruido incontables vidas y quiero verlo muerto con mis propios ojos. — a partir de allí el albino empezó a darle un trato diferente, por lo menos fuera de la recámara, aparte su sinceridad fue retribuida y su verdadera identidad se mantuvo a salvo, por el momento. Más adelante desconocía si aquello serviría, mientras estaba sentenciado a ser esclavo sexual de un hombre que a simple vista parecía muy importante entre los miembros de la mafia italiana, un hombre tan hermético como misterioso. Quizás luego se cansaría de él y terminaría muerto, lo importante era que su mensaje logró llegar y estaba seguro de que había dado con la persona correcta.

 

— No te traicionaré, Charles si tú no lo haces. — el pelinegro se sintió confiado al escuchar aquellas palabras ser pronunciadas por los labios del albino, este lo había hecho quizás inconcientemente.

 

*A&B*End Flash Back*L&M*

 

No quería poner fin a aquello pero era necesario, sino no lograría sus sueños. En tan solo seis meses había aprendido a interpretar al rubio, sus emociones e intenciones tras cada acto, incluso podía jurar que un sentimiento muy fuerte latía en su corazón por aquel hombre que cada noche dormía en su cama y al despuntar el alba volvía a su labor. Se sintió como idiota; había encontrado a la persona ideal y tendría que abandonarla. Ahora debía idear nuevas medidas para evitar que su esfuerzo fuese en vano y si aquel mal nacido le relacionaba con su albino no permitiría que le pusiera un solo dedo encima; para protección de ambos debía alejarse de él, por eso aprovecharía la buena voluntad del albino por liberarle. Dejó que el mayor le aferrara en un abrazo y escondió su rostro en el firme pecho, cerrando sus ojos para concentrarse mejor en la caricia; había descubierto la recién adquirida manía de su amante por su cabello y no le molestaba en absoluto que lo tocara, incluso en algunas ocasiones logró dormirse en sus brazos y cuando le abordaban pesadillas solo así podía reconciliar el sueño o calmarse.

 

— A partir de hoy eres libre. — Charles le miró incrédulo pese a que esperaba aquello, aunque no tan pronto y eso fue lo que le tomó desprevenido, sin embargo con su amante todo era inesperado. — Al principio, cuando llegó la oportunidad de borrar evidencias y con ello lograr tu libertad, pensé en esperar un tiempo y decírtelo en unos días, para tenerte un tiempo más conmigo pero no se debe retrasar lo inevitable. Por eso te dejaré libre y si vuelves a mí…—  el albino hizo una pausa y admiró el cuerpo bajo el suyo mientras el pelinegro parecía esconderse bajo él, aferrándose a su cuerpo. —  Quiero que me prometas algo. — Charles asintió; no quería abandonar aquel lugar, se negaba a alzar su rostro e iba a emitir un gruñido por la interrupción, pero la curiosidad le ganó la partida. — Nunca me traicionarás, confiarás en mí y pase lo que pase cuidarás tu vida por sobre todo objetivo. — el menor quiso presentar objeciones, mas sabía que con ello solo provocaría la ira de su amante, la cual había probado ya en carne propia; no señor, era un poco masoquista pero ni tanto. — Yo haré lo mismo, lo prometo. Ahora júrame que lo harás. — su rostro fue tomado entre las manos del más grande, quien le miraba con un brillo de ansiedad en sus ojos y asintió.

 

— ¿Juras que confiarás en mi, sin importar lo que pase? Yo…yo solo quiero que me prometas eso. — el mayor asintió, mirando directamente a esas profundas orbes oscuras, sin vacilación alguna y descendiendo su mirada a aquellos labios almendrados que se expresaban fruncidos en señal de contrariedad. —  Entonces sí; lo juro. — y firmaron su promesa con un dulce beso que se fue tornando apasionante. Minutos después el pelinegro yacía en el suelo, siendo embestido salvajemente por su amante y gimiendo presa del placer desbordante. Odiaba ser masoquista por sentirse menos y subyugado, sin embargo aquel hombre desde el primer acto violento le había atraído y pese a que ya había tenido encuentros similares y había sido víctima de incontables atentados, ese hombre era su bálsamo; un poco doloroso en la superficie mientras trabajaba en su corazón. — Te amo. — ignoraba si el albino le había escuchado, pero el lo había hecho con lágrimas escapando de sus ojos; no existía duda alguna, amaba a ese hombre y por él sería capaz de cualquier cosa aunque con ello lograra ganar su odio. Muy temprano en la madrugada se levantó, con cuidado de despertar al mayor, besó sus labios y se fue sin molestarse si quiera en asearse. Cerró lentamente la puerta con un poco de vacilación, pero se obligó no mirar atrás; tenía una misión que cumplir. Por su parte, el albino inmediatamente despertó se aseó, vistió y preparó unas maletas; más que nunca necesitaba volar.

 

— Francesco, tenemos nuevas pistas y datos que nos servirán de ayuda. — observaba el documento mientras hablaba; nunca creyó que tardaría tan poco en sopesar una decisión, pero esta ya estaba tramada en su mente muchos años atrás. Vientos que auguran nuevos cambios suelen soplar y hay que aprovechar las oportunidades ya que no tocan segunda vez a tu puerta, la mayoría de las veces. Quizás volver a estar rodeado de vida le haría bien. Su acompañante solo asintió mientras ordenaba preparar un jet así como todo lo necesario para el viaje de su señor. — Y Fran, que nadie me moleste mientras estoy ausente. Lo digo enserio; no quiero oler siquiera que me han seguido. —

 

— Me encargaré de ello, mi señor Albión. — el albino se dio por satisfecho y sacó una foto del bolsillo escondido en su gabardina. En la imagen salían dos chicos, un albino y un rubio, abrazados y sonrientes; cuanto añoraba los viejos tiempos, pero estaba seguro que alguien más sentiría lo mismo que él, en  mayor proporción, si tan solo pudiese.  

 

— Juré protegerte y no supe cumplir mi promesa, por ello retribuiré tu sufrimiento aunque la vida se me vaya en ello. Solo espera y lo verás. — él no era un ser perfecto, carecía de muchas virtudes y no poseía muchos recuerdos que pudiese catalogar como buenos, aparte era un hombre conocido por su carencia de emociones pues hace tiempo había perdido la única luz de su vida, la única persona con quien se sentía realmente enlazado, la única persona que habitaba su corazón y su ancla en este mundo. Por eso había dedicado su vida a esa persona y todas sus acciones tenían como único fin “revivirla”, luego de esto aseguraría su felicidad y bien podría irse a “descansar”.

 

 

*S&T*A&R*L&I*G&H*&To be continue*S&T*A&R*L&I*G&H*T&

 

 

 


Notas finales:

Charles es una de las creaciones que más disfruté crear; es moldeable en escena, fácil de ubicar entre los personajes y todo un seme violable. Lástima que ahora le toca un seme dominante, eso sí no está definido que estos dos queden juntos; me gustan las parejas raras por eso incluyo en algunas de mis historias una que otra pareja de seme pero soy algo equitativo al juntarlos.

 

Las dos B´s no aparecieron en este capítulo, es decir Bryan y Brawn, pero ya aparecerán en el siguiente, por ahora estoy introduciendo los personajes. Eso sí, no se pierdan detalles que ellos tendrán su relevancia más adelante.

 

Me gustaría conocer sus dudas o sugerencias sobre la historia, una que otra idea en cuanto al desarrollo de la trama se refiere, porque a veces me estanco en la parte céntrica de la historia y, aún cuando tengo la idea del final, no encuentro como avanzar. Ustedes tienen derecho a opinar cómo les gustaría que se realizaran las interacciones entre personajes, sobre lo que les gustaría ver más adelante, etc. y yo bien puedo acceder a sus peticiones mientras eso no afecte la trama. Desde ahora adelanto que la idea del mpreg planeo presentarla al final para que no parezca el tema central de la trama y no está en mi mente el incluir a Bryan en ello, pero intenten convencerme y quizás lo considere.


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