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Una esposa para Papá por The Original Sasuke Uchiha

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Notas del capitulo:

Volvíiiii. 

Como que estoy actualizando muy seguido. Aprovechen ahora que cuando la uni me diga "Stop Here" solo haciendo malavares podré actualizar. Lean las notas al final y por favor no se abstengan de comentar; es bueno para la salud de los personajes(no quiero tenr que desquitarme con ellos como en este cap).

Capítulo Seis

 

Besos de Sangre

 

Es desesperante cuando sientes la asfixia que te provoca la sensación de haber olvidado algo de vital importancia. No sería algo extraordinario en circunstancias normales, pero en el caso de cierto rubio era desquiciante hasta cierto punto.

 

— ¿Necesita un taxi, señor? — asintió, un tanto distante, a su interlocutor.

Recién había arribado al aeropuerto de Nagoya y moría por una cama; necesitaba analizar unas cuantas cosas. Solo llevaba una valija con pocas pertenencias pues había optado viajar ligero y solo cargar lo más indispensable; su Ipod, su móvil, unos cuantos documentos, accesorios de uso personal, ropa interior más dos piezas, su billetera, documentos de identificación y las notas aquellas; un total de cincuenta y cuatro, solo dos de ellas escritas.   

 

Al llegar al hotel donde se hospedaría fue directamente a su habitación y se dejó caer sin ceremonia sobre la cama, sin molestarse en desempacar. Logró dormirse al poco tiempo y su sueño era tan profundo que no notó los pasos de una persona acercarse a su cama, ni cuando la puerta fue abierta.

 

— Que descuidado de tu parte, Lancelot. Solo una persona desinteresada se baña en los pozos de la ingenuidad. — aquel sujeto estaba camuflado por la oscuridad de la noche que dominaba en los rincones de la estancia. La brisa fría y nocturna no disipaba la pesadez del ambiente ni el peligro inminente que se cernía sobre los inocentes que despreocupados yacían entre los brazos de Morfeo. Una caricia estremecedora recorrió la piel desnuda del rubio, bañada por el frío de la noche y las cortinas que danzaban con el viento ocultaron como velo el rostro del intruso, que se inclinó sobre el cuerpo inconsciente. Una tibia lágrima escapó de los cerrados párpados poblados de abundantes pestañas color trigo y fueron a morir entre las sábanas; las almohadas yacían dispersas en el otro extremo del colchón, el área desocupada y una risa nada inocente se dejó escuchar, siendo llevada por el viento y a través de las ventanas hacia el exterior. En esos instantes el sueño apacible del rubio pasó a otra fase; ahora veía escenas confusas en su mente; forcejeos, sangre, gritos y violencia sin censura. Al final solo pudo divisar unos ojos que robaron la atención de incluso su subconsciente, pero después de esto no pudo vislumbrar nada más pues la oscuridad absoluta le arropó.

 

La mañana recibió alegre a cierto azabache. Se encontraba embelezado admirando el cuerpo desnudo junto al suyo, apenas cubierto hasta la baja espalda por una colcha y con largos mechones plateados regados por la superficie. Delineó desde el omóplato y siguió por todo lo largo de aquella espalda cubierta de tan suave y cremosa piel de alabastro, aventurándose incluso al linde donde la espalda perdía su nombre, sin embargo un movimiento detuvo todo avance y se encontró bajo la mirada furibunda de cierto albino.

 

— Buenos días. — Bryan sonreía como bobo, esa era la descripción que Marshall podía dar del azabache y el hecho de que él fuese el objeto de tan infantil expresión no hacía muy feliz al albino, quien empezaba a cuestionarse sobre  muchas cosas pero principalmente, la  pregunta que más rondaba su cabeza era ¿por qué? El y Bryan llevaban unos tres meses de relación y aquella no era la primera ni segunda vez que tenían sexo, pero Marshall por alguna razón no se sentía bien. — ¿No me darás los buenos días siquiera? — ignoró como siempre a su pareja y fue directo al baño, asegurándose de cerrar bien la puerta y se metió en la ducha, al salir lo hizo con su bata de baño y siguió de largo para bajar a la cocina.

 

Todos aquellos movimientos eran seguidos por el azabache, quien solo se limitó a observar y resignarse ¿quizás estaba siendo demasiado impulsivo? Sin embargo era paciente; había luchado mucho consigo mismo y era la segunda vez que se sentía tan satisfecho con una decisión, pese a que en otro tiempo ni hubiese considerado siquiera estar con un hombre y menos uno como Marshall. Bryan sentía que estaba en el cielo, soñando o muriendo, porque aquello parecía irreal y solo rogaba porque la magia no se extinguiera. Sin embargo no se imaginaba que pronto la tormenta azotaría con fuerza y el efímero tiempo de calma culminaría. Sin prisa fue al aseo y cuando bajó descubrió satisfecho que todos estaban reunidos en el comedor, ingiriendo su desayuno. Besó las frentes de su hijo, rozó sus dedos con las mejillas de Rihma y cabeceó un saludo a los demás, como se estaba acostumbrado entre ellos. Se sorprendió de no ver a Charles, mas le restó importancia; por una parte existía una espina de preocupación pues el pelinegro no se saltaba las comidas y era muy puntual, sin embargo también estaba el hecho de que se sentía menos tenso ya que esta era la sensación que comúnmente despertaba en él la presencia de Charles.

 

— Hoy, al fin, saldremos de compras; debemos tener por lo menos lista la decoración de la casa y el tema será al estilo norteamericano. —  

 

— Como siempre. — respondió aburrido el hermano mayor.

 

— La tradición no se perderá; quiero celebrar esta navidad con ustedes como siempre pues nadie sabe si esta será la última para mí. — todos miraron con aire nostálgico al abuelo y suspiraron; era difícil, por no decir imposible, sacar los pensamiento fatalistas de la mente del mayor cuando este se sumía en la depresión. — Lo siento, chicos. Mejor buscaré con qué entretenerme para no aburrirles ni amargarles con mis recuerdos. — Henry ayudó a su padre a incorporarse y le acompañó hacia la salida del comedor, ya luego retornó a su sitio y abrazó a su pareja, quien por momentos se tornaba más pálido por el frío.

 

— Henry, ya de por sí Brawn es piel de papel así que mejor convéncelo de ir a la cama; Antalon, Charles y yo nos encargamos de las comparas. — recomendó Marshall y el mayor de los hermanos chilló de euforia, victorioso.

 

— ¿Y yo? — los hermanos se miraron entre sí con sendas sonrisas cómplices. Por su parte Marshall les miraba retadoramente.

 

— Henry… no me siento bien. — el aludido miró a su pareja, con preocupación; Brawn no solía quejarse para nada y ahora incluso se veía ruborizado, con la respiración entrecortada y los labios levemente  entreabiertos; una imagen que resultaría tentadora a la vista si no fuese por los claros indicios de un resfriado a las puertas que amenazaba con  abatir al pelinegro. Henry percibió la alta temperatura en la piel de su pareja al rozar sus mejillas y le ayudó a incorporarse, considerando como mejor opción seguir el consejo de su primo. Agradecía que Brawn se mostrara tan cooperativo y sumiso; aunque le parecía de lo más extraño y pensó que quizás se debía a la alta fiebre que padecía, pues muy rara vez el pelinegro se enfermaba.

 

— De camino cómprame estos medicamentos. — el de ojos esmeraldas le pasó una receta médica al albino y este la tomó tras asentir, mientras alzaba a su hijo en brazos. La pareja se perdió por los pasillos, Antalon quedó para concluir su desayuno antes de que sus enanos decidieran bajar e interrumpirle luego y Bryan quedó en espera de su respuesta.

 

— Alguien debe quedarse con los niños; Charles y An conocen la ciudad incluso mejor que yo y como los demás están indispuestos ¿quién mejor para cuidarlos? — Bryan quedó sin argumentos contra eso, pero él quería ir. Marshall le pasó a Rihma, quien estaba muy entretenido jugando con su gomita de juguete y ni notó el cambio de manos. Allen y Karon, por su parte, recién bajaban y un poco adormilados, por lo tanto Bryan no tuvo tiempo ni excusa para detener al mayor. — Se portan bien y no me llamen a menos que ocurra alguna emergencia. — con aquello se despidió, voló casi literalmente a su cuarto y tras lavar sus dientes Antalon tuvo que emularle y seguirle el ritmo para llegar evitar que lo dejaran, no sin antes despedirse de sus hijos.  

 

— Nada de travesuras y no salgan de la casa, enanos. — Bryan ladeó el rostro y percibió lo adormilados que estaban ambos niños; ni siquiera le dieron importancia a ser dejados de lado.

 

— ¿Y cómo darán con Charles? Ni siquiera lo vi llegar anoche. — Antalon enarcó una ceja y se detuvo en la puerta para girar y observar burlonamente al azabache.

 

— ¿Interesado en Charles, Bryan? No sabía que eras de esos; creí que mi primo te satisfacía… ¿O es que te gustan los tríos? — el aludido miró furibundo al rubio y este solo se fue, revelando una mueca burlona en su rostro. Bryan por su parte solo bufó ofendido; a él no le interesaba el pelinegro en absoluto o eso le pareció hasta el momento en que se imaginó al susodicho desnudo y es que el pelinegro no tenía pudor alguno cuando realizaba sus ejercicios matutinos en el jardín, revelando siempre su torso desnudo.

 

¿Qué diablos estoy pensando? — se regañó mentalmente el azabache y prefirió concentrarse en lo imperativo; en la mesa tres niños se encontraban dormitando. Bryan se hizo una nota mental; no permitir que los chicos se trasnocharan con Antalon cuando estaban tomando sus medicinas, pero había sido su última opción para poder pasar una noche a solas con el albino ya que Charles había desaparecido misteriosamente, como siempre y no podían simplemente interrumpir la medicación de los pequeños por un capricho. — ¿Y ahora? — miró alternadamente a los chicos y a su preciada carga; mientras los niños permanecían dormidos sobre la mesa y con sus rostros salpicados de comida, Rihma estaba muy limpiecito, entretenido en jugar con sus pies. El bebé había dejado caer su gomita y como su única alternativa se hizo de sus piececitos, aprovechando la postura en la que el azabache le tenía, se inclinó para alcanzar sus deditos y bañarlos en saliva; muy entretenido y divertido el chico, haciendo sus travesuras y emitiendo sonidos guturales ininteligibles. Bryan había hecho a un lado y por un momento el temor de ver al infante a los ojos, porque sí, el azabache por alguna razón le tenía un miedo enigmático a ese bebé aunque podía ocultarlo perfectamente en presencia de alguien, sin embargo estando a solas era otra cosa. Alzó a Rihma, interrumpiendo su actividad y logrando que el pequeño mostrara su frustración por toda respuesta. — Voy a dejarte un rato en tu sillita así que sé buen niño. —  no quería míralo a los ojos, temía descubrir algo que no quería y rápidamente enfrentó miradas con el bebé, que frunció sus labios advirtiendo lo que sería próximamente un llanto desconsolado. Bryan actuó rápido y le colocó un chupete para acto luego dejarlo en la sillita y alzar en brazos a Ryan; ya luego volvería por los otros dos. — Ya estás muy pesado, Ryan. — Bryan había dejado aquella gomita sobre la silla donde estaba el bebé y en un acto frustrado este la lanzó al frente, impactándose el pequeño y húmedo objeto contra la frente de un, hasta ese momento, muy dormido morocho.  

 

— ¡Rihma! — regañó este al descubrir a su “atacante”. Al ver como el pequeño soltaba en risa, divertido por sus actos, el pequeño pelinegro dejó de lado su somnolencia y fue hacia él. En la mesa quedaba un muy dormido Allen, que al parecer gozaba de un sueño pesado. Karon sacó al pequeño de su sillita no sin poco esfuerzo y lo llevó afuera, saliendo por la puerta trasera de la cocina, que daba al patio. — Vamos a jugar un rato. Papi no dijo que no podíamos hacerlo en el patio ¿cierto? — Rihma, por toda respuesta, solo alzó feliz sus bracitos.

 

Pasaron unos minutos para que el azabache bajara en busca de los otros dos y al hacerlo se topó con que solo estaba Allen, ni rastro de su hermano y con horror descubrió que tampoco estaba el bebé. Alarmado miró a todos lados en busca del bebé o en su defecto del pelinegro, pero no encontró ni rastro ¿cómo pudo ser tan descuidado?

 

Por su parte, Karon se encontraba durmiendo sobre el pasto; sin importar cuanto luchara contra el sueño no había podido vencer y terminó allí. Rihma, en cambio, gateaba por los alrededores; él era un explorador y uno muy enérgico. Estaba ensimismado en atrapar una de las mariposas que revoloteaban a su alrededor y chillaba eufórico por el espectáculo pese a que no podía atrapar una, pero las muy escurridizas se posaban en su cuerpo de vez en cuando. En un momento estuvo frente a la fuente y al ver el reluciente líquido caer melodiosamente sintió curiosidad, como todo niño. Rihma a penas contaba con siete meses de nacido pero aparentaba ser un bebé de cinco en apariencia y de un año en actitud. Desde un principio advertía una agilidad para percibir las cosas poco propias en un niño de su edad, pero descuidado en su accionar; lo normal, ¿o se puede esperar más de un bebé? En su cacería había llegado hasta la fuente y sintiéndose atraído por el sonido del agua al caer, así como por el trasluz que creaba al reflejar los rayos de sol mañanero, se acercó. Con ayuda de sus miembros logró subir a la enladrillada recubierta de la fuente, apoyándose en sus rodillas y manos mientras con sus pies realizaba el impulso. Estuvo a punto de irse de lleno al agua pero el contrapeso de su pañal logró equilibrarle, llevándole hacia atrás y haciéndole caer de culo sobre el muro. Se inclinó levemente para tomar el cristalino y vital líquido en sus manos, pero en un instante su atención se vio desviada hacia un objeto en el fondo de aquella fuente y se precipitó al agua…

 

Marshall se encontraba en el área de bebés buscando algo para comprarle a su hijo mientras Antalon se encargaba de los adornos. Llevaba casi media hora intentando decidirse si comprarle ropitas de color verde o azul, pues a la verdad que al bebé le quedaba cualquier color pero él quería algo diferente para esta navidad. Era cierto que aún faltaba mucho, un mes completo específicamente, y como muy pocas veces salían de compras era mejor aprovechar. Un mal presentimiento se instaló en su pecho ydejó caer la pieza en sus manos, que se precipitó al suelo, al sentir como su mundo empezaba a dar vueltas.

 

— Marshall, he terminado. — lo bueno de salir de compras con Antalon era que no tardaba en escoger; ya tenía la mayor parte de los adornos necesarios para decorar la residencia Summers y tal parecía que de ellos sobrarían incluso para la mansión Delance; para que falte que sobre, se había tomado muy a pecho el dicho. — ¿Marshall? ¿Estás bien? — el aludido se había apoyado en uno de los estantes y asintió a su preocupado interlocutor que en un momento dejó el carrito con los artículos que había seleccionado y se acercó a su primo. Marshall se incorporó tras recuperarse del mareo que fue víctima y le restó importancia.

 

— Estoy bien, volvamos rápido a casa; tengo un mal presentimiento. — el rubio asintió y siguió a su compañero hacia la caja registradora.

 

En otro lugar, un rubio de cabellos plateados brindaba por un futuro prometedor. Acababa de firmar un acuerdo con sus deudos y finalizado un contrato; el traslado de su mercancía se había dado con éxito y sus socios podían darse por bien servido así que tendría tiempo de sobra para hacer lo que se le antojase de ahora en adelante. Un buen grupo de hombres vestidos de negro se encontraba reunido en uno de los barcos que recién encallaba en el puerto de Verona, se trataba de un nuevo clan que se había levantado en contra de los antiguos clanes de Europa y vieron en su anfitrión un buen prospecto a líder, sin embargo desconfiaban y sobreestimaban a su servidor.

             

— Les prometo que seré quien de fin a esta era y recibirán el legado de nuestro nombre. Por los clanes que una vez existieron y los que pronto dejarán de ser. — un extraño brillo refulgió de sus ojos plateados, haciéndoles parecer por un instante que cambiaban de tonalidad, a un violeta pálido, y en su mirada no se auguraba nada bueno. Más allá, otro sujeto, muy similar al anterior, miraba la escena. Sus ojos hazel denotaban nostalgia y tristeza, revelando un espíritu hambriento de consuelo y rogando por encontrar quien saciara su sed de afecto. La fama, el dinero… nada de esto hace la felicidad y mientras más acumulas te hundes en la verdadera miseria. Albión y Ávalon sabían lo que era vivir en la verdadera miseria.

 

— Francesco, observa el inicio de la revolución. Pronto el gran lienzo se volverá a teñir de carmín y reviviremos los fantasmas del pasado. — el siervo asintió reverente a su señor, observando la copa de vino rojo que danzaba en las nacaradas manos de su amo; le seguiría hasta la muerte si fuese necesario y con gusto cedería su sangre por cumplir tan simbólico sueño. — Lancelot…— un susurro al viento y luego solo se escucharon los gritos agonizantes que cedían ante la muerte. — Käiser. — minutos después aquella persona cubría una de sus manos con la suya y la besaba con devoción, causando un sonrojo a penas perceptible en el pelilargo. Este permaneció de pie en su lugar mientras aquel sujeto tomaba asiento a un lado del timón, en el único asiento vacante.

 

— Nunca lo cortes… — mirada gris y hazel se cruzaron por un momento mientras una mano se deslizaba por entre las largas y sedosas hebras plateadas.

 

— Es mi promesa; no hasta que lo encuentre, después bien puedo despedirme de este mundo. — desvió su mirada al mar; sobre el horizonte la luna llena se alzaba en todo su esplendor y el barco empezó a moverse. Dedos expertos atraparon los sedosos mechones alzados al viento y en un momento el pelilargo se encontraba sentado a horcadas sobre el regazo de su interlocutor.

 

— Mi señor, Albión… perdón, mi señor Ávalón. ¿Qué ruta tomaremos? ¿Cuál es nuestro destino? — ambos albinos miraron al castaño, quien permanecía en el timón y luego volvieron a chocar miradas.

 

— ¿Ya te cansaste de usar mi nombre? —  el otro le miró impasible, sin emitir respuesta. — Ávalon, no emitas palabras tan fatales; ninguno de los dos soportaría una nueva pérdida y estás subestimándome, mi querido Lancer. — cómo había logrado quitarle la copa de vino y tenerlo sobre sus piernas, a su merced; era increíble, pero así se movía su acompañante y el pelilargo se encontró anclado al mayor. Un ronroneo escapó de los labios de este, quien observaba entretenido como su presa desabotonaba su camisa. Por su parte, el tal Francesco permanecía concentrado en su labor pero en espera de su respuesta mientras el barco estaba en movimiento; ya habían salido del puerto. — Cumpliré todos tus deseos, Ávalon, dime que deseas que haga ahora y lo cumpliré. — él era un alma libre, se consideraba así y sin ataduras; era frío y distante con todo el mundo, metódico en su proceder, pero con su familia tenía un trato diferente. Nunca se había perdonado la pérdida de quien consideraba la niña de los ojos de su acompañante y bien había sabido usar las circunstancias a su favor para tenerlo a su merced, sin embargo ahora era él quien se ofrecía; estaba cansado de ver aquellas preciosas gemas siempre carentes de brillo y deseos de vivir. El desconocía lo que era el amor, pero no conocía otro afecto que el que dispensaba al pelilargo; incluso el sexo pasaba a segundo plano.  

 

— Dale vida a este pecho y llévame a done nace el sol. — tanto el castaño como el de cortas hebras plateadas asintieron. El último rodeó la cintura del menor con ambos brazos mientras este le acercaba a su pecho desnudo y Francesco fijaba el rumbo de su destino.

 

 

*S&T*A&R*L&I*G&H*&To be continue*S&T*A&R*L&I*G&H*T

 

 

La relación de Bryan y Marshall iba viento en popa ¿pero qué sucedió? Alguien dígame. Albión resultó ser Ávalon y el personaje X resulta que es el verdadero Albión, entonces ¿quién se follaba a Charles? ¿Tendrán alguna relación las dos A (Albión y Ávalon)? Parece un incest ¿verdad? ¿Les agrada la idea? ¿y los tríos? A mi no me atraen mucho a la verdad pero esta historia presenta realidades tras la máscara; nada es lo que parece. ¿Y Rihma? ¿Acaso dejarán que muera ahogado el pobre? Que malas son. En sus manos está su vida y la de Lance. Por cierto ¿aún no descubren algo aquí? Y tantas luces que he dado. Bueno avisen si quieren que a) Lance muera asfixiado o b) de puro placer. También qué sucederá con el pequeño ¿llegará Bryan o alguien más a tiempo y lo sacará de la fuente? ¿Sobrevivirá o morirá? Esto no sería bueno para la relación de Marshall y Bryan. ¿Y los fans de esta pareja donde están? No me maten si decido enredar aún más la trama. ¡Pues yo tengo el timón y no soy Francesco! ¡ku ku ku ku ku…!

 


Notas finales:

¿Lemmon a las puertas? Seeeeee... pero antes quiero mínimo cuatro reviews y luego lo subo XD. Vamos, denme energías y les daré un 2x1 o quizás considere la idea de un bonus.

 

Sé que la trama parece algo enredada y a veces yo mismo me mareo leyendo los capítulos así que denme apoyo con eso, es que quiero acaparar a todos los personajes y que la historia siga en un mismo trayecto. El estilo flash back en que iba la trama lo descarté y modifiqué un poco la historia para hacerla menos dramática porque se estaba volviendo una M. Quizás pensarán ¿pero el protagonista no era Bryan? No niego que lo sea, pero no es el único y aunque solo lo nombré a él en el resumen de la historia a los demás también los incluí de manera indirecta; solo quería una imagen promocional, ya luego cambiaré el resumen.

 

Ahora vamos conla PUBLICIDADDESCARADA:

 

mReloaded nos trajo un nuevo capítulo de su fic de HP "Incompletos". Vayan a leer y dejen un comentario; les gustará.  

 

Por ahora no hay más actualización de mis favoritos. Tendré que conformarme T.T

 

Pero bueno, esto sigue. Pásenla bien y no ingieran mucho yaoi, es perjuidicial para la salud nOn (lo dice quien no puede pasar tres días sin leer mínimo un capítulo yaoi)


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