Aquella mañana Harry había amanecido mas palido de lo normal, asumió que era debido a que no había probado bocado en tres días, se sentía cansado y ligeramente mareado. Y supo que ese dia no seria bueno.
Su pronostico demostró ser acertado conforme el dia avanzab, en la mañna se quemó con el aceite al hacer el tocino de su primo, y por atender su herida terminó quemando el desayuno. Y como el pequeño Duddy no puede vivir sin su racion de colesterol diaria, su tia le castigo quemándole las manos en la hornilla y dejándole sin comer, otra vez. Luego al lavar los trastes rompió un plato, lo que provocó la furia de la mujer flacucha y fue mandado a atender el jardín.
Las cosas no mejoraron, jalar las malas hievas, coger las herramientas de jardinería eran un suplicio para sus manos, su malestar de la mañana tampoco parecía quere menguar, es mas, había empeorado y ahora los mareos eran mas fuertes y empezaba a sentir nausea.
El destino quiso que justo en el momento que su tio regresaba del trabajo, le diera un fuerte mareo haciendole soltar la manguera con la que regaba los tulipanes mojando los zapatos de su tio.
la furia del hombr no se hizo esperar, no se conformó con pegarle con sus manos, sino que tambien lo hizo con la manguera, empapandole de pies a cabeza y le ordeno ir a su habitacion. y quedarse alli indefinidamente.
Harry tampoco almorzó o ceno ese dia. en su habitacion, hecho una bolita, trataba de concentrarse en dormir, esperando que el dia siguiente la señora Weasley le enviara su torta de cumpleaños y los dulces de los gemelos, y los pastelitos de Hermione.
con dolor en todo su cuerpo. Harry Potter cayó en un sueño intranquilo
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Sirus y Remus habían pasado la mañana en el callejón Diagon, lo único bueno de su aventura a fines del curso pasado no solo fue la muerte de Bellatrix, sino también que Pettegrew fue visto y con eso Sirius era un hombre libre y Pettegrew había entrado a la lista de los mas buscados.
Remus sonrió al ver al nuevo Sirius comiendo una tostada con jamón, ya no tenia el pelo largo, ni sucio, las ojeras habían desaparecido, había mas carne en los huesos y su humor había mejorado centenares. En tan solo dos meses Sirus estaba irreconocible, había renacido completamente.
-Porque sonries, todavía sigo enojado contigo, sabes? – dijo Sirius lamiendo uno de sus dedos que tenia miga pegada.
-Cuantas veces debo decirte que es muy pronto para que le regales a Harry tu moto voladora. ¿no puedes esperar al menos a que cumpla 17?
-16 es casi 17 – dijo Sirius sonriendo. Sonrisa que se borro casi de inmediato al ver el seño fruncido de Remus – okay, el próximo año será.
-no se por que te obsesiona tanto regalarle esa condenada motocicleta.
- mis mejores recuerdos están en esa motocicleta – contestó guiñándole un ojo provocando que su cara se vuelva roja.
Remus abrió la boca para contestar, pero algo le detuvo. Sirius también sintió lo extraño del ambiente pues levantó la vista hacia el techo de manera súbita. Ambos hombres se miraron con preocupación.
-Harry – murmuraron al mismo tiempo antes de salir de Grimmauld Place a toda prisa.
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Lucius había dejado la mansión temprano en la mañana para ir al ministerio a seguir con su trabajo, suerte para él, el Lord no había requerido su presencia en cazar a Potter y por eso todo lo que se tenia contra él eran sospechas sin fundamento. Sonrio con prepotencia al recordar como Arthur Weasley le miraba mientras sostenía su varita a punto de maldecirle.
Luego de pasar su mañana y parte de la tarde abogando por idiotas defensores de causas absurdas, fue a una reunión que el lord había programado para ese dia en la mansión de los Lestrange.
Cuando llegó ya estaban todos reunidos, y tuvo que soportar por haber llegado tarde, aunque no fuera asi, y escucho a un ser completamente fuera de si hablando de cosas que no tenían que ver con la realidad. El Lord Voldemort al que él se había unido hacia tantos años no exista mas, ahora era algo con forma de hombre, que solo pensaba en una cosa. Matar a Harry Potter.
Llego a su mansión maldiciendo a la estúpida que había tenido la genial idea de concebir a Tom Riddle, a.k.a Lord Voldemord. Quien ahora quería usar su mansión como base de operaciones. Tenia que buscar una solución pronto.
-Amo!! Amo!! - un elfo domestico se apareció mordiéndose las orejas en cuanto abrió la puera de la entrada principal
-el amito Draco, señor – dijo la criatura que estaba en medio de un ataque de nervios
Sin esperar más Lucius camino rápidamente hacia la habitación de su hijo, un Malfoy no corre, pensando en maldecir a Severus si había tenido otro accidente haciendo experimentos con pociones. Tenia a Severus en muy alta estima, casi al punto de llamarle su amigo, pero debio haber puesto un paro en el interés de Draco por las pociones cuando le regalaron su primer juego de calderos, cuando tenia cinco años. Ahora debía resignarse a que Draco se convirtiera en pocionista en lugar de que se haga cargo de las empresas apropiadamente. O que se hiciera un mago de leyes como él. Al menos un pocionista no era mal visto en la sociedad.
Entró a la habitación y de inmediato supo que no tenia nada que ver con pociones. Todo el cuarto tenia fibras de magia colgando y formando patrones alrededor de su hijo, que dormia intranquilamente en lo que parecía ser fiebre. Dio un paso para entrar, pero fue expulsado confuerza de la habitación.
Debía llamar a Severus, urgente.
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Sirius y Remos decidieron no aparecerse y tomaron un taxi muggle, todo el viaje sintieron una oprecion en su pecho, diciéndoles que algo malo pasaba con su cachorro.
Cuando llegaron a Privet Drive se les fue el aliento. La energía mágica de Harry se podía sentir desde afuera, palpitando a un ritmo a compasado y alejando a los muggles de la casa.
-Sirius puedes ver algo – preguntó Remus caminando con cuidado hacia la puerta principal de la casa.
-apenas, fibras de magia salen de la casa. me sorpende que el ministerio no este presente
-lo que significa que es magia accidental, no deben haberlo detectado – contestó tratando de abrir la puerta sin éxito
-Harry ábrenos!! –Sirius comenzó a golpear la puerta con fuerza – somos Sirius y Remus!! Abre Harry!!
-Sirius eso no va a fun…- reclamó Remus justo segundos antes de que la puerta se abriera y Sirius le diera una sonrisa triunfante.
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Severus consideraba su casa en la calle de la Hilandera, su refugio, su santuario, aunque podía vivir en Prince Manor, ya que era herencia de sus abuelos, preferia vivir allí, en silencio, con su pequeña biblioteca de libros que había adquirido con esfuerzo y con su pequeña sala de pociones que había visto mas de una explocion.
Estaba leyendo un complicado libro en sumerio sobre pociones y venenos en el antiguo Egipto cuando Lucius apareció en las llamas de su chimenea y dijo dos palabras que nunca creyo que diría
“te necesito”
Eran palabras fuertes, especialmente viviendo de alguien tan orgulloso como Lucius, asi que dejo su libro, cogio polvos flu y exclamo fuerte Malfoy Manor.
Al cruzar hacia el despacho de Lucius pudo verle ligeramente descompuesto
-gracias a merlin, tienes que ver algo.
-hola, si Lucius estoy bien, gracias por preguntar. – dijo Severus con sorna desabrochando su capa.
-no hay tiempo para formalismos. Draco esta en problemas. – dijo el mayor de los Malfoy saliendo del despacho seguido de Severus
No demoraron en llegar a la habitación, ahora se sentía la magia escapando por debajo de la puerta
-Lucius, tengo malas noticias. – dijo Severus sin siquiera tocar la puerta.