Hai Sensei (GakupoxLen) por AkireSemeruder

Amabilidad

Los rayos del sol iluminaban apenas los campos de arroz, las ligeras gotas del sereno de la mañana brillaban cuando estos los penetraban con toda su fuerza, convirtiendo su cristal transparente en plena luz. Los árboles de cerezo se balanceaban muy suavemente con las ligeras y frescas ráfagas de viento que circulaban por el lugar. De a poco se notaban las calles avivándose con el paso de la gente que comenzaba su día.

- ¡Ohaioooo Senseeei! - se escuchó desde una bicicleta que pasaba a un lado de la acera.
- ¡Ohaio! - el profesor caminaba como todas las mañanas con su andar tranquilo y elegante, su fresco aroma a cítricos ligeramente maderoso, su ropa libre de arrugas, sus gafas que parecían hechas a medida y su largo cabello perfectamente sujetado en una coleta con un flequillo y dos mechones sueltos al frente enmarcando ese rostro fino y matizado, el profesor Gakupo llegaba a la escuela de música Vofuka.

Al llegar la hora de inicio de clases las campanas tocan una suave melodía que avisa a aquellos retrasados en su camino que es hora de correr, para aquellos que están ya en el salón de clases deben organizar sus materiales, en un breve momento el profesor entra al salón y todos deben callar y poner atención.

- Ohaio - la voz tranquila del profesor se escuchó justo después de que la puerta se cerrara detrás de él, los alumnos se sentaron y guardaron silencio por un instante antes de responder al unísono.
- Ohaio
- Bien, comenzaremos la clase del día de hoy retomando las partituras que quedaron pendientes el día de... - el profesor Gakupo se quedó callado un momento breve pero notorio - ohaio Rin, ohaio Len - los gemelos que llegaban tarde arrastrándose por el piso para no ser descubiertos se paralizaron por un segundo, se levantaron, con voz apenada contestaron
- Ohaio sensei - y se dirigieron a sus asientos
- Todo es tu culpa - susurro Rin al sentarse
- ¿Mía? pero si tú eres la que se quedó dormida - respondió Len indignado
- Pues debiste despertarme - le reclamó
- Lo hice por lo menos tres veces
- Pues debiste dejarme si tanto querías llegar temprano - reprochó
- Sabes que no podría dejarte, que nunca voy a dejarte - respondió Len en tono triste, Rin volteó a verlo para regalarle una sonrisa, él acercaba su mano para tomar la de su hermana, cuando el golpe de un libro en el escritorio los interrumpió.
- Afuera - dijo el profesor Gakupo sin perder su tono de voz y mirando a los hermanos que lo observaban nerviosos
- Pero... - Rin estaba por excusarse pero una mirada seria del profesor la hizo callar.

Los hermanos bajaron la mirada, se levantaron de sus sillas y salieron quedándose parados a un lado de la puerta para esperar a que el profesor decidiera su castigo.

- Baaaaka - dijo. Rin mirando al piso 
- Pero yo... - como una lección bien aprendida Rin dirigió una mirada severa a su hermano haciéndolo callar.

Al llegar la hora del almuerzo el profesor fue el primero en salir, Len se había quedado dormido sentado en el piso, al escuchar la puerta Rin, que aún se encontraba de pie, le dio una patada, a lo que el otro se levantó rápidamente.

- El profesor Kaito tiene que hacer papeleo al terminar las clases, como castigo a llegar tarde por quinta ocasión van a quedarse a ayudarle, ¿entendido?
- Hai - dijeron los gemelos, el profesor se retiró y ellos volvieron al salón.
- Moooo - se quejó Rin 
- Ya lo sé, yo tampoco quiero quedarme, promete que mañana te levantarás en cuanto te llame.
- El problema no es quedarme
- ¿Entonces?
- ¿El profesor Kaito?, no me importaría si tuviera que ayudar al profesor Gakupo...
- ¿Qué tiene de malo el profesor Kaito?
- Que no es el profesor Gakupo
- ¿Ah?
- Nada, saca el almuerzo
- ¿Yo?, te dije que lo tomaras mientras traía tu maletín
- ¿Estás diciéndome que no trajiste el almuerzo? - Len asistió
- Pero... Ahora mismo te compro algo
- Sí, por favor, muero de hambre
- ¡Ya voy! - el pequeño salió corriendo a la cafetería. 

El comprar algo era casi imposible, pero Len quería llevarle algo a su hermana y nada iba a impedírselo. Era pequeño y pudo escabullirse entre todos, pasando por algunos golpes y pisones hasta llegar al frente, al estar ahí tomó un pan de melón rápidamente y sacó su dinero, pero al contarlo se dio cuenta que no traía la cantidad suficiente, bajó triste la mirada y estaba dispuesto a dejar el pan en su lugar hasta que una mano se lo impidió, Len levantó la mirada y donde sus ojos se posaron se encontraba una amable y resplandeciente sonrisa.

- Anda, llévaselo a tu hermana - el hombre tomó un pan extra y se lo puso en las manos - y toma éste para ti, o el hambre no te dejará concentrarte en tus estudios
- ¡Gracias Gakupo-sensei! - dijo el rubio con una tierna sonrisa y un brillo inigualable en los ojos, sostuvo con fuerza las bolsas y se fue corriendo al salón, al llegar su hermana se notaba con mal humor, pero al ver lo que su hermano tenía en las manos le volvió una parte de la sonrisa - aquí tienes nee-chan
- Ya era hora - tomó el pan, premió a su hermano con un beso en la mejilla y se dispuso a comer.
- Rin
- ¿Si?
- Ahora te entiendo
- ¿Qué cosa? - preguntó con un poco de pan en su boca
- Sobre Gakupo-sensei
- ¿Qué cosa? - insistió
- Que nadie podría reemplazarlo
- ¿De qué hablas? 
- Nada, olvídalo - le respondió tranquilo
- Bueno - siguió comiendo sin dar mayor importancia a lo que Len le había dicho
- Pero ya encontraré la forma de agradecerle - susurró sonriente antes de dar una gran mordida al pan que con gran emoción sostenía con ambas manos.