Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El Bus De La Bella Durmiente por kakashiruka

[Reviews - 4]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Un pequeño One shot, basado en una historia real que le ocurrió al autor XD (si, de verdad me ocurrió) 

 

 

Hatori/Chiaki 

Notas del capitulo:

Es primera vez que escribo de esta pareja, me encanta... no tanto como el KakaIru, pero creo que Hatori es mejor seme que Kakashi... aunque Kakashi es bien pervertido... pero mi amor por Hatori es mayor XD, pero prometo no dejar el KakaIru! XD esto fue solo un arrebato ^^ si me va bien con este fic, persistiré con esta pareja =D 

Además, esto es un hecho veridico... me ocurrió ¬/////¬, pero al igual que con Hatori, no me pasó nada más u.u, Aunque en mi caso fue con una mujer (soy hombre, por si las dudas XD)

Gracias por tomarse sus tiempos leyendo mis fic`s! ^^

Parecía cansado. Ni cuando niño guardaba aptitudes de aguante físico, siempre quejumbroso y dibujando. Así era Yoshino Chiaki.

Luego de una larga jornada de averiguación sobre la mejor universidad para desenvolverse a futuro, luego de recorrer dos ciudades vecinas en donde se ubicaban dos de las más prestigiosas instituciones de educación superior del país, decidieron que ya el tiempo indicaba volver a casa. No vivían nada cerca el uno del otro, aunque la locomoción servía de la misma utilidad para llegar al centro de la ciudad en que vivían.

Sentado en la parada de autobuses, Chiaki hablaba sobre sus posibilidades de estudios, afirmando que postularía a todas para poder elegir más tarde la mejor entre las que le calificaran apto. Tan distraído como siempre se dejaba llevar por cualquier tonto mito universitario, pero de todos modos se veía tan hermoso como cada día para los ojos de Hatori. Pese a su seriedad y planificación personal absoluta aun no daba por segura su elección de carrera profesional. Le hubiera encantado elegir la misma que su hablador amigo, le costaría despegarse de él durante el periodo de clases, definitivamente estaba dispuesto a seguir en la escuela si eso le daba más tiempo con el muchacho, si bien eso significara tener que estar pendiente de que comiera bien y no gastara todo el tiempo rayando las hojas de su cuaderno.

Iba a entablar una conversación hasta que vio la mano de Yoshino buscando dentro de su mochila la croquera. De momentos odiaba ese estúpido cuaderno, aunque él mismo había sido el autor de dicho regalo. Le robaba la atención del otro a cada segundo que la inspiración caía sobre la mano de Chiaki. No odiaba al dibujante, sino cualquier cosa que se lo arrebatara. Si supiera de la alegría que lo consumió enterarse sobre la ruptura con su novia, al menos estimaría una fracción del sentimiento desarrollado durante todo el espacio de vida que mantenían juntos.

Le ordenó que guardara la croquera, ya que se acercaba a metros el bus que los llevaría de regreso a la ciudad de donde provenían. Advirtió que guardara el cuaderno, ya que durante tantos años sabia de que los mareos de adueñaban fácilmente del delgado cuerpo. Estando arriba, y dándole el asiento de la ventana, o se pondría a discutir, sacó de su bolso dos botellas con agua. El más bajo agradeció ese acto con una atenta sonrisa. Cada vez que le veía así costaba, aún más, esperar la llegada del día en que rompería el silencio del sentimiento atesorado desde la infancia. Dejó su bolso sobre las piernas y se propuso en la mente sacar un libro de pequeños y cortos relatos sobre autores de cuentos trabajados en los últimos quince años, pero la cabeza jadeante de Chiaki le hizo frustrar sus planes. Pensó de primera que se trataba de un típico mareo, iba a reprocharle por no desayunar como correspondía, se detuvo al ver caer la cabeza castaña sobre el vidrio de la traslucida ventana. Logró no reírse por el duro golpe que su amigo se dio. Probablemente a causa del dolor, nuevamente posó su cabeza en el respaldo y el vaivén de las curvas le meneaban la cansada cabeza.

Descubrió al instante lo ocurrido esa noche; dibujó hasta las cinco de la mañana. Le quiso dar un golpe por la testaruda acción, pero se veía hermoso descansando sobre el asiento acolchado del bus. Le dedicó la vista por varios minutos, recordando lo aprendido durante la lectura de los relatos de García Marques. El autor decía que en cierto país, entre los millonarios y la clase acaudalada pagaban una desmesurada cifra de dinero por simplemente ver dormir a las jóvenes menores de edad mientras pernoctaban a causa de las drogas o somníferos. Una rara clase de fetichismo, ya que a estos hombres no se les permitían tocar a las muchachas. Cuando lo leyó por primera vez tomó por inmorales a los que cometían este acto, pero vivirlo consistía una experiencia distinta, más si era de verdad la persona con que se suele proyectar a futuro.

Mientras persistía en espiar sus sueños se le plasmó una sonrisa.

Entre sueños posicionó el rostro en dirección a Hatori. Parecía que nada podría pertúrbalo. Guardaba una hermosura exuberante y prohibida que brotaba solamente al conciliar el sueño. El de estatura mayor quiso acercársele, un beso no hubiera sido mala idea, pero se conformaba con descansar cerca de sus labios. Ubicó su rostro en el respaldo del asiento también en dirección a su compañero de asiento, aparentando dormir cerró los ojos y respiró suavemente para que las exhalaciones no molestaran al que descansaba dulcemente.    

Una de las personas que disponía a descender del bus alzó la voz por razones desconocidas, asiendo que Yoshino despertara fortuitamente. De improvisto la cabeza de Chiaki abrió los ojos, el espía pensó ser descubierto, pero lo único ocurrido fue que la cerviz del somnoliento descansara sobre el fuerte hombro de Hatori.

Un sueño, eso debía ser. La mente de Yoshiyuki no admitía la fantasía hecha realidad. No estaba pagando ni un centavo y hasta le tocaba con los cabellos. Movió el rostro para encontrar la fragancia de la cabellera castaña. No supo a qué compararla, antes bien le parecía mejor que el aire puro. Dio gracias a su bolso por estar en el lugar indicado, cubría por completo una naciente erección que su ropa interior apretaba. Nunca imaginó tenerlo así, a tal punto de que ni falta hacia besarlo.

Pasando por otro sector de vaivenes disfrutó como el cuerpo inconsciente se pegaba a su brazo por medio del movimiento. De momentos, también por culpa de las curvas del camino, la cabeza de Chiaki se resbalaba del hombro compañero, Hatori hacia lo posible para que no se despegara de él, pero sin razonamiento lógico esta misma volvía a retomar su lugar en el cuerpo de su amigo. Se preguntó si eso podría ser mejor, las manos le traspiraban por el nerviosismo. Ese chico le hacía perder los estribos mentales revolviéndole las hormonas como un quinceañero. Buscaba la manera de poder tenerlo aún más cerca. Con su pierna encontró la idéntica del otro cuerpo, la juntó a la extremidad vecina, el roce le daba un placer que se extendía crecidamente lejos de lo sexual, lo deseaba, pero pese a todo no cambiaba por nada esa situación.

Deseó que la antigua novia de Yoshino pasará en un bus de junto a ellos para que viera lo que se había perdido, al mejor hombre, con la tonta escusa de ser diferentes para estar juntos. Con el dibujante también eran distintos, tanto del cielo a la tierra, pero persistía en contra del tiempo y de los sucesos esa atracción, que al menos emanaba de Hatori por el otro.

Notó al mirar por la ventana que faltaban apenas dos paradas para descender. Común mente ese recorrido se hacía en una hora. Le parecieron segundos. Él mismo debería despertarlo, rompiendo el encanto de verlo en tan bello estado. No quería hacerlo, todo lo contrario anhelaba hacerlo eterno.

No sabía cómo despertarlo, presintió que sería torpe en hacerlo, pero de todas maneras, pasó su palma por el cabello de Chiaki, pronunciando su nombre con tal suavidad que persistía en no despertarlo. De un saltó despertó. El artifició mágico estaba roto. Descendieron rápidamente porque el tiempo de viaje había acabado.

— ¿También dormiste? — Preguntó al tomar consciencia de lo hecho.               

—Si — respondió mientras que con su vista recordaba los anteriores segundos.

No se separaría de él nunca, o no al menos antes de verlo dormir otra vez, pero la siguiente no sería en un bus, sino entre sus brazos.

Notas finales:

Gracias por sus tiempos, espero sus comentarios =D 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).