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Editorial Konoha por kakashiruka

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Notas del fanfic:

Del creador de "La Navidad KakaIru", "El Bus De La Bella Durmiente" y "Konoha University" les presento este fic, KakaIru, pero que mesclará triangulos amorosos que antes no habia propuesto en los escritos

Notas del capitulo:

Holas a todos les traigo un nuevo fic, se los prometí cuando me fui de vacaciones por lo cual, lo prometido es deuda. espero que les guste muuuchoo!!!

recuerden que tengo un blog, me gustraria que se paseasen por ahí, tengo pensado entrevistar a otros autores y autoras de fic KakaIru, asique les avisaré cuando logre hacer algo interesante... pero en tanto pueden ver algunos doujin! XD

 

http://originalesykakairu.blogspot.com/

gracias por sus constancias de seguir mis escritos =D

 

este lo publique porque no fue tan severamente corregido por mi editora XD, gracias querida editora y sempai! siempre busco tu concentimiento para todo lo Yaoi que hago ajajajajajja =D

 

Recolectando cada una de sus ropas miró el dulce rostro de Iruka mientras descansaba en el lecho de los enamorados. Odiaba tener que largarse antes de verlo despertar, hubiera dado lo que fuera por poder quedarse y cuidar sus sueños en la lumbrera nocturna, mas los deberes diarios le imponían una retirada silenciosa, por sobre todo si se despertaba su pareja y le veía huir, siempre acarreaba una mala consecuencia al verse en la oficina. Antes de retirarse a su departamento, sentándose en la cama junto al castaño le dio un beso en la frente pronunciando una suave y silenciosa frase; nos vemos, amor.

Cosa difícil se volvía ser un padre soltero enamorado de otro padre soltero, cada uno con sus responsabilidades propias; tener que levantar al joven, revisar de que no tuviera tareas, asegurarse de que todo anduviera bien, además de cocinar y ver el uniforme de todos los días. No importaba los años que tuvieran. Sasuke era un joven de 16 años quien se desinteresaba por cada habitante del mundo, viviendo una vida con menos preocupaciones que una roca. Naruto, por su parte, disfrutaba de cada placer de la vida, en especial el que brindaba la comida. Gustaba reír y salir a todas partes.

El frio viento de las calles le ayudaba a pensar sobre su relación con Iruka. Eran las tres de la madrugada y posiblemente Sasuke estaría enfadado por no cocinarle nada esa noche. Los jóvenes pensaban que sus padres eran tan solo buenos amigos que gustaban del séptimo arte algunos días en las noches, mas desconocían las verdaderas intenciones de sus estadías en departamentos ajenos. Pronosticó lluvia para el día siguiente, las nubes se acumulaban en el firmamento, matando a cada estrella que intentaba anunciarse, mientras que la luna con dificultades sobrevivía a la invasión celestial. Además la humedad se respiraba en el aire, los meteorólogos de la televisión nunca lograban ser tan certeros como las características en el ambiente perceptibles para Kakashi.

El olor a comida quemada era evidente sin tener que abrir la puerta de la casa. Una bastante lujosa comparado al departamento de Iruka, aunque sus situaciones económicas no hablaban como sus casa, con decir que Naruto asistía a uno de las escuelas más importantes de la región, mientras que Sasuke debía tragarse a sus marginados compañeros. Ni quiso presentarse en la cocina, mientras más grande el lugar, mayor el desastre, y como típica característica del azabache, todo estaría tan sucio como oloroso. Subió las escaleras con tanta calma para evitar recordar que disponía de tres horas para dormir y comenzar la tediosa lucha de, ¡Que te levantes te digo!

Abriendo la puerta de su habitación contempló a un adolecente que dormía plácidamente sobre el cobertor de la cama, entonces recordó lo olvidado; ver una película con su hijo. Sujetándose la cabeza con una mano y con la otra apoyándose en el marco de madera de la puerta la consciencia le acusaba por no presentarse a la hora, día y fecha fijada ante un film que compraría su desencinte con tal de comenzar a desarrollar ese vinculo padre-hijo, propuesta hecha por el progenitor. Iba a ser el único método por el cual lograría una conversación semi-decente o al menos sobornar con comida y televisión la voluntad rebelde de Sasuke y hacerlo comportarse civilizadamente. Acomodó su cuerpo en la cama, bajo las frazadas, extrañaba aquellos tiempos en que se asustaba por las sombras de los arboles que entraban por la ventana a la habitación del pequeño y llegaba corriendo y gritando a los brazos pálidos, interrumpiendo su sueño, pero daría lo que fuera para tener a un hijo dependiente aún junto a él, y no a uno que esperaría su primer sueldo para escapar en una motocicleta junto a sus maletas sin decir siquiera adiós. También le besó en la frente, cosa que usualmente hubiera sido más fácil ganarse a la que quería tener como suegra entes que una gota de cariño del inmaduro chico.

–Levántate Sasuke, tienes que ir a la escuela

Se llevó la sorpresa de su vida viendo casi en manera de milagro el rápido levantar de su hijo. Desde que tenía diez años no deseaba ir a la escuela, por razones totalmente desconocidas para el Hatake mayor.

– ¿Qué haces en mi cama? – algo molesto y sorprendido

–Eh… esta es mi cama – sin comprender la pregunta

Frunció el seño y sometió a su mente en profunda búsqueda de respuestas sobre por qué estaba en esa cama demostrando una muestra de humanidad poco usual de él. Obteniendo sus respuestas enunció solo una palabra evidenciando molestia en su faz

–Verdad

– ¿Estas molesto?

–No – escapando con dirección a la puerta

– ¿De verdad?

–Dije que no

El portazo anunciaba lo contrario, debía estar bastante enojado. Los portazos también eran característicos de él. Se alistaron rápidamente, aunque de todas formas la bocina del auto que pretendía apurar a Sasuke se escuchaba desde fuera. Sin prisa alguna salió por la puerta, caminó al auto, sentándose en el asiento del copiloto.  Se colocó sus audífonos y puso música en su Mp3 evadiendo las preguntas de su padre, mas Kakashi estaba dispuesto a conversar y de un tirón, sin importar que condujera por las calles, le sacó los audífonos de las orejas

— ¿Qué quieres? — molesto

—Mmm… ¿Cómo dormiste?

—Bien, hasta que desperté

—Hijo, disculpa, no pude llegar, me quedé dormido en la casa de Iruka, la película fue pésima

—No importa — mirando lo que hubiera por la ventana

—Si te importa, mira, para compensarte pídeme algo

—Una motocicleta

—Sobre mi cadáver, pide algo realista

—Tranquilidad

— ¿Sabes? Iruka quiere conocerte, también tiene un hijo de tu edad y pensábamos juntarnos en nuestra casa para cenar y compartir ¿Te parece?

—No — sin expresar algo

— ¡Qué bueno! Arreglaré todos para pasado mañana

— ¿Algo más?

—No, puedes reventarte la cabeza con música — plasmó una sonrisa  

Cuando su hijo bajó del auto quiso gritarle alguna cosa por la ventana, pero eso le costaría que no le hablara por dos semanas, lo mejor era mantener la poca paz entre los dos y no hacer un escándalo en público. Siguió su marcha a la oficina y al ver que su pareja había llegado al mismo tiempo que él al estacionamiento le saludó con la mano, recibiendo una dulce sonrisa del castaño

—Hola amor — se le acercó al auto de Iruka

—No me digas así en la oficina, además otra vez te fuiste — marcando ciertos aires de molestia

—Sabes que me cuesta levantar a Sasuke – se le acercó más para besarlo — dame uno para comenzar el día

—Pensé que con lo de anoche bastaba para al menos dos — sonrió respondiendo al beso sin problemas

—Podríamos tener uno así en la oficina, o en el estacionamiento — empujó el cuerpo del moreno al auto de este, intentando sobrepasarse mientras le besaba el cuello

—Sí, pero en donde mi madre no sea la dueña — sacándose al semental de sobre él

La editorial poseía un tamaño basto. Con algunos toques demasiado femeninos, que expresaban el poder de la mujer en el lugar. Ambos eran jefes de sus secciones correspondientes. Kakashi de los libros eróticos, en tanto Iruka se desenvolvía en su pasión; el romanticismo. Lástima que sus sección se titulara como un libro que odiaba, Los puentes de Madison, si fuera por él se llamaría Orgullo y prejuicio, esa sí que era un obra romántica para el castaño

—Bien equipo, desde hoy la sección se llamará Orgullo y prejuicio — golpeando su escritorio con ambas manos para llamar la atención con su alegre e iluminado rostro

—O te hicieron de todo en la noche, o de verdad te aprovechas de que eres el hijo de la jefa — levantó su vista de un libro una rubia

—No, Temari — rió — pero ese libro no es tan bueno

—Pero si es el nombre que tiene la sección desde antes de que todos naciéramos — explicó una chica de cabellos rosados

—Es bueno innovar — argumentó el de coleta

—Es bueno entregar los libros en las fechas correspondientes

La última frase le estremeció el cuerpo, esa voz que en tiempos anteriores le derretía llegaba a ser incomoda desde que por esas casualidades de la vida, más los rumores en la oficina, delataran su anterior relación con un guapo y un par de años mayor que él. Temari no pudo evitar reír al ver el rostro de su amigo, deseaba apreciar cómo se escapaba de esa situación

—Hola Itachi! — sonrió de manera nerviosa

—Tu sección está retrasada en tres días con sus textos

—Eso… — se quedó moviendo la cabeza levemente, aparentando pensar — los tendremos listos mañana

— ¡¿Mañana?! — gritaron las cuatro personas en el lugar

—Como sea, pero que sea pronto — se largó el de cabellos negros

Lanzándose sobre su propia silla suspiró al ver la ida de tal persona. Sentía que de vez en cuando le seguía por todas partes desde que terminó con él por razones de llegada del nuevo grupo que entraba a trabar hacía ya tres años. A través de un papel Temari le siguió insinuando sobre la buena noche que debía haber pasado, su radiante rostro delataba cada orgasmo de la noche. A Iruka se le marcó un tic nervioso en la ceja, la verdad para él no le era fácil de ocultar, menos una verdad sexual.

Pese a todas las presiones laborales, en su sección se veían rasgos vitales en las personas, mientras que otras simplemente parecían películas de zombis, sin olvidar aquella vez que admiró a un editor que por error se comía una hoja de papel y colocaba una rebanada de pan en la impresora. Si algo gustaba de Kakashi consistía en su capacidad de poder dejar el trabajo en la oficina y llevar su lívido a donde fuera. Casi como casualidad de la vida pasó por sus reversos el de cabellos plata, el cual rosó con sus dedos la espalda de Iruka, provocando la inmediata mirada del castaño hacía el otro jefe de sección. Kakashi le brindó una sonrisa sin parar de caminar mientras no miraba por donde caminaba, el de coleta le respondió de la misma manera, cerrando ambos ojos en tal acción

—Te la meten bien — dijo Temari con su celular en el oído, capturando las miradas de todos los demás en el gran mesón — sí, que me manden cien

El sonrojo de Iruka fue explícito, aunque nadie más que su rubia compañera notó la enamorada vista de los dos chicos y el rubor excesivo del castaño. Todo le indicaba que Temari ya lo sabía, algo que no le era molesto, porque depositaba gran confianza en ella, pero su verdadero miedo reposaba en que su madre se enterara. Una mujer muy férrea y desagradable con las antiguas novias de Iruka, ella misma se encargaba de hacerlas desaparecer del hogar con técnicas que asombraban a su esposo, provocando serias dudas de su salud mental en los demás hombres de su familia.

— ¿Qué te parece si cenamos juntos? — preguntó Kakashi por Messenger

— ¿Cuándo?

—En mi casa, el viernes, además puedes llevar a Naruto y si desean se pueden quedar a dormir

— ¿Si desean?

—Jajá bueno, ya sabes lo que significa

—Di que sí — interrumpió con su voz Temari la conversación, estado a las espaldas de castaño

Iruka de un saltó llego a la azotea, la respiración se le agitó y de casualidad golpeó el teclado de su portátil enviando una palabra indescifrable a su pareja oculta. Le hizo miles de gestos mudos a la rubia para que guardara silencio, evitando que el resto se enterara de su relación. A través del chat se disculpó por la extraña frase enviada y, gracias a los consejos de Temari, acepto la invitación, en especial porque también incluía a su hijo, aunque su mente le infundió miedo sobre la revelación de tal amorío de oficina.

—Te lo tenías oculto Iruka — susurró

—Sí, pero no le digas a nadie

—Años de guardarte secretos. Te acuestas con él ¿no?

El rubor se apoderó de Iruka, y la consciencia le obligó a confesar su actuar, revelando que cumplirían nueve meses en una semana. Temari sorprendida de cómo ocultó la relación casi perfectamente por tanto tiempo, preguntó la razón del por qué hacerlo, recibiendo como respuesta que no le gustaría que su hijo pensara mal de él, y menos que pensara en su separación padre-hijo a causa del nuevo hombre que invadía el corazón de Iruka

Notas finales:

Gracias por todo =D, espero leer sus comentarios :D


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