Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Hilo blanco por Higary

[Reviews - 22]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Holi hola, gente bonita!! Lo prometido es deuda y aquí les traigo mi oneshot más reciente, jeje. No trata sobre San Valentín, pero fue escrito para conmemorar esta semana que personalmente me parece muy comercial, pero es un buen pretexto para comer chocolates a montones XD (Kyuu: Sólo por eso esta fecha les gusta a ella y a su hermana ¬¬0). Antes de que se me pase, ¡¡muchas gracias a todos los que comentaron sobre el gran final de Tsuki no Hikari!! Ya estoy contestando los reviews en la página. Volviendo a la historia,este oneshot se lo dedico especialmente a una lectora que cumple años el próximo 19 de Febrero, ella ha seguido mis fumados proyectos desde hace años y yo la llamo mi lectora pródiga porque desapareció un tiempo y luego volvió, jeje: ¡¡para ti con todo nuestro cariño y gratitud, norico-chan!! ^u^ (Kyuu: Feliz cumpleaños adelantado, sobrina. Pide una piñata del mocoso Uchiha y agárrala a palos en nuestro nombre, kukuku). Como mencioné en mi lacrimógeno fic, a partir de hoy me tomaré un descanso de Amor Yaoi, ya que no he dejado de actualizar semanal o quincenalmente desde hace ya bastante tiempo (Kyuu: Creo que desde que pudiste acceder a tu cuenta luego de los 6 meses que la página no te lo permitió o.o). No me recuerdes esa etapa TT_TT Cofcof, pero como decía, será sólo por el resto de Febrero, en Marzo regresaré con un nuevo fic largo de comedia romántica y seguiré desarrollando el otro fic cómico, uno dramático (Kyuu: En palabras de su hermana, otra historia con final de pañuelos desechables -_-) y otras historias cortas más XD Esperaré sus comentarios sobre este oneshot con dudas, quejas, pedradas, felicitaciones, jitomatazos, flores, cebollazos, saludos, bombas, golpes, amenazas y demás. Se me cuidan mucho, los que me tienen en Facebook por ahí nos leemos, pero ahora: ¡¡a leer!!

 

Disclaimer: Los personajes son propiedad de Kishimoto-sensei. No tengo idea de si en realidad existe un hilo blanco como el que aquí presento, yo sólo escribí lo que mi malévolo cerebro ideó.

HILO BLANCO

 

El hilo rojo del destino. Se dice que si se ata cada extremo al dedo meñique de dos personas distintas, éstas se enamorarán perdidamente para siempre. Otros prefieren darle un significado más metafórico, como que cuando encontramos a alguien con quien queramos pasar el resto de nuestras vidas es porque esa es la persona que se encuentra “al otro extremo” de nuestro hilo. Sin embargo, pocos sabes que éste hilo rojo realmente existe de manera tangible y que son aún más escasas las personas que poseen al menos un trozo.

 

Después de esta breve introducción vayamos a la aldea ninja de Konoha, lugar donde se desarrollará nuestra historia. Una extraña mujer de cabello negro y ojos rojos, vestida con ropa estilo gitana, tocó la puerta de la oficina de la Quinta Hokage.

-Pase –oyó decir al otro lado

La mujer ingresó y sonrió al ver a la rubia quien leía unos pergaminos. Ésta dejó los papeles y sonrió también a su invitada, indicándole que tomara asiento.

-Ha pasado mucho tiempo, Setsuka –la saludó

-Lo mismo digo, Tsunade-sama –respondió-, desde la Cuarta Gran Guerra Ninja. ¿Cuánto tiempo ha pasado ya?

-Tres años.

-Siento haberte hecho venir hasta acá.

-No hay problema, me quedaba de pasada en mi viaje –sonrió y le entregó un paquete-. Aquí tienes las hierbas medicinales que me encargaste. Úsalas bien, cada vez es más difícil conseguirlas, son muy escasas.

-Lo sé, muchas gracias –contestó, dándole una bolsa con monedas-. Ahí está el pago acordado.

-Jejeje, con esto visitaré las aldeas vecinas. Puede que encuentre algo interesante.

-Nunca cambiarás, Setsuka. Sólo no quiero tener que ir a rescatarte de algún bar, ¿entendido?

-Bien, trataré de moderarme –se levantó-. Prometo venir a despedirme antes de abandonar el País del Fuego.

-De acuerdo, cuídate.

 

Setsuka salió de la Torre Hokage y se puso a curiosear por las calles. Hacía muchos años que no pisaba Konoha, había cambiado bastante a como la recordaba. Los aldeanos la veían con curiosidad debido a sus ropas, pero no le dio importancia, estaba acostumbrada. De repente unos niños pasaron corriendo a su lado y la hicieron tirar su bolso junto con todo el contenido que traía.

-Oh, no –murmuró, agachándose

-¡Oigan, vuelvan acá y discúlpense! –oyó gritar a alguien

Alzó la vista, topándose con un joven rubio de ojos azules, parecía tener unos diecinueve o veinte años.

-Lo lamento mucho –dijo otro hombre moreno y con una cicatriz sobre la nariz-. Mis alumnos son algo inquietos. ¿Se encuentra bien?

-Sí, gracias.

-Los niños de ahora son tan maleducados –murmuraba el rubio mientras ayudaba a la pelinegra a recoger sus cosas

-Tú eras peor, Naruto –le recordó el moreno

-¡Eso no es…! Bueno, yo era especial, Iruka-sensei.

-Jejeje, claro, claro.

 

Terminaron de recoger las cosas y se levantaron. La mujer hizo una educada reverencia ante ellos.

-Agradezco mucho su ayuda. Mi nombre es Yamada Setsuka, es un placer.

-¡Hola, Setsuka-san! Yo soy Uzumaki Naruto –le sonrió

-Sé más educado –reprendió el mayor y también hizo una reverencia-. Mi nombre es Umino Iruka, el placer es nuestro. Y de nuevo disculpe a mis alumnos.

-No se preocupe por eso –le restó importancia y los observó fijamente de manera evaluadora

-¿Pasa algo? –preguntó Iruka

-No, bueno… Ustedes dos se quieren mucho, ¿verdad?

La pregunta descolocó a ambos, sin embargo el más joven sonrió y levantó el pulgar derecho.

-¡Claro que sí!

Iruka lo miró con cariño. Setsuka sonrió de forma extraña y, rebuscando en su bolso, sacó un hilo blanco que medía unos cuarenta centímetros. Mostró el objeto a los otros dos, quienes seguían observándola sin comprender.

-Quiero darles esto como agradecimiento por su amabilidad –dijo, amarrando cada extremo del hilo en uno de los dedos meñiques de ambos.

-Eh… ¿Un hilo blanco? –preguntó Naruto, decepcionado- Auch.

-Te dije que seas más educado –explicó Iruka y sonrió a la mujer-. Muchas gracias, aunque no era necesario darnos nada.

-Al contrario –dijo Setsuka con alegría-. Bueno, ya debo irme. ¡Les deseo lo mejor!

Ella se alejó mientras feliz de la vida tarareaba una canción. Tanto Iruka como Naruto estaban desconcertados por la extraña mujer con la que se había encontrado.

 

Hatake Kakashi, mejor conocido como el ninja copia, caminaba por las calles de Konoha. Tenía unos días de descanso después de haber regresado de una misión que lo mantuvo fuera de la aldea por tres meses. Para él esa fue mucha tortura, pues tenía una persona a la cual deseaba ver más que a nadie. De pronto su único ojo visible encontró a su objetivo: Umino Iruka, su buen amigo y amor secreto. Hacía ya algunos años que Kakashi se percató de sus sentimientos por el moreno, sin embargo no se atrevía a decirle nada porque, si llegara a ser rechazado, no podría volver a acercarse a Iruka, sería muy doloroso.

-Le preguntaré si quiere que vayamos a beber té –murmuró con emoción

 

Pero al acercarse su buen humor se disipó. Pudo observar a Iruka muy cerca de Naruto. El de cabello claro sabía el enorme cariño fraternal que existía entre esos dos, sin embargo le incomodaba verlos tan juntos porque anhelaba ser él el centro de atención del mundo de Iruka.

-Hola, Iruka-sensei, Naruto.

-¡Kakashi-san! –sonrió el moreno

-¿Cuándo volviste, sensei? –preguntó el rubio

-Apenas hoy –contestó con fingida alegría-. ¿Qué hacían?

-Eh… intentar soltarnos, creo –dijo Iruka

-¿Soltarse?

Naruto alzó su mano izquierda para mostrarle su dedo meñique y el hilo blanco que lo unía al dedo meñique de la mano derecha de su maestro.

-¿Y para qué es?, ¿alguna clase de juego? –les preguntó el Hatake

-Ni idea.

-Una mujer nos lo dio como agradecimiento por haberla ayudado a levantar unas cosas –explicó Iruka

-Era bastante rara –añadió Naruto

Él intentó romper el hilo con sus manos, pero era demasiado duro. Lo jaló con más fuerza, pero sin resultado alguno, salvo que el hilo le hizo un corte en la mano.

-Auch –se lamió la herida

-Ten más cuidado –dijo Iruka y sacó un kunai

Intentó cortar el hilo usando el arma, pero no pudo. Siguió forcejeando con él por unos minutos, pero tampoco logró hacerlo.

-¿De qué está hecho este hilo? –preguntó con molestia- Naruto, deja de hacer eso.

El rubio estaba mordiendo el hilo a ver si lograba cortarlo con sus dientes, pero se detuvo por las palabras del moreno.

-Déjenme intentarlo –pidió Kakashi

Estaba molesto porque ellos dos siguieran atados a tan corta distancia, por lo que estaba decidido a separarlos de una buena vez.

-O-Oye, Kakashi-san –llamó Iruka-, ¿no crees que eso es muy… drástico?

Iruka había hecho esa pregunta porque el ninja copia ya había reunido chakra en su mano y estaba listo para soltar el chidori. Las aves se alejaron volando y los transeúntes que paseaban cerca huyeron aterrados.

-¡Kakashi-sensei, espera! –gritó Naruto

Pero sus réplicas fueron ignoradas. Kakashi lanzó su técnica sobre el hilo, provocando una fuerte explosión. Los aldeanos que se encontraban en los alrededores no entendían qué había pasado, varios sólo escaparon despavoridos al ver al normalmente tranquilo Kakashi atacar sin razón alguna (o eso les pareció a simple vista) a Iruka y Naruto.

 

Una vez el polvo se disipó, podía verse a los tres con las ropas y caras sucias, incluso al rubio se le había quemado una parte de su chamarra, sin embargo el de pelo gris estaba a punto de cometer asesinato con el ojo que no poseía el Sharingan. ¿La razón? El hilo blanco seguía perfectamente intacto mientras que ellos quedaron un poco chamuscados.

-¡Maldita sea! –gritó- ¡¿Qué clase de hilo es este?!

-¡Por eso te dije que esperaras, Kakashi-sensei! –reclamaba Naruto- ¡Casi nos asesinas en vano!

-Tranquilícense los dos –ordenó Iruka, rogando paciencia-. Debemos ir con Hokage-sama, tal vez ella tenga idea de qué es este hilo y cómo podemos quitárnoslo.

 

Los tres se encaminaron a la Torre de la Hokage. Habían optado por caminar, pues al intentar irse saltando sobre los tejados, Naruto se tropezó cayendo al suelo y llevándose consigo al moreno, quedando ambos en una pose que sólo una mente pervertida podría malinterpretar (por ejemplo Kakashi quien estaba por sufrir un colapso debido a los celos).

-Iruka-sensei –llamó el rubio en voz baja-, ¿crees que Kakashi-sensei se encuentre bien?

-No tengo idea –admitió-. Tal vez sea el estrés.

Tras ellos caminaba el Hatake con un humor de los mil demonios. Él sabía perfectamente que tanto Iruka como Naruto no albergaban sentimientos románticos el uno por el otro, especialmente si tomaba en cuenta la actual situación de su rubio alumno, pero eso no borraba el enorme cariño que se tenían. Y que, caminando a unos pasos delante de él y con las manos tan cerca al estar unidas por un hilo (que ya había desbancado a Gai como su rival número uno), lucían como una pareja. Y una bastante feliz y compenetrada, para empeorar su visión.

 

Llegaron con la Hokage y le explicaron la situación. Mientras los escuchaba, ella no perdía detalle de la cara de Kakashi. Se estaba riendo internamente de su expresión enfurruñada que se esforzaba en vano por disimular.

-Obaa-chan –llamó Naruto-, ¿tienes idea de lo que es este hilo?

-Seguramente se trata del hilo rojo del destino –escucharon otra voz

Todos voltearon, encontrándose con Shizune quien había entrado llevando consigo algunos documentos.

-¿Hilo rojo del destino? –preguntó Iruka

-Se dice que el hilo rojo del destino une a dos personas atándolas desde sus dedos meñiques. Hay un significado metafórico que dice que la persona que más amamos es aquella que está atada al otro extremo de nuestro hilo rojo –explicaba Tsunade con calma

-Pero ese objeto en realidad sí existe –añadió Shizune-. Es muy raro y difícil de hallar, y también puede ser muy peligroso, pues si amarra a dos personas y no se lo quitan después de veinticuatro horas, ellos se enamorarán perdidamente para siempre.

-¡¿Qué?! –gritó Naruto, jalándose el cabello con angustia

-Pero Shizune, estás hablando de un hilo rojo –dijo Kakashi-, y éste es blanco, así que debe tratarse de otra cosa, ¿no? –concluyó, esperanzado

-Mmm… Tal vez es blanco porque al pasar el lapso de veinticuatro horas se volverá rojo y entonces ellos se enamorarán.

La Hokage reprimió una carcajada al ver las caras de sus subordinados: Iruka estaba pálido, Kakashi emanaba un aura bastante oscura y siniestra, sin embargo fue Naruto quien se puso histérico.

-¡Tiene que ser un error, Shizune nee-chan! –decía, jaloneándola- ¡Debemos encontrar una forma de cortar el hilo! ¡O el teme va a asesinarme!

El rubio llevaba seis meses de relación con Sasuke, quien en esos momentos se encontraba de misión. Las cosas entre ellos jamás habían sido sencillas como para que ahora por culpa de una extraña gitana y sus intentos de agradecimiento todo se fuera al caño.

-¡Cálmense ya! –gritó Tsunade, golpeando la mesa- Buscaremos una forma de separarlos antes de que se acabe el tiempo. Ahora fuera de mi vista y ya les avisaré cuando encontremos algo.

 

Los tres salieron del lugar, Iruka y Naruto (sobretodo el ojiazul) iban con aire deprimido. No podía ser que de verdad les estuviera pasando aquello.

-¿Qué haremos? –preguntó el rubio, suspirando

-Pues no nos queda de otra que esperar porque Tsunade-sama y Shizune-san averigüen algo –contestó su ex maestro

-No –soltó Kakashi con seriedad

-¿No qué? –preguntaron los otros dos

-¡No vamos a quedarnos de brazos cruzados! ¡Tenemos que encontrar la manera de separarlos a como dé lugar!

-¡Eres tan bueno, Kakashi-sensei! –decía Naruto, conmovido- ¡Te preocupas tanto por la felicidad de tu alumno!

-Eh… claro, claro.

Iruka lo observó con suspicacia. Él y el de cabello claro se habían hecho buenos amigos en los últimos años, sabía que a pesar de su actitud a veces tan despreocupada, Kakashi en realidad era alguien confiable y responsable. De hecho estaba un poco intrigado de por qué el Hatake parecía tan molesto con la presente situación. Tal vez y realmente le preocupaba lo que pudiese ocurrir con la relación de sus alumnos y por eso intentaba encontrar una solución.

-Yo también quiero ayudarlos –escucharon otra voz

Todos voltearon, encontrándose con Sai quien para no variar traía su sonrisa falsa, aunque parecía mirarlos con diversión.

-De modo que este es el dichoso hilo blanco que les está causando tantos problemas –comentó

-¡Sai! –habló el Uzumaki- ¡¿Cómo te enteraste?!

-Bueno, fui a entregar algunos documentos y por casualidad escuché su conversación con Hokage-sama y Shizune-san, así que decidí venir a tratar de darles una mano.

-¿De verdad? –lo miró, agradecido- Muchas gracias, eres un buen amigo.

-No tienes nada qué agradecer, Naruto.

Claro que le preocupaba su amigo, pero siendo sincero, tenía una enorme curiosidad por ver la cara de Sasuke cuando se enterara de la situación. Sí, sin dudas eso sería algo digno de presenciar.

-Sai, ¿tienes alguna idea de qué podríamos hacer? –preguntó Iruka

-Veamos…

Usó un pincel y lo pasó sobre el hilo, pero la tinta se le resbaló. Entonces sacó un sello explosivo y lo amarró al hilo para horror de los otros tres.

-¡Espera…! –pidió Naruto

Pero sin hacerle caso, Sai hizo que el sello explotara, provocando que el rubio e Iruka terminaran de nueva cuenta cubiertos de ceniza, tierra y con las ropas y el cabello algo chamuscados. Por su parte, Sai y Kakashi terminaron con un aspecto similar, pero fue el jounin quien decidió hablar.

-Sai… creo que era evidente que eso no iba a funcionar –le dijo-, o de lo contrario ya lo habría hecho yo.

-Quería comprobar mi teoría, Kakashi-sensei.

-Cofcof –tosió Iruka-, ¿cuál teoría?

-Efectivamente este hilo es muy resistente –declaró con una sonrisa

-¡No necesitabas hacernos explotar para saber eso! –le gritó Naruto, zarandeándolo- ¡Podrías sólo habérnoslo preguntado!

-Siempre es mejor comprobar las cosas por uno mismo –explicó sin borrar su sonrisa

Iruka sujetó a Naruto antes de que éste olvidara que Sai era su amigo y le diera permiso a Kyuubi de que controlara su cuerpo para deshacerse del pintor.

-Mejor esperemos a que Tsunade-sama y Shizune-san encuentren una forma de solucionar esto –propuso el castaño

-No podemos atenernos a ellas –contradijo el otro adulto-. ¿Qué pasaría si nos quedamos sentados sin hacer nada, se termina el tiempo y tú y Naruto acaban…?

-Perdidamente enamorados sería el término adecuado –comentó el pintor, recibiendo una mirada asesina del Hatake

-Me pregunto por qué Kakashi-sensei parece estar tan molesto por todo esto –murmuró el rubio

-Creo que por la misma razón que lo estaría Sasuke si estuviera aquí –respondió su amigo pelinegro

-¿Eh?

-Déjalo así, Naruto. Algún día lo entenderás… a menos que no logremos quitarles el hilo a tiempo.

 

Los cuatro fueron a Ichiraku para pensar en alguna solución a ese embrollo, aunque ni dicho problema podía mermar el hambre de Naruto ni su amor por el ramen. Él comía despreocupadamente mientras dejaba a los otros tres preocuparse (aunque Sai parecía seguir más divertido que angustiado). Atraídos por la atmósfera tan tensa que estaban emitiendo, Kiba, Lee y Shino, quienes pasaban por ahí, decidieron acercárseles.

-Hola –saludó Kiba-, ¿por qué esas caras?

-Porque estoy a punto de robarle el novio a Sasuke –respondió su antiguo profesor de academia

-¿Eh? –los jóvenes lucían confundidos

 

Entre Iruka y Sai les explicaron el problema con el hilo, ya que Kakashi seguía malhumorado y Naruto tenía la boca llena de fideos. Kiba y Lee analizaron el hilo con curiosidad mientras Shino se mantenía serio e imperturbable como siempre.

-Déjenmelo a mí –habló Kiba-. No existe objeto que resista la poderosa mordida de Akamaru.

 

Salieron del restaurante y el Inuzuka llamó a su enorme perro, el cual llegó de inmediato. Hizo que Naruto e Iruka se separaran lo más que el hilo les permitiera para que así le dieran espacio al hocico del canino.

-Muy bien, Akamaru –le acarició el lomo-, encárgate.

El perro mordisqueó el hilo con sus colmillos, pero como era muy resistente, comenzó a jalonearlo moviendo la cabeza hacia ambos lados.

-E-Espera, Akamaru –pidió Iruka

Sin embargo, el enorme sabueso tiró del hilo con todas sus fuerzas, provocando dos cosas: que las cabezas de Iruka y Naruto chocaran porque el hilo no se reventó, y que un colmillo de Akamaru saliera volando.

-¡¡Aaahhh!! ¡¡Akamaru!! –gritó Kiba

Kakashi y Sai ayudaron a los otros dos a ponerse de pie (se estaban sobando las cabezas pues el golpe les dolió). Akamaru emitió unos leves gemidos y, al mirar su colmillo tirado en el suelo, se fue corriendo a toda velocidad.

-¡Akamaru, espera! –pidió el Inuzuka, corriendo tras él- ¡No fue para tanto! ¡Tu colmillo volverá a crecer pronto!

-… -los demás ya no sabían ni qué decir

-Eh… creo que mejor buscamos otro método –Kakashi rompió el silencio

-¡Yo! ¡Ahora déjenme intentarlo! –pidió Lee con entusiasmo

-¿Piensas usar tu taijutsu? –le preguntó el ninja copia

-Más o menos, sensei.

-Sólo no vayas a golpear el rostro de Naruto a menos que quieras tener a un Sasuke homicida detrás de ti –advirtió el pintor

-Jejeje, lo sé. No, concentraré todo mi chakra y el espíritu de mi juventud en los puños para cortar el hilo.

-Esto me da mala espina –susurró el rubio

 

Una vez más hicieron que Iruka y Naruto se separaran lo más posible. Lee sujetó el hilo con ambas manos y, acumulando su chakra, comenzó a abrir las puertas para liberar más poder. Era tan fuerte que la tierra bajo sus pies se hundió un poco.

-¡Ahora voy a romperlo! –les avisó

Apretó la mandíbula para intentar reventar el hilo blanco con sus manos, pero no había resultado. Podían ver que el moreno hasta estaba sudando debido al esfuerzo.

-Lee, detente –pidió el Umino-. Vas a lastimarte.

El hilo se le resbaló de las manos y sus puños se dirigieron a cada uno de los atados. Kakashi jaló a Iruka para que esquivara el golpe, pero esta acción movió a Naruto (quien ya se había agachado para esquivar el ataque) y uno de los puños de Lee terminó en su estómago.

-¡Naruto-kun! –gritó el cejudo- Lo siento mucho, no era mi intención pegarte. ¿Estás bien?

-S-Sí… no te preocupes –respondió, sujetándose el estómago-. No… creo que no estoy bien. Auch, espera… creo que tal vez así…

-Naruto, ni siquiera estás pensando coherentemente –le dijo Sai, auxiliándolo

-Disculpa, Naruto, fue mi culpa –habló Kakashi, rascándose la mejilla con aire despreocupado. Lo sentía por su alumno, pero no pensó en nada más salvo en proteger a Iruka

-E-Estoy bien, sensei –intentó sonreír-… Adolorido, pero bien.

 

Una vez el rubio pudo recuperar el aire y el dolor se mitigó un poco (gracias a su rápido poder de curación), Kiba también volvió para decirles que ya había logrado consolar a Akamaru y tranquilizarlo un poco.

-¿Y qué hacemos ahora? –preguntó Kiba, pensativo

-Es mi turno de intentarlo –habló Shino, acercándoseles

Decenas de insectos comenzaron a descender de su brazo. El de ojos claros ya podía imaginarse a todos esos bichos cubriendo no sólo el hilo, sino también su cuerpo y el de Iruka. De sólo imaginarlo le dieron escalofríos.

-Eh… no, gracias, Shino. No te ofendas, pero tus insectos me dan algo de miedo.

El Aburame se recargó en un árbol con aire depresivo.

-Les permitiste a Kiba y Lee que lo intentaran, pero a mí no –murmuraba-. Eso no es nada justo.

-Anímate y no lo tomes personal –lo consoló su compañero de equipo

-Deberíamos esperar a tener noticias de Hokage-sama –sugirió Iruka una vez más, suspirando-. Será lo mejor antes de que por nuestros intentos de cortar el hilo, Naruto termine muerto.

-Gracias, sensei –dijo el Uzumaki

 

Por la noche, Uchiha Sasuke caminaba rumbo a la casa que desde unos meses atrás compartía con su pareja. Estaba cansado luego de la misión que lo tuvo algunas semanas lejos de la aldea; ahora lo único que quería era darse un relajante baño y dormir sintiendo la calidez de su preciado dobe.

-Estoy en casa –anunció, abriendo la puerta

En segundos Kakashi llegó frente a él y lo sujetó del chaleco para jalonearlo.

-¡¿Dónde demonios estabas, Sasuke?! ¡Te tardaste mucho! ¡Tu novio está a punto de arrebatarme cualquier oportunidad con Iruka!

-¡Basta, Kakashi! –se zafó- Dime qué haces en mi casa y de qué demonios estás hablando.

Por respuesta, el Hatake volvió a jalarlo de la ropa y lo llevó a la sala donde estaban Iruka y Naruto en un sillón mientras Sai dibujaba entretenido desde otro sillón.

-¡Teme, bienvenido! –sonrió el rubio al verlo

-Estoy en casa, usuratonkachi.

Ya se había acostumbrado a que Naruto lo recibiera con un abrazo tan fuerte que a veces lo tiraba al suelo, por lo que se desconcertó al ver que él se quedó sentado en el sillón. Dudaba mucho que fuera porque tenían “invitados” (por no llamarlos de otra manera más insultante), ya que el chico no era alguien que se preocupara por moderarse en público.

-¿Qué está ocurriendo aquí? –exigió saber, arqueando una ceja

-Yo te explico todo, Sasuke –ofreció Sai con alegría

 

Procedió a contarle todo lo ocurrido desde que la extraña mujer los amarró el hilo hasta que Tsunade y Shizune les hablaron de lo que era el hilo rojo del destino y los efectos que éste provocaba. La cara que el azabache puso fue mucho más divertida de lo que el pintor esperaba: una mezcla de asesino psicópata con novio obsesivo y posesivo.

-¡Quítate esa cosa de inmediato, Naruto! –ordenó con furia

-¡Si pudiera lo habría hecho desde hace horas, idiota! –replicó

-Desde que lo supimos, hemos intentado distintas formas de cortar el hilo y ninguna ha funcionado –intervino Iruka con pesar

-¡Esa anciana me las pagará! ¡No me dijo nada de esto cuando le entregué mi reporte!

-Porque seguro sabía que te pondrías así de violento –opinó Sai

-¡No molestes! –miró a Kakashi- ¿Qué vamos a hacer para quitarles ese endemoniado hilo?

-Es lo mismo que yo me pregunto –contestó también molesto

 

Estuvieron unos minutos en silencio hasta que oyeron golpes en la puerta y sintieron dos chakras conocidos. El Uchiha y el Hatake corrieron a la puerta y jalaron a las dos pobres mujeres que habían ido para intentar ayudarlos.

-¡¿Qué averiguaron?! –preguntaron ambos al mismo tiempo

-¡Primero cálmense! –ordenó Sakura con molestia- Entiendo que la situación es crítica, pero no sirve de nada que se desesperen.

-Discúlpalos, Sakura-chan –pidió el rubio, golpeando en la cabeza a su novio

-Por favor, dígannos que tienen buenas noticias –suplicó Iruka

-Así es –contestó ahora Shizune-. Estuvimos investigando en viejos libros y pergaminos y descubrimos que el hilo rojo del destino sólo puede ser cortado con la garra de un oso de orejas blancas.

-¿Dónde lo encontramos? –preguntó Kakashi

-Afortunadamente hay algunos en el bosque de la muerte –siguió la mujer-, pero son criaturas sumamente fuertes y agresivas, de modo que será peligroso.

-Y una cosa más –añadió Sakura con seriedad-. Descubrimos que el hilo no surte efecto después de veinticuatro horas, sino que lo hace cuando el sol vuelve a salir. De modo que sólo tienen hasta el amanecer para cortar el hilo, deben darse prisa.

Los demás se sorprendieron por esa nueva información. Naruto observó con preocupación a Sasuke, quien le jaló una mejilla a la vez que sonreía de medio lado.

-No te preocupes, usuratonkachi. Ya verás que lograré traer esa garra antes de que se agote el tiempo.

-Más te vale, teme –le sonrió también

-Kakashi, acompáñame –dijo el Uchiha-. Entre los dos hallaremos más pronto a ese oso.

-Claro.

-Kakashi-san… -susurró Iruka

-Y Sai –siguió Sasuke-, tú vete a casa.

-¡¿Qué?! ¿Por qué?

-Porque estás disfrutando burlarte de mí por este lío.

-Hum… Qué malo –negó con la cabeza-. Está bien, no me queda de otra.

-Los esperaremos a las afueras del bosque de la muerte –dijo Naruto y miró a su pareja-. Tengan cuidado y dense prisa.

 

Un rato después, Sasuke y Kakashi recorrían el bosque de la muerte. Según las indicaciones de Shizune, el oso debía ser de color negro excepto por sus orejas blancas (de ahí su nombre). Había un montón de criaturas peligrosas en ese lugar, sin embargo los dos ninjas se deshacían fácilmente de ellas; no contaban con mucho tiempo y no pensaban desperdiciarlo.

-Sasuke –llamó el Hatake-, ahí está.

Se ocultaron tras un árbol para contemplar al enorme oso negro que caminaba a algunos metros de donde ellos estaban. Medía alrededor de dos metros y tenía unas grandes y filosas garras, al igual que sus colmillos.

-Vamos por él –ordenó el Uchiha

 

El oso estaba buscando comida cuando escuchó unos ruidos tras él. Rugió amenazantemente y volteó para encontrarse con sus asechadores. Cualquier persona normal se preocuparía al toparse tan fiero animal, pero aquellos dos sujetos que se le acercaban traían unas caras tan terroríficas que activaron su instinto de supervivencia.

-¡Maldito oso, ven acá! –gritó Sasuke

El pobre oso no ocupaba entender lo que esos humanos (si es que lo eran) le decían, bastaba con sentir la energía tan peligrosa que despedían: iban por él, así que prefirió huir lo más rápido que su patas le permitieran.

-¡¿Cómo demonios puede ser tan rápido teniendo ese tamaño?! –decía Kakashi, persiguiéndolo

-¡Ni crea que huirá! ¡Conseguiré su garra así sea lo último que haga!

 

Claro que el oso no pensaba ponerles las cosas tan fáciles, apreciaba demasiado su vida como para dejarse capturar por esas dos peligrosas criaturas que lo perseguían.

-¡Estoy a punto de perder al amor de mi vida! –gritó Kakashi, lanzando kunais al oso- ¡No voy a dejar que eso pase!

-¡Ni siquiera se lo has dicho! –rebatió Sasuke, lanzando su jutsu de fuego y quemando varios árboles, pero el oso era muy ágil- ¡Yo estoy a punto de perder al chico por el que he luchado tanto!

-¡No me contestes, mocoso insolente!

-¡Y tú no me digas así, anciano indeciso!

Aprovechando su disputa, el aterrado animal volvió a escapar. Los otros dos se observaron de manera fulminante, pero luego repararon en la ausencia de su perseguido.

-¡Huyó por tu culpa, Sasuke!

-¡¿Mía?! ¡¿Quién se puso a gritarme?!
-¡Esto te ganas por contestarme!

-¡Yo sólo dije la verdad! ¡Y no es momento para pelear! ¡Si no lo capturamos, perderé a mi Naruto y tú nunca tendrás la oportunidad de declarártele a Iruka!

-¡Eso ya lo sé!

Como vieron que de seguir gritándose así no iban a llegar a ninguna parte, prefirieron tragarse sus demás palabras y ponerse en marcha para volver a localizar al oso.

 

A las afueras del bosque, Naruto e Iruka aguardaban el regreso de los otros dos. El castaño giró la cabeza hacia el horizonte, ya que el sol estaba a punto de salir.

-Lo siento mucho, Naruto.

-¿Por qué se disculpa, sensei?

-Por todo este asunto del hilo blanco, ya no tenemos más tiempo. En mi caso no hay problema porque estoy solo –apretó un puño y agitó la cabeza para alejar pensamientos sobre cosas que nunca ocurrirían-, pero tú por fin tienes a Sasuke luego de todo el dolor y sufrimiento que pasaron.

-Eso es cierto, pero –lo miró y sonrió con vergüenza- sé que pase lo que pase, siempre amaré a ese teme.

 

Kakashi y Sasuke venían corriendo, sucios, desaliñados y arañados porque luego de capturar al oso, éste también les dio pelea antes de permitir que le arrancaran una de sus valiosas garras.

-¡Naruto!

-¡Iruka!

Ambos gritaron al mismo tiempo, pero vieron los primeros rayos del sol alumbrarlos y luego se dieron cuenta de que el hilo blanco ya no estaba en sus dedos. Kakashi soltó la garra del oso y agachó la cabeza con impotencia. Sin poder apartar su vista del rubio, Sasuke caminó hacia él a paso lento; no creía poder soportar que el Uzumaki amara a otro hombre.

-Naruto… -susurró con dolor

-¿Por qué me miras así, teme? –le preguntó con duda

-¿Eh? –tanto él como Kakashi lo observaron

Iruka se agachó y del suelo recogió el hilo blanco para luego mostrárselo a los demás.

-Parece que se soltó solo –dijo

-¡¿Qué?! –exclamaron los dos cazadores de osos

-Cierto, ya no está –dijo Naruto examinándose el dedo meñique

-Usuratonkachi –llamó el moreno-, entonces tú…

-Sí. Sigo siendo el mismo usuratonkachi, Sasuke.

El Uchiha estaba a punto de abrazar a su novio, pero de la nada apareció Sai en medio y se lo impidió.

-Debemos ir con Hokage-sama para saber qué pasó –propuso

-¡¿De dónde rayos saliste, pintor?! ¡Te dije que te fueras a tu casa!

-Sólo pasaba por aquí y escuché su conversación, Sasuke –contestó, sonriendo-. Deberías relajarte ya que no perdiste a tu Naruto.

-Calma –intervino Iruka-. Sai tiene razón, vayamos a ver a Tsunade-sama. Kakashi-san –lo llamó-, eh… ¿estás bien?

-Perfectamente –contestó, sonriendo como no lo había podido hacer las últimas horas-. Sí, estoy de acuerdo, vamos.

 

Todos fueron a la oficina de la Hokage, pero ella no estaba. Shizune y Sakura los recibieron, sin embargo no encontraban una explicación lógica para lo que había ocurrido.

-Tal vez yo pueda darles una respuesta –escucharon tras ellos

Voltearon para encontrarse con Tsunade quien venía acompañada de la misma gitana a la que ayudaron el día anterior y que les amarró el hilo como agradecimiento.

-¡Es usted! –dijo Iruka

-¡Setsuka-san! –la señaló el rubio

-No seas descortés con la invitada de Hokage-sama –regañó Sakura en voz baja

-¿Ah?, ¿invitada?

-Lo que sea –interrumpió Sasuke, fulminando a la mujer con la mirada-. De modo que fuiste tú quien provocó todo esto.

-Tranquilízate, Sasuke –ordenó Tsunade-. Setsuka no lo hizo de mala fe… creo.

-Yo tengo una duda –dijo Sai-. ¿No se supone que el hilo rojo del destino hace que las personas a quienes se les coloca se enamoren perdidamente?

-Efectivamente –respondió Setsuka-. El hilo rojo provoca que te enamores de la otra persona para siempre. En cambio el hilo blanco es para saber si tu pareja es la adecuada.

-¡¿Qué?! –gritaron todos, excepto Tsunade

-Si tu pareja resulta ser la correcta, el hilo blanco desaparece sin provocar cambios en las dos personas. En caso contrario, el hilo simplemente se desprender al amanecer.

-Un momento –Kakashi miró a Shizune con enojo-… ¡Nos dijiste que esto era un hilo rojo del destino! ¡Por eso armamos tanto alboroto!

-E-Eso fue sólo una teoría –respondió, temblando con miedo-. Por eso dije que “tal vez”  -recalcó esas dos palabras- se volvería rojo… ¡¡Lo siento!! –gritó, huyendo de la oficina

-Entonces tanto escándalo fue para nada –murmuró Sakura, suspirando

-Yo no diría eso –opinó Sai y le señaló detrás de ellos donde Sasuke tenía fuertemente abrazado  a Naruto y le llenaba la cara de besos por el alivio

-Tienes razón –sonrió la pelirosa-. Ahora esperemos que Kakashi-sensei no intente asesinar a Shizune-san.

El Hatake ya estaba emanando un chakra demasiado siniestro mientras maldecía a la pobre Shizune.

-Kakashi-san –llamó Iruka-, ¿por qué te molestó tanto toda esta confusión?

Kakashi lo miró y sin poder evitarlo se sonrojó levemente. Los demás se percataron de eso y decidieron retirarse para darles un poco de privacidad. Bueno, casi todos, ya que Naruto no entendía qué pasaba así que Sasuke se lo llevó jalando.

-¿Kakashi-san? –volvió a llamarlo

-Yo… estaba enojado y celoso porque no quería que te enamoraras de Naruto –explicó, mirándolo a los ojos

-P-Pero…

-Te amo, Iruka. Desde hace tiempo… que te he amado, sólo que… no me atrevía a decírtelo. Sin embargo… me aterró la posibilidad de perderte para siempre.

-Tú… ¿Hablas en serio? –agachó la cabeza-, ¿no es una mentira u otra confusión?

-Claro que no, jamás he hablado más en serio.

Iruka sonrió levemente y alzó el rostro para observarlo fijamente a pesar de la mezcla de vergüenza y emoción que sentía en esos momentos.

-Yo también te amo, Kakashi-san.

 

En el techo de aquella torre, Tsunade y Setsuka observaban a los aldeanos recorrer las calles haciendo sus actividades matutinas. La rubia sonrió y miró a su vieja amiga.

-Planeaste todo esto, ¿verdad, Setsuka?

-Así que te diste cuenta –respondió, sonriendo también-. Cuando los conocí, me di cuenta de que Naruto-kun ya estaba feliz con alguien, pero también descubrí que Iruka-kun amaba en secreto a una persona que pensaba en él con la misma intensidad.

-Ya veo.

-Lo que hago siempre es por el bien de los demás. A diferencia del significado metafórico con el que la gente lo emplea, el hilo rojo real es algo muy cruel pues obliga a las personas a amarse. En cambio el hilo blanco es más una prueba de amor.

-Aunque en este caso la prueba fue más para las parejas de los dos hombres que ataste –comentó la rubia, riendo

-Jajaja, eso es cierto.

 

Por otra parte, Sasuke y Naruto caminaban rumbo a su casa, ya que la noche anterior había sido sumamente agitada.

-Dobe, mira.

El rubio volteó para toparse con lo que el moreno le mostraba: aquél hilo que les trajo tantos dolores de cabeza (sin olvidar el colmillo perdido de Akamaru y el golpe que le dio Lee).

-Sasuke, ¿quieres que nos lo pongamos para ver si realmente somos la pareja ideal del otro?

En respuesta el Uchiha tiró el hilo al suelo y sonrió con la soberbia de siempre.

-No necesitamos este tipo de cosas. Yo tengo muy claros mis sentimientos por ti.

Feliz, Naruto se le colgó del brazo y rió.

-Vamos a casa. Ayer ni siquiera pude darte una bienvenida apropiada, jeje.

-Me gusta cómo se escucha eso, usuratonkachi.

-Oye, no sugerí nada erótico, así que quítate esas ideas de la cabeza.

-Nunca dije que estaba pensando en cosas eróticas, ¿o sí? Pero ya que lo sugeriste, no me parece mala idea.

-¡Idiota!

 

Mientras ellos seguían su camino en medio de gritos y alegatos, Sai apareció y recogió el hilo blanco para examinarlo con cuidado. Sonrió y se lo guardó en el bolsillo.

-Antes de que se vaya de la aldea le preguntaré a Setsuka-san qué clase de tinta podría usar para pintarlo de rojo. Después de lograrlo sólo tendré que idear un plan para engañar a Gaara-kun y hacerle creer que es el verdadero hilo rojo del destino.

 

Bueno, a situaciones desesperadas, había que tomar medidas desesperadas, sobre todo teniendo en cuenta el carácter del orgulloso pelirrojo. Y a final de cuentas, dicen que en la guerra y en el amor todo se vale. Incluso engañar al Kazekage de Suna o traumar a un pobre oso en peligro de extinción.

 

FIN

THE END

OWARI


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).