Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Cristalizado por RiriSkull

[Reviews - 73]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Todos los personajes pertenecen a su respectivo autor Kishimoto Masashi. Si fuera mio hace mucho que le hubiera vendido los derechos a Rankai para que ella nos deleintara con sus increíbles historias 8D.

El final de la primavera por fin llegó más rápido de lo que muchos habrían querido. Con las vacaciones de verano tocando la puerta, muchos alumnos ya pensaban en donde pasar su verano cuando apenas comenzaba mayo. La primaria de Konoha estaba cerca de celebrar su tradicional Festival Anual del Deporte Infantil, en el cual muchos de los niños más hábiles participaban y competían entre ellos para ganar una mención honorifica en su certificado de primaria, además de un exento en la materia de deportes. Para Naruto, ése era su día favorito, amaba los deportes de cualquier tipo, resistencia, obstáculos, carreras; pero el deporte que más animaba a Naruto era el Karate del cual era miembro y ese año, por primera vez, dejarían a su club participar en la competencia. Las reglas y los clubs a participar estaban escritos en un pequeño anuncio decorado, pegado en la vitrina de anuncios mensuales.

—¡Increíble! ¡Increíble! —chillaba con orgullo Naruto, pegando más las sudorosas manos contra el vidrio. —¡Muero porque ya sea el festival!

Kiba se le acercó por la espalda y leyó el pequeño cartel.

—Así que al fin tendrás oportunidad de participar en el Festival como miembro de un club y no como un colado. —se mofó golpeando la espalda de Naruto en camaradería.

—¡Cierra el hocico, Kiba! —gruñó desdeñoso. —En este festival me luciré como nunca.

—Ni te emociones tanto, hombre. También participaré y te recuerdo que el año pasado yo tuve el primero lugar en resistencia. —remangó la manga de su uniforme doblando el brazo en pose de superioridad. Continuaron charlando en el corredor de la primaria hasta que un profesor les apremió para que fueran a sus salones, donde ahí los recibió el titular Iruka con la misma amigable sonrisa. Naruto corrió hasta el mayor saludándole y contándole a lengua suelta su fin de semana; Iruka asentía y respondía si le era preguntado algo por parte del niño.

Ya con el salón lleno de alumnos el profesor Iruka se dispuso a dar los buenos días y la orden de exámenes, así como los eventos y festejos importantes que aún faltaban en el ciclo escolar; también comentó acerca de la graduación que ya poco faltaba. Dentro de unos meses los niños de primaria serían jóvenes de secundaria. El profesor Iruka salió de clases y dejó al primero maestro en turno para que diera su clase.

La clase de Matemáticas, impartida por el profesor Hayama Shirakumo, siempre le habían pesado a Naruto, pero ese día resultaban especialmente pesadas. Todo lo que alguna vez aprendió con ayuda de Sasuke, Naruto lo veía tan borroso y con una barrera gruesa de concreto en su mente. Tenían que resolver un problema razonado que involucraba fracciones, ángulos y podía apostar su vida que aún no habían visto los pequeños números arriba de letras y viceversa (¿Cómo se llamaban? Expo... espone... ¡Bah! A quien le importaba, ni se lo sabía); pero el profesor Hayama actuaba como si eso careciera de importancia. Lo único que Naruto conseguía era un fuerte dolor de cabeza y que las letras de su libreta giraran en la hoja.

Curioso de su alrededor, Naruto le echó una mirada a Sasuke, éste no lucía ni por demás abrumado, se le veía bastante tranquilo y al igual que el profesor, los pequeños números a lado de las letras no significaban gran apuro; se percató que ya no tenía los yesos en su brazo pero si un pequeño curita circular en el antebrazo. A su mente llegó el día en el que Sasuke le relató su pasado, de eso hacía dos meses y desde ese entonces no volvieron a tocar el tema, aun cuando Naruto le propuso buscar el collar que insistía en no abandonar sus pensamientos. El único problema era que si Naruto tocaba el asunto del collar Sasuke dejaba de hablarle por una semana y para Naruto era la semana más tortuosa y larga (ya lo había hecho una vez), tampoco estaba dispuesto a visitar al tal Deidara, Sasuke se excusaba -porque para Naruto no dejaba de ser una excusa- con peroratas de que no tenía nada que tratar con un amigo de Itachi y que para él, cualquier asunto que involucrara al mayor era perdida de tiempo. Dos semanas Naruto insistió con el caso: Busquemos al amigo de Itachi, Deidara, para preguntas y respuestas. Tampoco era idiota y podía percatarse en esos ojos negros cuanto daño le hacía a Sasuke su necedad por saciar sus propias dudas. Resignado, poco a poco dejó de poner su dedo en el renglón y dejando el tema de lado. Aunque aún seguía esa espinita de dudas.

Un trozo de tiza voló por los aires golpeando en la cabeza de Naruto.

—¡Uzumaki, deje de ver al joven Uchiha, que le aseguro que en su cara no encontrará la respuesta al problema!

Las carcajadas de sus compañeros y la encogida de hombros por parte de Sasuke (cubriendo su sonrojo con sus flequillos), obligaron a Naruto a acomodarse mejor en su asiento.

—Lo siento, profesor.

—Dobe…—murmuró Sasuke, aunque Naruto notó de reojo una apenada sonrisilla. Sutiles cuchicheos llegaron a los oídos de Naruto.

—Siempre mira mucho a Sasuke…

—Se la pasan juntos desde que Uchiha llegó. Qué raros.

—Incluso una vez los vi tomados de la mano.

—¿En serio? ¡¿Dónde?!

—Son extraños… seguro Uchiha echó a perder a Uzumaki.

—No, a lo mejor es cosa de los dos.

¿Qué era todo eso? Naruto de repente tenía la sensación de saberse observado como un animal de zoológico. Trataba de hacer como que no oía los comentarios de sus compañeros que le perforaban hasta lo profundo de los tímpanos. Apenas disimuladamente, Naruto se atrevió a ver a Sasuke tan impávido a las críticas ajenas, pero él no era como el pelinegro. A Naruto le afectaban en demasía y con un nuevo sentimiento de culpabilidad, enterró la nariz contra la libreta de matemáticas. ¿Tan mal estaba en sus sentimientos por Sasuke? ¿Qué había de erróneo en ellos?

Sakura en tanto, miraba a Naruto con ojos lastimeros, pero sin objetar nada en defensa de éste, decidió regresar su atención al pizarrón. Las clases transcurrieron con normalidad, las burlas verbales cesaron y poco a poco los alumnos regresaron a sus asuntos, cosa que Naruto agradecía internamente, sin embargo, se percató de un pequeño papel arrugado que caía justo en la libreta de Sasuke (Naruto le miraba por el rabillo del ojo), quien lo desdobló e hizo una mueca de disgusto bastante bien disimulada. Arrugó el papelito y lo tiró al suelo, continuando con su trabajo. Cautelosa y desinteresadamente, Naruto deslizó su pie pisando el papelito con una risilla de éxito. Lo leería apenas todos se distrajeran.

La campana dio por anunciado el fin de la clase, el profesor ni bien dejó la tarea cuando sus alumnos ya se paraban a su siguiente asignatura. Sasuke guardó su libreta en su mochila (la suya extrañamente ya no estaba en la escuela cuando la dejó hacia unos meses) y caminó unos cuantos pasos notando a Naruto aún sentado.

—Dobe —le llamó captando la atención del rubio. —, ¿no vas al laboratorio de computo?

—Adelántate, teme, nada más resérvame un lugar. —pidió Naruto con una sonrisilla. Sasuke se encogió de hombros saliendo enseguida del salón.

Ya con todo el salón vacío, Naruto se inclinó tomando el papel arrugado y sucio. Lo desdobló con una calma que descuadraba completamente con sus nervios e incertidumbre. Al tenerlo por completo estirado, sus ojos azules se pasearon por cada línea escrita con pésima caligrafía.

Maricón. Uchiha Sasuke es la puta de Uzumaki.

No podía creerlo. No pudo saltarse la clase de computación, pero al llegar al salón notando que Sasuke le tenía un lugar libre a su lado, decidió pasarlo de largo sentándose hasta la última fila frente a una computadora vieja y demasiado lenta. No se atrevió a ver la cara de Sasuke, pero juraba que éste le miraba con ojos pesados. Unas hermosas esmeraldas verdes no perdieron detalle de esto.

 

En la hora del descanso, Naruto veía a todo el alumnado desde la azotea del colegio, bastante difícil había sido llegar ahí sin que Sasuke lo interceptara. Se sentía por demás extraño por no pasar un descanso junto a su amigo; podía verlo sentado a la sombra de un árbol, con su almuerzo aun cerrado y mirando simuladamente a su alrededor, esperándolo. De repente un sentimiento de culpabilidad golpeó su pecho. Sasuke no tenía más amigos fuera de Naruto (y no porque no pudiera, el pelinegro mandaba a volar a todo el que se le acercara) y ser testigo de cómo se negaba a comer sin su compañía le apachurraba el corazón. Exhaló un profundo suspiro dejando ir su cuerpo hasta el suelo donde se sentó.

Naruto no podía sacarse de la cabeza el recadito pasado. ¿Desde cuándo pasaba algo así? porque él simplemente no podía creer que ese altercado fuera de días, Sasuke parecía bastantito acostumbrado y eso enfurecía más al rubio. ¿Esas ofensas eran solo textuales? ¿Alguien ya se había metido con su amigo y Naruto era lo suficientemente ciego para no darse cuenta? El recuerdo del primer yeso en la mano de Sasuke llegó a su mente:

Me peleé con unos idiotas por meterse conmigo, ¿Contento? uno quiso dárselas de listo y me rompió la muñeca.

De eso yacía bastantes meses. Sasuke sufría en silencio las agresiones de sus compañeros por culpa suya. Se metía en peleas defendiendo su amistad. Pero ¿Por qué no le pidió ayuda? Naruto no podía comprender porque si eran tan amigos Sasuke prefería pasar solo ese mal momento de su vida. ¡Él también estaba involucrado y se merecía más que un brazo roto! . Estaba furioso, con la cabeza cegada y un nuevo monstruo revoloteándole desde lo más profundo del estomago. Obligaría a Sasuke a confesarle todo; ya estaba llegando a su límite respecto a verse al margen de la situación. No iba a seguir tolerando que le dejaran fuera del partido, menos si Sasuke tenía que ver. Estaba por demás decepcionado de Sasuke.

Una delicada cortina rosa tapó su visión de Sasuke. Sakura se sentaba junto a Naruto cosa que lo descolocó. Sakura abrazó sus rodillas y se permitió ver un poco del azulado cielo que gracias al inicio del verano tenían.

—Me sorprende verte aquí y no con Sasuke. —habló ella rompiendo el silencio.

—No tenía muchas ganas de estar con él.

—Ah...—miró en dirección al enorme árbol y la imagen de Sasuke esperando a Naruto le enterneció. —Parece que tiene hambre. ¿No bajarás a comer?

—La verdad, prefiero quedarme aquí, ya ves que hace un lindo día. —Naruto estiró sus brazos al aire dejando ir su espalda contra el suelo caliente de la azotea. —¿Tu no bajas a comer, Sakura?

Negó con un delicado movimiento de cabeza.

—Estoy a dieta.

Otro silencio se postró sobre la pareja. Naruto perdía la vista en las esponjosas nubes blancas, mientras que Sakura seguía en la misma posición.

—Estas enojado por lo de la mañana. —supuso Haruno sin moverse ni un poco. Estaba algo nerviosa por haber soltado al fin las palabras que tanto la motivaron a estar ahí y no con sus amigas.

—No. —mintió, rodó un poco dándole la espalda a Sakura. —No lo sé.

Sakura giró la cabeza pegando los ojos a la espalda de Naruto. Otro molesto silencio. Para Naruto era extraño como los silencios con Sasuke se sentían tan bien, placenteros, como si entre ambos la sola presencia del otro era suficiente como para arruinarla con palabrerías insulsas. Y ahora, el silencio era endemoniadamente incomodo, casi Naruto podía jurar que la presencia de Sakura le fastidiaba sin razón aparente. Quería que se fuera, no tenía humor de hablar con nadie.

—Pienso que si algo te molesta, puedes decirlo, Naruto. —insistió ella regresando su atención a Sasuke que aun no abría su almuerzo.

—¿Por qué habría de molestarme algo? Todo lo que dicen son mentiras. —advirtió Naruto.

—Aún así, no deja de fastidiarte. No me sorprende que hasta ahora te hayas dado cuenta. —dijo solemne Haruno, estirando las piernas contra el suelo. —Incluso pensé que te lanzarías contra los que andan diciendo que ustedes son raros.

Otra vez esa palabra, empezaba a odiar esa palabrita que desde un tiempo era usada para encasillar su amistad con Sasuke. ¿Es que nadie podía entender que lo suyo era especial? Era una amistad de verdad, libre de prejuicios.

—Para mí también son raros. —confesó Sakura sin sonar avergonzada. Naruto giró su cabeza curioso por semejante confesión. —De un tiempo acá tu mundo ha girado en torno a Sasuke, Naruto. Ni entre los hermanos existe algo como eso. Has perdido tu individualismo.

¿Sakura venía a consolarlo? porque de ser así, la chica era malísima. Con el cejo apretado, Naruto regresó a su actual postura.

—¿Qué sabes tú, Sakura? entre niñas es diferente. —se defendió Naruto irritado.

—Puede que sí, pero ni siquiera nosotras somos tan melindrosas con los acercamientos. —rió divertida. —Un poco más y ya estarías besando a Sasuke.

A la mente de Naruto resurgió el beso en el bosque y otro en el hospital. Ambos, muy a su peculiar modo, fueron dulces y especiales. Una torpe sonrisa se dibujó en sus labios.

—A lo que quiero llegar, Naruto... es que si sientes algo mucho más fuerte que amistad por Sasuke, díselo...—volteó a ver a su amigo que ahora parecía bastante interesado en sus palabras ya que había regresado a verla. —, es algo triste ver como no te das cuenta de las cosas y, puede que no sepa como piense Sasuke respecto a esto, pero si puedo percatarme de lo que tú sientes y eso no es amistad, Naruto.

—¡Oye! No me salgas con esas idioteces, Sakura. —gruñó Naruto ofendido por las palabras de la pelirosa. A él no le gustaban los hombres, eso estaba más que claro, podía pasar tranquilamente de ver a Shikamaru o Kiba en ropa interior (cosa que prefería no imaginar ahora) y no sentía absolutamente nada de lo que Sasuke le transmitía. Era diferente, sin un punto de comparación. Con Sasuke era... con Sasuke se sentía, ¿Cómo se sentía? ¿Por qué podía besarle sin sentirlo incorrecto?

—Sólo quiero abrirte un nuevo panorama. —dijo ella levantándose. —Es probable que si logras entender tus sentimientos puedas sentirte más libre, ¿No?

—A mi no me gusta Sasuke. —reprendió entre dientes sin apartar la mirada contra la de Sakura que se la sostenía segura y con un dejo de diversión que ponía más de malas a Naruto. Incluso a ella le parecía cosa de burla su amistad con Sasuke.

—Bien, de ser así...—caminó tranquila hasta quedar unos pasos lejos del rubio, giró su rostro enfrentando a Uzumaki. —, voy a conquistarlo para hacerlo mi novio.

—¡Tu ni lo soportas! —reprendió Naruto poniéndose en pie de un salto. Nuevamente ese monstruo cargado de furia e irritación agolpaba el estomago de Naruto.

—No, pero si lo conozco mejor puede llegar a agradarme. —propuso Sakura abriendo la puerta de la azotea y dejando solo a Naruto.

Había empezado a llover, dándose cuenta por el golpeteo de las gotas contra su rostro. Naruto alzó la cabeza dejando que la lluvia chocara de frente. ¿Por qué no dejaba de llover si quiera en verano? Volteó hacia el enorme árbol, Sasuke ya no estaba ahí. Las dudas comenzaban a hacer mella en su corazón. No soportaba la idea de ver a Sasuke con Sakura, en un noviazgo no había espacio para un tercero. Y Naruto no pensaba quedarse relegado. Metió las manos dentro de sus bolsillos del pantalón, dejándose ir de espaldas contra el enrejado.

—Gustarme Sasuke... —susurró al aire. —¿por eso me molesta que Sakura se le acerque? —negó con tanta fuerza que su cabello salpicó. —No, no puedo dejar que ensucien mi amistad con Sasuke, si Sakura quiere andar de novia con él, perfecto. Pero yo llegué primero. Soy más importante. —sus hombros cayeron pesados. —¿Lo soy? —apretó con fuerza los dientes hasta el punto que su quijada dolió. —No quiero... no quiero que Sasuke esté con ella... no quiero...

No lo entendía, por más que intentara esforzarse por comprenderlo, para Naruto era algo completamente nuevo. Jamás le cruzó por la mente que sus sentimientos fueran algo que sobrepasara la amistad; y es que sencillamente no lo veía posible. Ya había tenido una plática similar con Shikamaru, aunque éste lo confundió más, Naruto tenía en claro que Sasuke le gustaba por ser un chico, pero era por la sencilla razón de que no se complicaba la vida. Eran iguales, podían tratarse a golpes o malas palabras y no pasaría de uno que otro moretón. ¡Con una niña no podías hacer eso! Y no por cosas así ya te gustaban tus amigos; era lo mismo que con Kiba, ambos acabaron en golpes muchas veces y nunca tuvo las insistentes ganas de besarle. ¿Por qué con Sasuke sí?

—Me duele la cabeza... —se hincó, llevándose las manos al cabello. —esto es... tan insoportable.

Durante aquel día, Naruto tuvo que esforzarse por atender las clases. A pesar de estar empapado por la lluvia que cayó en el descanso y la cual aún no cesaba; el incesante parloteo del profesor de Geografía era completamente ignorado por los oídos de Naruto, dejando la voz del maestro lejana y difícil de comprender; su mente iba de Sasuke a su relación de amigos y de ahí a las burlas de sus compañeros que acosaban a Sasuke. Sencillamente no podía hacerse a la idea de una relación más profunda. No se visualizaba haciéndose arrumacos entre ellos.

Al finalizar la clase, Naruto guardaba sus libros con tanto apuro que incluso su pluma había caído del pupitre, se levantó y sin ver a nadie salió del salón sintiendo la pesada mirada de Sasuke contra su espalda. Lo estaba evitando y lo peor de todo era que siempre había sido muy malo para fingir demencia o ser un poco más discreto con sus acciones.

Con la lluvia convertida en ligeras gotas esporádicas, Naruto logró llegar a su casa apenas con algo de humedad en su uniforme, tiró la mochila al suelo y sin saludar a su madre subió las escaleras hasta su habitación donde un fuerte portazo le advirtió a Kushina que su hijo no quería hablar con nadie.

Así fueron los siguientes días para Naruto: ignoraba a Sasuke lo más que podía durante clases llegando incluso a cambiar de lugar con otros compañeros con la excusa de que no podía leer las letras del pizarrón, se escondía en la azotea durante los recesos mirando al pelinegro comer solo (había dejado de esperarlo para comer), no cruzaba palabra alguna después del colegio y desaparecía tan repentinamente que hasta el mismo Naruto se sorprendía de sus grandes dotes de escapista. Era el peor amigo y era consciente de ello, pero Naruto se sentía con tantas dudas sobre sus sentimientos por Sasuke que le aterraba equivocarse y echar a perder tantos meses de amistad. Con la idea de aclarar su mente de una vez por todas, Naruto se decidió a no acercarse a Sasuke a menos que fuera absolutamente necesario.

Lo que nunca llegó a imaginar fue que ignorar al pelinegro le costaría más que un reclamo por parte de éste y era que Sakura había cumplido su palabra. La chica no dejaba a Sasuke ni a luz, ni sombra, siempre preguntándole la tarea (aunque ella de sobra la entendía), conviviendo en el salón cada que tenían cambio de clases, incluso en el descanso Sakura dejaba a sus amigas para pasar un rato con Sasuke. Eso no era lo que fastidiaba a Naruto, no por supuesto que no. Lo que le reventaba al rubio era que Sasuke aceptara a la chica con tanta tranquilidad y no le dedicara una de sus típicas miradas asesinas de -Muérete y déjame en paz-.  Al contrario, Sasuke se mostraba incluso atento con la chica, dedicándole una que otra mirada y sonrisilla discreta que Naruto juraba le pertenecían. A su mente llegaba una imagen de Sasuke y Sakura en un rincón de la escuela, muy agazapados y casi comiéndose entre ellos; el solo pensamiento le hizo hervir la sangre casi hasta hacerlo rabiar. ¡No! Ni Sakura, ni Sasuke podían estar de esa manera. Ni siquiera congeniaban, Sakura era una sabihonda mandona y Sasuke un ermitaño amargado, semejante combinación nunca se vería bien juntos.

Faltaban dos semanas para el Festival Anual del Deporte Infantil y menos de un mes para los exámenes finales, pero muy diferente de lo que Kiba y Shikamaru pensaban, Naruto no se mostraba feliz en lo absoluto. Poco tardaron en darse cuenta que su cercanía con Sasuke había disminuido y con ello los rumores que tanto molestaban a Naruto. Intrigados por tal cambio decidieron preguntarle sobre el asunto, pero Naruto se negaba a responder, siempre huyendo o mostrando esa sonrisa zorruna que ahora parecía más una mueca.

Para la última clase del día, Sasuke interceptó a Naruto en la entrada del salón, ya con todos fuera, Naruto le miraba con gesto duro.

—Oye, teme, tengo que ir a mi casa temprano. Mi madre puede regañarme. —apuró Naruto cruzando los brazos.

—¿Qué te está pasando estas ultimas dos semanas, dobe? —preguntó sin rodeos Sasuke.

—¿A mi? Nada, quítate. Tengo prisa. —empujó con algo de fuerza al pelinegro y salió corriendo pasillo abajo lejos de la vista de Sasuke. Después de días de no escucharle hablar, un estremecimiento cosquilleó en su cuerpo, y sin ganas de querer comprenderlo volvió a encerrarse en su cuarto una vez hubo llegado.

               

—¿Qué le pasa a Naru? —fue la pregunta que Minato soltó a Kushina. Ambos en la sala disfrutando de un momento de televisión.

—Ni idea. Ya lleva su buen tiempo así, pero no me dice nada. —confesó Kushina angustiada.

—Si tuviera problemas en la escuela ya nos hubieran llamado. —descartó Minato algo cansado. Naruto era un niño expresivo, pero cuando algo aquejaba a su hijo, éste siempre prefería callarlo y solucionarlo por su cuenta. Minato atrajo a Kushina contra su cuerpo y le besó la cabeza. —Naru hablará cuando lo necesite. Tranquila.

—Lleva también varios días sin hablar de ese muchachito. —se aventuró a decir la mujer.

—¿Muchachito?

—El chico Uchiha. —aclaró separándose de Minato. —Tal vez…

—No, Kushina. Hasta que Naru no nos diga nada, no podemos sacar conclusiones. —apuntó Minato rascando su nariz.

—Moo… Minato siempre me desvías. —se quejó Kushina jalando los cachetes de su esposo. Las ligeras pisadas de Naruto sacaron a la pareja de su momento, fue Kushina quien se dio cuenta de la presencia de su hijo en la sala. —Naruto, al fin bajas. ¿Ya tienes hambre?

Naruto, ya vestido con el pijama y un gorrito en forma de roedor, asintió sin levantar la cabeza. Kushina sonrió y se puso en pie caminando hacia la cocina dejando a ambos rubios solos. El menor aprovechó para sentarse junto a su padre enfocando sus ojos en el aburrido programa de televisión que veían. Minato le miraba expectante, podía leer claramente en el rostro de su hijo las fervientes ganas de preguntarle algo. Minato sonrió.

—No me gusta mucho ese programa. —comenzó para romper un poco el tenso estado de su hijo. —Pero a tu mamá le encanta ver programas policiacos.

—Mamá es algo excéntrica en sus gustos. —susurró Naruto sin despegar los ojos de la pantalla.

—Digamos que es una mujer fuera de este mundo. —corrigió sonriente Minato. Un silencio se apoderó de ambos y Naruto, un tanto nervioso, se atrevió a hablar con voz quedita y algo avergonzada.

—Papá… ¿Puedo preguntarte algo?

—Ya lo has hecho, Naru. —bromeó Minato, pero al ver la poca cooperación de su hijo supuso que no estaba de humor para bromas. —Tú dirás.

—¿Cómo es cuando alguien te gusta?

Minato no esperaba tal pregunta, al menos no en algunos años. Naruto siempre se había mostrado como un niño demasiado infantil e inmaduro, incapaz de retroalimentar sus sentimientos y ponerles nombres definidos. Pero su hijo se mostraba serio y Minato tampoco podía darle falsas respuestas. Y no era porque tuviera las verdaderas.

—Depende de muchas cosas, Naru —comenzó el mayor con la vista al frente sin prestar real atención al programa. —no es tan sencillo como decir: Ah, me gusta tal persona por esto o aquello. Incluso puede ser complicado.

—Papá, ya lo estás haciendo complicado. —se quejó Naruto.

—Sí, verdad. —rió con torpeza Minato. —Verás, Naru... cuando pensamos que alguien nos gusta no se asemeja en lo mas mínimo con lo que las mujeres sienten. Nosotros no pasamos por los tan mencionados revoloteos en el estomago, o ver todo color de rosa. ¿Verdad?

Naruto asintió, jamás había sentido tales cosas con Sasuke. Eso sólo apoyaba más su teoría de que las niñas eran unas exageradas.

—Nosotros somos un poco más dependientes. —aclaró Minato. —Buscamos a esa mujer que nos ame por quienes somos, pero que sea capaz de jalarnos las orejas cuando hacemos idioteces; que nos haga sentirnos capaz de todo y a la vez temerosos de no lograrlo sin ella a nuestro lado.

—En otras palabras que nos recalque nuestro complejo de macho. —gruñó Naruto alzando una ceja escéptico.

—Venga, Naru, si lo pones así se escucha feo. —rio Minato. —Pero algo así, aunque no lo entiendes del todo aún y es normal, apenas eres un niño. Cuando alguien te gusta, por más que digan que el físico no tiene importancia, no es así… el físico forma parte de todo el embrollo sobre el gusto de una persona.

—Es decir que… si la persona me agrada visualmente, ¿me gusta?

—Sí, te gusta su compañía, su presencia. —aclaró Minato. —Pero no es lo único que tiene que gustarte. También está su manera de pensar, sus opiniones, ideologías, pero eso no significa que debes estar de acuerdo en todo, aunque siempre está el complemento.

Me gusta el físico de Sasuke, es lindo, pero su manera de pensar es demasiado retraída, aunque no me quejo, me agradan los retos.’ Pensaba Naruto por cada palabra dicha por su padre.  

Minato se llevó una mano al mentón organizando un poco sus ideas. —Te gusta verle siempre feliz, puedes asegurarte que sería tu propósito cada que le tienes en frente.

Sí… quiero que Sasuke sonría más, que viva como el niño que es.’ Pensó Naruto con gesto de triunfo. Fue en ese momento que se permitió dar cuenta que sus pensamientos giraban en torno a una sola persona. Una ligera sonrisa y sonrojo se mostraron en su rostro. ‘Sasuke… tu me…

—Al parecer ya te aclaraste. —dijo animadamente Minato. Naruto asintió vehemente al ponerse en pie. —¿Y quien es la afortunada?

 

Durante la segunda semana de verano, Naruto se la pasó más enfrascado en sus clases de karate, ya con el Festival Anual de Deporte Infantil tocándole los talones, sabía que debía prepararse mucho más si quería tener un exento en deportes y lo mejor aún, un primer lugar en karate. Su primer trofeo y ya tenía el lugar ideal para ponerlo. En la cabecera de su cama. El tema de Sasuke aún no abandonaba su cabeza, pero al menos lo tenía un poco más esclarecido y la frustrante necesidad de huir de Sasuke habían desaparecido. Naruto no sabía si lo mejor era haberse dado cuenta de sus sentimientos; o que el festival  estaba pronto por venir y él se sentía en excelente forma; o que anhelaba que fuera el siguiente día para encontrarse con su amigo y expresar a lengua suelta lo que recientemente había descubierto; o que por fin volvería a retomar sus actuales dudas respecto a Sasuke y su pasado. Fuera cual fuera la razón por la que ese viernes todo lucía más brillante, la aprovecharía al máximo entrenando.

—¡Uzumaki!

La peculiar voz sacó a Naruto de sus pensamientos. Entrando al salón de karate se encontraba Rock Lee, un chico de curioso peinado y enormes cejas que Naruto podía asegurar no eran reales.

—Me alegra ver que al fin te dignaste a recuperar clases. —dijo animado. Rock Lee era un año más grande que Naruto y era de los mejores alumnos del profesor de karate, quien era nada menos que Gai, el profesor de deportes. —Este último mes supimos tan poco de ti que Neji insistía en darte de baja.

—Ese Neji, no le daré el gusto. —aseguró Naruto empuñando la mano al aire. —Estuve con unos problemas personales, pero ya todo está resuelto y vengo con energías de más.

—Eso suena bien. —Rock Lee se alejó unos pasos de Naruto, adoptando una pose estirada e incomoda. —¿Te parece si juzgo eso?

Naruto alargó su sonrisa endureciendo el cuerpo.

—Cuando quieras. Aquí te espero.

Se saludaron respectivamente como lo mandaban las reglas y sin esperar uno al otro, se lanzaron en un encuentro de patadas y brazos que se veía bastante reñido. Naruto esquivaba e intentaba dar un primer golpe, pero Rock Lee, a pesar de verse un chiquillo flacucho y raro, mostraba una habilidad y rapidez que al ojo humano era como ver una sombra moviéndose de un lado a otro. Poco a poco los alumnos que aún quedaban en la escuela por sus respectivas clases extracurriculares se fueron apiñando en las ventanas del salón de karate, impresionados por ver a ambos niños pelear con tanta entrega. Muchas exclamaciones se escuchaban cada vez que Rock Lee o Naruto daban alguna vuelta en el aire o se deslizaban en el suelo para acertar un golpe. La pelea era reñida y por el rostro de ambos podía saberse que ninguno estaba jugando.

Rock Lee dio un golpe que Naruto esquivó con su brazo, aprovechando para dar una patada estirada que Rock Lee logró parar imitando el mismo movimiento y ambos se impulsaron hacia atrás, Rock Lee acortó la distancia segundos después lanzando otro golpe, que Naruto apenas logró ver; usando el brazo de Rock Lee como soporte, dio una vuelta en el aire rozando con sus piernas el cabello de Rock Lee. El pelinegro dio un gran brinco, estiró ambas piernas sin darle un golpe a Naruto, éste aprovechó al verle caer al suelo con agilidad e intento un golpe con el puño, pero Rock Lee demostraba una velocidad que a Naruto comenzaba a impacientar. No por nada Rock Lee era famoso por su celeridad. El orgullo del profesor Gai.  Los alumnos vitoreaban cada que alguno de los dos atinaba un golpe y apoyaban tanto a Naruto como a Rock Lee.

Rock Lee sonrió justo cuando detuvo una patada de Naruto con su brazo, lo tomó del tobillo y deslizándose hacia el suelo pateó la pierna que Naruto usaba de soporte haciéndolo caer y Rock Lee acercó un puño contra el rostro de Naruto a gran velocidad.

—¡Gané! —afirmó el chico deteniendo su puño a escasos centímetros de la nariz de Naruto.

Naruto estaba agitado, con el rostro sudoroso y una mueca de enfado por haber perdido, pero aun así sonrió y aceptó la mano que luego Rock Lee le tendía para ayudarle a ponerse en pie. Perder con Rock Lee era como perder contra un gran oponente. Digno.

—No estás tan oxidado como pensé, Naruto. —sonrió Rock Lee, poco a poco los alumnos desalojaban la ventana para continuar con sus asuntos.

—¿Pues que esperabas? Al Gran Naruto Uzumaki nada lo puede oxidar. —vanaglorió el chico. —¿Participarás en la competencia de karate? Será un gran reto si entras.

Naruto lucía motivado por la idea de pelear con Rock Lee.

—Lo más probable, pero aún está en veremos. El profesor Gai quiere que reserve energías para campeonatos que valgan la pena.

—El festival vale la pena. —se quejó Naruto inconforme con la idea.

—No te ofendas, Naruto. Pero opino lo mismo. No creo poder desempeñarme bien en un festival como el de Konoha. Prefiero un torneo de verdad.

—¿Torneo? ¡Oi, esas son palabras mayores! ¿Has oído de alguno, eh, eh? —preguntó emocionado Naruto.

—Claro, pero aun faltan unos años. No aceptan a participantes de trece años para abajo. —se quejó Rock Lee sin abandonar esa sonrisa calmada.

—¡Increíble! Apenas cumpla los catorce mi meta será participar en uno. —se dijo motivado Naruto con fuego en los ojos. La sola idea de entrar a un torneo eran retos grandes, jamás se lo había planteado, pero ahora que Rock Lee lo mencionaba no le parecía tan mala idea entrar en uno. Continuaron charlando por unos minutos más donde Naruto aprovechó para decirle a Rock Lee que seguiría entrenando por su cuenta para el festival y que esperaba contar con su guía para poder ganar. Rock Lee accedió agradecido.

Salía tarde de su entrenamiento, ya aseado y con ropa casual puesta, a pesar de hallarse fatigado, Naruto aun tenía energías para continuar, pero pasando de las cuatro su madre comenzaría a crear una búsqueda militar con tal de saber su paradero. Pasando por el laboratorio de química, Naruto se encontró con Sakura bajando las escaleras, se extrañó de verle aún en el colegio y supuso que ésta se quedaba en algún grupo de estudio. Recordó entonces su actual estado, apretó con fuerza las asas de su mochila.

—¡Sakura! —le grito dando largas zancadas hasta llegar con la chica.

—¿Qué ocurre, Naruto? —preguntó Sakura, con gesto contrariado por encontrarse al rubio aún en la escuela.

—Sobre la conversación que tuvimos hace unas semanas. —empezó y Sakura asintió sin entender del todo. Naruto alzó el puño al aire doblando el codo después dejando el puño entre ambos. —No permitiré que te quedes con Sasuke.

Sakura miró a Naruto como si nunca hubiera visto a un niño. Pasando unos segundos, la chica mostró una sonrisilla en sus finos labios.

—Entonces ya por fin te diste cuenta.

Naruto asintió sin dejar de fruncir el cejo y bajando el puño.

—Me costó, pero ahora que lo sé no voy a dejarte el camino libre. —sentenció sin apartar sus ojos de las esmeraldas de Sakura. —Le quiero y también pelearé por estar a su lado.

—Siento gusto por ver que al fin aceptaste tus sentimientos, Naruto, pero el tiempo que tuve para tratar a Sasuke me ayudó a darme cuenta de que también me gusta y no te dejaré el camino libre.

—No espero que lo hagas. —dijo Naruto con voz clara.

Sakura lo miraba con tal estupor que Naruto supuso que nunca antes nadie le había retado tan descaradamente, eso sólo infló más su seguridad y continuó con los ojos fijos en ella.

—De ahora en adelante, Naruto —empezó Sakura después de segundos de mutismo. —ambos estamos peleando por el mismo objetivo, pero somos rivales. Desde ahora te digo, no me dejaré  ganar, menos por un niño.

Naruto le retuvo la mirada hasta que Sakura dio por terminada la conversación marchándose con paso seguro y confiado. Naruto no la dejó de ver hasta perderla de vista y una risilla astuta se permitió salir de sus labios.

—Depende de Sasuke al final… pero aun así seré yo quien gane el terreno completo en su corazón. Sasuke es mio.

 

=OwÓ=

Notas finales:

¡Hola, gente!

Uy, las cosas que pasé para escribir este capitulo, me gustó mucho, aunque me estaba alargado de más, era completamente necesario poner tanto la intervención de Sakura con respecto a los sentimientos de Naruto y la charla de Minato con éste. Ambas partes me gustó mucho redactarlas. Un momento entre niño y niña y otro entre padre e hijo. ¡Ah, les aclaro desde ahora, NO soy anti-Sakura. Al contrario, la chica me encanta y no le daré el papel de mala, ni bruja perversa, le daré un roll que se merezca y ayude a Naruto a crecer en el fic =), así que no esperen nada en contra de ella de mi parte, al menos no sin fundamentos.

Apareció Rock Lee, aww, este es un personaje que ya tenía desde bastante rato queriéndolo meter, aunque no es de mis favoritos, ayudará mucho a Naruto en su desarrollo tanto personal como espiritual.

Ahora que el niño sabe por fin lo que siente por Sasuke le tocará luchar contra toda una sociedad para estar a su lado y encima con todos los secretos que engloban a Sasuke 8D.

Sigo sin creerme lo mucho que este fic se ha alargado, es gracias a ustedes que me motivan a seguir escribiendo y recrear más escenarios y posibles embrollos. Muchas gracias la verdad ¡Oh y ya falta muy poco para que estos peques entren a la adolescencia! ¡Si, juegos de adultos XD!

¡Un beso a todas y gracias, de antemano, por sus reviews!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).