Prólogo: O lo que mentes puras no deberían leer (¡¡Se los advierto!!).
Había un incómodo silencio en la habitación y todo el mundo permanecía callado. Algunos tenían miradas asesinas en sus ojos, dirigidas a un individuo u otro. Otros, (léase Hiruma) se mantenían estoicos a simple vista, con un ligero tic en sus labios, muestra inequívoca de que se contenían para no largarse a reír.
Takami Ichirou, sin embargo, se encontraba muy cerca de rozar el límite de lo humanamente cuerdo ante la situación (o mejor dicho, persona) que se encontraba delante de él.
-Así que… ¿no recuerdas nada?-
-Defina “nada”-
Ante todo, el altísimo quarterback no era alguien, que se diga, impresionable, pero tener a un Shin Seijuurou delante de él, viéndolo como si fuese la primera vez que se encuentran, era algo muy difícil de creer.
-Bien. Partamos por algo simple- “y permíteme confirmar mis sospechas” pensó- ¿sabes quién soy?-
-No-
“Muy probablemente se trata de amnesia” mientras hablaba, el de shuuei* sacaba sus propias conclusiones mentales a la situación, ¿quién diría que los conocimientos adquiridos en la facultad le serían tan útiles ahora?
-De acuerdo… ¿y sabes quién eres?-
Hubo un pequeño silencio en el que el joven de los Oujo se removió en el asiento, incómodo.
-…No-
“Confirmado. Es amnesia… sin embargo” y Takami se acomodó los lentes, nervioso.
-E-este…-
-¡Shh! ¡Mantente en silencio, Sena!-
El otrora jugador de los Devil Bats tragó saliva, ligeramente sonrojado.
-Bien, sólo una pregunta más-
El lugar se llenó de un silencio casi mortuorio, señal que Takami vio como luz verde para “soltar la bomba”.
-S-sabes a quién… *cough* ¿conoces a la persona que tienes sentado en tus p-piernas?-
-Por supuesto, a Kobayakawa Sena-
Entre el público expectante se escuchó un conjunto de gruñidos disconformes y una risa ahogada (si, gente, ese último fue Hiruma).
-¿Y bien? ¿Cuál es tu conclusión, Takami-san?-
-*cough* B-bueno, esto es…-
-¡Irrisorio! ¡Kekeke!-
Y finalmente, la estridente y demoníaca risa del otrora quarterback de los Deimon Devil Bats se dejó escuchar, llenando el lugar.
-¡NO! ¡No lo es! ¡¿Y por qué tiene que agarrar a Sena así?!-
Esa fue la vena de hermano mayor de Kaitani Riku saltando a la acción, amable espectador. No saquen conclusiones raras. De cualquier manera, hagamos unas definiciones...
“Así”: Forma en la que Shin tenía agarrado a un más que rojo, más que avergonzado Sena. El agarre consiste básicamente en entrelazar sus dedos en un íntimo abrazo sobre la zona abdominal del más pequeño.
De más está decir, el castaño no sabía en dónde meterse, tapándose la cara con las manos totalmente avergonzado.
-Por qué me gusta así-
Fue la simple respuesta del simple joven, ocasionando que la risa del demoníaco rubio elevase en volumen y causando como consecuencia que aumentasen los gruñidos disconformes dentro de aquel lugar.
-E-esto…-
-¡Ahora no, Sena!-
Con ese grito del peli-blanco, el mencionado se encogió sobre sí mismo (err... sobre Shin), asustado y dejando que su amigo de la infancia siguiese soltando su ira como quisiese.
-¡Y tú! ¡¿Cómo diablos te enteraste de esto tan rápido?! ¡¡Estabas en un partido, demonios!!-
-¿Oh~? ¿Acaso te olvidaste del lugar en dónde estamos? Todo lo que pase en Saikyoudai, si el rector engaña a su esposa con la secretaria en su oficina, si los funcionarios hacen uso ilícito de los fondos de la universidad, incluso si un perro se caga–-
-¡Hiruma-kun! ¡¿Qué clase de ejemplo fue ese?!-
Sí, adivinaron. Esa fue Anezaki Mamori.
-Todo lo que ocurre en Saikyoudai no ocurre sin que antes yo me entere de ello-
-¡Pero “esto” no ocurrió aquí!-
-D-de hecho, fue mi culpa. Como era el lugar más cercano, le pedí a Mamori-san que nos ayudase-
Alzó la voz el chico mono, asustado también por el arranque de rabia de su compañero
-¡Era obvio! Siendo de un equipo rival o no, ¡si se trataba de Sena era obvio que yo haría lo que fuese necesario para ayudarle!-
-A-ah… Mamori nee-chan, u-um, ¿ayuda?-
-Dame un segundo, Sena, en un momento voy contigo-
-¡Monta! ¡¿Qué tenías en la cabeza cuando–?!-
-L-lo lamento, Riku, ¡te juro que no pensé que esto podría llegar a pasar!-
-¡No, si eso es evidente!-
-¡S-Shin-san! ¡P-por favor no toque ahí– ahh~!-
La puerta de la enfermería (lugar en el que estaban actualmente) se abrió estrepitosamente, mostrando en ese momento a los ases del antiguo Team Japan, los cuales quedaron sin habla al ver cierta escena que se estaba dando en el lugar.
-Q… ¡¿Qué mierdas?!-
-¡S-Sena-kun~!-
-¡Sena! ¡¿Qué demonios significa esto?!-
-¡¿Ah~?!-
Sin embargo, fue el resoplido de Kongo Agon, genio y otrora jugador estrella de los Shinryuuji Nagas, el que llamó la atención dentro del caos que se había formado.
-¡¡¿Por qué la basura bajita está siendo violada por la basura monstruosa sin que nadie haga algo al respecto?!!-
Muchas cabezas prácticamente se desnucaron al escucharle hablar, girando hacia los susodichos que protagonizaban la escena que, más que seguro, provocaría problemas de más de un tipo en las personas que la vieron.
Y es que Sena… si, él seguía en el regazo del linebacker, con la única diferencia de que ahora tenía las piernas indecentemente abiertas y con cada uno de sus brazos puestos sobre los del oji-azul, los cuales se hallaban debajo de la polera (en la zona del pecho) y sobre el muslo del menor, peligrosamente cerca de su intimidad.
Y el silencio reinó en el lugar por…
3.
2.
1…
*Click* *Click* *Click*
Fue Hiruma el primero en reaccionar, sacando fotos como el maniático que es y feliz de tener material fresco para su nuevo libro de chantaje (el primero ya no tenía más páginas para almacenar la información, si hay que ver…)
-Esto vale oro, kekeke…-
-¡A-a-a-a-a-ah! ¡S-S-Se-e-na-na-a-a!-
Mamori se sonrojó, tartamudeando frases incompletas e incoherentes mientras un finísimo hilillo de sangre salía de su nariz.
Hiruma, obviamente, aprovechó la oportunidad para sacarle fotos a la manager en esa penosa situación.
-*Gasp*… *Gasp*-
Monta, por otro lado e incapaz de procesar la escena que avistaban sus ojos en su cabeza comenzó a hiperventilar, blanco como una hoja de papel.
-S-Se…Se…-
Para Kaitani Riku, sin embargo, no era cosa de haberse quedado pasmado. Tampoco era cosa de, uh, “alterarse” con el erotismo de la escena (el cual era alto, ridículamente alto, todo sea dicho) no, nada de eso…
Riku estaba a una sola imagen inapropiada de explotar en cólera.
-S-Sena… su-suelta…-
-Ahh~…-
Oh… y fue esa mano que apretó donde no debía la que jaló el gatillo de la verdadera ira del peli-blanco.
-¡¡¡SUELTA A SENA EN ESTE INSTANTE!!!-
Y como si se tratase de una orden, al momento de escuchar la fúrica exclamación del más pequeño los ases del Saikyoudai se abalanzaron sobre la pareja, intentando separarles (y repito, intentando. Si es que ese apego recién descubierto de Shin hacia el running back era cosa de cuidado).
Así que…
Con un Hiruma ya desternillándose de la risa y revolcándose en el suelo. Una Mamori y un Monta absolutamente perplejos (misma escena, diferente reacción. ¡Había que aclarar esto!). Un Sakuraba y un Takami casi muertos de la vergüenza y en segundo plano y un montón de súper hombres irrisoriamente atractivos peleándose por el pequeño y rápido jugador de Amefuto como si fuese un jugoso bistec, es que Sena se preguntaba…
Y se preguntaba…
Y se preguntaba…
¡Con un demonio! ¡Ninguna pregunta que se formulaba en su cabeza tenía el más mínimo sentido!
¿Es que cómo habían llegado a esta situación?
En serio, ¡¿qué mierdas estaba pasando allí?!
Continuará…