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Jalousie por SHINee Doll

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Notas del fanfic:

Anteriormente se había lanzado en el grupo MinKey is love ~ un proyecto donde los miembros habrían de formar parejas y escribir una historia en conjunto, la cual sería publicada en el transcurso de Febrero con motivo de San Valentín.

 

Pues bien, Jalousie surge del trabajo de dos autoras amantes del MinKey y perdidamente enamoradas de Kim KeyBum:

 

Mikku_shinee & SHINee Doll ♥ ~ |

 

¡Disfrútenlo! :3

Notas del capitulo:

¡Hello, Hello ~!  Acá Mikku_shinee & SHINee Doll ♥ ~ |

 

Esperamos disfruten realmente disfruten la historia que hemos escrito pensando en todas aquellas personitas que gustan de nuestras historias, pero más que nada del MinKey ~

 

Un beso enorme a los miembros del grupo MinKey is love ~ en Facebook, que siempre están allí apoyándonos.  Especialmente a las lindas señoritas que nos ayudan a administrar la página, el grupo y se han convertido en personas importantes para nosotras: Tere, Faby, Mikka y Mayu.

Las calles se encontraban iluminadas por hermosos faroles, con los vehículos aun transitando aunque fuesen las tres de la mañana. La ciudad de París lucía más hermosa de noche o al menos eso pensaba Key, aunque no estuviese apreciando realmente el paisaje, con sus ojos felinos paseando por todo el lugar, totalmente ajeno a la realidad.

 

Había sido su primera presentación en MUSIC BANK. Tenían tan bellos recuerdos del SMTOWN donde participaron meses atrás, que la idea de volver les encantó; pero esta vez había un integrante menos, faltaba su líder y amigo. Key aún no se explicaba como el mayor había llegado a caer de esa forma, doblándose el tobillo. Aquel incidente le había costado a Jinki participar en las presentaciones y el viaje a París, pero los más afectados al parecer eran Jonghyun y Taemin. La presentación fue, en su opinión, un éxito; aunque estaba seguro que el rostro aburrido y ceño fruncido de Jonghyun traería consigo algunas quejas de su manager y de las fans, pero a éste no le importaba realmente. El vocalista siempre había sido muy “transparente”, así que era fácil darse cuenta si algo lo molestaba o le resultaba incómodo.

 

A su mente vino el recuerdo del MUSIC BANK; la música, los gritos de las fans, las luces, el calor que hacía. Pero hubo algo que el todopoderoso de SHINee no podía olvidar: aquellos grandes ojos que parecieron mirarlo con odio; todo gracias a quien llamaba su mejor amigo.

 

-Maldito Jonghyun.- murmuró. -¿Cómo demonios no se controló?- Key hizo un puchero abultando sus labios y soltó un largo suspiro.

 

Sabía que sin el líder cerca, el vocalista se comportaría de una manera un tanto más hiperactiva, pero ¡¿lamerle la oreja?! Aún sentía sus mejillas arder ante el recuerdo de aquello, pero no por gusto. ¡No! Sino por el grito de las fans y la mirada avergonzada de las SNSD que estaban presentes; pero todo aquello pasó a un segundo plano al voltear y ver como Minho estaba de pie, estático, con una mirada que podría haber intimidados hasta al mismísimo Lucifer.

 

Había bajado la mirada confundido por aquella desconocida mezcla de sentimientos, mismos que lo habían obligado prácticamente a salir del hotel donde estaban, escabullirse del manager y correr lejos. ¿Por qué lo había mirado de aquella forma? Recordaba las sonrisas, los susurros que había mantenido con el menor antes de aquello, la calidez de sus brazos cuando lo rodeaba de improviso por la cintura, logrando el grito ahogado de las miles de fans y que su propio corazón corriera un triatlón. Entonces, ¿por qué? Acaso… ¿Había alguna posibilidad de que Minho fuera homofóbico?

 

-Si él es homofóbico, yo soy heterosexual.- rió para sí mismo el todopoderoso. No podía catalogar al más alto de homofóbico si tenía en cuenta que sus “mejores amigos” eran Changmin y Donghae; no era un secreto para nadie que ambos chicos tenían una atracción poco disimulada por ciertas personas.

 

Suspiró, sintiendo su nariz muy fría; seguramente estaría igual de roja que sus mejillas. ¿Por qué no había salido más abrigado? Nuevamente la imagen de Minho apreció en su mente. Habían llegado al hotel y él no tardó en soltarle un largo sermón repleto de insultos a su mejor amigo por el bochorno pasado al término de la presentación. Ya se encargaría de vengarse luego. “Deja de quejarte; no niegues que te gustó”, había dicho Minho con voz fría, haciéndolo callar y dejando a todos con una cara de sorpresa que no podía describir con simples palabras. Fue por incomodidad, desilusión, rabia y dolor que salió del lugar, sin tomar nada para cubrirse del frío viento nocturno.

 

-Maldito Minho.- murmuró entre dientes, metiendo las manos en los bolsillos de la chaqueta que llevaba, intentando sentir un poco de calor.

 

El aroma a granos de café lo llevó a una pequeña cafetería. E lugar era acogedor, decorado con motivo de la fiesta que se celebraría en los próximos días: “San Valentín”. Había visto muchos locales e incluso algunas calles decoradas con corazones, globos y demás accesorios con alusión a aquel romántico día. Sabía bien que no podía pedir un día normal, tal vez alguna cita, una cena o como mínimo una salida al y aunque los horarios de SHINee no eran un problema, la persona de la que se encontraba enamorado sí lo era. Key no sabía realmente cuál era el nombre de aquel sentimiento, si podía llamarlo o no amor, pero estaba seguro que iba más allá de una simple atracción o de la amistad, lo había descubierto hacía mucho.

 

-Al fin te encuentro.- se giró, encontrándose con el más alto del grupo. Una bufanda cubría por completo su boca. Se quedó ahí, mirándole como si se tratara de una ilusión, hasta que sintió algo sobre sus hombros. –Saliste sin decir nada, ¿en qué pensabas?- lo regañó Minho, acomodando la chaqueta sobre los hombres del mayor, sonriendo ligeramente.

 

-¿Sólo por eso viniste?- preguntó con un atisbo de esperanza de que tal vez, sólo tal vez, el otro hubiera ido a buscarlo porque estaba preocupado, porque lo extrañaba.

 

-Jonghyun está preocupado; sabes que él está a cargo ahora que Onew se lesionó.- contestó, sin darle mucha importancia al tema. Miró la pequeña cafetería y luego al más bajo. -¿Quieres un café?- invitó, pero el todopoderoso se encontraba totalmente ajeno a todo. Pareció pensarlo un momento después y sonrió suavemente, logrando que el otro también sonriera.

 

-¡Oh, claro! ¿Por qué no?- respondió el rubio, comenzando a caminar en sentido contrario de la pequeña cafetería. –No, Minho, ¡no quiero un café!- chilló indignado, dando un par de pasos más.

 

-No seas infantil, Key.- habló el de ojos bonitos, caminando tras él y sujetando el brazo delgado con cuidado. -¿A dónde vas?- podía parecer idiota, lo sabía, pero la pregunta escapó de sus labios sin haberlo pensado siquiera.

 

-Al hotel, con Jonghyun…- el enfado brillaba en los ojos gatunos, hablaba apretando los dientes. –Deseo repetir lo ocurrido, ¿no has dicho tú mismo que me ha gustado?-

 

El alto se quedó completamente impactado por aquellas simples palabras, pronunciadas con tal frialdad que incluso su corazón pareció sentirlo. Se estremeció, con la boca entreabierta y los enormes ojos reflejando su sorpresa. Acaso, ¿había algo de dolor tras ese tono venenoso? La mirada de Key se lo decía; la forma en que caminaba ahora, algo agachado, lo delataba. ¡Había sido tan idiota!

 

-¡Espera!- caminó tras él, aún sin salir de su shock, confundido; para luego correr y aferrarse al cuerpo frágil frente a él. –Espera, Kibum, por favor.- murmuró contra su oído, con la espalda delicada pegada a su pecho, con el rubio bonito entre sus brazos, con la nariz hundida en las hebras doradas.

 

-¿Qué?- preguntó dudoso, con los labios temblando. Una lágrima se deslizó por su mejilla, la primera de aquella noche; siendo seguida tras otra, sin descanso. -¿Q-Qué es lo que quieres?- el menor apretó aún más contra sí el cuerpo delgado, sintiéndolo estremecerse, conociendo el rastro húmedo que marcaba sus pómulos altos y se colaba hasta la boca suave.

 

-No quería decir eso, Kibum.- el de mirada gatuna trató de soltarse, pero el agarre sobre su cuerpo era demasiado fuerte. Terminó rindiéndose, con sus manos apoyadas en ambos brazos trabajados, aferrándose inconscientemente a Minho. –Sólo… Yo sólo…-

 

-No importa.- ahora las lágrimas traicioneras rozaban la piel del alto, y su corazón se encogía al saberse responsable de la muestra de debilidad del rubio.

 

-Importa, Kibum.- cortó de inmediato. –Claro que importa.-

 

-Y-Yo… N-No entiendo, Minho.- su voz se perdía en el silencio de la calle vacía, en el oscuro callejón a su lado, en la fría noche de París. -¿P-Por qué te has enfadado?-

 

El modelo se quedó quieto, sin emitir sonido alguno, con la mirada reflejando cierto temor; el rubio se mantuvo silencioso también, deseando observar la reacción de su compañero, leer en sus enormes ojos marrones lo que sus labios jamás se atreverían a pronunciar, como tantas otras veces lo hizo.

 

-He sido un completo imbécil, Kibum.- murmuraba suavemente, siendo apenas audible por el más bajo. –No debí decirte eso, no debí tratarte de esa forma…-

 

-¿P-Por qué lo has hecho?- el enfado volvía, las lágrimas no paraban.

 

-¡Por estúpido!- elevó un poco su voz, apretándolo aún más, sorprendiendo al mayor. –Por insensible, por inmaduro, porque estaba celoso…

 

-¿C-Celoso?- sus labios temblaron, sus ojos se abrieron, se encontró a sí mismo temiendo escuchar lo siguiente, conocer los verdaderos sentimientos del rapero principal Y si… ¿y si Minho gustaba del vocalista? Se soltó de golpe, alejándose un par de pasos, mirándolo por vez primera desde que rechazó su invitación al café. -¿Celoso de qué?-

 

-De Jonghyun, del JongKey, de ustedes.- cada paso que daba cerca de él, Kibum lo daba para apartarse. Ninguno daba crédito a aquella situación. Jamás imaginaron que el momento de escuchar al otro hablar del tema amoroso llegaría.

 

-No entiendo, Minho.- susurró, con el corazón comenzando a romperse en miles de fragmentos. –De verdad, no entiendo.-

 

-No soporto verlos juntos; no me gusta que estés a su lado.- y una lágrima más se deslizó por el rostro bonito, delineando sus labios delgados, perdiéndose en su mentón. –Los guiños, los gestos, las miradas, las sonrisas, las risas… Sus juegos me enferman, Kibum.- suspiró, avergonzado de sus propias palabras. –Me enferma demasiado, porque soy un egoísta, porque los quiero sólo para mí.-

 

-Minho, yo…- dudó, ¿qué debía decir?

 

-Me gustas demasiado, Kibum. ¿De qué forma debo decírtelo?- el mayor se quedó inmóvil, con la boca entreabierta, dándole al alto la oportunidad de atraparlo entre sus brazos una vez más, de abrazarlo con fuerza. –Te quiero, Kibum, lo he hecho por mucho tiempo.-

 

-Minho, yo… Yo… No sé que decir… Yo…- apoyó la cabeza en el pecho fuerte, sonriendo al no ser visto; con el corazón latiendo rápidamente y los pómulos enrojecidos por el sonrojo, ya no por el frío.

 

-No tienes que decir nada.- habló el chico, apartándolo lo suficiente para tomar su rostro y depositar un beso en su frente. Key sonrió tiernamente, conociendo esa faceta tan dulce del deportista. –Entiendo, Kibum. Sé que Jonghyun y tú…-

 

-No es así.- se sonrojó aún más, avergonzado. –Es mi mejor amigo, Minho, ¿cuántas veces debo decirlo?- los ojos grandes se cerraron con alivio; además, tampoco había sido humillado o visto con desprecio por el otro. Había confesado sus sentimientos y ahora se sentía tranquilo, aunque éstos no fuesen correspondidos. –También me gustas…- el menor le miró de lleno, sorprendido. –Me gustas mucho, Minho.-

 

Permanecieron en silencio después de aquella confesión, rehusando la mirada del otro. El viento despeinaba los cabellos de Kibum, pero ya no sentía el frío invernal, porque Minho lo abrazaba con una calidez que llegó a instalarse en lo más profundo de su corazón. Deseaba decir algo más, saber que pasaría ahora, pero las palabras se negaban a salir.

 

-Kibum.- Minho fue el primero en romper aquel silencio, en buscar sus ojos felinos y brindarle una sonrisa sincera, dulce, enamorada. -¿Puedo?- acarició su mejilla, nuevamente sonrojada, y deslizó un dedo por los labios suaves; y el rubio asintió, cerrando sus ojos.

 

Key podía sentir el aliento de Minho cada vez más cerca y un escalofrío lo recorrió por completo. Entreabrió los labios, sintiendo la boca esponjosa amoldarse a la suya perfectamente, como dos piezas de un rompecabezas. Colocó ambas manos en el pecho trabajado, aferrándose a la chaqueta oscura, mientras movía sus labios sobre los otros, deleitándose con el labio inferior, sonriendo contra la boca ajena.

 

Minho llevó ambas manos a la cadera deliciosa, atrayéndolo aún más contra sí, clavando sus dedos en los costados. Recorrió con su lengua la húmeda cavidad del mayor, mordiendo de vez en cuando sus labios, robándole completamente el aliento. Kibum se estremecía por el contacto y pequeños gemidos escapaban de su garganta, mismos que se ahogaban entre sus bocas.

 

Se separaron con la respiración agitada, con los ojos oscurecidos por el deseo, con el anhelo de seguir explorando sus bocas, conociendo sus cuerpos. –Regresemos al hotel.- propuso el menor en un jadeo, robándole un beso más, ajeno a todo lo que pasaba en el mundo. El otro asintió y tomó su mano, comenzando a caminar bajo las tenues luces de la hermosa ciudad. 

Notas finales:

Y eso es todo por nuestra parte. Esperamos que les haya gustado aunque sea un poco y no murieran por exceso de azúcar. Si es así, pueden imaginarse a quién culpar ~ ¡Besos!


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