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Circus por Chris Yagami

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Notas del capitulo:

Y de nuevo... solo uno mas, ya mero llegamos al final.

Capitulo 6.- Quinto acto: Malabares.

Shun estaba en guardia, sus cadenas no se movían y Hyoga no acertaba a decir el porqué, pero parecía que al santo de Andrómeda no le sorprendía este hecho, o al menos no le importaba. Nada parecía estar fuera de lugar, Cisne por un momento comenzó a pensar que tal vez Shun estaba exagerando, pues ni siquiera podía sentir un atisbo de cosmos enemigo, ninguna manifestación de energía que le indicara que alguien se acercaba amenazante, como indicara su acompañante con sus palabras y también con sus reacciones.

Pronto se dio cuenta de que decía la verdad cuando alrededor, los árboles que ya estaban muertos comenzaron a mecerse de manera escalofriante por una especie de viento, mas bien una manifestación de energía invisible, insabora, incolora, intangible. Era completamente imperceptible para todos sus sentidos.

Los árboles se distorsionaron como si frente a estos se plantara un velo espeso, una barrera sólida que antes habían tenido la oportunidad de ver en Mü, si era similar al Crystal Wall significaba que les sería prácticamente imposible salir de allí. Fuera lo que fuera que estaba por llegar era poderoso.

-¡Rayos!- escupió Shun deshaciéndose de sus cadenas- ¿Qué intentas probar?- gritó al aire palideciendo. Estaba nervioso, no simplemente temeroso, sino aterrado.

-¿Qué sucede, Shun?- inquirió Hyoga acercándose- ¿Por qué te quitas las cadenas?

-No me serán útiles contra ellos- contestó encendiendo su cosmos al máximo, eso sorprendió a Hyoga, él no era del tipo que se planteara a pelear con todas sus energías desde el inicio de un combate, algo estaba escapándosele pero no lograba atinar que era- ¡Maldición!- volvió a exclamar el inocente caballero de Andrómeda temblando, no sabia si de terror o de rabia- ¡¿Tu los liberaste?!

Como respuesta recibió una risa escalofriante de todas partes. El caballero de cisne miró alrededor, parecía que provenía de cada rincón oscuro. Sentía miles de ojos escudriñando sus movimientos, siniestro, cada uno pesaba demasiado sobre él, era como una rara técnica de parálisis, similar a la que el caballero de escorpión usara alguna vez pero en esta ocasión si podía hacer uso de su cosmos congelante y era lo que utilizaba protegerse. Creo una corriente de viento frio alrededor de ambos pensando que con eso seria suficiente para repeler algunos ataques, pero supo que se había equivocado cuando Shun se dejó caer al suelo escupiendo sangre.

-¡Shun!- intentó acercarse pero no pudo mover ningún musculo.

-¡Basta!- gruñó el mas joven arrodillado sosteniéndose el estomago y atrapando la hemorragia con una de sus manos- ¡Duele!

-¡¿Quién eres?!-gritó también dirigiéndose a esa risa.

-¡Esto no es…necesario!- lloró Andrómeda respirando dificultosamente.

-¡Déjalo en paz!- gritó a quien fuera que se riera en las sombras- ¡Estás matándolo!

La risa cesó de inmediato justo antes de que se escucharan varios lamentos acercándose. Desde las sombras aparecieron varios cuerpos, fenómenos que caminaban con dificultad, en sus ropas ambos caballeros se dieron cuenta, eran los aldeanos desaparecidos.

-¿Qué pasó con ustedes?- preguntó intrigado desde su posición el caballero de cisne.

-Ellos- repetían con sus labios deformes, con rosas carmesí en cuerpo y rostro, rosas que caían pétalo a pétalo dejando al descubierto el interior blanquecino de esas personas que parecían cadáveres- Ellos- lloraban con ojos blancos, ojos que derramaban un espeso líquido repugnante.

Shun intentó levantarse para ir al lado de Hyoga pero su cuerpo comenzó a convulsionarse espantosamente mientras de sus labios brotaba un espeso rio de un líquido negro.

-¡¿Qué le estas haciendo?!-gritó horrorizado sintiéndose impotente. Estaba muriendo. Lentamente Hyoga se dejó caer al suelo, sus rodillas no soportaron más. Cerró sus ojos azules que ardían. No podía hacer nada, no se podía mover y sus oídos eran torturados con las quejas de Shun- ¡Ya basta!

Un coro de risas infantiles se escuchó de pronto, dos bellas voces provenientes de un lugar bastante cercano. Repentinamente frente a sus ojos se materializaron dos criaturas hermosas, dos niñas de edades que parecían oscilar entre los 11 o 13 años. Una de ellas de cabellos blancos que resplandecían con la luz plateada de la luna, su vestido tan blanco como sus hebras se mecían con el viento, parecía bailar, pero en su expresión no alcanzaba a ver nada. La otra niña de cabellos negros al igual que su vestido, sonreía de manera maliciosa mirando al caballero que no dejaba de quejarse agónicamente desde el suelo negro de ese lugar.

-¿Qué sucede?- preguntaron a coro acercándose lentamente.

El cuerpo de Shun dejó de temblar. Se incorporo quedando en cuatro mientras trataba de recuperar el aliento.

-Deténganse- pidió en medio de jadeos el caballero de Andrómeda- No se acerquen más.

La niña de cabello negro rio abiertamente con su dulce voz cantarina, mientras que la otra niña obedeció y se dio la vuelta para acercarse esta vez a Hyoga.

-¡No!- volvió a decir Shun tratando de ponerse de pie.

-Hola, Hyoga- saludó sin expresión la niña de cabellos blancos- ¿Quieres una granada? Está muy rica.

-¡No lo hagas!- se puso de pie luchando contra su dolor.

-Déjalo, Shun- pidió con un puchero quien despedía un aura tan negra como la noche- Hyoga quiere ir al circo.

-Vamos, Hyoga, juega con nosotras- ofreció la otra niña de nuevo, con un similar resplandor oscuro rodeándola- no es tan malo.

-Váyanse al infierno- escupió Hyoga aun inmóvil a lo que ambas niñas sonrieron mientras ambos ojos, violetas y rojos, destellaron la profundidad del tártaro.

-¿No te has dado cuenta? Ya estamos en él- cantaron juntas.

-¡Aléjense de él!- sus cosmos estalló, alrededor de él apareció una corriente de aire que detuvo a ambas niñas, pero ninguno se inmutó, la pequeña de blanco seguía mirando a Hyoga mientras que la de negro observaba  a Shun aun con esa escalofriante sonrisa en sus labios.

Shun estaba dispuesto a atacar a ambas niñas pero en lugar de eso atacó a los anteriores aldeanos con su tormenta nebular, lanzando al aire a varios de ellos que después aterrizaron estrepitosamente, dejando en el suelo el sendero granate de su sangre. El santo seguía atacando pero eran demasiados y su dolor aumentaba cada vez más. Los aldeanos continuaban avanzando, pasaron sus defensas y llegaron hasta donde Hyoga se encontraba arrodillado escoltado por ambas niñas. Estas comenzaron a alejarse pacientemente después de un suspiro.

-¿Ya no quieren jugar?- preguntó Samara antes de darse la vuelta y dejar caer al suelo la podrida fruta.

-¡No!- gritó Shun cuando esos cadáveres con vida se aferraban a Hyoga y a la vez de él- ¡Libéralo!- volvió a gritar al aire pero ya nadie le contestó.

Hyoga miraba como su amado fue abrazado por miles de brazos, él no se podía mover, no podía hablar, simplemente mirar como era despojado lentamente de sus armaduras mientras las uñas putrefactas rasgaban su blanca piel. Pero Shun no se quejaba por las heridas, se limitaba a mirarlo angustiado, pues Hyoga también era abrazado por esos brazos, pero a diferencia de lo que hacían con Shun, al cisne solo lo sostenían.

-Huye, Hyoga- articuló con sus labios enrojecidos curvados en una dolorosa mueca. La sangre no había dejado de emanar de entre ellos- vete de aquí.

No vio venir cuando uno de esos monstruos atravesó el pecho de Shun con una daga. Este abrió los ojos sorprendido sin dejar de contemplar al caballero de los hielos. Las manos lo soltaron, las uñas dejaron de rasgar y los brazos liberaron dejando caer un cuerpo vacío, bañado en una delgada capa de rosas carmesí.

-¡Shun!- gritó Hyoga sin poder moverse aun.

La barrera desapareció. Los aldeanos comenzaron a caer lentamente soltándolo. Se daba cuenta de que ya podía usar su cosmos, pero era tarde. Su llanto impotente era derramado sin inhibiciones. Después de tantas luchas, de sobrevivir al mismo infierno, terminarían asesinados por insignificantes rivales.

Notas finales:

Espero les haya agradado... muchas gracias por sus comentarios

En el siguiente capitulo aparecerá el Fénix... ¿que creen que pase cuando vea a su hermano muerto?

Muajajajaja!!! ÒwÓ

Saludos.


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