Eran cerca de las doce de la noche, el departamento de la pareja de oro de japon parecía desierto. Ni una sola luz encendida en aquel lugar, o eso parecía, al final del oscuro pasillo se iluminaba un poco con la luz que se colaba de una de la rendija de bajo la puerta.
Dentro de la pequeña oficina se encontraba un rubio escritor que tecleaba monótonamente en su laptop, quedaba solo un dia para que la negrera de su editora irrumpiera en el departamento buscando el manuscrito definitivo de su ultima novela que la muy desgraciada había adelantado la entrega un mes. Asi es como había terminado encerrado durante dos días enteros en su santuario, intentando terminar la maldita novela para poder dejarse caer sobre su cama y dormir una semana entera, y quien sabe si le quedaban ganas para follarse el delicioso agujero de Shuichi.
Ah, ese mocoso si que sabia como hacer que quisiera metérsela, moviendo ese trasero provocadoramente bajo esos ajustados short que siempre llebava, cosa que no sabia como demonios lograba aguantar por que eran demasiado apretados como para presionar al máximo y de manera dolorosa la entrepierna.
Continuaría tecleando cansinamente, esa noche sus musas se habían ido quien sabe donde, no se le ocurria ninguna ridícula idea romantica para llenar las ultimas paginas del libro. Una sonrisa se dibujo en su rostro, quien diría que Yuki Eiri, el novelista mas casanova, apuesto y adinerado de japon, el que escribia las novelas mas romanticas que habían dejado a miles de mujeres en el mundo cautivadas, era un maldito y completo ogro.
Se estiro frotándose las sienes, tenia que terminar pronto el manuscrito por que el mocoso con el que vivía hace algunos años (los cuales ni se acordaban cuantos eran) llegaría en cualquier momento y cuando sucediera definitivamente seria imposible continuar con su trabajo y definitivamente que sus musas emprenderían la huida.
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Por otra parte de los estudios de NG salía un pequeño pelirosa con aspecto cansado. Shuichi Shindo acababa de terminar todos los arreglos para su concierto que se presentaría al en dos días mas, provisto de un jockey y lentes de sol, caminaba totalmente agotado hacia la parada del autobús para tomar el transporte que lo llevaría a casa con su amado escritor. El cantante levanto su mirada hacia el cielo que amenazaba con lluvia, dejándose llevar por algunos pensamientos que tenia en su mente desde hacia un tiempo.
A pesar de que llevaba con el escritor nada menos que cinco años, muy pocas cosas habían cambiado desde que se consagraron como la llamada “pareja de oro de japon”. Se amaban, si, o por lo menos el estaba completamente seguro del amor que sentía por Yuki, pero el escritor jamás le demostraba afecto, seguía tan hiriente como siempre había sido a pesar de que Shuichi hacia esfuerzos sobrehumanos para poder evitar al máximo que su amado rubio se pusiera de mal humor lo hiciera blanco de su ira. Su mente vago lentamente hasta la ultima discusión que habían tenido la noche anterior.
Debia disculparse con Yuki, bueno, el no habia hecho nada pero era la unica manera de que se arreglaran las cosas, ademas, en dos días era su concierto y no quería pararse en el escenario sabiendo que el rubio estaba molesto con el. Aunque no podia negar que a pesar de todo, le dolia tener que disculparse con el escritor por cada cosa que pasaba, aunque no fuera su culpa.
No podía evitar, que las ultimas palabras que le dijo el escritor la noche anterior resonaran en su cabeza, como llevaban haciendo todo el dia.
---- Flash Back ----
Aquella madrugada como ya había pasado unas cuantas veces anteriormente el pelirosa se habia levantado de golpe durante la noche para correr al baño y descargar todo su estomago dentro del inodoro.
- Estas loco si piensas que volveras a esa cama esta noche mocoso – El rostro del escritor se encontraba realmente molesto, lo sabia aunque el tuviera su mirada clavada en el piso del baño sintiendo como las frias palabras del rubio calaban en el poco a poco – Te vas al sofa como castigo por despertarme plasta –
Sintio los pasos del escritor volver a la habitación y el sonido del ropero abriéndose, le siguió a paso lento aun sintiendo el sabor del vomito en su boca. De pronto sintió como algo le golpeaba el rostro , atrapándola entre sus manos noto una fina manta entre sus brazos.
- Pe.. pero Yuki… - le miro totalmente consternado, fuera había una fuerte tormenta y realmente hacia un frio terrible – ha..hace frio.. – sujeto la sabana con fuerza sintiendo como sus ojos se anegaban en lagrimas –
- Pues haberlo pensado antes de enfermarte y joderme la noche mocoso – la voz de su rubio era tan dura que lo hacia estremecer aqui – Aquí no duermes hasta que se te pase toda esa mierda que traes.. no valla a hacer contagioso y me pegues tus bichos..
--- Fin Flash Back ---
Suspiro derrotado, sintiendo como las gotas de lluvia comenzaban a caer. Ciertamente estaba algo enfermo, pero solo debía ser el estrés del trabajo, últimamente K los había estado exigiendo mucho mas de lo normal, ya que el éxito de Bad Luck se estaba haciendo conocido por si solo incluso en el extranjero.
Una puntada en el estomago lo saco de sus pensamientos, últimamente todo lo que comia le sentaba pésimo asi que había bajado bastante de peso durante el ultimo mes. Pero bueno, luego del concierto K les había prometido dos semanas de vacaciones mientras el hacia los arreglos para el nuevo CD que sacarían al mercado.
Sintió de pronto las ruedas del autobús acercarse a la parada y lo tomo rápidamente, dirigiéndose con unas energias que solo podían darle, la emoción de volver a ver a su escritor. Sonrio ampliamente, definitivamente esa noche tendría su reconciliación con Yuki a lo grande.
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Tadaima Yukiiii!!!!!!!!!!!
El rubio escucho el alboroto desde su santuario-oficina, diriguiendo una mirada pesada hacia el reloj de la laptop en la que había estado trabajando durante los últimos dos días sin despegarse de aquel lugar. La cabeza estaba que le explotaba y el jodido mocoso irrumpía en la estancia como un huracán rosa que arrasaba todo a su paso. Tomo la laptop rápidamente para alejarla de las manos de la bola rosa que había envestido contra el con toda la fuerza que le permitia su menudo cuerpo.
De un segundo a otro sintió el perfume de fresas del pelirrosa mesclandose en el lugar con el Eolor a tabaco que había estado encerrado durante dos días.
- Yuuuukiiiii – el pelirosa se abrazaba al cuello del apuesto rubio que se encontraba intentando salvar su laptop de la capacidad destructiva del cantante – Siento mucho lo de anocheeee.. soy un baka neee.. es que he estado comiendo cada porquería… nee nee Yukkiiii… que te parece si este sábado nos vamos de paseo a un parque de diversiones siiii?
- Claro y que el lunático de la magnum destruya medio japon otra ves – el rubio escritor empujaba con el pie al cantante por el estomago para que este se alejara de el – ni lo pienses maldito crio ya tuve suficiente de tus amigotes para unas cuantas vidas mas. Asi que dejame aquí en paz y vete a jorobarle la existencia a ellos que para tus estupideces ya estoy harto.
El menor se separo del rubio tras oir aquellas hirientes palabras de su amante, bajando la mirada sumisamente al tiempo que entre sus ojos empañados lograba ver como el escritor se daba la vuelta y volvia a su preciada laptop. Queria salir corriendo pero sus piernas no se lo permitían, solo era capaz de altenar la mirada entre su amado rubio y aquel objeto tecnológico que parecía mas la amante que solo un instrumento de trabajo en su relación.
Sin saber por que levanto la mirada y con aquellas amatistas llorosas clavadas en la nuca de su pareja sin pensar descargo su ira.
- Pues quedate con tu computadora Eiri Uesugi – dijo con la voz totalmente quebrada por las lagrimas –
Salió hecho un mar de lagrimas de la oficina, el escritor se quedo perplejo por las palabras del niño con las manos sobre el teclado.
Ok estaba acostumbrado a las locuras del mocoso y a sus cambios de humor, pero nunca había reaccionado de esa manera, un pequeño sentimiento de culpabilidad nació en su pecho al escuchar el sonoro llanto de su bola rosa el cual mando al trasto de la basura cuando sintió la puerta de la entrada cerrarse de golpe, jodido niñato si le había hecho daño a su puerta tendría que pagarla.
Aun algo estupefacto, tomo un cigarrillo y lo encendio mientras cerraba la laptop con la otra mano. Seguro era otro capricho idiota de Shuichi, volveria como siempre en unas horas arrepentido y pidiéndole perdón, y el como siempre ocuparía su encanto para poder follarselo durante unas horas y luego a repetirse nuevamente el ciclo. Pero, no podía evitar sentir como ese sentimiento extraño se apoderaba de el nuevamente, no entendía como, si sabia que Shuichi era el ser humano (Si es que el mocoso clasificaba en esa categoría) que mas lo amaba en el mundo. No era capaz siquiera de un gesto amable hacia el, salvo claro cuando hacia el amor con el. Por que eso no lo podía negar, cuando estaba con el mocoso, cuando compartían todas esas noches de sexo, suave, duro, como le viniera en gana al escritor. El, para el, no era solo sexo. El hacia el amor con su pequeña bola rosa.
Pensando en ello. Y esperando el regreso de Shuichi, decidió dejar el trabajo hasta allí, y irse a la cama a descanzar, sintiendo el silencio embargar todo el departamento.
Por primera vez detesto ese silencio.