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Nota numero 1 por luzdeluna

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Notas del capitulo:

ANOTACIONES DEL AMOR:

Nota 1: El amor llega en cualquier momento, no importa que no lo quieras…

Hasta ahora, el día ha sido genial o por lo menos bastante bueno: llegue tarde a la escuela y ningún profesor se dio cuenta así que me ahorre mínimo 20 minutos de sermones y una detención; olvide que tenía que estudiar y suspendieron cada uno de los exámenes ¿Eso es suerte o qué? Y todavía promete ser aún mejor, después de tres años siendo amigo de Héctor, por fin me invitó a su casa, miro mi reflejo en el espejo de mi habitación y no puedo evitar sonreír con superioridad, mis jeans gastados y algo rotos en las parte de mis muslos no me quedan nada mal y hacen una perfecta combinación con mi sudadera negra, acomodo mi cabello, que a base de tintes, muchos tintes, convertido en rojo carmín

 

-¡Maty apúrate, Héctor ya vino por ti!- El “melodioso” grito de mi mamá se escucha por toda mi habitación y puedo asegurar que también a dos cuadras a la redonda, solo tengo dos preguntas: ¿Por qué mi mamá no puede ser más “civilizada” y sube a decirme? Y numero dos: ¿Por qué me sigue llamando Maty? Mi nombre es Mateo, tengo 18 años y no cinco como para que siga llamándome “Maty”

 

-Por lo menos ya no me dice “bebe”- Le digo a mi reflejo  sintiendo un escalofrío aterrador, el cariño excesivo de mi madre es una de las desventajas de ser el hijo menor y el único que aun está viviendo en la casa.

 

-Maty, apúrate- Un nuevo grito, por lo que tengo que apurarme, le doy una nueva mirada al espejo acomodando mi cabello antes de bajar corriendo. Al llegar a la sala me encuentro con Héctor cómodamente sentado en un sillón, típico en él acomodarse como si estuviera en su casa y no me molesta, lo que si lo hace en que me mira con una sonrisa burlona en los labios

 

-Una palabra y te asesino- Lo amenazo, ya es suficiente aguantar su sonrisa

 

-Ni una palabra…Maty- La risa de Héctor acabó con la poca paciencia que tengo

 

-Vámonos- Exigí y me dirigí a la entrada molesto porque sé que Héctor va a fastidiar por lo menos la próxima hora…

 

Por fortuna, por lo menos para mí, eso no ocurrió, mi amigo se la pasó hablando del nuevo chico de la escuela y de lo guapo que esta, porque, creo no haberlo dicho, Héctor es gay y aunque no entiendo muy bien cómo pueden gustarle más los hombres que las hermosas mujeres no tengo ningún problema con eso y ni dejaría de ser su amigo por algo así.

 

Aún recuerdo cuando me confeso de sus preferencias su voz trémula y sus  ojos llorosos pidiéndome que no le odiara, al primer segundo no sabía qué hacer ni que decir, sería un mentiroso si dijera que me esperaba algo así, estaba como en shock; pero al ver el verde de sus ojos confundido entre sus lágrimas y la profunda tristeza en estos, solo pude sonreír y revolver su cabello en una caricia tratando de tranquilizarle

 

-No pasa nada- Sonreí, pero un pensamiento me preocupo mucho- ¿Te gusto?- Murmure, no quería lastimarlo si es que sentía algo por mí además de amistad. Pero su risa detuvo de golpe el tren de mis pensamientos, lo mire confundido ¿Y ahora que le pasaba? ¿Qué era lo gracioso?

 

-Lamento decirte que no eres mi tipo- Héctor me aclara entre risas

 

-Tú te lo pierdes amigo- Bromeo pasando mi brazo por sus hombros dando por zanjado el tema, por lo menos ahora está riendo y no llorando, aunque su comentario había herido un poco, solo un poco que quede claro, mi orgullo ¿Qué quiso decir con que no soy su tipo? Sé que suena algo narcisista pero soy bastante guapo y encantador cuando me lo propongo que tengo un club de admiradoras bastante grande ¿Entonces? ¿Por qué no soy atractivo para mi amigo? Aunque nunca me atreví a preguntarlo, hubiera sido demasiado vergonzoso y no me interesaba la respuesta, nuestra amistad continuo y aunque al principio nos costo trabajo hablar de su conquistas, ahora es de lo más común

 

-¿Y tu papá?- No puedo evitar preguntarle, estamos en la sala, yo sentado y Héctor acostado usando mis piernas como almohada, viendo una película de terror que no asusta ni un poco; mi curiosidad ha tomado el control y es que Héctor me ha contado tanto de su padre y nunca lo he visto, por lo que me muero de curiosidad por saber cómo es.

 

-Supongo que no tarda, me dijo que llegaba antes de cenar- Me sonríe- Por eso no hemos cenado

 

Asiento con la cabeza, ni siquiera pregunto por su mamá, ella murió hace años y no quiero ponerlo triste ya he cometido ese error antes

 

-Héctor ya estoy en casa, ¿Dónde estás?- Se escuchó una voz desde la entrada

 

-Aquí papá- Héctor ni siquiera se movió, yo miré hacia la puerta de la sala con expectación, por fin conocería a su papá

 

Literalmente me quedo sin aliento cuando al levantar la mirada se encuentro con el padre de Héctor ¡Diablos! Sabía que es joven, pero nunca imagine que tanto, seguramente no llega a los 35; además de ser increíblemente guapo, alto ahí ¿Pensé en el papá de mi mejor amigo como guapo? ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! Esto está poniéndose muy feo, vuelvo mi mirada y lo observo, mi pensamiento de “Es guapo” vuelve una y otra vez; un hombre de 1.80 de alto, enfundado en un traje gris; su piel bronceada y su coro cabello castaño le dan un toque espectacular, aunque está frunciendo el ceño ¿Me mira? ¿Tan rápido le caí mal?  No me mira a mi exactamente, sigo su mirada hasta que llego a Héctor todavía acostado en mis piernas ¡Diablos! ¡Héctor imbécil! ¡Mil veces imbécil! En un segundo estoy de pie y lo más lejos que puedo de mi amigo que me mira con rencor por dejar caer su cabeza bruscamente ¡Me vale que me mires así! Siento mi cara arder y no me atrevo a levantar mi mirada, porque de hacerlo estoy seguro que me saldría humo de las orejas por la vergüenza que siento

 

-¡Hasta que llegas pa´!- El estúpido de Héctor todavía se atreve a levantarse del sillón de forma perezosa- Él es Mateo, por fin lo traje a casa- Sonrie

 

-Mu…mucho gusto señor- Aunque no quiera tengo que levantar mi mirada, aunque y aunque ya no tiene el ceño fruncido, todavía me mira como si quisiera asesinarme

 

-¡Vamos a comer!- Héctor gritó emocionado, empujándome hacia el comedor

 

¿Cómo es que un día perfecto se convirtió en esta jodida cena? El ambiente se puede cortar con cuchillo de la tensión que existe entre el papá de Héctor y yo, y el estúpido que tengo por amigo  no se da cuenta o no quiere darse cuenta

 

Su padre, ¿Cómo dijo Héctor que se llama? ¡Maldita memoria de mierda que tengo! ¿Cómo te llamas? ¡Gabriel! Por fin lo recordé, miro el reloj, después de casi media hora en tratar de recordar, sonrió triunfal y lo miro pero de inmediato bajo la cabeza al notar que no ha dejado de mirarme ni un segundo, mi cara arde ¿Por qué demonios me sonrojo?

 

-¿Cuáles son tus intenciones con mi hijo?- De la nada, Gabriel pregunta mirándome aún más serio, si es que eso es posible

 

En un segundo, dejo caer mis cubiertos en el plato y me pongo de pie asustado y demasiado avergonzado como para decir palabra alguna, miro a mi amigo en busca de ayuda, pero el muy bastardo apenas y puede contener la risa.

 

Gabriel se pone de pie y me siento intimidado- No voy a permitir que lastimes a mi hijo ¿Entiendes?

 

Retrocedo un paso, no sé qué es lo que más me asusta, que crea que soy el novio de Héctor o la seriedad con lo que se lo toma

 

La estruendosa risa de Héctor  me trajo de nuevo a la realidad y por primera vez en la tarde estoy enojado, muy enojado, y como al parecer la puta tierra no va a abrirse y tragarme tengo que salir antes de que la poca dignidad que me queda se esfume

 

-Señor yo solo soy amigo de Héctor; no tengo intenciones románticas con su hijo- Hice un esfuerzo sobrehumano al omitir “bastardo maldito, cabron, estúpido” o cualquier otro insulto antes de la palabra hijo- Aunque a estas alturas también dudo quesea su amigo- Sonrío al ver primero la confusión de Gabriel y luego un leve sonrojo; se ve lindo…  ¡Alto! ¡No es lindo!- mejor me voy  y disculpe las molestias- Me despido sin siquiera voltear a mirar a Héctor, que está esforzándose por dejar de reír.

 

Antes de salir puedo escuchar a Gabriel gritar algo así como “Héctor ¿En qué diablos estabas pensando mocoso?” Una nueva risa de Héctor, pero es su respuesta la que por un momento me deja sin respiración: “Pero si se veían tan guay, hacen una linda pareja”

 

¿Por qué mi corazón late como loco? ¿Por qué tengo una estúpida sonrisa?

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Dos semanas desde el día “D”, D de desastre, así es como decidí llamar al día de la cena con la familia de Héctor, dos semanas en las que no le he dirigido palabras alguna porque esta vez su “broma” paso cualquier límite de mi paciencia, ni siquiera me atrevo  a recordar el momento ¡Y luego el ridículo que hice! Cada vez que lo pienso  deseo esconderme y nunca más salir

 

-¿Qué puedo hacer para que me perdones?- Héctor se sienta a mi lado, yo volteo hacia otro lado, aunque en realidad no estoy enojado, o por lo menos ya no tanto

 

-Vamos Mateo, ¿No crees que tengo suficiente con el castigo de mi papá?

 

-¿Castigo? ¿Ga… tu papá te castigó?- Estúpido, estuve a punto de llamar al papá de Héctor por su nombre y eso sería sospechoso, ¿Sospechoso? ¿Qué diablos? Ni que me gustara, una cosa es que posiblemente me parezca lindo o algo así y otra muy pero muy diferente que me guste.

 

-Si- Héctor bufó fastidiado Me dejó sin dinero por todo el mes según él “para que aprendas a respetarme mocoso”- Sonrío satisfecho de que Héctor haya recibido su merecido- ¿Entonces me perdonas?- me sujeta del brazo

 

-No vuelvas a meterme en tus líos ¿Entiendes?

 

-Lo prometo- Levantó su mano derecha solemnemente y yo sonrío- Y como acto de buena voluntad ¿Qué te parece si te invito a mi casa hoy en la tarde?

 

-¿¡Estás loco?!—Grito y es que no me esperaba algo así, definitivamente un día Héctor va a matarme de un susto o de un coraje- ¿Crees que después del desastre del otro día voy a ir a tu casa como si nada?

 

-Si es por mi papá no te preocupes- Sonríe inocente, es como un enorme letrero de neón que dice PELIGRO, pero estoy demasiado absorto en la idea de volver a ver a Gabriel que ni siquiera lo noto- Él no va a estar hoy tiene una junta o algo así- Héctor frunció el ceño a no recordar- Bueno no importa- Vuelve a sonreír- El hecho es que no va a estar en casa, por favor Mateo, te debo una cena

 

-¿Cocinas?- Enarco una ceja burlón, la idea me parece muy tentadora, sobretodo porque mis padres no van a estar en casa y no es bonito quedarse solo y sin nada que hacer

 

-Claro- Sonríe con superioridad, el maldito sabe que voy a ceder, aunque ya no importa

 

-Llego a las cinco

 

De su mochila, Héctor saca algo que pone en mi mano ¿Unas llaves?- Clases extras, siéntete como en tu casa mientras llego- Explica con una sonrisa, yo solo suspiro a esta altura  más vale resignarme

 

A las cinco en punto llego a la casa de Héctor, ni siquiera me molesto en llamar ¿Para qué si la casa está sola? Entro como si fuera mi casa, además así lo pidió Héctor ¿No? Dejo caer mi mochila en el suelo, cerca de la entrada, me dirijo a la sala en busca de una buena película para ver, cuando toda la sangre de mi cuerpo parece desaparecer en un segundo, estoy más pálido que un papel, mi corazón se detiene un segundo y mis pulmones parecen que se olvidaron de su trabajo pues me cuesta demasiado respirar ¡Estúpido! ¡Estúpido! ¡Mil veces estúpido! ¿Cómo es que no vi venir esto? ¡Voy a matar a Héctor!

 

Y es que frente a mi esta Ga..¡No! el padre de Héctor, si así está  mejor, frente a mi está el papá de mi amigo; se ve tan… tan… ¡Ni siquiera encuentro una palabra para describirlo! Esta vez no está vestido formalmente sino que trae unos jeans ajustados y una playera blanca sin mangas que se ciñe a su cuerpo mostrando sus marcados músculos.

 

-Tan atractivo- No sé si lo pensé o lo dije, ruego que sea lo primero, no ha dejado de mirarme mientras se recarga en el marco de la puerta, mis mejillas queman no puedo creer que Gabriel me parezca atractivo, que… que me guste…

 

-Creo… creo que mejor me voy-  Ni siquiera mi voz se oye normal es un susurro apenas entendible, dejo las llaves en la mesita que por fortuna está cerca- Héctor me las prestó para que pudiera esperarlo- ¡Vaya! Hasta que mi voz se escucha decente y no tiembla- Disculpa por entrar así a su casa

 

-Espera por favor Mateo- Dice antes de que yo pueda dar un paso, me congelo al instante al escuchar mi nombre, siento un escalofrío recorrer mi cuerpo y el calor de mi rostro se hace mayor, he tenido varias novias y amigas con derechos y nunca con ninguna me he sentido así y el solo ha dicho mi nombre, en verdad Mateo cada segundo que estas junto a él pierdes neuronas

 

-Yo te debo una disculpa por lo del otro día-Gabriel sonríe,  parece ¿Nervioso?

Sino fuera porque me vería como un desquiciado, gritaría emocionado por lo lindo que se ve, no le veo caso negar que me gusta, es esa facilidad de aceptar los cosas que suceden lo que me ha ahorrado infinidad de horas, en mi mente rió como un maniaco, me gusta, en el término general de la palabra no de la forma romántica, o eso creo, lo miro y el me observa ansioso, es cierto ¡Ni siquiera he dicho media palabra después de su disculpa!- Ni tiene que disculparse señor- sonrió, no es mi mejor sonrisa, pero al menos ya no me siento tan avergonzado- Yo no debí haberme ido sin aclararlo fue muy grosero de mi parte. Me disculpo por eso- Prefiero omitir  la parte donde culpo de todo a su estúpido hijo, solo por cortesía

 

-Mi hijo es el responsable de todo este lio- Dice y yo no puedo creerlo cuando se sonroja- Me dijo que traería a alguien a casa, él nunca me explico que sería un amigo, así que yo asumí que eras su novio- Niega con la cabeza- en fin, aclarado el punto, no tienes porque irte- Se acerca un poco a mí- ¿Por qué no te quedas y te invito algo de tomar mientras esperas a mmi hijo?- Me sonríe y yo siento que mis piernas tiemblan- Por cierto llámame Gabriel, no soy tan viejo como para que me digas señor- Ríe-¿Te quedas?

 

Yo solo alcanzo a asentir con la cabeza pues la emoción de poder decir su nombre hace que mi corazón lata tan fuerte que siento los latidos en mis oídos cuando lo sigo a la sala parezco zombi de lo alelado que me dejo

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Dos horas después y aún estoy en la sala esperando a Héctor, aunque la verdad apenas he sentido el transcurrir del tiempo, porque contrario a lo que siempre me ocurre con personas desconocidas, con Gabriel  he podido hablar más de dos oraciones seguidas: de la escuela, de mi familia, de su hijo, de mis planes de estudiar economía después de la preparatoria. Y ahora estamos en silencio, en un cómodo silencio diría yo, mientras bebo mi segunda taza de café. Gabriel me observa sentado a mi lado con los pies en el sillón en una posición que parece bastante cómoda

 

-¿Te agrada Héctor?- Pregunta de la nada, yo me sorprendo pero aun así sonrío antes de contestar

 

-Claro, me agrada y mucho

 

-Entiendo

 

Y por primera vez en la tarde mi cerebro procesa y entiende el malentendido que conllevan su “entiendo”- Me agrada  como amigo, solo como amigo- Me apresuro a aclarar- Nunca lo he visto como algo más que un amigo

 

En respuesta Gabriel me sonríe- Perfecto- Creo que le escuche decir, aunque lo más probable es que lo haya alucinado.

 

-Como tú me contaste algo de ti, lo más justo sería que te contara algo sobre mí-Me sonríe antes de llevar su taza a la boca. Antes de darme cuenta estoy moviendo la cabeza en afirmación y sin querer fijo la mirada en la fotografía que está colgada frente a mí; sin duda la hermosa mujer ahí retratada es la madre de Héctor, la esposa de Gabriel.

 

Su sonrisa se vuelve triste antes de comenzar a hablar- Conocí a Leticia en la preparatoria, el primer día de clases y desde ese momento supe que estaba perdidamente enamorado, primero fuimos amigos y en ella vi la sonrisa más bonita del mundo; luego nos volvimos novios, fui en verdad feliz cuando supe que íbamos a ser padres a pesar de que el mundo se puso en contra: su familia la echó de su casa, tuve que luchar contra sus propios miedos y contra toda posibilidad dejé la escuela, comencé a trabajar y nos fuimos a vivir juntos, apenas teníamos 16 años y nuestra vida era difícil, pero todo valía la pena si la podía ver sonreír- Suspira- El parto fue difícil y su cuerpo no resistió; me dejó solo con Héctor, regrese a casa de mis padres que se compadecieron de mí y me recibieron con mi hijo.

 

-¿tu aun la amas?- Pregunto con miedo a la respuesta; ¡Maldición! Me duele que hable con tanto cariño sobre de esa mujer; es lógico, es la madre de su hijo, aun así siento un nudo en la garganta ¡Soy un idiota! Gabriel me sonríe, una sonrisa que  me parece la más linda que he visto

 

-Ella fue mi primer amor, me hizo realmente feliz y hasta hace poco tiempo creí que era el amor de mi vida- Su sonrisa se hace mayor, seguramente por ver mi cara de confusión.

 

-¿Hasta… hasta ahora?- Susurro, de nuevo esa voz tan débil ¡Como la odio!

 

-¿Y tú?- Gabriel se me acercó y yo sentí un escalofrío al verlo gateo hacia mí, yo no me muevo ni un milímetro- ¿Te has enamorado?

 

-¿Enamorado?- La pregunta me toma por sorpresa ¿Por qué pregunta ahora? Ni siquiera me doy cuenta cuando niego con la cabeza, aunque no miento, he tenido algunas novias pero no creo que me haya enamorado alguna vez

 

-Me alegra- Gabriel susurra, antes de acercarse y besarme los labios

 

Ni en mejores ¿O peores? Sueños no lo sé, imaginé que ocurriera algo así, pasada la sorpresa inicial ni siquiera sé que hacer es un beso completamente diferente, a todos los que he recibido, tan sensual y tierno a la vez que no puedo resistirme a besarlo también, Gabriel hace que me recueste en el sillón y el queda encima mío, mi mente está demasiado afiebrada como para pensar en algo más que en Gabriel besándome y acariciando cada centímetro de mi cuerpo, en ese momento no importan nada más, sonrío avergonzado cuando en un movimiento siento el miembro semierguido de Gabriel rozar mi rodilla

 

-Tan lindo…- Gabriel murmura haciéndome sonrojar, para después besar mi cuello mientras sus manos comienzan a desabotonar mmi camisa

 

Muerdo mis labios para no gemir, apenas me ha tocado y ya estoy completamente excitado, su boca recorre mi cuello hasta mi pecho, ahora desnudo, su mano baja hasta mi entrepierna que acaricia sobre mi ropa

 

-¿Puedo seguir?- Me mira con aire travieso ¡Dios es tan sensual!

 

-Si por favor- Pido cuando recupero un poco el aliento

 

-¿Y qué quieres que haga?- Su mano me acaricia de forma perezosa

 

-¡Tócame! ¡Por favor! ¡No te detengas!- Suplico levantando la cadera para lograr que la mano de Gabriel haga más fricción

 

Gabriel sonríe con satisfacción, desabrochando mi pantalón lentamente, gimo  ante la expectativa de sentir sus caricias sobre mi piel desnuda

 

-¿Mateo? ¿Estás en la sala? ¿Qué clase de película ves? Hasta aquí se escuchan gemi…dos

Escuchamos el grito de Héctor entrando a la casa, mi sangre se heló y mi cuerpo quedó paralizado, antes de que pudiéramos movernos, Héctor ya está recargado en el marco de la puerta observándonos sorprendidos, empujo a Gabriel y este se mueve poniéndose de pie

 

-¿Divirtiéndose?- Héctor levanta una ceja, mirándonos no puedo descifrar los sentimientos que cruzan por su rostro ¿Enojo? ¿Confusión? No tengo ni la más remota idea

 

-Hijo… nosotros…- Gabriel hace el intento por defenderse, pero al parecer esta igual de perdido que yo

 

- Y yo preocupándome por que estabas solo Mateo- Mi hasta ahora amigo, dice con voz neutral, eso me asusta más que si estuviera enojado- ¡Sí que sabes entretenerte!

 

Doy un salto asustado, no sé qué decir, y es que no hay explicación alguna y obviamente una disculpa no lo va a solucionar-Tengo que irme- Digo mirando a Héctor y después a Gabriel, camino a la salida, por suerte ninguno de los dos me detiene, solo cuando estoy a dos calles de distancia me detengo, con manos temblorosas y lágrimas estorbando mi visión abrocho mi camisa. ¡Soy un estúpido! Decir que la cagué sería minimizar el asunto, todo esto alcanzó nuevos niveles de estupidez. Héctor jamás va a perdonarme y no lo culpo, acabo de traicionar toda la confianza que pudo haberme tenido…

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Mi habitación está sumida en la oscuridad, las gruesas cortinas que, para susto de mi padre, escogí no permiten que ni un solo rayo de sol entre; estoy escondido en mi cama, debajo de las mantas, llevo cuatro días aquí y no pienso salir hasta que mi vergüenza y culpa desaparezcan o hasta  que me muera lo que ocurra primero ¿Cómo pude caer tan bajo? Ni siquiera sé porque correspondí a los besos y a las caricias de Gabriel.

 

Amor… la palabra aparece en mi mente, ¿Estoy enamorado de Gabriel? Sin querer sonrío, de todas las malditas personas del mundo ¿Tenía que ser precisamente del papá de mi mejor amigo? Mi corazón sí que sabe complicarlas cosas

 

-Y pensar que estuviste a punto de hacer el amor con él- Murmure hundiéndome más en la cama, y ni siquiera me siento culpable de eso-Amor…- Susurro al no encontrar otra palabra- ¿Por qué él?- grito cubriendo mi rostro con la almohada para amortiguar el sonido, pero unos suaves golpes en la puerta  llegan a mis oídos

 

-Maty abre la puerta o voy a entrar, mamá está preocupada- Es Miguel mi hermano mayor, supuse que esto ocurriría cuando en la mañana mi mamá entró a mi habitación

 

-Mateo ya fue suficiente, te permitir faltar a la escuela el viernes y hoy lunes, pero ni un día mas- Me dijo entrando  a mi recamara quitándome mi escudo de mantas de un jalón- ¿Entiendes?

 

Yo solo me hago ovillo en mi cama preguntándome hasta cuando me van a dejar en paz, comienzo a llorar maldiciéndome por eso, por ser tan imbécil y llorar

 

-Levántate- Mi mamá jala mi brazo y ve mis ojos llorosos- Maty…- Ahora está preocupada- ¿Qué te paso?- Se sienta a mi lado- Por favor Maty, dime que es lo que está pasándote-Acaricia mi cabello

 

-Nada mamá, no me ocurre ni una maldita cosa- Murmuro entre lágrimas, dándole la espalda a mi mamá odio que me vean llorar

 

-Matías- Ella susurra preocupada, pero se pone de pie, toma las mantas y las vuelve a colocar encima mío, para después salir de mi habitación…

 

-¿Por qué no me dejan?- Murmuro mientras me levanto, con las mantas a cuestas, para abrir la puerta, conozco a Miguel y no va a abrir la puerta sino que la golpeara, y golpeara hasta hartarme, por hoy prefiero evitarme un dolor de cabeza, Miguel entra en cuanto abro la puerta; sin decir una sola palabra se sienta en mi cama, da unas palmaditas como una invitación muda a que me siente a su lado.

 

-No quiero hablar…-Le digo sentándome

 

-No es necesario- Miguel me abraza y yo simplemente me permito descansar de toda mi confusión

 

Un par de minutos después, cuando mi hermano considera que ya me he tranquilizado lo suficiente se separa de mí, me observa unos segundos- ¿Quién es el chico del que te enamoraste?- Me sonríe comprensivamente

 

Abro lo ojos sorprendido, como si estuviera viendo un fantasma

 

-¿Pensaste que no me daría cuenta?- Ríe divertido

 

-¡Como… como lo sabes!- Grito entre maravillado y aterrado, solo queda esperar el repudio de mi hermano

 

-¡Por dios Mateo! ¡Soy tu hermano!- Miguel se puso serio y yo siento un escalofrío de miedo- Te quiero y era lógico que me diera cuenta, la mirada que le das a los chicos y las cicas; la forma en que tratas a tus novias, como te forzabas a besarlas y tu alivio cuando terminaban contigo, aunque también me di cuenta que por ser tan despistado que no te diste cuenta de inmediato, así que no dije nada; pensé que tu amistad con Héctor ayudaría pero en verdad eres lento…

 

-¿No…no me odias? ¿No odias que ame a otro hombre?- Pregunto con voz entrecortada, pues un odioso nudo se instaló en mi garganta sin intensión de irse

 

-¿Por qué te odiaría?- Miguel acaricia mi mejilla- Eres mi hermanito y nada cambiaria eso, menos que te gusten los hombres, incluso me sentí un poco lastimado de que no confiaras en mí- Sonríe con tristeza

 

-Yo… yo no sé qué hacer…-Y comienzo a contarle todo lo que me ha pasado y conforme le narro siento que me libero un poco del peso de mi carga. Miguel solo me observa escuchando todo con atención, sin que alguna expresión se note en su rostro

 

-Mamá tenía razón con su teoría- Miguel masculló

 

-¡¿Mamá lo sabe?!- Grito poniéndome de pie, rogando porque esta ve la puta tierra me hiciera caso y se abriera tragándome por completo

 

Miguel me jala para volver a sentarme –Claro- Me mira con cara de “es obvio”- Recuerda es mamá, le estarías llamando estúpida si piensas que no se dio cuenta ¡Por dios Mateo es la mujer que te pario!

 

-¿Y qué dice al respecto?- Bajo la mirada avergonzado

 

-Que te quiere mucho y que es lo único que importa- Revuelve mi cabello- Además mamá también sabe sobre Gabriel porque él ha hablado cada día, dijo que necesita hablar contigo

 

-¿Eso dijo?- Sé que está mal, que no debería, pero mi corazón salta emocionado.

 

-Ajá y que te estaría esperando todo los días en el parque a las cuatro- Miguel mira sus uñas- Son las tres y media, debes hablar con él antes de hablar con Héctor- me mira serio- No digo que me encante la idea de que salgas con alguien mucho mayor que tú y que además tenga un hijo de tu edad, pero si te hace feliz ¿Quién soy yo para impedirte ir y luchar por el?- Sonríe-  Anda, ve por el

 

Yo asiento con la cabeza, Miguel tiene razón mi familia me apoya o por lo menos parte de ella, hasta ahora, no puedo rendirme- Gracias- beso la mejilla de mi hermano y él sonríe, entro al baño, necesito una ducha, cuando salgo Miguel ya no está típico en él, en menos de diez minutos salgo de casa, no sin antes de detenerme en la cocina, para abrazar a mi mamá y decirle simplemente “gracias”, ella solo me sonrío en respuesta.

 

Al llegar al parque, con una rápida mirada alrededor, encontré a Gabriel sentado en una de las bancas, me sorprendí a mí mismo cuando al estar más cerca de él, repentinamente sentí el deseo de abrazarlo y besarlo, de nunca separarme de él, y en ese preciso momento me di cuenta de que podía dar cualquier cosa por estar con Gabriel, incluso mi amistad con Héctor, iba a ser malditamente difícil, pero sé que vale la pena si siento la mitad de cosas que ahora siento-Ho…hola Gabriel- Aunque trato de no verme ansioso

 

-Mateo- El saludo de Gabriel se escucha impersonal, tanto que siento que mi cuerpo se hiela ¿Qué es lo que está pasando?

 

-Yo… mi mamá dijo que querías verme- Mi cara arde, quiero huir, pero voy a seguir el consejo de mi hermano y luchar por su amor- Este… la otra… la otra noche

 

-Fue un error- Gabriel me interrumpe y sus palabras se sienten como cuchillos atravesando todo mi cuerpo que comienza a dolerme como el infierno ¿Por qué? ¿Qué fue lo que sucedió estos días? ¿Ya es demasiado tarde para nosotros?- Jamás debió de haber ocurrido algo así, eres solo un niño, un niño que estaba confundido

 

-No…yo… no…- Niego con la con la cabeza ¡Maldita sea! ¿Qué está ocurriendo?

 

-Ssshhh- Levanta su mano para callarme, obedezco enseguida

 

-Lamento mucho haberte arrastrado a una situación como esta, ódiame si eso te reconforta de alguna manera, yo ya lo hago por ambos; no sabes cuánto me arrepiento, solo te pido que no odies a mi hijo, por favor no odies a Héctor, eres su único amigo- Y sin esperar que diga algo se aleja sin siquiera voltear una vez

 

Yo me quedo inmóvil, sin poder entender bien lo que ocurre; me cuesta trabajo respirar, claro es lógico que para Gabriel yo sea un error, un niño, así me ha llamado ¿Quién querría estar con  un niño?

 

Soy un estúpido al creer que Gabriel pudiera sentir algo por mí, creo escuchar un “crack” de mi corazón rompiéndose en mil pedazos; me dejo caer sobre mis piernas en el suelo y comienzo a llorar, más que llanto estoy dando alaridos pero no puedo evitarlo, jamás había sentido tanto dolor en mi vida, ahora solo deseo desaparecer quedarme allí hasta morir, tan fácil como eso.

 

Mi deseo no se cumplió no morí ni desaparecí, minutos después Miguel llegó en mi búsqueda y me llevó a casa, gracias al cielo que no pregunto nada, solo me abrazó y susurró a mi oído que hoy podría llorar y lamentarme todo lo que quisiera porque mañana tendría que salir de mi propia mierda.

 

-Miguel lo cumplió- Pienso con una sonrisa no es de mis mejores sonrisas pero por algo se empieza ¿No? Esta mañana mi hermano me obligó a levantarme de la cama; me llevó a la ducha y obligó a bañarme, sino lo hubiera hecho él me hubiera bañado, desayunamos y me trajo a la escuela, apenas y logro convencerlo para dejarme regresar solo a casa.

 

-Demasiado sobreprotector- Suspiro sentándome en mi lugar del salón de clases, los nervios surgen cuando pienso en Héctor ¿Qué diablos se supone que le voy a decir cuando lo tenga enfrente? Y como si la vida me dijera “jodete” mostrándome su dedo medio veo entrar a Héctor al salón y pararse frente a mi butaca.

 

-¿¡Me puedes decir a qué diablos juegas?!- Héctor gritó golpeando mi butaca con su puño, lo miro sin entender media palabra, su mirada furiosa me asusta porque en mi vida nunca lo había vista tan enojado- Cuando te vi con mi papá besándose me alegré, no puedo negar que me sorprendí de lo rápido que iban, pero me alegre en serio me alegre de que valiera la pena la persona con la que estaba mi mejor amigo y mi papá ¿Y qué fue lo que hiciste? ¡Te largaste sin decir una maldita palabra! Cuando logro convencerlo que te busque, de luchar por ti y tratar de tener algo ¿Qué estupidez haces? Le rompes el corazón. No sé qué fue lo que ocurrió ayer, solo sé que es tu jodida culpa  que mi padre se haya convertido en un muerto en vida- Creo que tenemos suerte de que aun sea temprano y no haya nadie en el salón, pues Héctor no ha dejado de gritar-Dime que es lo que quieres- Y ahora llorar

 

Yo solo lo miro, no sé qué es lo que ocurre ¿No se supones que el rechazado soy yo? ¿No se supone que el único que debería estar sufriendo soy yo? ¿Quiere decir que aún hay esperanza?-El me rechazó- Susurro, Héctor de inmediato me mira con duda- En el parque… él dijo que todo fue un error… que… que yo era solo un niño…- Ni siquiera me di cuenta cuando comienzo a llorar- Yo… pensé que me odiaba…-Parezco un niño pequeño asustado, pero no me importa.

 

Héctor niega con la cabeza sonriendo de forma cansada- Él no te odia, no creo que sintiera lo que dijo, seguro que le dio un ataque de pánico y trato de protegerse, es típico en papá

 

Limpió mis lágrimas- ¿No me odia?- Pregunto bajito

 

-Claro que no, mi papá… Gabriel te ama

 

Y con esas palabras hace que mi corazón lata con fuerza, quiero salir y buscarlo pero hay algo que me detiene- ¿Y tú? ¿Me odias?

 

Héctor me sonríe con ternura para después abrazarme- ¿Cómo odiar a mi mejor amigo? Además eres lo suficiente digno para mi papá

 

-Gracias

 

Héctor se separa de mi con una sonrisa traviesa- Solo no esperes que te llame mamá

Yo me sonrojo hasta la base del cuello- Me conformo con que me llames madrastra- Aun así le sigo el juego. Ambos reímos

 

-Ahora a sacarte de aquí para que arregles todo- Héctor me dice mientras me jala fuera del salón…

 

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Llevo diez minutos afuera de la casa de Gabriel, intentando juntar el valor suficiente para entrar, pasó la llave que Héctor me dio antes de ayudarme a saltar la barda de la escuela; respiro profundamente un par de veces para tranquilizar mi ansiedad

 

-Ahora o nunca- murmuro antes de entrar- ¿Hay alguien?- Levanto la voz para evidenciar mi presencia, no lo encuentro en la planta baja tras dudarlo unos segundos subo las escaleras rumbo a la habitación donde mi amigo dijo que seguramente estaría

 

Abro la puerta lentamente- ¿Gabriel?- Entro a la habitación y sonrío al verlo dormir tranquilamente, reflejando en su rostro nada mas que tranquilidad. Sin detenerme a pensar ni un poquito me quito los zapatos y el suéter del uniforme y me meto entre sus sabanas me estremezco al sentir el calor de Gabriel

 

-Que agradable- Murmuro pasando mis brazos por su cintura, su aroma es encantador, beso suavemente  su hombro desnudo- Quiero quedarme así por siempre- Murmuro sonriendo

 

En ese momento los ojos de Gabriel se abren lentamente -¿Hola?- sonrío nervioso, ¿Cómo explicar mi presencia en su cama?

 

Gabriel me mira confundido y después sorprendido, dando un salto fuera de la cama, cayendo al suelo -¡¿Qué diablos haces aquí?!- Grita señalándome acusadoramente-¡Y…y en mi cama!-Ante esas palabras los dos nos sonrojamos

 

Sin decir una palabra me pongo de pie, con mis manos trato de alisar mi camisa, sin mucho éxito- No debí entrara tu cama- Digo con voz firme, lo miro- Pero no pienso disculparme

 

-¿Perdón?- Gabriel no se mueve, pero veo en sus ojos que no me entiende

 

Me acerco a él  lentamente, dando la oportunidad de “huir”, sonrío cuando él no se aleja, me arrodillo para que nuestros rostros estés de frente- Ayer tú fuiste el único que hablo, creo que es justo que hable yo- sonrío cuando Gabriel asiente con la cabeza- Tu dijiste que soy un niño, yo no creo, porque un niño no haría esto- Tomo sus mejillas y lo beso, un beso apasionado, mi lengua recorre su boca saboreándolo lentamente- Yo quiero estar contigo, quiero que estemos juntos, que lo intentemos- Deseaba decirle te amo, pero las palabras no quisieron salir…

 

-Yo te doblo la edad- Gabriel murmura mirándome a los ojos- Eres el amigo de mi hijo, ¿Entiendes? Tengo un hijo de tu edad

-Nuestra diferencia de edades me vale una mierda- sonrío con superioridad, mi confianza de repente está de vuelta- Si, tienes un hijo, pero es mi mejor amigo y te ama tanto que solo desea tu felicidad- Tomo su mano y la pongo en mi pecho del lado del corazón- Lo único que me importa es lo que me haces sentir aquí- sonrío- Haces lo que nadie ha logrado jamás, que mi corazón lata como un desquiciado- Rio para después mirarlo serio- Yo… yo te amo- Por fin salen esas palabras, solo espero que me crea; por un segundo veo la sonrisa más bonita que he mirado antes de que me abracé con fuerza

 

-Yo también te amo Mateo- Me dice riendo por, supongo, la felicidad- Te amo desde que te vi por primera vez, me enfurecí al ‘pensar que estabas con Héctor

 

-Es mi amigo- Le aclaro

 

-Lo sé- Esconde su rostro entre mi hombro y cuello- Cuando viniste yo estuve feliz y no pude contener mis deseos de estar contigo, cuando te marchaste pensé que me odiabas por haberme aprovechado de ti

 

Hago que me mire a los ojos- Nunca podría odiarte, solo estaba confundido porque jamás había sentido algo tan fuerte por una persona- sonrío- Te amo…

 

Esta vez es Gabriel quien toma la iniciativa, besándome con deseo, solo me dejo llevar por las sensaciones, no puedo evitar gemir cuando sus besos llegan hasta mi pecho, lamiendo una de mis tetillas, ni siquiera me di cuenta cuando me desnudo, aunque ahora no importa, solo quiero estar con él- Te amo- Murmuro entre gemidos

 

-Yo también te amo Mateo- En respuesta termina de quitarme la ropa, cargándome hasta la cama- Eres hermoso- Gabriel sonríe mientras se va quitando sus ropas, yo solo lo miro con una sonrisa, en este momento el futuro se ve brillante…

 

UN MES DESPUES

 

Un mes desde aquella primera vez con Gabriel, ¿Quién diría que estaría un viernes por la noche en la sala de su casa viendo una película romántica? Odio ese tipo de películas pero con él son geniales

 

-¿Maty?

 

Lo miro sonriéndole, tampoco me importa que me llame Maty… me… me gusta

 

-Te amo- Sonríe, besándome suavemente

 

-Te amo también- Digo cuando el beso termina

 

-¡Ya vine! ¡Dejen de meterse mano que su hijo llegó!- Se escucha por toda la casa. Gabriel y yo reímos ¿Quién diría que mi mejor amigo se convertiría en, como él dice, casi mi hijastro? Rio aún más fuerte, si definitivamente la vida es hermosa

 

FIN

Notas finales:

Solo puedo decir gracias por tomarse la molestia en leer...


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