Leonardo podía pasar como un hombre común y corriente pero en su cabeza se encontraban cientos y cientos de ideas que día tras día iban siendo plasmadas o remplazadas por otras nuevas y además de eso también se podían ver presentes pensamientos bizarros y llenos de rencor pero simplemente no los manifestaba, al menos no cuando no era el momento de hacerlo…
-no te muevas por favor –dijo el pintor mientras pasaba el pincel por el lienzo y veía a momentos la masculina figura de Salai siendo solo cubierta por una manta que el joven sostenía con su mano izquierda sobre su pecho mientras tenía la mano derecha levantada
-disculpe –sonrió levemente para que esa expresión fuera plasmada en aquella pintura, una sonrisa traviesa y a la vez invitadora. Podía ser una posición un tanto cansada pero al joven le encantaba modelar para Leonardo, sabía que su maestro le encantaba dibujar una y otra vez su figura y no le importaba que hiciese dibujos eróticos de él y la particularidad que había en cada uno de ellos era su inquietante sonrisa y esos ojos que siempre se concentraban en su maestro, sus movimientos y pinceladas, su mirada atenta escaneándolo y como a momentos fruncía el ceño…sus ojos siempre estaban sobre él.
Un par de días más tarde, retocando y poniendo ya fuese los detalles finales o el paisaje que se encontraba alrededor el cuadro estaba terminado y no sería entregado a ninguna capilla ni tampoco a un respetado conde, no, ninguno de esos cuadros podía caer en manos ajenas.
-magnifico…como siempre –dijo Salai mientras recargaba sus manos sobre los hombros de Leonardo y admiraba el cuadro mientras que el mayor posaba su mano sobre las de su aprendiz y hacía lo mismo, mirando todos los detalles de este como era su costumbre después de acabar alguna de sus obras.-¿le ocurre algo? –preguntó al sentirlo un tanto tenso
-si…deseo…pintar algo tan hermoso como esto en el gran mural y que en ese momento todos queden maravillados con tan magnífica obra, tanto que ni siquiera le pongan la más mínima atención a la de Miguel Ángel –el nombre de ese gran escultor era últimamente mencionado por Leonardo, de alguna manera siempre habían sido rivales compitiendo indirectamente con murales o esculturas pero al anunciar que ambos presentarían una propuesta para colocar en la plaza principal de Florencia el ególatra rostro del escultor se hacía presente en las ideas de Leonardo…superarlo…era lo único que deseaba.
-habrá algo que se le ocurra…todos quedarán encantados, solo debe de concentrarse en eso
-lo sé…ya comencé unos bocetos, pero aun no estoy seguro de cuáles son los materiales que usaré- admitió Leonardo mientras pasaba sus dedos por la pintura, solo rozándola temiendo que fuese a despintarse
-lo hará bien…será mejor que vaya a descansar –le propuso sonriéndole y en ese momento el inventor pareció perderse en sus pensamientos ya que no le prestó demasiada atención a lo que su alumno decía- ¿maestro?
-ya sé lo que me faltó…-dijo con tono de asombro y entonces se levantó de su asiento y pasando de Salai se dirigió a otra habitación. El aprendiz no se molestó por aquello, estaba acostumbrado a esas momentáneas reacciones de Leonardo pero le preocupada que pudiese repetir por segunda vez un error. Soltando un suspiro dijo en voz baja- por favor no hagas que se repita lo de la última cena…
Y dicho esto el menor se retiró para ir a dormir, ese día posiblemente su maestro no le acompañaría pero no sería la primera vez, no le tomaría importancia. Solo vería como una leve luz se asomaría por una de las puertas y finalmente se quedaría dormido…
Las mentes divagan al momento de ir a dormir ya sea repasando su día o pensando ciertas cosas un tanto imposibles o fantasiosas pero la mente de Salai posiblemente iba un poco más allá de su vida y sus pensamientos. Repasando ciertas cosas que hacía Leonardo, sus gestos o los grandes errores que había cometido anteriormente sintiendo que si le hubiese sido posible lo habría arreglado cualquier error cuando antes.
Era uno de sus tantos alumnos pero de ese grupo él había sido el único que ahora ocupada un lugar en su corazón y era la misma razón por la cual deseaba hacer algo más que apoyarle como modelo pero no podía ser por ciertos motivos…por la misma razón todas las noches se quedaba divagando a veces otra tras otra o solo un par de minutos…en escasos momentos era tan lejos que llegaban esos pensamientos que podía ver como la luz de la vela del cuarto donde se quedaba Leonardo trabajando terminaba por apagarse y al final el mayor iba a dormir o simplemente encendía otra más…
Toda esa noche solo fueron un par de horas y en esa ocasión no pudo ver la vela apagarse, solo escuchó una y otra vez como el grafito golpeaba una superficie y algunas hojas eran arrugadas y tiradas al suelo.
Como cada mañana Salai se levantó temprano para hacer algo de limpieza y al entrar al estudio de Da Vinci encontró algunas hojas tiradas y al pintor sobre la mesa, durmiendo.
Por simple curiosidad comenzó a ver todos los bocetos que habían sido rechazados para después tirarlos y aquellos que habían sido aceptados por este se encontraban sobre la mesa puestos boca abajo y así se podían ver las escrituras que decían “para mi querido Salai” y por obvias razones esto hacía que el joven esbozara una sonrisa.
Cada trabajo que le parecía perfecto a Leonardo se lo dedicaba a su amante, escribiéndolo en la parte trasera de la hoja.
-pronto maestro, pronto –dijo en voz baja, acercándose a su oído y se retiró del lugar para dejarle descansar
No se puede vivir tranquilo si siempre se va a estar compitiendo con alguien más, si siempre…odiarás a alguien con toda el alma y harás cualquier cosa para demostrarle que tú eres mejor que él. Si se tiene tanto veneno por una persona a la cual no puedes evitar toparte entonces nunca estarás ni tranquilo o satisfecho contigo mismo…ni tampoco con tus creaciones.
En ese momento, en esa competencia todos veían incrédulos como la obra de Leonardo se caía a pedazos, un trozo de yeso tras otro y por si fuese poco Miguel Ángel se regocijaba por lo que estaba presenciando. Estaba de más decir quién era el ganador de la competencia.
-era obvio quien iba a ganar, yo, el divino Miguel Ángel
continuara.......
