Mentiras. . . Todos ellos le mintieron, le hicieron creer en las palabras retorcidas que lanzaron contra él. No quiso hacer una digresión para que sólo lo tomaran como una debilidad. Algo que no podía permitirse el lujo de afrontar. No había aprendido la verdad de la única persona en todo el planeta, olvidada de Dios que nunca se esperaba que diga la verdad, habría matado a todos. Sin embargo, calmó su ira por un breve momento al ver a una belleza con los gustos de robar su aliento de su pecho. Un epítome de toda su raza y de la inmundicia y la traición que se había convertido en una tierra una vez grande. Le devolvía la mirada llena de miedo en sus ojos y un gesto torciendo la cara bien.
"¡Tú! ¿Cuál es tu nombre? "El príncipe enojado trató de no arremeter contra el joven, pero fracaso.
"Kakarotto" murmuró el joven mirando a otro lado lejos de los ojos rabiosos.
"¿Me temes, Kakarotto?", Preguntó el príncipe empezando a divertirse.
"Sí, su alteza".
"Así que ya sabes quién soy yo", dijo el príncipe perdiendo un poco de su rabia.
"Sí, tú eres su alteza, el príncipe Vegeta", dijo Kakarotto inclinandose ante él.
"¿Cuál es tu estado aquí, Kakarotto?" El príncipe Vegeta preguntó mirando a su alrededor al palacio.
"Soy un engendrador. Estoy para ser elegido entre la élite y los nobles para ser colocado en un harén ". (N/T: Suena mejor ''engendrador'' que ''criador''... Si no seria algo asi como una niñera XD)
"Tck, mentirosos sucios todos ellos!", Dijo el Príncipe pronto volando de la furia hacia el odio.
Kakarott optó por guardar silencio por temor a que él se convertiría en el objeto del Príncipe para aliviar su rabia reprimida. Mientras que a él le encantaría pelear con él para ver si podía aguantar un tiempo, sino que también estaba preocupado por ser asesinado. Se decía entre todos los de tercera clase, engendradores o no, que el príncipe tendia a matar a todos los de tercera clase que se cruzaran en su camino cuando estaba enojado. Él optó por no tomar ese camino porque él era de hecho de tercera clase y uno débil.
"Ya puedes irte, engendrador" el príncipe lo despidió sin un segundo vistazo.
Agradecido de que él iba a ser perdonado de todo solo con un chasquido, Kakarotto corrió rápidamente a buscar al resto de los engendradores que iban a ser vendidos. A pesar de que le dijo al príncipe que iba a ser "elegido" había mentido por su propia piel. Se les dijo guardar silencio ante el rey o el príncipe que estaban realmente siendo subastados a los comerciantes de esclavos después de haber sido elegidos. La vida no era justa para un engendrador que no se acoplaba en el momento en que entraba en celo. Los que no estaban ni siquiera cerca de su celo eran arrancados de sus familias a veces, y les dijeron que iban a ser vendidos. Kakarotto era uno de los pocos desafortunados que se le arrebató de su propia casa por el recolector.
Inclinando la cabeza y mirando hacia abajo a sus pies descalzos, esperaba que su hermano, Raditz, estubiera bien. Él los había atacado el momento en que vinieron a buscar a su hermano pequeño. Eran más fuertes que él y lo golpearon hasta ser capaces de contener a su padre y arrastrar un Kakarotto gritando de la casa y meterlo en una jaula con varios otros jóvenes llorando. Algunos tenían familias de madres y padres por detrás de la jaula del recolector rogando para liberar a sus hijos para que puedan encontrar una pareja adecuada. Por supuesto que se les negó y en cualquier momento que se trató de forzar su camino a la jaula para recuperar a su hijo se los golpeaba brutalmente. Aún podía oír a su hermano y su padre gritando y pidiendo ellos también.
Flash back. . . .
* * "¡No! No mi hijo menor! Bastardos, dejenlo en libertad! ", Gritó Bardock esforzándose por liberarse.
"Kakarotto!" Gritó Raditz luchando contra tres de ellos de una sola vez, pero sin suerte.
"¡Déjame ir!", Gritó Kakarotto tratando de morder a sus captores en los brazos y las manos.
Raditz finalmente logró liberarse de dos de los recolectores sólo para ser atrapado por cuatro y lo golpearon en el suelo y lo mantuvieron ahi. Bardock seguía esforzándose por liberarse, pero él estaba todavía débil de su pelea no muchos días antes. Kakarotto trataba de no llorar delante de ellos para poder ahorrar algo de su dignidad. Sin embargo, todo se desmoronó en el momento que los vio golpear a su hermano sangrando y empezó a gritar y llorar.
El fue arrojado a la jaula y la puerta se cerró antes de que nadie se pudiera mover. Azotando sus ojos, miró a su alrededor y vio, para su sorpresa varios engendradores más llorando también. Algunos de ellos eran casi de su edad para pensar en apareamiento. Otros eran mayores y pedian a gritos a sus parejas que los habían seguido tras ellos y los que no tienen pareja trataban de comunicarse con la familia. Corrió los barrotes y le tendió la mano a su padre que estaba allí junto a él. A pesar de que Bardock fue apartado del carro antes de que pudieran tocarse.
"Te prometo una cosa, hijo mío! No voy a detenerme hasta que te tenga de nuevo en mis brazos y en la seguridad de nuestra casa! ", Prometió su padre como el carro comenzó a rodar llevando a los prisioneros al Castillo.
Una vez allí a todos le dijeron qué hacer y qué decir en presencia de su rey y el príncipe. No estaban para decirles que estaban siendo vendidos ni estaban siquiera para mirarlos directamente, incluso si se le pedia hacerlo. Todo el que rompia las reglas que debian tomarse fuera, estarian condenados a muerte en el acto o inmediatamente vendidos a un burdel en el que podrían trabajar toda la vida. Esto provocó aún más miedo en sus corazones y todos estuvieron de acuerdo a no enojar al recolector. * *
Fin Flash back.
Kakarotto se obligó a parpadear para contener las lágrimas de rabia y dolor ante la idea de quién o qué podría comprarlo. Él sólo quería ir a casa con su hermano y su padre como todos los otros engendradores traídos aquí. Algunos nunca volverían a ver a sus pareja nunca más, mientras que otros ni siquiera tenian la oportunidad de estar bien acoplados. Aún así, algunos serian vendidos y revendidos tal vez a crueles extraterrestres o personas. Sólo deseaba que con una pequeña porción de su corazón que tuviera la suerte de no ser vendido a una mala vida.
Poco sabia que el destino ya estaba girando sus ruedas y haciendole a él una vida de la que nada era como esperaba.