Me desperté cunado sentí el frío recorrer mi espalda, justo donde antes estaba tumbado él.
-Marimo...
Al abrir los ojos lo encontré a mi lado, sentado observando algún punto de aquella cueva.
-Buenos días.
-Ya despertaste?
-Te acabo de llamar y... bueno es lo mismo.
Estaba raro.... Me lo esperaba, no podía decir que no sabia las consecuencias de lo que paso anoche, pero daba por hecho que todo esta bien. Recompuse mi ropa para estar mas o menos presentable y me senté a su lado.
-Entonces, nos vamos ya? Los demás deben...
No pude acabar mi frase, sus labios apresaron los míos dejándome sin aliento. Cerré poco a poco los ojos tras la impresión, dejándome llevar por las caricias que repartía por mi cuerpo. Tarde o temprano tendríamos que separarnos así que aleje su cuerpo del mio con cuidado.
-Nos están esperando...
-Esta bien.
Ese semblante serio cambio por completo dejándome ver una sonrisa que tranquilizo todos mis estúpidos nervios. “Debo dejar de ser tan paranoico! Estaría con la mente en otro lado, no tengo de que narices preocuparme.” Empezamos a caminar aunque mi paso fuera aun lento por la herida. Por una vez hizo caso a mis indicaciones y enseguida vislumbramos el barco atracado en la misma cala que cuando lo dejamos.
“Soy un estúpido! Un maldito idiota!!!” Era lo que repetía mi mente una y otra vez mientras entrenaba en la cubierta del barco. De donde habían salido esas dudas y esos temores? Tenía mas que claro lo que sentía por ese idiota con cejas raras... pero aun así por que había callado de esa manera? Si cerraba los ojos aun podía ver la cara que puso el rubio cuando evite comentar nuestra nueva situación... “Ni se por que lo hice ni lo entiendo... Lo mejor será que me disculpe...” Me fui directo a la cocina, dejando las pesas rodando en el suelo. Estaba mas que claro que Sanji estaría hecho una furia, lo conocía lo suficientemente bien para saber lo que le fastidiaban este tipo de engaños...
-Cocinero tenemos que...
-Ahora mismo no esta, espadachín-san.
Me encontré con la sonrisa de esas dos brujas que me miraban de forma extraña, como si me examinaran de arriba a abajo.
-Bueno entonces seguiré entrenando.
-Y que le tenias que decir a Sanji-kun si se puede saber?
-Tu misma lo dijiste, no se puede saber.
-Los celos son malos en una pareja, deberías confiar mas en cocinero-san...
Los colores se me subieron a la cara inmediatamente. “Así que les contaste a tus damitas eh? Parece que te importo bien poco lo que ocurrió antes no?” No pude evitarlo estaba enfadado, con o sin razón no me importaba. Llevaba toda la mañana preocupado por como arreglarlo y él se la pasaba de cotilla con sus damas?
-Celos? Eso si que tiene gracia...
De nada servía negar la mayor, tenían la información mas que clara gracias al cejas de sushi... pero al menos podía tomarme mi pequeña revancha.
-De que demonios hablas Zoro?
-Como puedo tener celos? Acaso no te das cuenta?
Las dos cambiaron su semblante automáticamente, mientras yo me acomodaba apoyándome en la pared de la cocina con los brazos cruzados.
-Ese idiota es incapaz de comerse una rosca. Cuanto tiempo lleva detrás de vosotras sin conseguir nada?
-Pero Zoro tu...
-Jajajajaja!! Sería un imbécil si creyera que alguien más puede fijarse en él. Pensándolo bien... es una apuesta segura no? Cero preocupaciones y mucha diversión.
La bofetada de Nami no se hizo esperar un segundo. Ni siquiera trate de esquivarla me la merecía y mucho. Pero que iba hacer ahora? Rectificar y decir que estoy loco por él y que tengo miedo? Ni de broma.... y menos delante de esas dos.
-No se quien demonios te crees pero... ZORO!!!
Ni la deje terminar, sabia perfectamente lo mal que lo había hecho y por mucho que me lo repitiera mis palabras no iban a cambiar. Lo único que me quedaba era rezar por que el rubio no se enterara y poder disculparme y aclarar las cosas con el antes. “Esperemos que por una vez las dos cotorras se mantengan con al boquita cerrada... O habré hecho la mayor estupidez de mi vida.”
-Lo siento mucho...
-Y ahora que te pasa a ti Robin?
-Creo que habla conmigo, Nami-swan...
Había salido a por un par de cosas a la bodega, con una sonrisa pintada en al cara... Y ahora me encontraba con la jodida realidad dándome una buena paliza.
-Sanji-kun yo...
-Tranquila... Es lo que se esperaba de un bruto como él no?
Mantenía como podía la sonrisa en la cara, evitando verme lastimoso delante de mis bellezas. Lo último que me faltaba era parecer una niña llorona por culpa del marimo...
-Es un maldito idiota!! Quien se cree él? No hagas caso a una sola palabras de lo que dijo!!
Podía escuchar de fondo los consuelos de las dos, pero esas palabras de Nami me hicieron recordar las que acababa de oír de labios del marimo. “Sería un imbécil si creyera que alguien más puede fijarse en él.”
-Así que eso crees, no?
-Cocinero-san?
-Sanji-kun?
-Soy un rastrojo en el que nadie puede poner sus ojos verdad?
-No digas tonterías! Ya te dije que olvidaras...
-No tengo intenciones de olvidarlo, pero te aseguro que se va comer cada una de sus palabras.
-Estas tramando algo, cierto?
-Perfecto!! Un buen escarmiento es lo que se merece ese cabrón después de lo que dijo!
-Navegante-san...
-Que!! Quien fue el imbécil aquí?
-Tienes razón pero...
-Podrían hacerme un favor mis bellas damas?
-Un.. un favor?
La voz de Nami temblaba ante mis palabras... o más bien ante el exceso de cercanía por mi parte. Mis ojos se clavaban directamente en ella, mientras le dedicaba una sonrisa que no solía dejar ver.
-Ya entiendo... Aunque con nosotras no creo que funcione.
-Lo sé... Tengo otra cosa mejor en mente.
-De que demonios habláis? No me entero de nada!
-Shhh.. No queremos que nadie se entere de esta conversación, verdad cocinero-san?
-Exacto... será nuestro pequeño secretito...
-Sigo sin entender nada.....
-Mi linda Nami... si quieres yo puedo explicártelo a fondo...
La pelirroja se quedo de piedra ante el tono y el doble sentido de mis palabras. Solo fueron unos segundos, pero al fin contesto.
-Pero tu quien demonios eres? Donde esta Sanji-kun eh?
-Esto sera divertido... Nunca le había visto ponerse en serio.
-Que es eso de en serio, Robin?
-El cocinero-san torpe y adulador de damas... El que siempre bailotea y hace payasadas a nuestro alrededor... Acaso no lo ves?
-No me digas que...
-Las sigo queriendo igual mis damiselas!!! Pero digamos que no jugué todas mis bazas....
“Pero esta vez sera muy diferente musgo... Voy a enseñarte que no se debe jugar conmigo.”