Capitulo 7.
Esa mañana me dirigía de nuevo al hospital, el día anterior Ikki había insistido hasta el fastidio que descansara un poco en casa, pues en los últimos dos días solo me apartaba de Shun un par de horas en los que tenia que ir a la oficina o venir a casa a darme un baño rápido para de nuevo estar a su lado en la habitación. Ikki me dijo que estoy exagerando las cosas pero después de pasar este miedo de perderlo por segunda vez la verdad simplemente no quiero apartarme más de él.
Mi Shun está mas tranquilo ahora que vio a nuestro Budha, lloré de felicidad junto a él cuando tomó sus manitas entre las suyas y lo llamaba incansable para que reconociera su voz. Ahora él también se ve completo, mirando el rostro dormido de nuestro hijo veo como sus ojos observan brillantes, su sonrisa no puede ser más ancha y llena de ilusión. Soy mas feliz por él pues puede cumplir lo que tanto ha querido, puede ver a su hijo y aunque aun no puede tomarlo en brazos veo como le basta el verlo detrás del cristal y tocarlo. Cuando le susurra suavemente para tranquilizarlo al verlo balbucear inquieto creo que voy a caer de amor, no puedo creer que alguien pueda sentir lo que yo, no sabia que la felicidad pudiera llegar a tanto, mi pecho esta por reventar cada vez que mi Shun esta junto a nuestro bebé.
Esta es el tercer día de ambos en el lugar, pronto los tendré a los dos en casa. Mi esposo saldrá en una semana a lo mucho, pero nuestro hijo debe permanecer ocho semanas en incubadora para que pueda soportar la vida en este mundo. Pero lo esperamos paciente, lo hemos hecho por meses y unas semanas mas no nos harán daño.
Extrañamente siento una opresión en el pecho al dirigirme al hospital, tal vez un mal presentimiento o simplemente la tensión de estos días. Aun no he sabido las razones por las que el parto se adelantó y cuando se lo pregunto a Shun solo sonríe y se queda callado hasta que se le ocurre un nuevo tema de conversación. No quiero presionarlo, cuando quiera decírmelo lo hará. Entro al pasillo donde todos están sentados en las sillas dispuestas, eso me asusta pues sus semblantes no son para nada alegres, parecen mas bien contrariados, perdidos.
-¿Qué sucedió, Ikki?- le pregunto mientras arrulla a un bultito en sabanas blancas, debe ser su pequeña aunque no veo a Esmeralda por ningún lado- ¿Ikki?- vuelvo a llamar pero el niega con su cabeza.
Mas preocupado aun miró a los demás, Seiya es abrazado por un derrotado Shiryu que me mira con ojos húmedos. Afrodita está desconsolado y abraza a Milo que solloza ocultando el rostro entre sus manos. El miedo me hace presa y preocupado entro a la habitación de mi esposo para encontrarme con una habitación en penumbras, en la cama sigue el amor de mi vida pero esta sentado con las piernas recogidas abrazadas por sus brazos mientras su rostro se oculta tras sus rodillas.
-¡¿Shun?!- me acerco lo mas rápido que puedo cuando escuchó sus sollozos, intento abrazarlo pero no me lo permite, me aparta de un empujón mientras su llanto se vuelve estridente- ¡¿Qué pasó?!- casi grito histérico, el pánico se cuela rápidamente por mis huesos, estoy temblando y no se porque razón.
Shun no me contesta, sigue sumergido en su llanto que me parece colérico, frustrado y sobre todo, como si se le acabara el mundo. Budha viene a mi cabeza de inmediato y palidezco al presentir la razón de su llanto. Me acerco y me aferro a él en un abrazo que de nuevo quiere evitar pero no se lo permito y así termina llorando sobre mi hombro diciendo incoherencias de las cuales solo puedo entender una frase “Hyoga me lo ha quitado”
Me aparto de Shun mirando sus ojos hinchados de tanto llanto, acaricio sus mejillas pero el no deja de negar con su cabeza recriminándose algo lo cual temo saber. Se da la vuelta y se hace un ovillo en la cama dándome la espalda. Me levanto entonces para caminar de nuevo a la puerta con el corazón a mil por hora. En el pasillo aun están todos ellos que me miran en cuanto estoy fuera, Ikki se levanta y me extiende la criatura a la que creí Andrómeda. Asustado la tomó con un brazo mientras que con mi mano descubro lo que hay detrás de la manta. El rostro pálido de mi hijo recién nacido me recibe, sus labios de bolita están amoratados y sus ojos cerrados. Me dejo caer de rodillas en el suelo contemplándolo sin poder hacer nada.
Un grito mas propio de un animal me atraviesa la garganta mientras mi corazón late angustioso. Mi hijo estaba muerto.
Abro los ojos con la respiración agitada mirando el techo de mi habitación. Me incorporo dándome cuenta de que era de día. ¿Había sido una pesadilla? No estaba seguro de ello, tengo miedo de haber quedado inconsciente en el hospital y que todo aquello sea una realidad. Tomó el celular en el buro para revisarlo, son pasadas las ocho de la mañana. Llamó al numero de mi cuñado que se había quedado con Shun esa noche, necesito preguntarle como está.
-¿Shaka?- contesta adormilado- ¿Qué sucede?
-Buenos días- contesto lo mas tranquilo que puedo para que no note mi excitación- ¿Cómo está Shun?
-¡Rayos, Shaka!- se queja en una risa burlona- ¿Quién te viera? Te acabas de ir hace seis horas y ya estas llamando.
-¿Cómo está?- insisto. Me siento tremendamente ansioso, esa pesadilla logró alterar mis nervios.
-Dormido como un bebé- contesta tranquilizándome- ¿Te encuentras bien?
-Si, estoy bien ¿Cómo está Budha?
-Sigue en cuidados intensivos, pero está bien ¿Pasó algo?- sé que ha notado el timbre preocupado de mi voz, pero no quiero inquietarlo con esta pesadilla.
-No, descuida, solo me levanté un poco ansioso. Solo me doy una ducha y voy para allá- gracias al cielo hoy no es día laboral, puedo estar todo el día con Shun sin las preocupaciones de la oficina.
-De acuerdo, Shun ya debe estar por despertar y te querrá a su lado.
-Gracias- cuelgo después de despedirme y me tiendo de nuevo suspirando. La cabeza me duele demasiado.
Después de una ducha me visto rápidamente con ropas cómodas. En la cama está una nota, aquella que encontrara cuando entrara a la casa e inspeccionara. No lo había hecho desde el ingreso de mi esposo, dormía y comía con él, solo venia a casa como torbellino para refrescarme y salir de nuevo. Pero al hacerlo la noche anterior me encontré con esa nota tirada en la alfombra, al leerla sentí una tremenda rabia por aquel despreciable ser, tal vez fue eso lo que desató mi pesadilla.
Cuando llegó a la habitación de Shun está desayunando mientras habla con Ikki. Me gusta lo tranquilo que está cuando conversan, después de todo fueron lo único que tuvieron en su niñez, es comprensible que ahora tengan una relación tan estrecha.
-¡Shaka!- me saluda con una gran sonrisa.
-Hola, mi amor- le doy un corto beso en los labios para después dar un apretón de manos a Ikki- gracias por quedarte con él.
-Ni lo agradezcas- me dice sentado a un lado de mi esposo- lo hago con gusto.
-Shaka- me llama Shun con una gran sonrisa- ¿Te ha dicho el medico cuando puedo alimentar a Budha?- sonrió enternecido, está tan ansioso por cumplir con esa tarea.
-No me lo ha dicho- consuelo acariciando su cabello- se paciente, Shun, verás que cuando sea posible la espera valdrá la pena.
-Me muero por sostenerlo contra mi pecho- dice sonriente mirándonos ambos. Su rostro brillante no tiene atisbo de haber pasado por aquella pesadilla nunca- ¿Sabré hacerlo? No sé como arrullarlo ¿Me ayudarás, hermano?
-Claro- dice este con una sonrisa de ternura única, solo lo he visto dirigirla a tres personas, Andrómeda, Esmeralda y por supuesto a Shun- No es tan difícil como crees, cuando lo tengas entre tus brazos el instinto de padre te guiará.
-Eso espero- suspira emocionado.
El desayuno continúa en silencio para él mientras se pierde en sus pensamientos mientras Ikki y yo conversamos un poco sobre cosas sin importancia y sobre su familia. Su pequeña ha pescado un resfriado, nada de que preocuparse pero de cualquier manera la procuran demasiado. Es su primera hija. Quisiera saber si yo me veré así de preocupado cuando Budha enfermé.
-¿De qué hablas?- se burla Ikki al hacer ese comentario en voz alta-Ya te estás preocupando y esta estable en la incubadora- eso me ha recordado la pesadilla, la nota encontrada. Miro a Shun que mantiene sus ojos cerrados pero sé que está despierto pues sonríe.
-Ikki- llamó a mi cuñado que me mira serio- quisiera hablar con Shun a solas- Shun abre sus ojos mirándome atento.
Ikki sale de la habitación y yo me levanto dela butaca para caminar hasta mi esposo que no ha dejado de observarme. Me siento a su lado, la nota que tomará la tengo en el bolsillo de la camisa, la tomo y la extiendo a sus manos. Sé que la ha reconocido pues palidece de inmediato. Esas palabras las tengo memorizadas, las leí incansablemente mientras imaginaba el rostro alterado de Shun pensando lo peor.
Shun
Espero estés contento con el otro. Ojalá que él pueda borrar de tu conciencia lo que me hiciste y espero también seas feliz maldito, has roto mi corazón. Me has matado. No volverás a saber nada más de mi vida, lleva para siempre sobre tus hombros mi muerte.
Hyoga.
-¿Qué pasó ese día?- preguntó por enésima vez y el baja la mirada avergonzado.
-Perdona que no te lo dijera- responde en un susurro. No se por qué me oculta estas cosas, solo puedo pensar en que no quiere que me entere que el saber a aquel en peligro su estado se complico por preocuparse, por aun quererlo.
-¿Quién te dio el mensaje?- ese desgraciado, si de verdad hubiera intentado aquello Shiryu ya me lo hubiera dicho, solo lo hizo para manipularlo aun desde la lejanía. Tengo que apartar a Shun de todo esto.
-No lo se- responde suspirando- solo me dijo que venia de parte de Hyoga y yo…- calla meditando lo que está por decirme, confío en él, en que me ama pero también temo que lo ame a él. No podía creer lo que ese patán se atrevía a hacer para tratar de manipularlo, de verdad es un desquiciado. Tengo que sacar a Shun de su alcance.
-Está bien- le digo a pesar de todo, no tiene que pensar que aquel se quitó la vida por su culpa- no te preocupes, Shun.
-Shiryu me lo dijo- me dice suspirando- yo solo tenia miedo de que muriera- me dice sollozando- si él quiere quitarse la vida por mi culpa yo… yo no quiero que eso pase- Hyoga lo ha logrado, de nuevo a conseguido hacer de él l que quiere.
-Esto debe parar- le digo molesto- Hyoga no es estúpido, si te envió esa nota solo es para que te sintieras culpable, no va a hacer aquello nunca Shun, es un cobarde simplemente.
-No pude evitar pensarlo- me dice limpiándose el rostro- pero lo sé.
-¿Por qué no me dijiste de la nota?- vuelvo a preguntar ansioso.
-Yo se en lo que piensas- me dice sonriendo- sé que temes que solo esté contigo por el bebé, que aun ame a Hyoga y si te decía que mi miedo por su muerte había provocado el parto sé que pensarías que en realidad es por miedo a perder a quien amaba- me quedo callado ante sus palabras, todo eso es cierto- pero no es así, es solo que no quiero que resulté así, no le deseo ningún mal, no lo amo, dejó de importarme hace tiempo pero de cualquier manera no quiero que su vida termine en tragedia. Tu miedo a que no te ame tiene que parar, yo te amo.
-Eres…-sonrío emocionado besando sus labios- eres el ser con el alma mas pura que conozco.
No puedo hacerle el amor ahora pero eso no evita que le robe el aliento con un largo beso que el correspondió mientras acaricio sus costados sobre la bata y la sabana del hospital mientras el acaricia mi pecho con suavidad.
Ya no hablamos de eso por mas tiempo, cuando el momento llegue él se enfrentará a Hyoga, pero por ahora debe estar tranquilo. Fue dado de alta una semana después pero aun así ambos vivíamos en el hospital para estar junto a nuestro hijo. Cerca de tres semanas después ese momento llego, el medico dijo que mi Shun podía cargar a Budha por primera vez y cuando lo supo casi salta de alegría. Aun no podría salir del hospital, le hacían falta al menos un mes mas pero al menos ya podía estar en los brazos de Shun.
Miré atento a mi esposo casi con devoción. Con una gran sonrisa toma a nuestro pequeño que el enfermero le entrega con cuidado. Lo envuelve con sus blancos brazos pues comienza a quejarse, lo acomoda contra su pecho y chucheando se mece con delicadeza mientras sonríe enternecido. Con su mano toma su cabecita para apoyarla en su hombro izquierdo mientras que con su otra mano abraza su cuerpo para no dejarlo caer. En esos momentos pareciera que solo están ellos dos en el mundo, solo ellos dos en mi mundo en blanco. Son el uno para el otro, dos piezas de rompecabezas que se amoldan perfectamente.
-Mi hermano tenia razón- dice en un susurró besando suavemente la mejilla rechoncha de Budha- esto no es tan difícil como pensé- Me acerco a él y lo abrazo por su espalda besando sus mejillas, paso mis manos sobre el cuerpo encogido de mi hijo mientras los dos bailamos para dormirlo-¿Puedo alimentarlo?- pregunta al enfermero que asiente con una sonrisa. Ambos nos sentamos en una banca acolchada, Shun se recuesta en mi pecho mientras acaricio su hombro y lentamente abre su camisa para hacer aquello que tanto a querido- No me va a morder ¿Verdad?- dice de pronto un poco temeroso a lo que yo rio conteniendo la carcajada.
-No lo creo, Shun- beso su mejilla de nuevo mientras con cuidado guía a nuestro bebé a su pecho y el instinto hizo que aquel se aferrara de inmediato provocando una sonrisa en mi bello esposo.
-Se siente raro- dice suavemente mirándome con esa única expresión que me fascina. No quiero que esta se borre nunca, voy a asegurarme de que jamás cruce por su cabeza otra pesadilla.
Así ambos permanecimos sentados mirando a nuestro hijo dormir después de alimentarse. Yo abrazo a Shun un tanto posesivo, pero él es mio y eso significa que soy yo quien debe procurar su felicidad y deben saber que lo voy a hacer.