Ya tenían un mes en la mansión y esta había sido limpiada de magia negra, Draco y James habían puesto nuevas protecciones para que nadie entrara sin su permiso, los niños estaban encantados ya que tenían más de 567 habitaciones para explorar.
La habitación de Draco y James era sencillamente impresionante, un pequeño living room decorado con elegancia pero no con exageración; muy minimalista y chic. Daba la bienvenida a la recamara moderna y sofisticada, ellos preferían usar una sola habitación para los dos, el closet era una pequeña tienda de ropa de todos los estilos y modelos con cómodas sillas y estantes y el baño era una obra de un diseñador: tenia 3 bañera un pequeño jacuzzi, una ducha de varios metros cuadrados, dos lavamanos y dos WC.
Esa noche, James tomó en brazos a Draco y sin dejar de besarlo fue dirigiendo sus pasos a su habitación, en donde lo dejó en la cama, ambos riendo por luchar en no deshacer el beso; ya ahí Janes se enderezó y comenzó a desabotonar su camisa ante el rubio, quien se había recargado hacia atrás en sus codos sin dejar de observarlo.
James quería hablar, deseaba decir algo gracioso para verlo reír, pero la atmosfera era más que suficiente para sacar una sonrisa en Draco, no precisamente por ver algo divertido, sino por estar viendo algo que le hacía feliz.
El roce de la tela al caer al suelo se dejó escuchar haciendo que un delicioso escalofrío recorriera la espalda de Draco, quien no podía apartar la mirada de aquellos ojos verdes que parecían atraerlo como un insecto a una lámpara en medio de la oscuridad.
-Te amo… lo sabes ¿verdad? –susurró James dirigiendo sus dedos a su cinturón.
-Lo sé…
-Y que haría cualquier cosa por ti…
-También lo sé…
James ya ni dijo nada, solo bajó la cremallera y su pantalón con movimientos lentos haciendo que un bulto apareciera en los pantalones del rubio. Cuando el moreno quedó solo en ropa interior, trepó a la cama haciendo que Draco se recostara sobre su espalda.
Besos tiernos, gentiles y llenos de dulzura recorrieron el rostro y cuello del último de los Malfoy haciéndolo suspirar mientras sus brazos rodeaban el cuello de James ; después lo ayudó a desnudarlo quedando ambos en igualdad de condiciones.
El siguiente objetivo de James fueron ese tierno par de pezones, los cuales chupó y lamio hasta ponerlos duros mientras Draco jadeaba sin parar.
-¡Sí!... ¡oh si James…!
Los labios de James fueron bajando hasta llegar al vientre abultado en donde dormían sus bebés y una risita de Draco se dejo escuchar el sentir muchos besitos en el vientre.
-¡Oh! –jadeó al sentir esa dulce boca bajar un poco mas hasta llegar a su miembro.
James engullo aquella polla perfecta mientras su mano libre acariciaba las piernas, a partir de ahí todo fue un banquete para los dos, pues después fue el turno de Draco haciéndosele muy fácil por estar acostado con James arriba en posición invertida.
-James… ya quiero sentirte adentro… -murmuró sin dejar de lamer la tremenda polla que brillaba por su saliva frente a él.
El moreno rio ante la necesidad de su esposo, y simplemente se quitó y tomó un frasco de lubricante de su cómoda indicándole a Draco que se colocara de lado.
Un seductor gemido salió de la garganta del rubio al sentir los dedos prepararlo con mucha delicadeza por cierto temor a lastimarlo.
-Si te lastimo me avisas ¿ok? –susurró besándole atrás de la oreja.
-Ajá…
Al cabo de unos minutos, Draco se giró haciéndole entender que se sentía listo, así que James se posiciono entre sus piernas y comenzó a penetrarlo lentamente.
-¡Oh…! Draco…
Pero Draco no hablaba… no podía, pues su pecho subía y bajaba rápidamente al sentir cómo el miembro de James iba llenándolo poco a poco hasta estar completamente dentro.
-Dime que me amas… necesito oírlo… -balbuceó el moreno recargado en sus brazos para no recargarle su peso.
-Te amo James… te amo…- respondió poniendo sus manos en los firmes hombros.
A continuación James comenzó a embestirlo de forma lenta y tortuosa haciendo que el chico clavara las uñas en sus hombros.
-¡Mas… rápido ! ¡Más rápido!
James obedeció gustoso, pues deseaba disfrutar de aquella piel y de aquel cuerpo que tanto amaba hasta que ambos se corrieron en un grito que literalmente los dejó sordos.
-¡Oh por Merlín!... –balbuceó Draco sudoroso- fue… genial…
Sin salir de él aun, James hablo en el hueco de su cuello y hombro.
-Si… lo… lo fue…
Pasados unos instantes el moreno salió de él para dejarse caer a un lado.
-Uff… debemos hacer eso más seguido…
Por toda respuesta Draco rió y dándose un beso en los labios, se dio la vuelta y se quedó dormido haciendo que James le besara una mejilla y los cobijara a ambos para también caer como piedra a su lado.
La mansión había sido inaugurada por sus nuevos dueños y sentía que eran aceptados todos los integrantes de la nueva familia.
-James, tienes que venir al ministerio –decía una chica de cabellera castaña.
-¿Hermione? ¿Qué pasa?
-Andrómeda se encadeno juntos con otras mujeres y donceles en las puertas del ministerio, de alguna forma lograron apagar las chimeneas y no dejan entrar por la cabina roja.
James se echo a reír ¿qué sería de la vida sin esos momentos?