Era el desfile de graduación de Draco, todos los graduados estaban como locos y Malfoy no era la excepción, tenía una barriguita de cinco meses y con la ropa -a pesar de ser algo grande- se le notaba un poco ya que eran gemelos.
Había muchos invitados por parte de los graduados y algunos caza-talentos de firmas de moda, Draco tenía varias propuestas de casa de modas importantes hasta del extranjero y como el mundo de la moda es tan abierto Los Evans no tenían que esconder su amor ya que ellos se amaban.
-Draco, me voy a sentar con Andrómeda- Informo James a su rubio
- ¿Por qué no te quedas aquí? – pidió el rubio compungido.
-¿Te sientes mal? ¿Te duele algo?
-No, es como un presentimiento ¡hay algo oscuro en el ambiente! No sé, no me hagas caso ve y disfruta el desfile.
-No, le diré a Charles que cuide a Andrómeda y vuelvo.
-Como si fuera necesario, ese chico se le pego como una sanguijuela a Andrómeda y ni aplicándole sal se lo puede quitar.
James se acerco a Charles con la intención de avisar donde estaría y pedir que cuidara a Hermione y Andrómeda pero lo que encontró lo dejo muy intranquilo.
-¿Que le ocurre?- preguntó James al ver al moreno pálido y con dificultad para respirar.
-Dice que no puede respirar, que esto es como si un demonio estuviera cerca.
-El parece tener alergia a la magia.
-Tengo miedo, James- dijo Andromeda- Draco me conto su presentimiento.
-Déjame ponerle un hechizo para aliviarlo y que respire bien, deberías sacarlo de aquí, yo iré con Blaise y Pansy.
-¿James, donde está Draco?- pregunto la mujer asustada la magia se sentía pesada en el ambiente
-Con los otros estudiantes detrás de bastidores arreglando a los modelos, saca a Charles mientras yo avisare a los aurores con un patronus.
Cuando James se había acercado a los ex Slytherins, hubo una explosión muy fuerte que destruyo parte de la tarima, la magia de James lo protegió pero cuando se dio de cuenta que había pasado, corrió donde debería estar Draco.
-¡Draco! ¿Donde estas Draco?
-¡Aquí, Potter! ayúdame no me puedo mover.
-Ya te tengo, tranquilo, estoy aquí.
-Mi bebe… no lo quiero perder ¡no dejes que se muera!
-Tranquilo, Draco, te sacare de aquí pero… cierra los ojos.
James saco a Draco en brazos, el rubio tenía varios golpes y cortadas pero en el momento de la explosión, él se hallaba buscando el prendedor que se le había caído sin motivo aparente debajo de una maquina ¡eso le salvo de no recibir el impacto tal y como lo recibieron dos compañeras que murieron!
El sitio del desfile era un caos, había muchas personas lastimadas tanto estudiantes como invitados. James coloco a Draco dentro de su auto con muchas protecciones ya que si los paramédicos lo examinaban se daría cuenta de su embarazo, después fue a buscar a Andrómeda.
-Ayúdalo, James ¡no dejes que se muera, por favor!- decía una llorosa mujer con Charles entre sus brazos.
-Yo me quedo con él, busca a Hermione estaba con Zabini.
-Si ¿dónde está Draco?
-En el auto, lleva a los chicos con el–dijo James mientras le aplicaba ligeros hechizo al muchacho.
Cuando Andrómeda llego, Hermione tenía una horrible quemada en un brazo y parte de la cara pero se había aplicado un hechizo de sanación para que no le doliera y estaba moviendo escombros con hechizos, Blaise con la ropa rasgada y varios golpes hacía lo mismo, no movían a los muggles por miedo de que sus heridas empeoraran.
-Hermione, deberías ir a San Mungo para que te atiendan-dijo Andrómeda-James llevara a Draco, ve con él.
-Está bien pero ustedes tienen que ir también-le dijo a los Slytherin.
-Sí, pero iremos a Francia-dijo Pansy- es mejor para nosotros.