Una mañana, Draco estaba enseñando historia de la magia a Aidan, James se encontraba en la cocina discutiendo los menús de la semana con la cocinera; en la casa tenía una cocinera, un jardinero y una muchacha para la limpieza todos eran squibs para que no se asustaran por la magia que había en la casa y trabajaban de lunes a viernes -sin las noches- ya que él estaba muy ocupado en el día y la casa era muy grande.
James después que salió del hospital compro un apartamento muy pequeño, cuando se graduó decidió comprar una casa con jardín y piscina que fuera muy espacioso y con mucha luz para olvidar su infancia en la que estuvo encerrado y sin libertad.
De repente la red Flu se activo y entro Hermione por ella, era una de las pocas personas que podían entrad sin tener que pedir permiso.
-¡Hola, Sra. Weasley! - dijo Aidan alegremente.
-¿Es Malfoy? –dijo la castaña viendo al rubio sorprendida.
-Un punto para Gryffindor, Granger –dijo el rubio con ironía- tu capacidad de deducción es sorprendente.
- Draco no seas grosero -dijo un moreno que llegaba en ese momento- Hermione, ¿ a que se debe tu visita un lunes y a esta hora?
-Necesito un favor tuyo y ¿por qué Malfoy está aquí?
-Una historia muy larga, vamos a mi oficina.
-¿Que favor necesitas?
- Necesito un hechizo para olvidar, por si me leen la mente ¡yo le aplique uno a mis padres, pero yo misma no me lo puedo aplicar!
-¿Lo hiciste?
-Sí, James yo no estaba preparada eso me superaba y además, si me divorcio Ron se quedaría con los hijos que tengamos –lloraba la castaña- yo no tendría derecho de nada ni siquiera verlos este mundo no es para tener hijos.
-Cuanto lo siento, Hermione, por que se que tu eres de la que luchan por la vida y los derechos de los demás.
-James este mundo no es el que nosotros queríamos.
-Lo sé- dijo Harry compungido.
-Hazlo, por favor.
-Obliviate.
En la sala un rubio y un morenito realizaban lo que sabían hacer mejor: Pelear.
-¿Tu eres mago? - preguntó el niño en tono burlón.
-¡Que inteligencia! ¿La heredaste de Potter? -respondió el rubio en el mismo tono.
-¡Deja las ironías, eres el maestro y no puedes responderme mal!
-Sí, soy un mago poderoso y oscuro.
-¿Cómo vas a ser oscuro si pareces cucaracha de panadería?
-Magia oscura, tonto- dijo Draco mirándolo despectivamente.
-No me digas así, se lo voy a decir a James ¡eres malo!
Draco lo remedo y Aidan se puso a llorar para llamar la atención de James.
-¿Por qué me pasa esto a mí?-dijo James
Ya era domingo y James dormía de lo más tranquilo cuando el llanto de dos niños lo despertó y corrió a lugar de los hechos como ya era habitual en él, en la sala estaba Teddy y Aidan llorando a gritos.
-¿Que ocurrió, niños? –Pregunto el moreno- ¿por que lloran?
-¡Fue el!-dijeron los niños señalando hacia un rubio que echaba humo de lo enojado que estaba.
-¡Draco! ¿Que les hiciste?
-Ellos me faltaron el respeto y les di lo que se merecen,
-¿Qué cosa?
-Le rompí la snitch con la que estaban jugando.
-Pero… -dijo James estresado y masajeándose las sienes- niños, ¿qué le hicieron al maestro Malfoy?
-¡Nada! solo le dijimos que se vería tierno con una pancita de embarazo.
-¿Por qué le dijeron eso?
-En el libro hay fotos de magos embarazados y como él parece niña…
James vio un libro sobre una mesa de embarazos masculinos, pero lo que los niños no sabían era que ellos habían lastimado los sentimientos del rubio.