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De la lujuria del lobo y el perro por Breyito

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Notas del fanfic:

Advertencias: bueno, creo que es obvio e inutil a estas alturas, pero por si las dudas… este fic contiene: Slash (relación chico/chico), lemmon (sexo explícito), y una graaaaan dosis de Sirius/Remus, así que cualquiera en contra de estas cosas, ¡¡fuera de aquí!! A los demás… disfruten!!^^

Disclaimer: ¿en serio?, ¿es absolutamente necesario? (Okey… okey… ¡no me demanden!) Sí, soy Jotaká, porque ella obviamente no tiene cosas más interesantes que hacer un viernes por la noche, como tomar cócteles y comer caviar. Así que no, NO soy J.K. y dejen de bajarme el autoestima!!! 

Notas del capitulo:

Nota de Autora: Nada...simplemente espero que lo disfruten tanto leyendo como yo lo hice escribiendolo. ^^

De la lujuria del lobo y el perro

 

Cuando Sirius bajó de la escoba, no se imaginó que su actuación había desatado a un lobo inquieto y sediento de su cachorro,  y tampoco se imaginó que esta noche su compañero de habitación lo marcaría como suyo con el fuego de su pasión desatada, en medio de gemidos y gritos de placer.

……….

……….

……….

-Dilo-ordena el lobo  que Remus tiene dentro, lleno de lujuria, mientras embiste, más fuerte, más adentro, muchísimo más adentro.

-¿Qu-ué…quieres… síii q-que te di-diga…ahh, Remus?-pregunta Sirius entrecortadamente entre gemidos.

-Dilo.-repite. Acentúa sus palabras con una embestida especialmente fuerte, derecho a su próstata.

Sirius gime y se revuelca, cierra los ojos y grita. En esos momentos, cuando Lunático se la está metiendo así, tan perfectamente delicioso, con ese ritmo delirante, no puede pensar. Cuando Remus deja escapar un poco de ese lobo, transformado en lujuria desenfrenada, y se lo folla a conciencia, sabiendo que a su Canuto le vuelve loco que lo haga así, tan furiosamente fuerte y exquisitamente lento, es cuando Sirius enloquece un poquito más y llega a ese borde donde ya no sabe ni quién demonios es, donde solo pasa por su mente una sucesión de nombres RemusLunáticoMoonymiLoboLupin y RemusRemusRemusRemus.

-Eres mío, Sirius.-declara el de ojos melados, enterrándose en él, fuerte, duro, posesivo. Sirius jadea porque ya no le queda aire, porque Remus le ha sacado todo el oxígeno y no se lo devolverá hasta que él le diga lo que el otro quiera.-Eres mío-repite.-Tus miradas, tus gestos, tus jadeos, tus gemidos, tus gritos, todo. Todo tú eres mío.-Parece que el lobito está delirando, que el placer de hacer esto, prohibido y magnífico, es tan grande que el licántropo ha perdido el control. Y a Sirius le fascina saber que solo él puede hacer que su Lunático pierda el control.

Y el rebelde Black, la oveja negra entre esa familia oscura y maldita, lo admite; admite que le pertenece a ese lobo feroz que lo está cogiendo tan ohh tan bien que siente que se muere, en ese breve punto entre el orgasmo y la locura.

-Sí,… Remus…¡ohh Merlín! ¡Ohh jodeeer, Lunático!-grita Sirius.  Cada vez es más placentero, ese roce, esa respiración en su cara, esos ojos de oro fundido anegados de  lascivia que le consumen de a poco.-Sí…soy tuyo, Remus…tuyo y de nadie más, Lupin, de nadie más.-repite porque no quiere que su chico lo castigue y desacelere  el ritmo, porque se muere, porque necesita correrse ya.

-De nadie más -sentencia el joven licántropo- Solo mío.-lo besa, descontrolado, desenfrenado como solo puede ser con Sirius. Lo hace suyo con la lengua también, con el lobo obsceno que tiene dentro, con la pasión y con la conciencia fuera de lugar, dominado por sus deseos.

Lo besa con mucha saliva, en medio de jadeos y gemidos ahogados; le comechupamuerdebesa la boca con todas las ganas que se viene aguantando toda la tarde mientras lo veía jugar al quidditch, volando en su estado más puro, libre. Y mientras todas esas chiquillas gritaban y lo acosaban, el lobo reclamó lo suyo. Y ahora se lo está dejando bastante claro, follándoselo por el culo y también follándole la boca con su lengua.

-M-más…más…más…-gime el animago en la boca de su chico. –Estoy…me…m-me v-voy a…oohh Circe bendita… a correeeer…-jadea incontrolablemente Sirius. Y en la habitación de los chicos de 6º año de Gryffindor, el joven Black se rinde y se deja dominar por el lobo, porque él, por muy perro rabioso que sea, cuando está así: blando, líquido, húmedo, el perro se convierte en un cachorro que solo quiere más. Y gime, y suplica, y se rinde y se doblega.

Y el lobo le da lo que quiere, porque él también lo desea. Lo está deseando tanto que siente que se va a morir como siga con ese roce exquisito y supremo entre él y la entrada de Sirius. Porque esa fricción es sublime y Sirius es tan por Merlín, taaan estrecho que siente que se va a morir si no se corre ya, si no se corren como en ahora ya, los dos juntos. Porque necesita sentir su polla siendo apretada por su perro, necesita oírle aullar su nombre como él le aúlla a la luna cada mes. Porque quiere sentir, quiere saber que él, puede doblegar la voluntad de Canuto como la luna llena se la doblega al lobo.

Y el éxtasis les golpea fuerte, con la potencia de un huracán. Y el placer es tan grande que ambos sienten que van a perder la conciencia, pero no lo hacen, no la pierden porque se agarran el uno del otro, besándose todavía, con más ganas, aunque más lento.

Porque nada, nada, excepto ellos, tiene sentido cuando Sirius estruja la polla de Lunático dentro suyo y se corre, duro, contra el estómago de su chico, mientras Remus le muerde el cuello dejándole una marca permanente en la piel y se corre arañándole la espalda con sus uñas.

Porque nada tiene sentido si ellos no están allí, corriéndose juntos, gruñendo como los animales que son y con el nombre de la persona a la que le pertenecen entre los labios.

Porque nada, absolutamente nada, importa más que ellos en ese momento, amándose como solo ellos saben hacerlo: con mucha lujuria, un poco de malas pulgas y mucho cariño. ¡Ah, claro! Y su infaltable toque de salvajismo.

……….

……….

……….

;f3 a33;fm f g0;a33; bri","sans-serif"'>-Entonces… el haberle echado el maleficio de mocomurciélagos al Prefecto de Revenclaw fue algo meramente impersonal y al azar, ¿no?

 

-El tipejo se lo merecía.-contestó el Black, con furia en la voz.

-¿Por qué? Si es un excelente compañero de estudios, buena persona y, para ser honestos, esta como un tren.-dijo con aparente inocencia el licántropo.

-¡Se lo merecía por estar contigo todo el maldito tiempo!

El moreno explotó sin poder contener su genio, ni siquiera para zafar de esa situación. Al darse cuenta de la magnitud de lo revelado, Sirius se sonrojó hasta la raíz del pelo. Y el lobo se atacó de risa. El animago, ofendido, quiso hacer una salida dramática.

-No sé qué puñetas te sucede hoy, Lunático, pero yo me largo.- pero lo que el chico no se esperaba era que no pudiera abrir la puerta, y recordó que Remus le había quitado su varita.

-Tranquilo, cachorro, te diré qué puñetas me sucede.-le dijo el lobo acercándose, acorralando al moreno contra la pared. –Me pasa que estoy harto de que coquetees con esas mocosas faltas de cerebro, y de que me arruines cada posible cita. Estoy cansado de que me celes como un perro pero que nunca des el paso, y estoy hasta la coronilla de las insinuaciones que nunca cumples.

Un Sirius con los ojos como platos lo miraba, sin creerse que su lobito estuviera encarándole.

-Pero tranquilo, cachorro, porque eso se acabó.-dicho esto, el lobo tomó por el cuello al perro y lo besó, duro, magnético, animal, salvaje. Saqueó la boca de su compañero y bebió de ella; dominó su lengua y mordió sus labios. Pero el perro, luego de reponerse de la sorpresa inicial, devolvió el ataque con ganas. Él también tomó lo que quiso de esa boca que sabía a chocolate, y mordió a gusto esos labios que lo habían trastornado por meses.

Se mordieron, chuparon, lamieron y comieron a gusto. Pero desgraciadamente el aire es necesario para el organismo humano, así que tuvieron que separarse.  Mientras ambos recuperaban el ritmo de sus respiraciones, no dejaron de mirarse ni un momento.

Pasa que te quiero, gilipollas, y parece que tú no te das cuenta.

Yo también te quiero, pero no quiero herirte. Yo no sé amar.

Tranquilo, cachorro, yo te enseñaré.

Se sonrieron, porque en ese intercambio de miradas habían probado que la telepatía era posible. Porque se conocían tan bien que con esas miradas no hacían falta palabras entre ellos.  Porque en ese momento se leyeron las mentes, los miedos que ambos tenían, y ambos habían curado al otro.

Todavía mirándose, se besaron de nuevo. El beso que era el preludio de muchos más esa tarde.

(Menos mal que Lily había acusado a James y a Peter por acosadores, ganándoles un castigo.)

Notas finales:

Holaaa!!!

Yo de nuevo!!!! jajaja

Parece que los cachorros no me quieren dejar en paz!!! ^^

Espero que les haya gustado, porque es mi primer lemmon Slash…(insertar carita ruborizada aquí) así que espero haberlo hecho bien! ^^

Me hacen el favor de decirme si me fue bien?? n.n

Me dejas un review para poder sonreír??^^

Bezzotoooootezz!!

Breyito


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