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Mukuricia en el país de las Crackeadas por Chikori

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Notas del capitulo:

Y aqui el nuevo capitulo de Mukuricia ustedes lectoras impacientes por crack!

Episodio 2: El cuento de las tunas ukesosas

Nuestro protagonista aun se encontraba en ese espeso bosque, ahora que sabía donde se había ido el conejo podría seguirlo y vengarse de la violación que sufrió.

Pero por más que intentara seguir su camino, aquellos “gemelos” le impedían el paso.

 

-oya, les pido amablemente que se quiten de mi camino.- les sonreía aunque le rodeara un aura hostil.

-pero es muy pronto para irse.- renegaba Spanner.

-¡exacto! Al menos déjanos contarte un cuento.- Shou-chan le invitaba el asiento.

-no quiero.

-por favor.- ambos pedían con los ojos brillosos y un aura extraña saliendo de ellos.

-… kufufu está bien, pero que sea rápido.- se sentó ya que aquellas miradas le intimidaban.

-genial.- gritaron chocando sus manos.

-damas y caballeros, les presentamos nuestra historia.- Irie saco un libro que al abrir se proyectaron imágenes como hologramas.

-titulado: el cuento de las tunas ukesosas.- Spanner tomo el control de mando para presentar la historia.

 

Ambos se tomaron de las manos y empezaron a bailar robóticamente.

 

+*+*+*+*+El cuento de las Tunas ukesosas+*+*+*+*+

 

El sol salió para mandar su cálido fulgor~ Y en ese día de calor la luna iba a brillar; y como el sol también ilumino… ¡pudimos stalkear! shalala lala shalala lalalalalalala.

 

En ese día donde ambos astros iluminaban el cielo; un chico pulpo y un vendedor de sushi caminaban felizmente por la playa, sus nombres: Gokudera “Pulpo” Hayato y Yamamoto Takeshi.

Hacía mucho tiempo que se habían conocido y ahora tenían una relación, principalmente porque el cocinero le dio dos opciones en su primer encuentro: salir con él o aparecer en su coctel, y es que el señor pulpo era realmente sexy.

Gokudera, un hombre elegante a pesar de que detestaba los asuntos formales, siempre mostraba una sonrisa a su compañero aunque cada día intentaba por escaparse de su agarre.

En cambio, Yamamoto era un trabajador nato, de buen corazón y muy inocente aunque también muy torpe y despistado.

 

-ne Gokudera, quizás un día de estos trabajemos en un puesto en la playa y en un año juntaríamos el dinero necesario para pagar la boda.

-¡¿una boda!? prrrr- casi se atragantaba con el cigarrillo que había robado de un cenicero. – No, estas mal amigo idiota del beisbol.- coloco un brazo alrededor suyo.- ¿para qué apurarnos?  No es necesario.

-¿no lo es?

-claro que no cabeza de pescado.- le jalo de la corbata.- primero hay que vivir la vida loca.

-bueno, debo confesar que es atrayente.- estaba a punto de tocarle cuando este se le escapo momentáneamente.

-¡claro que lo es! Pornosear y lemonear es la ley, así lo manda el gay… digo el rey~.- entonces empujo a Yamamoto de un pequeño risco mandándolo a tomar un poco de agua salada.

 

Cuando Takeshi pudo reaccionar noto algo curioso bajo el mar, se trataba de una aldea submarina; llamo inmediatamente a su compañero para que viera lo mismo que él.

 

-encontraste algo interesante.- no podía evitar mirar a los habitantes del lugar.

-¿son atunes humanos?- pregunto el moreno.

-es una población de sirenas.

-¿y eso con que se come?

-¡idiota! Tendré que explicarte: son jovencitos con la mitad de arriba humana y la mitad de abajo con una cola de tuna. Y debo agregar que están bien lindos.- sin despejar su vista.

 

Los habitantes eran todos iguales, jovencitos preciosos de quizás 14 años, cabello castaño y alborotado, grandes y brillantes ojos aceitunas, la piel rosada y un encanto inocente que resaltaba maravillosamente. Estaban tan tranquilos jugando; cuando se dieron cuenta de los mirones, se escondieron rápidamente en los arrecifes.

 

-permíteme, esta noche habrá cena.- contesto Gokudera arreglándose el traje y caminando hacia el interior del manto marino.

 

Una vez frente a los chicos, el albino reverencio a los pueblerinos, el tono en su habla estaba impregnado con un tinte de elegancia y convencimiento como el de un político.

 

-buenos días jovencitos, no hay nada que temer, vengo en paz para invitarlos a pasear. Primero charlar, luego jugar, ¿nos harían el gran honor de acompañarnos?, ¿hay algo peligroso en ello?- les sonrió cuando algunos de ellos se vieron interesados en su propuesta.

-obvio, ¡que nos lo podríamos comer!- sonrió Takeshi quien inmediatamente fue golpeado por el otro por tal comentario.

 

Pero entre ellos había solo uno que no creía en las palabras del pulpo humano. Un venerable anciano que miro por curiosidad su calendario, dándose cuenta que estaban en plena primavera, y como dicen: en primavera las hormonas vuelan por todos lados. La experiencia en tantos años de vida era su base verídica a sus palabras.

 

-de gente calenturienta deben cuidarse, por lo que ni se les ocurra acompañar.

-si claro.- con toda discreción el fumador compulsivo aventó a la tuna patriarca para que no interfiriera en sus planes.- pero es tiempo ya de conocer las maravillas del mundo, de salir del aburrido mar, conozcan y observen más lo que se les puede ofrecer.- entonces tomando entre sus brazos a la tuna más cercana empezó a bailar con ella.- venir preciosos ya veréis, haremos una fiesta para celebrar nuestro encuentro.- soltó al chico que estaba completamente encantado de las adulaciones.- pornosear y lemonear es esa la ley, así lo manda el rey.- entonces, de quien sabe dónde, saco un piano portátil, comandando cual flautista de Hamelin.

-¿Qué es pornosear y lemonear?- pregunto una de las Tunas.

-no sé, pero se oye divertido, ¡vamos!

 

Sin saber al peligro que se enfrentaban, las 27 tunitas siguieron al pianista Hayato, bailando al ritmo de su canción. Mientras tanto, Yamamoto construía a la velocidad de la luz una pequeña casita donde invitar a los huéspedes.

El momento llego y todos entraron al hogar para disfrutar del festín del cual iban a participar.

 

-veamos que nos falta…. A si el pan, ¡no podemos comer sin pan!, amoroso idiota del beisbol ve por el pan.

-claro cariño.- entonces tomo su katana y su cartera dispuesto a irse, no más cerró la puerta y Gokudera ya estaba soltando un aura extraña; pero volvió a interrumpir su viejo.- ¿quieres también unos refrescos?

-sí, esplendida idea, tampoco olvides las salsas y los aderezos.

 

La puerta se cerró.

Gokudera se acomodo la corbata y miro con una sonrisa diferente a sus invitados.

 

-bueno, si están listos queridas tunitas, empecemos la fiesta.- entonces las abrazo de los hombros.

-¿Qué clase de fiesta será?- respondieron con una inocente sonrisa.

-a una simple~  acérquense y lo sabrán.- entonces hicieron caso de sus palabras, una vez lo suficientemente cerca.

-¿Qué debemos hacer?

-nada.- Gokudera los tiro al piso mirándoles con una expresión pervertida.- ustedes solo relájense.

-¡HIIIIIIIIII!

 

Veintisiete lemons que la autora no se iba a poner a escribir después….

Yamamoto regresaba de su viaje al supermercado, en sus manos cargaba varias bolsas con pan y refrescos. Se sentó en la mesa y tomando con mucha felicidad el tenedor y el cuchillo esperaba que su comida llegara hasta él.

 

-a comer como lo manda el rey.

-lo siento tanto por ti.- una amplia sonrisa adornaba el rostro del albino, fumando un cigarrillo como todo un seductor, solo podía sentir lástima por su ingenuo amigo.- me has dado un gran placer que nunca sabrás.

-tunitas, tunitas~

 

Nadie contestaba, y no era nada extraño, ¡porque él se los comió!... si sabes a lo que nos referimos.

 

Cuando Yamamoto miro debajo de su cama miro a las 27 tunitas desnudas y respirando con dificultad, la forma en que se las habían “comido” las había dejado exhaustas. Un aura asesina había nacido, tomando su fiel katana fue acercándose a un Gokudera aterrado.

 

-infiel.- susurro entre dientes.

-jejeje, ejem, ¡es tiempo ya!

 

La persecución comenzó; si Yamamoto ganaba comería un gran coctel de pulpo y si Gokudera lograba escaparse podría en cualquier momento ir por sus amadas tunitas.

 

+*+*+*+*+Fin +*+*+*+*+

 

-y así lo manda el reeeeeeeeeeeeeeeey y ya.- finalizaron su fic, digo su cuento.

-que cosa… tan más crack.

-pero tiene su moraleja.

-sí, no ser tan uke. Yo me largo.- y se fue caminando en dirección donde se había ido el conejo blanco.

-mnm espera, creo que ese camino es peligroso.- respondió Spanner.- si vas ahí terminaras en el jardín bo… bo… ¿Shoichi, como se llama ese lugar? Solo sé que empieza en” Bo” y termina en “ge”; ¿quizás era Bon Voyage? Sigh, sé que tengo el nombre en la punta de la lengua.

-mnm ni idea, pero ese chico ya se fue.

-oh, ni modo. Ya que estamos solos, vayamos a hacer lo que los tornillos forman con las tuercas.- beso a su pareja  en la mejilla.

-¡Eres un pervertido! Por eso me encantas, eres el hardware de mi software.

 

Entonces los dos caminaron para buscar un buen lugar donde “instalar” un nuevo programa.

Por su parte, Mukuro ya estaba en un espeso bosque o más bien jardín. Miro con asombro las enormes y coloridas flores, sin darse cuenta que ya varias enredaderas lo tenían amarrado de pies a cabeza.

 

-¿¡qué demonios!?

-oho, pero miren nada más que atrapamos.- hablaba una extraña flor de campana color aqua.

-¿no está muy flaco para ser nuestra cena?- quien contestaba era una flor de sakura que estaba en el suelo.

-boo, Zakuro idiota, ¿Qué tal si mejor se lo regalamos a Byakuran-ni?

-¿¡ustedes conocen a Byakuran!? ¿Dónde está?- entonces Mukuricia empezó a tratar de zafarse de su aprisionada forma.

-ah, Byakuran-sama.- respondió con tranquilidad la primera planta.- está ahí.- señalando a un lado de Mukuro.

-hola.- respondió el mencionado ya metiendo mano debajo del vestido.

-¡a ti te estaba buscando!, kufufu me vengare por lo que… ¡¡¡¿QUÉ CREES QUE ESTAS HACIENDO!!?- ya sintiendo que le estaban tocando de más.

-hmm, pues no hay que desaprovechar la ocasión, ¿no crees?- sus ojos brillaban con un aura peligrosa.- el vestido te hace ver tan sumiso. Bueno, es hora de un ejercicio después de la comida.

 

Una lemoneada con bondage que la autora no escribió porque si no se iba a electrocutar con las babas después…

Mukuro estaba de nueva cuenta solo, aun amarrado y con el cuerpo todo adolorido.

 

-odio a ese conejo…

 

Pero antes de que pudiera reaccionar ya estaba zafado de las enredaderas, ahora estaba alejándose de aquel pervertido jardín, ¿Cómo era eso posible? Fácil, una persona lo estaba cargando.

 

-vaya, al fin reaccionas.- contesto un rubio hombre tortuga montado en una motocicleta.- nunca espere a alguien tan tonto como para cruzar este jardín sin equipamiento alguno.

-¿Quién eres tú?

-soy Dinortuga.- sonrió.- estoy compitiendo con mi subordinado. Puedes verlo desde atrás.

-maldito cobarde.- quien corría a toda velocidad era un joven moreno con botarga de ave amarilla.- ¡te morderé hasta la muerte!

-sujetate fuerte, que si nos alcanza Hibaridodo a los dos nos matará~

 

Y sin saber cómo, la aventura de Mukuricia seguía avanzando.

Notas finales:

Ratadiccionariochicle explica...

Lemonear: hacer lemonada lol! :3 es decir tener sexo.

Pornosear: sinonimo de pervertir. Hacer cosas pervertidas o traumar a otros. 

Stalkear: sinonimo de acosar.

 

Hasta el siguiente capitulo!

 

 


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