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Antes Un Muñeco, Ahora... Mi Muñeco por Nessa Yaoi Uno

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    Antes Un Muñeco, Ahora… Mi Muñeco

 

Prologo: Introducción a la historia por Uzumaki Naruto.

 

      Como el titulo de la autora lo indica, en la parte  arriba de la hoja, el antes y el después  es el principio de toda relación, ya sea familiar, amistosa, de pareja, perro con perro, gato con gato, rubio con pelirrojo… disculpen, me deje llevar, en fin, como les decía, voy a contarles mi historia del antes y el después de conocer a Sasori.

      Primero que nada, permítanme presentarme, mi nombre es Uzumaki Naruto, el ninja numero uno de la aldea de Konoha, bueno… en realidad aun no lo soy,  pero trabajo en eso, mi vida no ha sido nada fácil, ya que siempre he sido una molestia, desde que tengo memoria, para todos los que me rodean, excluido e ignorado por las personas de mi aldea, excepto por unos cuantos, la culpa es de cierto inquilino de mal carácter que metieron en mi interior, sin siquiera consultarme, poco después que vi la luz por primera vez y que ha estado conmigo desde entonces,  se trata de una criatura que ha dado problemas desde que el mundo es mundo, como para no querer deshacerse de ella, nótese el sarcasmo, y que mejor forma de hacerlo que ponerlo dentro de mi lindo cuerpecito.

      Por su culpa me he convertido en el blanco de cierta organización llamada “Akatsuki”, sujetos raros que se la pasaban persiguiéndome todo el tiempo, aun lo hacen, aunque con cierto aditivo,  ya que ahora anexaron a su lista a mi pelirrojo por haberlos traicionado. Antes de toparme con Sasori, no conocía a ninguno de ello, pero se que continuaran su cacería hasta atraparme a mi y a otros  que están en mis mismas condiciones, no se que es lo que traman, pero no dejare que se salgan con la suya, de solo imaginar lo que harían con tanto poder, me pone los pelos de punta.

      Es cierto que en algunas ocasiones, he tenido que usar el poder encerrado en mi para salir de problemas, aunque la mitad de ellos fueron ocasionados por ese zorro sin cerebro, pero creo que es un pequeño precio por tener que aguantármelo y servirle de casa portátil por el resto de mi vida o de la suya, lo primero es más probable que lo segundo, de algún modo tiene que pagarme el haber vivido a mi costa desde  que se convirtió en mi inquilino no deseado, no saben las cosas que he tenido que hacer para mantenerlo a raya, ya que todo el tiempo se la pasa tratando de salir para destripar personas y reírse de lo lindo, no tiene ni el más mínimo sentido de lo que es la ética y las buenas costumbres, es un monstro al que no le importan los demás con tal de conseguir lo que quiere, o sea, pasársela todo el tiempo fastidiándome la vida y tratar en lo posible de que siempre este  solo y sin perro que me ladre, en fin… creo que ya he hablado demasiado de ese ingrato come pollos.

      Con respecto a Sasori, les diré que el trabajo que tenia no era para nada sencillo, gracias a Kami… o mejor dicho, gracias a mis encantos, no es por presumir pero se la forma de persuadirlo y que haga todo lo que yo quiera, continuo…  la pandilla a la que pertenecía andaba tras mis husitos o mejor dicho tras mi molesto inquilino, lo que me hace recordar que tengo que pasar por el Ichiraku a pagar mi cuenta, pero eso es otra historia, continuando con mi querido pelirrojo, nuestro primer encuentro no fue digamos… amistoso, yo estaba en…

- ¡Naruto! ¿Ya terminaste? Si no te das prisa perderemos los boletos.

- ¡Ya casi! Iremos al cine,  odia que lo hagan esperar, eso lo molesta tanto como lo desespera y luego soy yo el que paga las consecuencias… aunque de una manera que me vuelve loco. Dejare que la autora continúe con los detalles de nuestra historia.

- ¡Naruto! La cola para las palomitas se hará interminable, Además de que no quiero perderme los avances de los próximos estrenos.

- ¡Ya voy! Que desesperado, será mejor que los deje o vendrá a buscarme y terminaremos en la cama en lugar del cine… lo que no estaría nada mal, debo añadir, nos estaremos viendo por ahí, en otra historia, espero.

 

Historia: Por su servidora Nessa Yaoi, aquí presente.

 

                                     “El Gato De Ojos Azules”

 

- Ero-sennin… - llamo el rubio arrastrando sus pies y con un rugido que provenía de su estomago.

- ¿Y ahora que rayos quieres? – pregunto el peliblanco con las manos en la cintura.

- Me muero de hambre, no tengo fuerzas, con decirte que casi no te veo – poniendo la mano sobre sus cejas como quien se tapa del sol.

- ¡No exageres! ¡Te has estado quejando de lo mismo casi todo el día, demonios!

- ¡No me grites! ¡Por culpa de tus malas mañas,  no pudimos quedarnos en la aldea que pasamos esta mañana, viejo verde! ¡Gracias a ti, no he comido nada desde ayer! – pateando el suelo por no golpear la cara del sennin.

- Aquello fue solo un mal entendido – mirando a otro lado.

- ¡¿Mal entendido?! ¡Te metiste en el baño de mujeres, vestido con aquel ridículo disfraz de anciana decrepita! ¡Hasta yo te hubiera pateado el trasero si fuera una de ellas! – poniendo su puño delante de la cara del peliblanco.

- Ya, ya… ¡Mira! Estas de suerte, ahí podrás matar tu hambre y así dejarme  en paz – caminando hacia la entrada de una populosa aldea en donde el camino se dividía en dos – Iré a registrarnos en la posada – el rubio se le quedo viendo con los ojos afilados y cara de pavo en Diciembre - ¿Aun sigues aquí?

- Tu cinismo me enferma, ¿Sabias? ¡¿Cómo esperas que pague la comida, si tú tienes mi cartera de rana?! – rojo de la rabia.

- Tranquilízate o se te reventara una vena, aquí tienes – sacando la rana de su bolsillo.

- ¡Dame eso! Viejo tacaño – rescatándola de la mano del sennin - ¡Aaaah! ¿Esto es todo? Mis ahorros… se esfumaron – mirando a su rana, que parecía haber quedado famélica.

- Bah, te quejas por todo, pareces un bebe sin su chupete.

- ¡Ni vendiendo todos los pelos de tu cabeza alcanzaría el dinero para pagarme todo lo que me debes, aprovechado! – internándose en las calles de la bulliciosa aldea para buscar un lugar donde llenar su estomago.

      Pisando fuerte y mirando, alternativamente, a ambos lados de la calle, el rubio resoplaba por el enfado como un toro ante el matador, se paro en la puerta de una de las tantas tabernas que había encontrado a su paso,  la duda de si pasar o no, lo mantenía en la entrada del lugar como si fuera la puerta del establecimiento.

- ¿Qué le pasa a la gente de esta aldea? ¿Qué no hay un restaurante en todo este lugar? ¡Maldición! No puedo entrar ahí – agarrando su estomago para que dejara de rugir.

- Estorbas, niño – escucho el rubio a su espalda.

- ¡¿A quien le dices…?! ¿Are? “¿Es una persona? Más bien parece una tortuga con traje… y de muy mal gusto, debo añadir” – observando al extraño personaje frente a él - ¿Qué paso con el “por favor”? ¡Al menos que esas palabras no existan en su diccionario! – arqueando sus cejas haciendo que sus ojos azules lucieran retadores, lo que no compaginaba, en lo absoluto, con el ronroneo de su hambriento estomago.

- ¿Te tragaste un gato? Niño  – la gruesa voz bajo el pañuelo del maestro de las marionetas provoco que al kitsune se le pusiera la carne de gallina – Escucha, niño, tengo algo que hacer allá dentro y odio esperar, tanto como odio hacer que me esperen – arrastrándose hacia el rubio.

      El ojiazul se aparto a un lado para darle paso a la tortuga con traje, el maestro de las marionetas cruzo su mirada con la del rubio al pasar junto a él, sus ojos siguieron al extraño sujeto hasta verlo perderse tras una puerta al fondo de el lugar, se apoyo en la pared al lado de la entrada de la taberna pensando en la impresión que le había causado aquel raro personaje.

- “Demonios… ¿Qué cosa es él? Da miedo con tan solo mirarlo a los ojos, he visto sujetos extraños en mi vida, pero éste… éste se lleva el premio mayor, sin lugar a dudas… rayos, tengo tanta hambre que ni siquiera puedo moverme – dejando resbalar su cuerpo por la pared hasta quedar sentado en el suelo. Luego de unos minutos… - Hay dios, aquí esta de nuevo” – mirando el gran bulto junto a él.

      Los ojos de Sasori se clavaron en los azules del kitsune,  estuvo cerca de un minuto observándolo con insistencia y sin decir palabra,  el rubio rodo su espalda al lado contrario del gran bulto sin apartar la mirada, lentamente el maestro de las marionetas se alejo no sin antes darle una ultima mirada al chico rubio sentado junto a la puerta de la taberna.

- “Que espeluznante, me dio la impresión de que su mirada me atravesaba como si buscara escudriñar en mi interior… no quisiera verlo de… ¿Eh? ¿Pero que…? Una botella – al rozar su mano con el objeto a su lado - ¿Leche? ¿En que momento…? Ese sujeto… ¿Acaso cree que soy un gato? Da igual, en este momento no estoy en posición de despreciar nada que mi estomago pueda agradecer” – abriendo el embase y bebiendo hasta ver el fondo.

      En una esquina cerca de donde el kitsune terminaba su botella de leche, el maestro de las marionetas observaba al rubio como atraído por un imán, no comprendía porque ese chico, que acababa de conocer, atraía tanto su atención.

- “¿Qué es lo que pasa conmigo? Mi primera intención fue atravesarle el pecho y quitarlo de en medio,  pero al ver sus ojos me paralicé…  podría decirse que es su día de suerte, aparte de eso, ¿Qué hace un ninja de Konoha en este lugar? ¿Andará en alguna misión? ¡Maldición! ¿Por qué no lo mate? Sera la próxima vez” – dirigiéndose a las afueras de la aldea.

- Maestro Sasori, creí que no le gustaba hacer esperar a nadie – dijo Deidara mientras permanecía sentado en una gran roca al lado del camino.

- Así es, tuve que lidiar con cierta molestia – lanzándole un pequeño saco al del ojo tapado.

- De seguro, en este momento, estará revolcándose por culpa del veneno, ¿Cierto? pobre sujeto – saltando de la roca.

- “Lo que debe estar haciendo es eructando la leche y limpiándose los bigotes, hasta puedo imaginarlo, chico goloso… maldición, otra vez estoy pensando en esos ojos azules que parecen haber quedado impresos en mi mente, sal de mi cabeza”

- ¿Maestro Sasori? Le decía que el negocio de la extorción es bastante lucrativo – mirando dentro de la bolsa – Mañana seré yo él que haga la recolección – poniendo el saquito en su bolsillo.

- No, yo lo hare, llamas demasiado la atención al hacer tus trabajos, siempre dejas estragos por donde quiera que pasas, si continuas destrozando las aldeas vas a tener que vivir en la cueva por el resto de tu vida, Deidara.

- Me gusta compartir mi arte, es mi filosofía de vida.

- Por eso nunca serás recordado, no dejas nada en pie que indique tu paso por esta vida… al contrario de mi.

- ¿Quiere decir que sus juguetes si lo serán? – perdiendo un poco la paciencia.

- Es un arte que se convertirá en algo eterno, tal como el azul del cielo y los ojos de ciertas personas “¿Por qué dije tal cosa?”

- ¿Ojos? ¿Qué quiere decir? – pregunto algo confundido el rubio.

- Nada, nos quedaremos aquí esta noche – apartando con su cola los arbustos que escondía la entrada de una pequeña cueva, que de momento, les serbia de escondite.

- ¿No va ha explicarme lo de los ojos?

- Sierra la boca o te callare para siempre.

- Que humor, podría haberme traído algo de comer, Sasori-sensei, estoy hambriento.

- Lo olvide “O mejor dicho, ese chico me hiso olvidarlo por completo”

- ¡Ah, Sasori-sensei! Ahora tendré que ir yo hasta allá y…

- Déjalo, yo iré…  tal vez el gato de ojos azules necesite otra botella de leche – saliendo de dentro de su marioneta.

- ¿Eh? ¿Un gato? Vaya, no sabia que le gustaran los animales – haciendo una fogata.

- Estoy contigo ¿O no? – dijo con ironía mientras  se quitaba la capa negra con nubes rojas.

- Eso fue cruel de su parte, Sasori-sensei – haciéndose el dolido por la comparación - ¿Por qué el cambio de ropa? – viendo la nueva capa color negro pero sin nubes.

- Es para momentos fuera del trabajo,  verse como una persona normal de vez en cuando te quita de problemas y sospechas, además de que no quiero asustar al gato… de nuevo, no te muevas de aquí, regresare pronto  – saliendo de la cueva rumbo a la aldea.

      Después de buscar al peliblanco por varias posadas  sin ningún resultado, el kitsune ya no podía más con su alma, el cansancio y el hambre lo hacia dar tumbos como un ebrio en busca de un banco donde dormir la borrachera, se sentó en la hierba junto a un árbol de la plaza y se dejo caer de espaldas, miraba el cielo rojizo por el atardecer mientras daba forma a las nubes imaginando que eran platos de ramen de sus sabores favoritos.

- Rayos, ¡¿Dónde te metiste, Ero-sennin?! Si no como algo pronto, creo que… Mmm, que bien huele – serrando sus ojos y aspirando el rico aroma cerca de donde estaba, al voltear su cabeza sus ojos se clavaron en el desconocido sentado no muy lejos de él.

- ¿Qué es lo que miras con tanta insistencia? – pregunto el chico de cabello rojo observando los ojos  azules de su vecino.

- Lo siento, no quise molestar, tu cabello me hace recordar a una persona muy querida para mi – la única parte humana en el maestro de las marionetas comenzó a latir con fuerza desmedida.

- Alguien especial,  supongo – queriendo adivinar como seria la persona en cuestión.

- Oh, si… y no solo es especial,  también es un gran chico – sentándose en la hierba y con la mirada totalmente iluminada.

- Ya veo, ¿Tú pareja, tal vez? “Se me revolverían las tripas…  si las tuviera”

- ¿Pareja? ¿Por qué preguntas si es mi pareja en lugar de un amigo? Además de que eso es demasiado personal, ¿No te parece?  Ni siquiera te conozco, otra cosa, creo haber mencionado que se trata de un chico – aunque la pregunta lo ruborizo hasta la medula.

- ¿Cuál es la diferencia? Chica o chico da igual, y si tanto te molesta, quiere decir que te han hecho a un lado y que no hay perro que te ladre, ¿Tienes algún defecto? – pregunto con sarcasmo el pelirrojo.

- Poca paciencia, ¿Estas buscando pelea? Déjame advertirte que hoy estoy de muy mal humor, no he probado bocado desde ayer, me tropecé con alguien bastante desagradable, aunque le agradezco la leche que me obsequio ¡Y a quien me gustaría volver a encontrar para darle unos cuantos golpes! – el estomago del rubio comenzó a ronronear de nuevo.

- ¿Te tragaste un gato? – pregunto sin más el pelirrojo.

- ¿Qué si me…? Espera un segundo, ¿Acaso eres pariente de la tortuga con traje? Él me pregunto exactamente lo mismo.

- ¿Tortuga con traje? “¿Así es como me ve? Fue buena idea presentarme como yo solía ser, aunque en realidad no lo culpo por pensar así”

- Fue lo que me pareció al verlo, además de que tenía una mirada bastante escalofriante y nada confiable, no me gustaría tropezarme con él de nuevo.

- ¿Fue lo que te pareció? Hay mucha gente extraña caminando por ahí, “Ni en un millón de años me relacionaría con el Sasori de la taberna” y en cuanto a lo del gato, solo basta escuchar tu estomagomirándolo fijamente – Además… me gustan los gatos.

- supongo que aquel individuo también ya que me dejo una botella de leche como regalo, aunque no se si fue para insultarme o para que el gato, según él, dejara de chillar de hambre.

- Te dio de comer, ¿Y aun así quieres golpearlo?

- ¡Por tratarme como un estorbo y llamarme niño! – alzando el puño al aire.

- Ya veo, eres de esos a los que no les gusta escuchar la verdad, definitivamente eres un niño “¿Por qué estoy provocándolo? ¿Acaso quiero que pelee conmigo? Debería dejar de pensarlo tanto y matarlo de una vez, no se porque, pero creo que este chiquillo me traerá problemas más temprano que tarde”

- ¿De casualidad tienes un nombre? Digo,  para saber a que hospital mandarte flores… ¡porque voy a molerte a golpes si sigues llamándome niño! – levantándose con dificultad del suelo.

- Tendríamos que hacer una previa cita para eso, ni siquiera puedes sostenerte bien en tus dos piernas – levantándose también y dando unos pasos hacia el rubio.

- No te dejes engañar por las apariencias,  aun en este estado, puedo vencerte a ti y a tres más como tú, baka presumido – estirando su brazo con el puño serrado y yéndose totalmente hacia delante.

- ¿Lo ves? No tienes fuerzas ni para un baile – rodeando el cuerpo del ojiazul con sus brazos.

      Por segunda ocasión,  la pequeña parte humana en el pecho de Sasori retumbo con fuerza produciendo un dolor que creía olvidado hacia años atrás, sensaciones, olores y tactos que no había sentido desde que se convirtiera a si mismo en una marioneta, sensaciones que resucitaron en él al simple contacto con el cuerpo del ojiazul, el delicado aroma  del cabello del kitsune irrumpía en sus fosas nasales como un rayo en una tormenta, sus ojos, antes sin brillo comenzaron a percibir la humedad de la vida en ellos, algo inexplicable para él estaba pasando, algo que podría atribuirse a su encuentro con el ninja de ojos azules de Konoha, enemigo por trabajo, más no por convicción.

- Cielos, debo verme patético, prefiero morir en una pelea que de inanición, el hambre no es para mi – sentándose de nuevo en la hierba fresca - ¿Ya te vas? Lógico, tendrás cosas más importantes que hacer como… ¡Cenar, por ejemplo! Disculpa, creo que estoy desvariando, al menos puedes decirme tu nombre antes de irte – viendo al pelirrojo caminar hacia donde antes estaba.

- Sasori, y no, aun no voy a marcharme – recogiendo una bolsa de sobre la hierba - ¿Qué clase de persona seria si dejara morir de hambre a un gato? Panecillos dulces y leche, ¿Te gustan? ¿Quieres? No creo que en tus condiciones puedas negarte, gato – tendiéndole la bolsa.

- ¿Otra vez con lo mismo? ¡Ya te dije que no soy gato ni me he tragado ninguno, baka!

- Pero si hasta bigotes tienes – alejando la bolsa de las manos del kitsune, o mejor dicho, gato.

- ¡No son bigotes,  ya las tenia cuando naci! “Culpa de ese zorro desgraciado que ahora debe estar haciéndose el sordo para no prestarme algo de su energía, le gusta verme en las últimas”

- Si sigues gritando de esa manera te quedaras sin las pocas fuerzas que aun tienes,  gato – acercando de nuevo la bolsa.

- Bien, tú ganas, puedes llamarme como quieras siempre y cuando me des algo de lo que tienes ahí – rindiéndose ante el hambre y haciendo nota mental de que cuando por fin hallara a Ero-sennin se las haría pagar a golpe por cabello – Espera un momento, puedo pagártela, creo que eres de esas personas a las que no se le debería deber favores.

- ¿Por qué no?

- Hmm… es solo un presentimiento, por encima se puede ver que tienes mal carácter con solo mirarte.

- Pero soy el que tiene la comida, ¿Y si no quiero vendértela? Además,  si tienes dinero no veo el porque de tu hambre, gato – buen punto.

- ¿Sabes que? No voy a quedarme aquí a discutir con un desconocido, iré a buscar a mi compañero aunque tenga que recorrerme todas las posadas de la aldea – levantándose decidido aunque un poco mareado.

- No creo que puedas llegar muy lejos con ese baile tuyo – viendo como se tambaleaba al caminar.

- ¿Cual baile, baka?

- Un paso al lado luego al otro, uno adelante y otro atrás – siguiendo al kitsune.

- Vaya tontería…  ¡Bah! Y que bailando, debería graduarse la vista – murmuraba mientras caminaba, o más bien, bailaba - ¿Por qué estas siguiéndome? – viendo al pelirrojo tras él.

- Para que haya alguien cerca que pueda recogerte cuando beses el suelo, “Y porque mis piernas se mueven solas como si fueras tú, en lugar de yo, el que tira de los hilos, esto esta empezando a incomodarme”

- ¡Besos, besos, besos! ¿Por qué todo el mundo habla de lo mismo? Estoy seguro de que él ya ni se acuerda de eso.

- ¿Él? ¡Vaya! Eso significa que ya te estrenaron y al parecer no le gustaste para nada, “Lo que quiere decir que es un completo imbécil por despreciar a alguien como tú, ¿Por qué pienso estas cosas? Algo funciona mal con los engranes de mi cabeza” – caminando a la par del rubio.

- Voy a pretender que no escuche eso, estas malinterpretándolo todo y para que no te hagas ideas equivocadas, hay una chica que siempre me ha gustado… aunque ella no me haga ningún caso – dijo el ojiazul para que el pelirrojo dejara de acosarlo con un tema que lo ponía nervioso.

- Llámame entrometido si quieres, pero ser ignorado por las dos especies más importantes de este mundo, no habla muy bien de ti, debes ser un gato bastante molesto – provocándolo de nuevo.

- ¡Ya me tienes harto, baka! ¡¿Quién te crees que eres para…?!  Ya deja de moverte… me mareas… – la vista del kitsune se nublo hasta que todo quedo negro y en completo silencio, un par de horas después… - ¿Dónde estoy? No sabía que en el cielo había lámparas de techo y además oliera a comida – aspirando el delicioso aroma.

- Vaya que eres un gato idiota – sentado ante una pequeña mesa llena de comida.

- Entonces si bese el suelo – sentándose en el futon.

- te detuve antes de eso – apoyando su codo en la mesa mientras miraba los ojos del rubio.

- ¿A dónde me trajiste? ¿Es tú casa? Esta habitación parece de…

- Estamos en una de las posadas de la aldea, acércate para que comas algo.

- ¿Ah, si? ¿Y que se supone que me pedirás a cambio de todo esto? Ni creas que yo… - poniéndose rojo.

- ¿Qué tú que? No se que estas imaginando…

- Nada, nada, por eso digo que pagare la mitad de los gastos,  espero no sea mucho porque…  – buscando su rana - ¿Are? ¿Dónde…? Pero si la tenía aquí, estoy seguro y ahora… - buscando en todos los bolsillos y mochila – La tenia en mi bolsillo cuando te encontré y… - mirando desconfiadamente al pelirrojo.

- ¿Qué significa esa mirada? Lo dicho, eres un gato torpe además de despistado, si quieres puedes registrarme – levantando sus brazos.

- Lo siento, tú me ayudaste y yo… de no ser por ti, ahora estaría tirado en la calle como un periódico viejo  – sentándose ante la opípara comida en la mesa y comenzando a devorarla - ¿No comes? – dijo con la boca llena.

- Ya lo hice, “Aunque mis ojos parecen no estar satisfechos aun, ¿Y que es este hormigueo en mis labios y estas ansias de pegarlos con los suyos? Este ardor que experimento en el único trozo de carne y sangre que posee mi cuerpo… esta transformándome en lo que más odio, ¿Debería hacer lo mismo con él? Convertirlo en una marioneta como yo, dispuesto hacer todo lo que se me apetezca y desee, y lo más que deseo en estos momentos es sentir la tibieza de su piel…  si pudiera” si que estabas hambriento, por poco te comes hasta la mesa.

- Cielos, voy a reventar – dejándose caer de espalda con los brazos extendidos – Ahora solo me resta encontrar el modo de pagarte – exhalando un largo suspiro.

- En uno de mis viajes visite una aldea en la que si no tenían dinero para pagar, lo hacían de una forma bastante peculiar – acercándose a gatas al rubio.

- ¿El trueque? Eso no tiene nada de extraño y mucho menos de peculiar, se hace en todas partes todo el tiempo.

- Hablo de besos y entre más alta la suma…

- ¡Lo sabia! ¡Sabía que tarde o temprano caeríamos en ese tema! ¡Si es que no importa con quien este ni las circunstancias, al final todos quieren lo mismo! – sentándose como si alguien le hubiera clavado una aguja.

- ¿Eso quiere decir que no piensas pagarme? O sea que además de ser torpe, eres un gato ladrón y tramposo, créeme que no tengo paciencia para ese tipo de comportamiento en particular – mirando fijamente al kitsune.

- Yo tampoco para un sujeto que cobra los favores, me llama gato y es un baka al que acabo de conocer hace solo unas horas, y si no dejas de molestarme con eso tu próxima comida será con un pitillo…  ¡Porque te tirare todos los dientes de un golpe, maldición! – acercando su rostro y gritando de forma desafiante.

- ¿Te pones moralista para que recapacite respecto a la ayuda desinteresada entre las personas y bla, bla, bla…? ¿En que mundo vives? – atraído hacia el brillo de los ojos del rubio y acercando su rostro también.

- En uno diferente al tuyo por lo que veo,  ayudar a otros es lo más placentero que he hecho en mi vida,  puede que algunos se hayan aprovechado de mí más allá de lo que significa la amistad, el compañerismo…  el cariño – haciendo un recuento mental de su tiempo con Sasuke y el pago de éste, que por lo demás no fue nada reciproco que se diga.

- Llámame egoísta si quieres, pero todo esto no se pagara solo y como veo que besar es algo que te incomoda…  ese es el pago que quiero,  no es algo tan difícil, ¿O si? “Conseguiré besarte antes de que la noche termine, ya sea voluntariamente o porque yo te obligue, no aguanto las ansias que queman mis labios, la humedad que siento en mi boca y el hormigueo de mi lengua… un momento, ¿Dije lengua? Las marionetas no tenemos lengua… hasta ahora – notando el musculo húmedo dentro de su boca -  ¿Qué esta pasando conmigo? ¿Qué estas haciéndome, gato?” – sorprendido por las transformaciones que su cuerpo experimentaba partiendo de la pequeña humanidad que aun quedaba dentro de su pecho - Es solo un beso,  tal vez prefieras que te deje en prenda como forma de pago por todos los gastos ocasionados, ya sabes… una posada da mucho trabajo en comparación con… - hasta ahí llegaron sus palabras.

      Los brazos del ojiazul se serraron en torno al blanco cuello mientras su boca se pegaban a la del  sorprendido y paralizado pelirrojo, los labios antes fríos y sin vida comenzaron a entibiarse y estremecerse ante el toque caliente y rebosante de vida, Sasori apretó sus manos para que las juntas de sus dedos, codos y hombros no chirriaran ante los temblores que estaba sintiendo por todo su enmaderado cuerpo, nunca mejor dicho.

- ¿Satisfecho? Creo que con esto estamos a mano, me voy a dormir, la comida me dio sueño y aun faltan algunas horas para que amanezca -  gateando hacia el futon – Apaga la luz cuando salgas – abrigándose con la manta.

- ¿Eh? ¿Qué dijiste? Yo…– susurro saliendo del trance mental en el que estaba sumergido luego de probar los labios del rubio – Ah, si, descansa, yo… te veré mañana.

- Por Kami, espero que no, “Aunque, tal vez…” – murmuro en su mente mientras se tapaba con la manta hasta las orejas.

 

Continuara…

 

Capitulo  II -  Sucumbiendo Ante La Tentación

     

 

      El pelirrojo salió de la posada no sin antes pagar los gastos y dejar suficiente dinero para lo que al rubio pudiera necesitar, orden que dejo  muy clara en la resección antes de marcharse. Andaba despacio por el camino principal sin poder apartar de su mente el sorpresivo beso del kitsune y lo que le había hecho sentir en ese momento, sensaciones y sentimientos, que creía olvidados, aun azotaban sin descanso su cuerpo.

- “Debí haberlo matado la primera vez que me tope con él, de esa manera no estaría sintiendo en este momento la angustia de no volver a verlo de nuevo, mi existencia era simple, casar a los contenedores de las fieras míticas, perpetuar mi arte y hacerle la vida imposible a ese idiota de Deidara, ahora ese gato de ojos azules vino a complicarlo todo… cambiando mi forma de ver el mundo y a cierto gato de piel dorada y ojos de ensueño, esto se esta haciendo muy complicado para mi y…”

- Hasta que al fin aparece, Sasori-sensei, vine a comprobar que no le había pasado nada puesto que tardaba en regresar y… sin mi comida, como puedo ver – dijo Deidara plantado en mitad del camino de entrada a la aldea.

- ¿Con quien crees que estas hablando, Deidara? Muévete – molesto por la interrupción mental, deseaba estar solo y seguir pensando en el gato de ojos azules que había puesto de cabeza su existencia.

- Ya esta amaneciendo y yo me muero de hambre, ¿Qué lo entretuvo tanto? Y no me diga que fue una mujer porque no me lo creo.

- ¿Estas pidiéndome explicaciones? Mucho cuidado, Deidara – amenazando con la mirada al rubio.

- Por supuesto que no,  es solo que se me hace muy difícil pensar que el maestro de las marionetas este interesado en alguien.

- ¿A dónde vas? Regresemos a la cueva – viendo que el rubio seguía  camino a la aldea.

- Lo siento, pero tengo el estomago pegado al espinazo, necesito comer algo, regresare después – siguiendo su camino.

- Sera mejor que no escuche ninguna explosión en la aldea o será la ultima que hagas en tu vida, Deidara – pensando en su gato de ojos azules.

- No hace falta exagerar, solo será una comida, lo juro.

- Dame tu capa y llévate la mía, no quiero que descubran quienes somos, mientras menos atraigamos la atención será mejor, así podremos movernos con mayor facilidad – quitándose la prenda.

- ¿Y desde cuando le importa eso? Siempre hemos sido cautelosos en nuestro trabajo y…

- ¿Cauteloso, tú? Si tuviera ganas hasta me reiría, has lo que te digo o te convertiré en cadáver, Deidara – poniendo la capa delante de la cara del extrañado rubio.

- Como quiera, lo que hay que hacer por una simple comida, lo veré después – cambiándose la capa por la de color negro sin nubes y dirigiéndose a la entrada de la aldea – “¿Qué es lo que le pasa? Nunca antes lo había visto tan enfadado, hasta diría que se ve diferente de otras veces, y que no haya querido marcharse después de concluir el trabajo… es sumamente extraño, ¿Qué lo retiene aquí?” – pensaba mientras caminaba.

      El gato, o mejor dicho, kitsune abría sus ojos a un nuevo día y a unas ganas tremendas de volver a llenar su estomago, pero siendo que no tenia dinero ni a su querida rana,   decidió engañar  su panza con dos vasos de agua para después bajar a la recepción, cuando iba de salida…

- ¡Espera, muchacho! El del cabello rubio – llamo el recepcionista.

- “Oh, dios… ¿Sera lo que estoy pensando? Ese malnacido no pago la cuenta ¡Cuando lo vea lo golpeare hasta que se ponga tan morado como una berenjena! Después de que le di lo que quería… baka tramposo” ¿S-Se refiere a mi? – volteando su cara despacio.

- Precisamente, ¿Se marcha sin desayunar?

- ¿Desayunar? Pero es que… no tengo dinero jejeje... ni una moneda – viéndose así mismo lavando platos y quien sabe que más.

- Por eso no hay problema – dijo con una sonrisa el sujeto tras el mostrador.

- ¿Ah, no? – sin entender el motivo.

- Su compañero pago por eso también.

- ¿Ero-sennin? Por fin apareció ese viejo pervertido – poniendo mala cara.

- No, me refiero al señor Sasori – mirando en el libro de registro.

- Sasori… “Creo que lo juzgue mal, después de todo, hasta dejo pago mi desayuno” ¿Puedo pedir lo que quiera? Tres tazones de ramen, por favor – con una sonrisa que le cruzaba la cara de lado a lado.

- ¿Quieres apartarte? Estas estorbando, niño – escucho a su espalda el ojiazul.

- ¡¿Otra vez?! – girándose rápidamente y rozando sus dientes entre si por el coraje - ¡¿Qué a todo el mundo le dio por llamarme niño?! – apretando sus puños delante del rostro de Deidara.

- Si haces berrinche por eso quiere decir que tú también lo crees, de lo contrario te harías el sordo – fijándose en el bello rostro del ojiazul – “Por todas las explosiones que he hecho en mi vida, este chico esta para comérselo” ¿Ya desayunaste? ¿Qué te parece si comemos juntos? Yo invito – dijo de repente mientras se relamía ante la figura del ojiazul.

- ¿Eh? ¿Y eso porque o que? ¿Primero me gritas y ahora quieres que coma contigo? Si ya lo veía venir…  luego me dirás que demos un paseo, que lindos ojos tengo, si mi cabello es natural o me lo tiño, que para ser un chico tengo los labios más apetitosos que los de una chica… ¿Voy bien hasta ahora? – con los brazos cruzados y el don de la razón en sus ojos.

- Parece que no soy el primero en querer algo de ti… más allá de una simple conversación– acercándose más al rubio.

- Si me dieran una moneda por cada mosquito molesto que se me acerca para lo mismo que tú, ni así tendría el dinero suficiente  para deshacerme de todos a punta de insecticida…   y no estoy presumiendo.

- Eso acabarías con tu vida social, ¿No lo crees? Ya en serio, eres hermoso en verdad - giñando su ojo visible.

- No me interesa, y ya déjame en paz, mi desayuno se enfría – sentándose a la mesa donde su orden esperaba.

- Eres muy arisco, lo que te hace aun más interesante – sentándose frente al kitsune, poniendo sus codos sobre la mesa y su cara apoyada en sus manos para seguir recreando su vista observándolo.

- ¿No tienes nada mejor que hacer? Fastidiar a alguien más que no sea yo, por ejemplo – sorbiendo sus fideos.

- ¿Y dejar que alguien más me gane la partida? Encontrar a alguien tan atractivo como tú por aquí, es sumamente difícil, ¿Sabias? Además, tienes una figura que atraería hasta el más heterosexual…  fácilmente.

- ¿Y que te hace pensar que yo no lo soy? No llevo ningún letrero que diga lo contrario - descansando los palillos en el tazón.

- Con esas facciones tan delicadas, diría que muestras todo lo contrario.

- Eso no tiene nada que ver, ¿Qué tengo que hacer para que me dejes en paz?

- ¿Qué te parece un besito, eh? Uno pequeño y luego me iré, ¿Hecho? Aunque no puedo prometerte que no te buscare después  – haciéndose el serio.

- Lo mismo que el otro idiota – murmuro – “Solo que él si me agradaba, a pesar de sus labios fríos y retorcida personalidad, es extraño, siento que si hiciese lo mismo con éste, es como si estuviera traicionando a Sasori… ¿Pero que tontería estoy pensando? ¡Ese pelirrojo del demonio se aprovecho de mí sin ningún remordimiento! Y aun así… tengo ganas de volver a verlo, vaya contradicción, con lo mal que se me da pensar en cosas complicadas” ¿Qué te parece comenzar el día con los ojo morados? Tal vez así puedas ampliar tu rango de conquista y pedirle lo mismo a un mapache.

- Esta bien, esta bien, ya entendí “Si no fuera porque el maestro Sasori me ordeno no hacer escándalos, te comería a besos y te haría mío a la fuerza, belleza rubia” nos veremos por ahí, cuenta con ello – dejando la mesa del kitsune.

- No si puedo evitarlo – susurro terminando su primer tazón de ramen, luego del tercero…

- ¡Regrese cuando quiera, estamos a sus ordenes! – saludo el recepcionista al ver salir al rubio de la posada.

- Si, gracias… ni que pudiera hacerlo – murmuro levantando su mano – “Tengo que localizar a Ero-sennin o a este paso tendré que pasar la noche a la intemperie o en alguna casa para perros, ni siquiera el poco dinero que tenia en mi rana llegaría para pagar otra noche en la posada, no debería quejarme por dormir al aire libre, pero no es nada divertido si estoy solito, además de que el clima  esta comenzando a ser muy fríos… ya no digamos las noches, no hay remedio… tendré que soportarlo como todo un buen ninja, al no ser que aparezca el demonio pelirrojo y… no, no, no, quien sabe lo que pediría a cambio esta vez” ¿Cierto, Naruto?  Dedícate a buscar al viejo verde y que pague por todo lo que te ha hecho pasar -  murmuro para si mismo mientras recorría las posadas de la populosa aldea.

      Luego de una hora, y harto de buscar, por todas partes al de abundante cabello blanco y poca vergüenza, consiguió su paradero, aunque no físico, en una de las posada al extremo de donde él había pasado  la noche, el recepcionista de dicho establecimiento le entrego una nota al rubio dejada por el sennin informándole que regresaría en unos días luego de constatar cierta información sobre sus perseguidores, o sea los de Akatsuki, y que mientras tanto disfrutara de un merecido descanso y relax, ya se ocuparía él de pagar los gastos de estadía y comida.

- Vaya, por una vez que se pone generoso… ¡¿Pero que estoy diciendo?! ¡Si es lo menos que puede hacer después de haberse gastado todo mi dinero, ese  viejo pervertido! ¿Tienen aguas termales? Formidable – cambiando radicalmente de rostro y humor.

      Mientras tanto, y después de haber llenado su estomago, Deidara llegaba de nuevo a la cueva, estos del Akatsuki, en lugar de personas parecen murciélagos, no se les escapa una cueva,  digo yo. El pelirrojo trabajaba en su marioneta casa con el fin de tenerla  siempre a punto en caso de que se presentaba una pelea, ya fuera que la propiciara o no.

- No se que más le puede hacer a esa cosa que no le haya hecho ya, lo único que le falta son un par de alas para…

- Si no te callas, tal vez te arranque los brazos, los ponga en tu trasero y así siempre tendrás  con que sentarte, Deidara.

- Bah, necesita una pareja que le quite  el mal humor, Sasori-sensei, como por ejemplo, el delicioso manjar que me tope en el desayuno,  estaba para chuparse los dedos… los de él quiero decir, era un poco arisco pero muy interesante, esta vez se me escapo, pero la próxima será mío sin duda – pasando golosamente la lengua por sus labios.  

- ¡Tú eres el que me pone de mal humor! Entre tu arte y raros gustos eres insoportable, ¿Y de que  manjar hablas? Creí que lo tuyo eran las jovencitas, por no decir casi niñas, pervertido.

- Yo no discrimino, es cierto que siempre me han atraído las chicas, pero es que ese rubio de ojos azules opaca por mucho a la especie femenina, no es algo que cualquiera desperdiciaría, al menos que fuera ciego o su percepción de la belleza fuera un fenómeno de circo.

- “Rubio de ojos azules, atractivo como el pecado mismo, deseable hasta hacer doler… inolvidable aunque te esfuerces, ¿No estará refiriéndose a…? No puede ser, no puede estar hablando de mi gato… ah, Deidara… - pensando que se vería mucho mejor sin la cabeza sobre sus hombros – A ese gato, solo yo puedo darle su leche”

- Se ve que tiene un carácter bastante temperamental, no viera como se puso por tan solo pedirle un beso – algo estallo en el pecho del pelirrojo al escuchar esas palabras, algo llamado celos de tan solo imaginarse el cuadro.  

- Por lo que dices, seguramente te mando al diablo – dijo en tono grueso y amargo.

- Y con los ojos morados si no dejaba de molestarlo, pero ya arreglare cuentas con él luego de…

- Regresaras a la guarida para llevar el dinero recaudado, esas fueron las órdenes y no aceptare una negativa de tu parte – tratando de alejarlo de su gato rubio.

- ¿Ahora? Esperar un par de días más no les hará daño, digo yo, además de que aun tengo que conseguir que el bombón rubio se me derrita en la boca… y en otras partes – con rostro lascivo.

- Si quieres conservar intactas tus partes bajas, harás lo que te digo, Deidara – acercándose peligrosamente al rubio - ¡Toma esa bolsa y lárgate ya! Y no hace falta que regreses aquí,  me reuniré contigo en un par de días – con la furia y la advertencia pintada en sus ojos, algo que Deidara ni nadie más había visto antes.

- Bien, ya me voy, ya me fui – asustado de la reacción del pelirrojo,  

      Luego de pasar media hora en el agua caliente hasta casi cocinarse como langosta, dos o tres más en su habitación y de vuelta a comer a la hora del almuerzo, el ojiazul decidió dar un paseo por los alrededores para matar el tiempo, una buena siesta bajo un árbol después de llenar el estomago no parecía mala idea, aunque el clima era algo frio y a riesgo de pescar un resfriado se tumbo en la hierba y dejo que su mirada se perdiera en el ancho cielo.

- Haaahh, estoy aburrido… vaya, no se como Shikamaru puede pasar horas enteras mirándolas, apenas llevo cinco minutos y ya estoy mareado, si tan solo… “Si tan solo ese cabeza de fuego estuviera por aquí, al menos me distraería discutiendo con él, además de que  quiero saber porque se marcho  repentinamente y sin siquiera despedirse, le estoy dando demasiada importancia a eso, es como si en algún punto me interesara ese baka… no lo se, su mirada parecía tan solitaria…”

- ¿Qué haces aquí? Ah, no me digas, estas atrayendo hormigas con los llamativos colores de tu ropa – comento el pelirrojo apoyado en el árbol bajo el que el ojiazul descansaba.

- ¡Eres tú! ¡¿Qué quieres decir con eso?! Primero te metes con mi físico, luego con mi ropa, ¿Qué seguirá después? ¡¿Decirme que ronco mientras duermo?!  Cabeza de tomate – con la mirada encendida.

- Para comprobar eso, primero tendría que dormir contigo, ¿No lo crees?

- Tuviste tu oportunidad, si mal no recuerdo.

- ¿Eso Piensas? Dormido y desmayado no es lo mismo.

- Si en lugar de irte hubieras pasado la noche en la habitación… ahora lo sabrías, baka – mirándolo con desdén.

- ¿Y bien? Aun no me has dicho que haces aquí, mirar las nubes no se considera un pasatiempo.

- Tengo un amigo que cree todo lo contrario.

- Un amigo… por lo que veo tienes muchos, ¿Y? ¿Ya conseguiste a tu compañero? ¿O estas esperando  otro incauto que te pague la cama de esta noche? “Enfádate, dame la oportunidad de que mi cuerpo tenga contacto directo con el tuyo, la carne de mi pecho esta extendiéndose por cada palmo de mi ser haciéndome sentir que la vida corre nuevamente por mis renovadas venas, envolviéndome y convirtiéndome en lo que tu eres… un ser humano, ansioso de calor y deseoso de tu piel, el dolor es intenso, pero vale la pena con tal de tener lo que se necesita para hacerte mío, de nuevo tener la capacidad de sentir placer y dártelo también, mi minino de ojos azules” Al final va hacer cierto que eres un gato que se aprovecha de sus encantos para sobrevivir.

- ¡Esta si no te la perdono, idiota! ¿Crees que soy un aprovechado como tú?– abalanzándose sobre el pelirrojo haciendo que los dos rodaran sobre la hierba.

      Después de dar vueltas y cambiar posiciones barias veces, la suerte favoreció al pelirrojo  quedándose con la mejor parte, o posición, debería decir, con su cuerpo de lleno sobre el kitsune, las sensaciones, antes vagas, se dispararon como una ráfaga violenta por todo su ser, llenándolo de oleadas de placer y deseos de prolongar el contacto con la anatomía del gato ojiazul.

- ¿Te molesta lo que dije? ¿Crees que puedes ir por ahí provocando a los hombres sin pagar las consecuencias? Esa mirada desafiante estimula y engrándese el deseo de conquista en un hombre – sujetando las muñecas contra el suelo y casi pegando su rostro con el del rubio.

- ¿Q-Que dices? ¡Te equivocas! ¡Yo no hago eso! Sasori… – poniéndose nervioso ante la proximidad de los labios del pelirrojo – Te ofrecí pagar la mitad, el haber perdido mi dinero solo fue mala suerte, fuiste tú quien puso las condiciones ¡Yo no me vendo! ¿Sabes? Si así fuera… hubiera aceptado la proposición del idiota de esta mañana – haciendo su cara a un lado, el pelirrojo recordó las palabras de Deidara.

- “Arisco y de mal temperamento, pero a la vez, hermoso e irresistible, no culpo a ese imbécil por sentirse atraído por ti, solo que yo no dejare que nadie más se te acerque, gato” Si hubieras aceptado tendrías una cama caliente y cena para esta noche, ¿No es así? No eres nada práctico – perdiéndose en los ojos del gato y en las sensaciones de su propio cuerpo.

- Primero como tierra y duermo bajo un puente, si solo vamos a hablar, quítate de encima, que aunque no lo parezca… pesas bastante “Además de que me haces sentir extraño con tú… pegado al mío, aunque debo admitir que es una sensación bastante agradable… y provocativa, al menos para mi” – sintiendo temblores en todo su cuerpo.

- ¿Estas sugiriéndome algo, eh? Aparte de la conversación, tengo otras cosas en mente, ¿Sabes? – sin moverse de su lugar.

- Desde luego que si y seguramente implica cero ropa, mi frente pegada al suelo y un “vamos a repetir” – haciendo a un lado el cuerpo del pelirrojo – He oído eso tantas veces que ya hasta perdí la cuenta, es un juego que no estoy dispuesto a jugar, al menos contigo – poniéndose en pie y sacudiéndose la ropa.

- ¿No me crees lo suficientemente atractivo para ti? además de aprovechado, eres exigente – hablando a espaldas del rubio.

- No es eso.

- ¿Entonces que? – acercándose un paso.

- Eres hombre, “Aunque… siento tú, eso esta empezando a importarme un soberano pepino”

- Y dime, ¿Has tenido novia? Algo me dice que no fuiste hecho para pertenecer a una mujer, eres demasiado suave y atractivo, una mujer jamás apreciaría eso, les gustan los hombres rudos como osos y que les haga saber quien manda.

- Si lo pienso bien, mis únicas conquistas han sido todas masculinas, si hubiera querido… hasta seria  esposo del hijo de un terrateniente – poniendo la mano en su barbilla

      El cuerpo del pelirrojo fue azotado por un intenso dolor  debido a los celos por las palabras dichas por el ojiazul, apretó sus puños sintiendo la sensación de que pequeños ríos de sangre recorrían todas las venas de su cuerpo, a la vez que fuertes músculos se formaban y rodeaban sus extremidades y entrepierna, órganos internos salían de la nada  en medio del sufrimiento y dolor que experimentaba hasta casi hacerlo gritar,  produciendo que la piel,  que había cubierto por completo su ser, transpirara y ardiera por el burbujeante liquido rojo que indicaba que, indudablemente, estaba vivo, ahora lo entendía, sus ansias y deseos por obtener al gato ojiazul habían obrado un extraño milagro en su cuerpo de marioneta  convirtiéndolo en un ser de carne y hueso, algo que detestaba y odiaba antes de conocer al kitsune, el dolor fue disminuyendo en intensidad hasta desaparecer poco a poco y por completo,  más no su deseo de poseer al rubio frente a él ya que ahora tenia carne y sangre, y sobre todo, la parte principal para poder hacer el trabajo a cabalidad.

- “Por Kami, eres más fuerte que todos mis venenos juntos, pero en lugar de matar… tú das vida, produces deseos desmedidos, celos incontrolables, placeres intensos, pero sobre todo, muchas ganas de vivir todo eso contigo”  Esta noche soy yo el que necesita hospedaje,  ya que gaste todo mi dinero en proveer un techo donde tú pudieras hacerlo anoche…  creo que me debes algo, ¿No lo crees así, gato? – pegado a la espalda del rubio y susurrándole al oído.

- ¿Quieres dejar de llamarme así? Suena como si fuera tu mascota – serrando los ojos ante el calorcito del estrenado y caliente aliento del pelirrojo en su oreja.

- No me has dicho tu nombre aunque tú ya conoces el mío – rosando sus labios en la oreja del ojiazul.

- N-Naruto, me llamo Naruto y no te debo nada, si no estaba dormido y recuerdo bien, el beso que te di anoche pago por todo – poniéndose rojo como el cabello de Sasori.

- Pero fue muy breve considerando que  pague por la habitación, el desayuno, las aguas termales… un simple rose de labios no es suficiente por todo eso – embriagándose con el aroma del cabello rubio.

- Si dejo que te quedes conmigo esta noche… la deuda, según tú, quedara saldada, ¿Estas de acuerdo con eso? – separándose del cuerpo del pelirrojo.

- Digamos que si, gato – el rubio le puso mala cara – ¿Qué quieres que diga? Me gusta más que Naruto – siguiendo al malhumorado gato hasta la posada.

- ¿Un baño en las aguas termales antes de la cena? “Ahora puedo sumergirme en lugar de flotar, además de que quiero tener la oportunidad de verte desnudo… o casi, será como el aperitivo antes del plato principal, si no lo hago esta noche creo que enloqueceré, ser humano tiene sus desventajas… aunque las ventajas son  mucho más placenteras aun” Ven conmigo, se me esta abriendo el apetito -  agarrando de la mano al gato ojiazul.

- ¡Oye! Puedo caminar solo, baka – tratando de soltarse - ¿Quién te crees, mi novio? Quiero decir… suéltame – mirando hacia el suelo para que Sasori no viera su rubor.

- ¿Fue la primera palabra que se te vino a la cabeza o es lo que realmente deseas? Por si no te has dado cuenta, y a menos que te hagas el desentendido a propósito, tú me gustas y mucho, gato – parado frente a él y sin soltar su mano.

- Pues que pena porque tú a mi no – sin querer mirarlo a la cara.

- ¿Entonces porque tiemblas? ¿Por qué te pones rojo cuando me acerco a ti?  ¿Por qué me provocas con tus desplantes, tus movimientos, tus miradas? Tendría que ser de roca para no sentir nada cuando veo tus maravillosos ojos y tu incitante cuerpo, gato – agarrando la barbilla del rubio.

- ¡Es solo por vergüenza! ¡Que un hombre me diga esas cosas me hace sentir incomodo! ¿Sabes? Ve a bañarte tu solo, me voy a la habitación – apartando la mano del pelirrojo de su cara.

- No me dejas alternativa, quería llevar esto por las buenas, pero ahora que  cambiaste todo lo que era…  no voy a dejarte ir – usando sus hilos de chakra para manejar al gato a su antojo.

- ¿Q-Que es esto? ¿También eres un ninja? Usas… usas la misma técnica que  Kankurou,  tú también…  manejas marionetas – siendo guiado hacia las aguas termales, obligado a desvestirse y  permanecer desnudo frente al maestro de cabello de fuego,  el rojo era poco para el color que tenía su cara en ese momento.

- Eres hermoso como la vida misma, gracias a ti, mi cuerpo puede sentir de nuevo el deseo, las ansias, y porque no… la lujuria, desde el mismo momento que te conocí algo me decía que  te convertirías en un problema para mi, pero nunca imagine que tanto, mi primera elección fue matarte, pero cada vez que veía tus ojos algo en mi interior me frenaba hasta el punto de no tener nada más en mi cabeza que tu imagen impresa en mi mente, ¿Lo entiendes ahora? Te necesito, te deseo y quiero la oportunidad que no les has dado a otros, quiero que seas mío, gato.

- ¿A la fuerza? ¿Es así como quieres demostrarme tu afecto? ¿O es solo sexo lo que quieres de mí? Al igual que todos los demás – apretando sus puños.

- Quiero tu amor y darte el mío tambien, gato – abrazando el cuerpo desnudo del rubio.

- ¿Quieres convencerme de que te enamoraste de mi en tan solo un día? Eso solo pasa en los cuentos de hadas  y a las personas que tienen mucha suerte,  y yo… no soy una de ellas, esa es la realidad – apoyando su frente en el hombro del pelirrojo mientras sus ojos se humedecían.

- ¿Crees en los milagros? Yo soy la prueba viviente de que existen, pero eso te lo explicare más tarde ya que es  largo de contar,  ahora solo quiero saber si me darás la oportunidad que tanto necesito – retirando sus hilos de chakra y abrazando con fuerza al gato ojiazul mientras besaba su cuello con desesperación

- S-Sasori, yo… oh, dios, necesito relajarme, pensar con claridad y contigo cerca va a ser imposible… oh, rayos – pasando saliva y corriendo hacia el agua al ver al pelirrojo quitarse la ropa y lo que había debajo de ella - ¡Quédate ahí, no vengas! Como si fuera hacerme caso, puede que sus oídos me escuchen, pero su… gran cosa, lo dudo – susurro metiéndose en el agua hasta la nariz.

- No puedo pensar en algo más relajante que mi lengua acariciando todo tú cuerpo, gatito lindo, aparte de otras cosas que también se me ocurren, como por ejemplo… comerte la boca a besos, morder tus rosados botones, chupar tu sexo hasta que casi te desmayes, y sobre todo… hundirme dentro de ti hasta que grites mi nombre, ojos azules  – metiéndose en el agua con su hombría totalmente excitada.

- “Oh, dios… de tan solo escucharlo se me puso duro como una roca, su voz es tan excitante y envolvente, es como música que aviva los sentidos hasta hacerte caer en el más profundo de los deseos carnales  ¡Al diablo con todo! Yo también lo deseo con toda el alma y aunque suene imposible… también lo amo, podría reírme de mi mismo por eso, tener a alguien a mi lado, alguien que me ame, alguien por quien vivir… ¿Qué más podría pedir? Me entregare por completo a esta locura y esperare con ansia a que este sueño no desaparezca en la mañana” Sasori… - pidiendo con sus brazos abiertos la proximidad del pelirrojo.

- Naruto, prométeme que de ahora en adelante solo serás mío, mi gato de ojos azules, que solo yo pueda tocarte, que tus ojos solo sean para mi… es lo que deseo.

      El pelirrojo apoyo el cuerpo de su gato con el suyo en el borde del estanque, piel con piel y la burbujeante agua caliente hacían del contacto de los cuerpos algo sublime e intensamente excitante, las manos de Sasori recorrían el cuerpo de Naruto mientras sus labios y lengua lamian y chupaban el cuello y pecho del rubio, los pezones erguidos como timbres de mansión se enrojecían antes los mordiscos entusiastas de la boca del pelirrojo, los gemidos y suspiros de ambos llenaban el lugar, que gracias a las amenazas del pelirrojo al recepcionista, estaba solo a disposición de ambos,  nada ni nadie interrumpiría lo que estaba por suceder entre los dos, el dominio de uno,  la sumisión del otro y el placer de ambos.

- Aaahhhh, eres una locura de la que no quiero escapar, Mmm… tu piel es tan suave y deliciosa, mi gato.

- S-Sasori, m-me gusta m-mucho tu boca…aaahh, s-sigue así – acariciando la espalda del pelirrojo.

- Te hare gritar de placer, Naruto – acariciando bajo el agua el miembro del ojiazul.

- Haz lo que q-quieras, pero hazlo rápido, no aguantare mucho más, aaaahh…

      El pelirrojo levanto el cuerpo del gato ojiazul y lo sentó en el borde para tener a su disposición y alcance el palpitante y urgido miembro que clamaba por atención, el pelirrojo beso la punta y rápidamente lo metió en su boca a la vez que marcaba sus dedos en las caderas del gitsune, la inquieta lengua de Sasori lamia la punta del pene a la vez que los calientes labios succionaban y oprimían el pequeño orificio por donde la esencia del volcán interno del ojiazul explotaría, Naruto movía su cuerpo erráticamente a las embestidas de la boca del pelirrojo en su miembro, las oleadas de placer lo sacudían como una hoja al viento a punto de huracán, el pelirrojo se excitaba  viendo el rostro de satisfacción y deleite de su gatito bonito, el estaxis se pinto en el rostro del ojos azules al llenar la boca de Sasori con su esencia y prolongado gemido al  llegar a la cumbre de su orgasmo, el rubio busco la boca de su pelirrojo ante las ansias de besar sus labios y compartir su propia esencia con su amado maestro de las marionetas.

- S-Sasori… t-te amo, quiero s-sentirte dentro de mi, saber que te pertenezco por completo – entrando de nuevo en el agua y abrazándose al pelirrojo con un beso deseoso y arrebatador.

- Es lo que más deseo, hacerte mío será la culminación de todo lo que he imaginado desde que te vi por primera vez, tu cuerpo para mí, tus ojos para mí… tu vida para mí – besándolo apasionadamente.

      Girando el cuerpo del rubio le indico que apoyara sus brazos en el borde, separo un poco sus piernas mientras que con sus manos acariciaba y apretaba las suaves nalgas del ojiazul, a la vez que  separaba y restregaba su pene entre ellas haciendo que el gato se excitara de nuevo, queriendo disfrutar al máximo el cuerpo bajo el suyo, el maestro de las marionetas mordisqueo la espalda dejando pequeñas marcas en la piel dorada, signo inequívoco de que le pertenecía solo a él, Sasori  alzo las caderas  del ojiazul haciendo que el abdomen de éste quedara sobre el borde del estanque, provocando que su trasero quedara fuera del agua y a su entera disposición,  luego de eso dirigió  su caliente lengua al  lugar más deseado de la anatomía del arisco gatito.

- S-Sasori… - invadido por el nerviosismo de lo que sabia venia a continuación.

- Tranquilo, se que será tu primera vez… tratare de hacértela lo menos dolorosa posible.

      El pelirrojo apoyo  los pies del rubio en sus hombros luego de hacer que acostara su cuerpo fuera del estanque para tener mejor acceso al objetivo de su lengua, beso y lamio con deleite los alrededores de la entrada mientras el rubio se retorcía de placer, la punta del juguetón musculo fue introducido con algo de dificultad en el apretado orificio, la lengua entraba y salía al tiempo que el pelirrojo acariciaba los muslos del enajenado ojiazul con sus manos, al rato, decidió cambiar la lengua por los dedos y ocupar su otra mano en  masturbar el ardiente pene del rubio, entre el placer que lo azotaba, el gitsune no sintió cuando los dedos de Sasori invadieron su entrada y preparaban el túnel para algo mucho mayor, apretó un poco la punta del pene del ojiazul para retrasar su eyaculación antes de que pudiera  introducirse en él.

- V-Voy a entrar – tomando la punta de su pene y poniéndola en posición.

      El rubio apretó sus labios al sentir el pene del pelirrojo invadir sus entrañas, el pelirrojo dando pequeños empujones se introducía poco a poco pero sin pausa.

- E-Esta apretado… Aaaahh, esto es d-delicioso, tus paredes me oprimen hasta el dolor… Mmmh, por Kami… m-me gusta.

- S-Sasori, Aaaagh… h-hazlo de una vez – mordiéndose los labios.

      De un solo empujón, el pelirrojo introdujo su pene hasta el fondo, ambos gritaron al sentir el mismo dolor, uno por la invasión y el otro por sentirse apretado entre las estrechas paredes de su deliciosa y placentera prisión.

- ¡Con un demonio! ¡Muévete, hazlo, hazlo, hazlo ya! Q-Quiero más, Sasori – aferrando con sus manos el borde del estanque.

      La suplica del ojiazul incito al pelirrojo más allá de lo indecible, aferro las caderas del rubio y comenzó a envestirlo como si no hubiera un mañana, desde la punta hasta la base, el pene del pelirrojo entraba y salía como el ave de un reloj cucú, el cuerpo del pelirrojo se tensaba por el placer que sentía y aun pedía más, con el túnel, ahora más ensanchado, y para prolongar la unión, Sasori  hacia pequeñas pausas dejando la mitad de su pene dentro para reanudar de nuevo la penetración lentamente,  dos o tres rápidas y una muy, muy lenta, esto volvía loco al ojiazul y así mismo llevándolos al éxtasis y a la completa locura, sintiendo llegar el final, el pelirrojo saco su pene del rubio, lo metió de nuevo en el agua de espaldas a él, lo inclino un poco y de nuevo introdujo su pene en la sumergida entrada mientras abarcaba con sus brazos el pecho del ojiazul, esto aseguraba que sus envestidas fueran más profundas y deliciosas al llegar al punto exacto de placer de su compañero.

- Y-Ya casi, aaahh… u-un poco más, N-Naruto…  - esmerándose en sus ultimas arremetidas.

- ¡Sasori! – grito el rubio derramándose en el agua caliente.

- ¡Oh, dios, Naruto! – haciendo lo mismo dentro del ojiazul.

      El pelirrojo giro el cuerpo del gitsune para besarlo con desesperación mientras sus cuerpos aun sentían los efectos del orgasmo, ambos se metieron abrazados en el agua condimentada con sus esencias hasta que sus cuerpos cesaran de temblar, Sasori acariciaba el cabello rubio mientras besaba el cuello del gato, luego de pasada la excitación inicial y haber perdido por completo la vergüenza del primer encuentro…

- Vamos a la habitación… aun tengo mucho más que darte,  mi gato – mordiendo la oreja de su rubio bonito.

- ¿Es eso cierto? ¿No estas cansado? Porque yo podría seguir hasta mañana, ¿Sabes? aun me sobran energías – no terminando de decirlo, el pelirrojo lo saco del agua, le puso la bata y lo llevo a la habitación.

- Te hare el amor hasta que caigas rendido, mi gatito rubio – sacándole la bata y acostándolo en el futon.

- Es mi turno – cambiando posición con el pelirrojo.

- Eres un gato muy travieso, ¿Lo sabias? – atrayendo su cara para besarlo.

- También puedo hacer cosas como estas – tomando la hombría  del pelirrojo para acariciarla con sus manos.

- Mmm… Naruto, eso es, tócalo con tus labios, así… - serrando sus ojos al sentirlos el la piel de su pene que comenzaba a despertar de nuevo.

- Eso si que fue rápido, aun no hago nada y mira como estas ya – sonriendo.

- Eres tú… tus manos, tus labios, solo tú podrías conseguir eso – guiñándole un ojo.

      Sin más que decir, el gitsune comenzó a lamer y chupar el pene del pelirrojo, éste jadeaba a cada toque sintiendo que el placer lo desbordaba y que de nuevo su cordura lo abandonaba, Naruto se deleitaba mirando los gestos de placer hechos por el pelirrojo, lo que lo hacia esmerarse aun más, Sasori levantaba sus caderas al ritmo de las embestidas de la boca del gitsune, este se detuvo inesperadamente su boca abandonando el pene del pelirrojo.

- No, no te detengas – tratando de incorporarse.

- Quédate ahí – empujando el pecho del pelirrojo para que dejara su espalda sobre el futon.

- Naruto… - viendo al rubio colocarse sobre su abdomen.

- Esta vez, lo hare yo – parándose sobre sus rodillas a ambos lados del pelirrojo.

      Inclinándose un poco, el gitsune tomo el miembro del maestro de las marionetas y lo restregó en su entrada, el pelirrojo trataba de subir sus caderas intentando introducirse en ella, Naruto sonreía y negaba con la cabeza, el rubio hacia bailar sus caderas sobre la cabeza hinchada  en una danza sensual y enloquecedora para el pelirrojo, éste sudaba a mares al verlo y sentir como ambas zonas rozaban entre si sin llegar a unirse una con la otra, el gitsune metía sus dedos en su boca para después pasarlo sobre sus pezones incitando al máximo al pelirrojo.

- Por todos los dioses, no juegues así conmigo, gato – pasando la lengua por sus resecos labios - ¿Quieres matarme de deseo? Ya no puedo… lo que vayas hacer, es mejor que lo hagas ya o no respondo, gato travieso – estirando sus manos hacia el rubio.

- Quieto, dije que yo me encargaría – sentándose de golpe sobre el pene del pelirrojo, ambos abrieron sus bocas tras el primer latigazo de placer.

- Ooohh, mi gato, e-eres grandioso… - entrelazando sus dedos con los del ojiazul.

      Apoyándose en las manos de Sasori, el rubio bajaba y subía como un alocado yo-yo en manos de un experto maestro, las penetraciones eran profundas y enloquecedoras por parte del ojiazul que  echaba su cabeza hacia atrás  con los ojos casi en blanco, el gitsune gemía como loco llenando con satisfacción los oídos del pelirrojo que no dejaba de observarlo ni por un segundo, verlo así duplicaba el placer que sentía en ese momento, también se preguntaba como había podido vivir sin emociones por tanto tiempo, la respuesta era sencilla, hasta ahora no se había topado con alguien que le inspirara el deseo de volver a ser humano de nuevo y vivir el resto de su vida con ese alguien. Después de unos minutos de enajenado movimientos por parte de ambos, el maestro de las marionetas inclino al ojiazul sin sacar su hombría de su interior hasta acostarlo con medio cuerpo fuera del futon con el propósito de ser él el que llevara la batuta del clímax final,  flexionando las piernas del ojiazul con sus manos para que su trasero quedara levantado comenzó a entrar y salir con fuerza de la húmeda y caliente cueva, sus respiraciones estaban al tope al igual que sus jadeos y gemidos, luego de unas embestidas los dos se corrieron pronunciando sus nombres y cayendo rendidos al placer.

- No p-puedo más… e-estoy cansado… - decía sin respiración el gitsune.  

- M-Me mentiste entonces, gato travieso – besándolo – Yo aun puedo…

- ¿Ah, si? Siento que mis músculos están dormidos – arrastrándose y acostándose boca abajo sobre el futon.

- Una vez más… - echándose sobre él.

- No creo que pueda moverme por un buen rato – serrando sus ojos por el cansancio.

- No tienes que hacer nada, mi precioso gato… déjame a mí – besando y lamiendo con su lengua la espalda del rubio.

      Sasori recorrió con su boca la espalda bajo él hasta llegar a la entrada, lamio los resto de su propia esencia alrededor de la misma y luego introdujo su lengua en el ya tan conocido y muy propio pasadizo.

- Aaaahh, Sasori… eres insaciable – sintiendo las cosquillas del placer recorrer su cuerpo de nuevo.

- Por muchas veces que te tome, jamás podría saciarme de ti, mi sol.

      El gitsune apretaba con sus dedos la almohada donde su cara descansaba, aun así, e imposibilitado de mover su cuerpo por el agudo cansancio, no podía dejar de gemir ante las caricias bucales del pelirrojo, para comodidad del ojiazul, el maestro de las marionetas se acostó a su espalda puso la pierna del gitsune sobre su cadera y tomando su miembro comenzó a masturbarlo hasta que consiguió despertarlo de nuevo, luego coloco su pene en la entrada y empujo hasta introducirlo por completo, ya en su interior se quedo inmóvil mientras mordía la espalda y acariciaba con sus dedos los labios del gitsune para luego meterlos ansiosamente dentro de su boca, las penetraciones comenzaron lentas en un principio para luego ir  aumentando en fuerza y velocidad, de nuevo los gemidos y jadeos llenaban la habitación con su hermoso compas, sabiendo que ese seria el ultimo encentro de la noche, dada la condición del rubio, Sasori decidió actuar con todo lo que le quedaba, acostó por completo el cuerpo del gitsune sobre el futon y se monto encima de él,  después metió su brazos bajo su pecho para agarrarlo por los hombros con el fin de atraerlo en cada embestida y hacerla lo más profunda y efectiva que pudiera llenando de delirio los gemidos del ojiazul.

- N-Naruto, Naruto… gato – repetía el pelirrojo en cada embestida.

      El rubio por su parte solo gemía y gemía sin control mientras aferraba sus dedos al futon y mordía la almohada, las arremetidas del pelirrojo ganaron en velocidad al sentir que se acercaba el final para un nuevo orgasmo para ambos, luego de llenar con su esencia al rubio, vaya que tiene aguante, permaneció por unos momentos sin apartarse de éste hasta que su respiración se volvió normal de nuevo.

- Te amo, Sa-so-ri…  Mmm…

- ¿Naruto? ¿Gato? También yo te amo – sonriendo al ver que su minino de ojos azules se había quedado dormido.

      Saco su miembro con suavidad y se dirigió al baño, luego de asearse, remojo una de las toallas y limpio el cuerpo del bello durmiente para luego acostarse a su lado y tapar a ambos con la manta, lo abrazo amorosamente por la espalda quedándose dormido al momento, lo que quedaba de la noche paso rápidamente y un nuevo día comenzaba, hacia rato había pasado la hora del almuerzo cuando el rubio abrió sus ojos azules.

- Ya era tiempo, gato dormilón – dijo el pelirrojo sentado ante la mesita llena de comida – Ven a comer algo, necesitas reponer fuerzas – guiñándole un ojo.

- Rayos,  siento mi cuerpo como si hubiera sido atropellado por cien carretas – estirando sus brazos – Creo que seguiré durmiendo – tapándose con la manta hasta las orejas.

- Nada de eso, gato, tienes que comer y luego daremos un paseo – dijo resuelto el pelirrojo.

- ¿Un paseo? Solo si me cargas, ya te dije que estoy molido, Sasori – protestaba.

- Saldrás a pasear conmigo con tus propios pies, gato – caminando a cuatro patas hasta el futon – Necesitas respirar aire puro, tontito – acostándose sobre el rubio.

- Pero hace frio, ¿No preferirías que nos quedásemos?  – con cara de niño pidiendo dulces – Aquí esta calentito, y si quieres, podríamos… tú sabes – con mirada picara y sensual.

- ¿Estas tratando de sobornarme? – pegando su nariz con la del gitsune.

- ¿Funciono? – sonriendo con malicia.

- ¿Sabes? tengo una fantasía erótica que quisiera realizar contigo, mi gato.

- ¿Una fantasía? ¿De que se trata? – pregunto con curiosidad el ojiazul.

- Tú corriendo por el bosque, escapando de un maniático sexual que te acosa y desea a toda costa, tú ofreciendo resistencia para impedirlo haciendo que su excitación aumente al máximo… haciendo lo que sea para poseer tu cuerpo al final.

- ¿Tengo que correr? ¿No podría ser algo más fácil y menos cansado que tener que correr? Oh, cielos…

- Por eso te dije que tienes que comer para que de nuevo estés en buena forma, gato – arrastrándolo a la mesa de comida.

- Hay mama, pobre de mí…

       Luego de devorar la comida salieron a la calle y se dirigieron al bosque fuera de la aldea para comenzar su pequeño juego erótico, el pelirrojo agarro la cintura del rubio y lo beso como queriendo devorarlo.

- Te daré algo de ventaja, aunque no demasiada, ¿Ves? – llevando la mano del ojiazul hasta su miembro – Ya esta listo para cuando te atrape, Mmm… solo de pensarlo se me hace agua la boca, mi gato.

- ¿Crees que soy tan fácil de atrapar? Si te descuidas vas ha tener que meterlo en el hueco de un árbol para poder descargarte, pelirrojo presumido – sonriendo de medio lado con picardía.

- Es tu hueco el que quiero y lo voy a tener, será mejor que corras, mi gatito salvaje, mi sexo esta ardiendo por tenerte de nuevo.

- ¡Eso ya lo veremos! – iniciando su escapada entre los arboles.

- por supuesto que si – murmuro, y luego de un minuto emprendió la persecución de su adorada presa.

      El ojiazul corría entre los arboles evitando el sendero principal, de vez en cuando descansaba entre carrera y carrera, al parecer el cansancio de la agitada noche anterior aun lo afectaba en demasía.

- “Rayos, aun no estoy repuesto del todo, pero esto es divertido, es la primera vez que alguien me persigue sin ánimos de querer machacarme todos los huesos del cuerpo” – pensaba con expectativa mientras se apoyaba en no de los arboles para descansar un poco para luego seguir con su carrera.

      El pelirrojo conocía el lugar exacto donde se encontraba el gato, no obstante, le había puesto hilos de chakra sin que éste lo notara cuando lo abrazo al inicio del juego,  vaya tramposo, rápidamente se dirigió al lugar.

- Vaya suerte la mía, que bueno que escogí la ruta panorámica… tiene mejor vista indudablemente – comento el rubio con un ojo tapado al ver al gitsune a unos metros.

- Pero si es el pesado de ayer, lo que me faltaba… - poniéndose alerta.

- ¿Qué haces por aquí tan solito? No me digas, ¿Estabas buscándome? – dijo a dos pasos del ojiazul.

- Igual que a un resfriado, mejor sigue tu camino, estoy ocupado – con cara seria y mirando hacia otro lado.

- No seas así, no tienes idea de lo mucho que he pensado en ti, hermoso – acorralándolo contra el árbol agarrando las manos del gato sobre su cabeza.

- ¡Oye! ¿Que haces? ¡Suéltame! – grito forcejeando.

- ¡Aparta tus manos de él, Deidara! – grito el pelirrojo llegando en el momento justo, podríamos decir.

- Ah, Sasori-sensei – mirando al pelirrojo pero sin soltar las manos del ojiazul.

- ¿Qué haces aquí? Te dije muy claramente que no regresaras – echando fuego por los ojos.

- Es cierto, pero quería ver de nuevo a esta belleza – acercando su cara a la del gato.

- ¿Qué sucede aquí? ¿Acaso se conocen? – pregunto Naruto mirando de uno al otro.

- Por supuesto, ya que ambos pertenecemos a la misma organización.

- ¿Organización? ¿De que estas…?

- ¡Sierra la boca, Deidara! – grito el pelirrojo fuera de si.

- No veo porque no puede saberlo, somos del Akatsuki y…

- Con que de eso se trataba, te acercaste a mi sabiendo que soy un contenedor – bajando su cabeza con honda tristeza – Todo fueron solo mentiras, lo que dijiste sentir… me lo temía, sabia que todo era tan solo un dulce sueño – mirando con rabia al pelirrojo – Soy un idiota y tú eres de lo peor… Sasori.

- Naruto… - murmuró el maestro de las marionetas sintiendo que su corazón se partía en dos.

- Un momento, ¿Naruto? ¿Uzumaki Naruto? Tú eres el poseedor del Kiuubi – dijo Deidara – Santas explosiones, veo que nos sacamos el premio mayor, el jefe estará muy feliz por esto, ¿No es así, Sasori-sensei? Solo que… – sonriendo – Es una lastima que toda esta belleza se pierda sin remedio, pero antes de que eso pase… - acariciando la mejilla del gato.

- ¡No lo toques! – Jalando al ojiazul hacia él con sus hilos de chakra - ¡No voy a entregarlo! ¡Es mío! No permitiré que nadie le ponga una mano encima, ¿Me oyes? Te matare si vuelves a tocarlo, Deidara – poniendo su brazo delante del cuerpo del gitsune.

- Ahora comprendo, lo quiere solo para usted, pero eso es my egoísta de su parte, ¿No le parece? Los dos podríamos gozar de él antes de que…

- ¡Cállate! Por lo visto no entendiste para nada lo que acabo de decir – con la misma voz de cuando estaba dentro de su marioneta, voz que el ojiazul reconoció de inmediato.

- No es posible, tú eres… ¿Eres la tortuga con traje? – totalmente sorprendido y molesto a la vez.

- Te lo explicare más tarde, solo no te apartes de mi lado, gato.

- ¿Qué es todo esto? ¿Piensa traicionar a la organización? Sasori-sensei – pregunto seriamente Deidara.

- Acabare con cualquiera que quiera apoderarse de mi gato, ahora dime, ¿Piensas pelear o te marcharas tranquilamente? Yo que tú, escogería lo segundo, Deidara – asumiendo una posición de pelea a pesar de no tener ninguna marioneta para poder defenderse de un ataque.

- Ummh, por consideración a que hemos sido compañeros por tanto tiempo, lo dejare por ahora, pero… si volvemos a encontrarnos, seremos enemigos, Sasori-sensei – dando media vuelta – Por cierto, su gato acaba de marcharse – señalando con el dedo.

- ¿Naruto? ¡Naruto! – corriendo en su búsqueda.

- ¿Sera amor? Nunca había visto a Sasori-sensei tan entusiasmado por algo, si ya lo decía yo, ese rubio es irresistible, ya quisiera uno así para mi, pero dudo que haya otro igual a él,  en fin… me hare el desentendido, al menos por un tiempo, creo que se lo tiene bien ganado – hablando para si mismo mientras caminaba.

- “Pero que situación tan más estúpida, aquel espanto de tortuga con traje resulto ser Sasori, luego descubro que también es ninja y que a la vez forma parte de la pandilla que anda tras el Kiuubi… ¿Por qué tenia que enamorarme de alguien así? ¿Por qué?” ¿Por qué las cosas tienen que ser tan complicadas cuando se trata de mí? Maldición, debería darle de golpes a ese cabeza hueca por haber jugado conmigo de esa manera tan…

- No mentí, no sabia quien eras cuando te conocí, ¿Puedes creerme, gato? – dijo el pelirrojo apoyado de espaldas al lado contrario del árbol donde el ojiazul estaba.

- ¿Por qué debería? – sin moverse de su posición.

- Porque te amo, ¿No es razón suficiente para ti? te amo, gato.

- Se supone que por decir eso… ¿Tengo que olvidarme de todo lo demás? Eres de esos…

- Fui de esos…  hasta que te conocí, ahora soy solo tuyo, deseo que todo siga igual que anoche y para siempre, ¿Qué dices de nuestro juego, seguimos?

- Tal vez debiste preguntarle a tu amigo si quería participar también, estaba muy entusiasmado por probarme y… - picando los celos del pelirrojo.

- ¡No digas eso! Nunca jamás, ¿Me oyes? Soy el único que puede poner sus manos sobre ti, nadie más – moviéndose rápidamente acorralo el cuerpo del rubio con el suyo contra el árbol.

- Te lo mereces por haberme hecho pasar tan mal rato, además de que ese chico… no estaba del todo mal.

- ¿Quieres que te castigue? ¿Ya lo olvidaste? Te recuerdo que soy el maniático sexual que te persigue para devorarte por entero – asaltando el cuello del rubio.

- N-No quiero… - comenzando a derretirse ante los besos y mordiscos del pelirrojo.

- ¿Acaso puedes resistirte, gato? Hay algo que dice que no – metiendo la mano dentro de la ropa interior del rubio – Y no creo para nada… que mí aliado este mintiendo – acariciando, el ya, duro pene del ojiazul.

- Aaahh… e-eres un tramposo, S-Sasori – con los ojos serrados y su cabeza hacia atrás.

- Así, así, gime para mi… eso es, más fuerte, me vuelve loco escucharte – quitándole la ropa a la vez que también se quitaba la suya, ya desnudos… - ¿Te gusta que te acaricie, no es cierto? Di que te gusta, vamos… pídeme que te penetre con todas mis fuerzas, que me meta en ti una y otra vez… dilo – chupando y mordiendo el pecho del ojiazul como si fuera un poseso.

- Siiiii… aaaahh, Sasori… si… si quiero… - balbuceaba el gato.

      El pelirrojo lo giro de espaldas haciendo que pegara su pecho a la corteza, con una mano agarro las del rubio y las coloco por encima de su cabeza y las amarro al árbol con un hilo de chakra, atrajo hacia si el blanco trasero y restregó su abultado pene por toda la canal entre las nalgas del rubio mientras que su otra mano acariciaba la espalda presionando con sus dedos dejando surcos rojos a su paso, el gato lejos de quejarse por la extremada fricción, jadeaba con mayor intensidad por el placer que esto le producía.

- ¿Lo quieres, eh? ¿Quieres mi palpitante carne dentro de ti? Se que lo quieres, solo tienes que pedirlo – restregando su pene alrededor de la entrada – Tú sexo esta goteando, gato – dándole unos golpecitos con el dedo en el pequeño orificio del pene del rubio.

- M-Maldición… Mmmgh, si sigues con e-esto… ¡No dejare que me toques en más de un mes!

      No había terminado de decirlo cuando el pene del pelirrojo se hundió fuertemente en su entrada, tras el grito del ojiazul, el maestro de las marionetas comenzó con sus embestidas al tiempo que hundía sus dedos en las nalgas y lo atraía y alejaba de si para poder penetrarlo hasta donde más no se pudiera, el rubio batía su cabeza de lado a lado con saliva escurriendo por la comisura de su boca mientras  mordía sus labios por el placer.

- M-Más… ¡Aaaghh! Más f-fuerte, Mmmgh… q-quiero más… S-Sasori – deseando sentir más placer aun.

      El pelirrojo saco el pene del interior de su gato y giro el insaciable cuerpo hacia el frente, luego coloco sus brazos detrás de las rodillas de éste dejando colgar su anatomía entre el amarre de sus manos y los brazos de Sasori.

- H-Haber que te parece esto, gato goloso.

      El pelirrojo se introdujo intempestivamente dentro del ojiazul haciendo que pegara la espalda al tronco, manipulando el hilo de chakra, hacia que el cuerpo del gitsune subiera y luego bajara de golpe sobre su pene empalándolo con toda su fuerza haciendo que éste gritara cada vez que era penetrado, y aun así, y entre grito y grito, el rubio pedía más y más, verlo en ese estado de completo placer hacia que el deseo del pelirrojo ardiera como fuego en combustible.

- M-Mío, mío, mío…  eres solo mío, hare que te desmayes de placer, Aaaghh… y aun después de eso seguiré penetrándote hasta que me desmaye también, no puedo pensar en otra cosa que no sea poseerte ¡Hasta morirrrrr! – derramándose.

      Los cuerpos temblaba por las convulsiones del reciente orgasmo, más increíblemente, el pene del pelirrojo aun continuaba rígido y con ganas de meterse de nuevo en el interior del ojiazul, quito el amarre de chakra dejando que el cansado cuerpo del rubio cayera entre sus brazos, lo beso con fervor para luego…

- ¿Te encuentras bien? Luces cansado… yo aun… - acariciando con su erecto pene el del ojiazul – Pero si tú no…  - hablándole al oído.

- ¿Q-Que hay de lo que dijiste antes? ¿Era mentira? – acostándose sobre las hojas atrayendo el cuerpo del pelirrojo con él y enganchándolo con sus piernas alrededor de la cintura.

- entonces desmayémonos juntos, mi gato bonito.

      El gitsune tomo el enardecido miembro del pelirrojo,  lo puso en su entrada y empujo con sus piernas hasta clavarlo por completo en su interior,  el gesto de placer en el rostro de Sasori fue inmediato, pego el cuerpo al del gato para poder besarlo a su antojo mientras su miembro entraba y salía con la ayuda de las piernas del ojiazul, que mientras, se deleitaba apretando con sus dedos la espalda del pelirrojo.

- D-Dioses, n-no podría dejar de hacer esto contigo…  j-jamás, mi amor – balbuceaba el maestro de las marionetas succionando el cuello del gato bonito.

- N-Nadie más… Aaaahh… nadie más q-que tú… podría hacerme s-sentir así… te amo, S-Sasori – con los ojos en blanco.

      Un par de embestidas más y ambos explotaron soltando sus esencias en un prolongado y último orgasmo, al menos por ese día, y como el pelirrojo había prometido, los dos cayeron desmayados, pero satisfechos, por el excesivo cansancio de sus juegos sexuales que constantemente se repetirían en su futuro juntos, solo el frio de la noche los obligo a reaccionar de su sueño involuntario, regresaron a la posada y luego de tomar un delicioso baño caliente se acostaron exhaustos, desnudos y abrazados por casi un día entero, al despertar…

- Gato, mi amor, ¿Te apetece comer algo? Aparte de… tu ya sabes – besando el hombro y acariciando las nalgas del rubio.

- Mmm… tú eres la única comida que necesito… de momento – con la picardía pintada en el rostro.

- Eres insaciable, eso me gusta mucho, quiere decir que nunca te cansaras de mi… serás mi primera comida antes del desayuno – rozando la punta de su hombría en la entrada del rubio.

- Te la serviré bien caliente… mi pelirrojo – recostando su pecho en el futon  dejando su trasero de lado – Si no te das prisa se enfriara.

- Si eso ocurriera, me seria muy fácil calentarla de nuevo.

- Y quien mejor que tú para eso, ¿Cierto? – guiñándole un de sus ojos azules.

      Sin pensarlo más, el pelirrojo entro en el túnel que ya conocía al derecho y al revés, anticipándose a la comida que llena el estomago  y comenzando muy bien el día, diría yo, después del apetitoso entremés se sentaron a la mesa a devorar todo lo que en ella había, en el trascurso de la comida, el pelirrojo narro  todo lo que había pasado con él desde que conociera al ojiazul y las circunstancias que lo llevaron a la transformación de su cuerpo de marioneta por uno de carne y hueso, cosa que aun no se explicaba del todo,  el rostro de preocupación por ser quien era y lo que podría pasar al ir a Konoha lo distrajo un poco de su conversación, no le importaba lo que pudiera pasarle a él, lo que nunca aceptaría era que lo separaran de su gato bonito así tuviera que pelear con quien fuera para retenerlo a su lado.

- Eso no pasara, no dejare que nos separen… ellos entenderán, estoy seguro de eso – dijo el rubio poniendo su mano en la mejilla del pelirrojo.

- Naruto, te amo tanto, fuiste y eres la razón por la que quise vivir de nuevo – acariciando la mano de su gato.

      Los días subsecuentes fueron como una luna de miel para ambos, regalándose compañía, sus cuerpos y sobre todo mucho, mucho amor, la sorpresa del sennin fue grande al regresar de su investigación y encontrarse con que ya no serian dos al regresar a Konoha, pues luego de explicarle la situación, accedió a darles todo su apoyo para que continuaran juntos y fueran felices, ya que creía que el gato de ojos azules se lo merecía.

 

Fin.

                                                                                    Nessa Yaoi.

Notas finales:

Y ya lo saben, no sean timidos y escriban, eso siempre me motiva a seguir escribiendo.

besosssss para todos y chaito.

                                                                  Nessa Yaoi.


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