AFTER THE VORTEX
Un buen día: el gran lanzamiento de Vortex!!! Tan esperado, por los fans y por los cinco integrantes de la banda. Y para festejar: una gran celebración en un bar con entradas VIP.
Al terminar la celebración, cada uno se las arreglaba para aguantar los múltiples tragos que traían encima. Kai, que era el más sobrio, habló:
-Nee, chicos- la sonrisa se le agrandó (aún mas) quizá por los efectos del alcohol- cómo se irán a casa?
Los otros lo miraron sin entender y Uruha vio, una vez más, la botella vacía en la mesa.
-Me refiero a que esos dos no saben ni su nombre.- señaló a Uruha y a Ruki- Entonces no serán capaces de llegar vivos a sus casas.
Por la mente de Reita pasó, según él, la idea más brillante del siglo y decidió llevarla a cabo.
-Pues que Aoi lleve a Uruha y yo a Ruki.- se le posó una maliciosa sonrisa en los labios. Kai y Aoi lo observaron atentos.
-Etto… seguro?- preguntó Mr. Sonrisas, como solían llamarlo.
-Claro, o quieres que Aoi cruce media ciudad cuando regrese a su departamento?-argumentó el de la bandita- A mi me queda más cerca el departamento de Ruki que a Yuu.
-De acuerdo… Yuu?- pidió su aprobación.
-Seeeh… como quieran.
-Solo te aviso que el “Pato” cambió la cerradura y ya no tienes llave… tendrás que buscar entre su… ropa!!!
El tono bromista de Reita molestó a Aoi, pues sabía que, cuando terminaron, Uruha cambió las cerraduras, pero no tenía porque repetirlo, y menos frente al baterista que ahora quería conquistar.
Reita se acercó a Ruki que estaba dormido en el sillón alrededor de la mesa e intentó levantarlo.
-Taka… Taka, despierta- le decía, pero Ruki no se movía- Nee, Taka-chan, vamos a casa.
-mmmmh…- se quejaba y se levantó apoyado por Reita.
-Bien, me voy.- una sonrisa de triunfo se remarcó al decir aquellas palabras. ¿Cuáles eran sus planes?
-Creo que es tu turno.-Kai invitó a Yuu para despertar al castaño.
-Uruha, vamos!- casi le grita. Kai le dedicó una mirada de: “no seas baka”.-Ok, Uru… vamos!!- su voz sonó ridículamente tonta, como quien le habla a un niño pequeño.
-Naaah… otro rato…- abrió los ojos- pero ya se terminó el ron- su voz sonó triste- Hey, chicos…- los llamó- Y Ruki?? Dónde está??- abrió mas los ojos y comenzó una búsqueda con ellos.
-Se lo llevó Reita a su casa- le explicó Kai- y ahora te toca a ti ir a la tuya- tomó su brazo y lo jaló, ayudado por Aoi, así lo levantaron y lo sacaron del lugar.
Reita, por su parte, subió a Ruki a su lujoso deportivo amarillo y le puso el cinturón de seguridad, se subió y antes de encender el auto miró a Ruki con un deje lascivo y una sonrisa parecida a la de antes. Comenzó el viaje hasta que llegó al edificio. Sacó al rubio como pudo y, para su suerte, Ruki abrió los ojos.
-Donde estamos??- sus palabras poco se entendían, pues no podía controlar el movimiento de sus labios.
-Entraremos a tu piso, pero necesito la llave
-mmmh, seeeh, está en…- se tocó los bolsillos del pantalón y nada- jeje, Reita, no están.
Reita se quedó mirando, pues no pensó que el alcohol lo pusiera de esa forma y, para sus planes, no parecía molestarle.
-Busca bien- se detuvo en un pasillo.
Ruki siguió buscando en los bolsillos de su ropa, hasta que regreso a los vaqueros negros.
-aaah, si estaban- comenzó a reír.
Reita le siguió a reír, pero con un tono distinto al incontrolable de Ruki.
Fueron al elevador y salieron, fueron por un pasillo, lentamente porque a Reita también le habían afectado las copas y Ruki estaba casi dormido. Llegaron a la puerta y Reita abrió, todo estaba en silencio y en perfecto orden, era de esperarse pues entraba al departamento de Takanori.
Ruki se recargó en la pared y Reita cerró la puerta.
-Ruki, vamos a tu habitación.-lo tomó por la cintura y lo guió hasta la recamara del Chibi.
Cuando Ruki sintió que tocaba la cama se tiró en ella. Se dio la vuelta y se quedó profundamente dormido.
Reita se quedó parado junto a la cama, observando atentamente a Ruki. Lo veía muy hermoso, a pesar de los efectos del alcohol y que su maquillaje se le hubiera corrido un poco. Estaba dispuesto a realizar su plan. Así que se sentó en la cama y siguió observándolo. De repente Ruki se tornaba indefenso, así que no se sintió capaz de hacer nada para perjudicar a aquel pequeño hombre que lo tenía loco desde hacía mucho tiempo. No importaba que Uruha le hubiera confesado aquella tarde lo que también sentía por Takanori, se daría prisa para que no estuvieran juntos. Pero no era capaz de tocarlo para hacerle creer que lo había hecho suyo mientras ambos estaban bajo los efectos del alcohol.
La siguiente parte del plan era hacerlo saber y que Uruha perdiera el interés, entonces él tendría más tiempo, quizá de disculparse con Ruki por hacerlo en ese estado y luego convencerlo de lo que ambos sentían. Pero no podía, no se sentía con la fuerza suficiente.
De repente, algo pasó por su mente: No era necesario tocar ni si quiera un cabello de Ruki. Estaba ebrio, quizá mañana no recordara nada. El plan se modificó: no lo tocaría, pero iba a fingir que todo lo que había planeado en realidad pasó. Así que se dedicó a quitarle los zapatos a Ruki. Luego le quitó el saco que aún llevaba y le desabrochó la camisa. Aquello fue demasiado para Reita, quería seguir, pero un sentimiento de culpa se albergó en su pecho. Se detuvo un momento y pensó.
-“Tengo que desnudarlo para que parezca que algo pasó”
Lo seguía observando, cada vez con más atención. El torso semidesnudo de Ruki era perfecto, solo se veía subir y bajar su pecho al ritmo de su respiración, su cara tranquila. Reunió valor y terminó lo que había comenzado. En ese momento, Ruki abrió los ojos. Reita se quedó hecho piedra y sintió que sus manos temblaban.
-Si, Reita, gracias por traerme.-se llevó las manos a la cremallera de su pantalón, al parecer no había notado su torso desnudo.- Ahora puedes salir?
Reita no emitió ningún sonido, solo se quedó ahí y siguió observando. Ruki se quitó el pantalón con los ojos cerrados, ignorando si Reita se había ido o no.
Akira no comprendía nada, quería acercarse a contemplar más de su cuerpo, pero Ruki se movió en la cama y tomó las sabanas, se cubrió y cayó en el sueño una vez más.
El bajista salió de la habitación, sabía que para que todo fuera más creíble tendría que pasar la noche en casa de Ruki, pero no podía estar en donde Ruki dormía, soñando, quizá, con alguien más. Así que se sentó en el sillón del living, sintió que los ojos le pesaban. Se recostó y se quedo profundamente dormido, sin saber a qué hora ocurría.
El reloj marcaba las 2:23 y Kohara sintió mucha sed, era de esperarse, pues las noches no eran lo mismo al no estar en los brazos de Hiroto. Se levantó, estaba en pijama. Abrió la puerta de la habitación de invitados en casa de Ruki y salió hacia la cocina. Con los ojos un poco abiertos empezó a caminar en la obscuridad, pero vio un bulto en el sillón. Encendió una pequeña lámpara en el corredor y se dio cuenta de que era Reita, no le tomó más importancia y fue a la cocina, bebió agua y regresó a la habitación.
Se acostó en la cama y sintió un vació en el pecho. Recordaba lo que había pasado con su adorado guitarrista. Una verdadera tontería, era lo que había pasado. Pues Shou se había peleado con Hiroto por uno más de sus caprichos y, esta vez, le había pedido a Ruki que lo dejara quedarse en su casa mientras llegaba el momento en el que se reconciliaran. Kohara estaba seguro de que eso pasaría, pues no era la primera vez que ambos se enojaban por puras tonterías y luego regresaban al darse cuenta de eso. De a poco se fue quedando dormido.
La mañana llegó y Kohara estaba terminando de guardar sus cosas cuando los primeros rayos del sol empezaban a tocar la tierra. Nao había insistido en adelantar el ensayo por una junta que tendría con el manager.
Salió de la habitación, vio el reloj: casi tarde. No le daba tiempo de nada. Solo vio que Reita estaba en el sillón, en la misma posición que hacía unas horas lo había visto. Se dirigió a la puerta en silencio y decidió no incomodar a Ruki, ya que imaginó los efectos que tendría ahora a causa de la noche anterior.
Un par de horas después, Reita estaba en el baño lavándose la cara. Sentía que daba lástima por la cara que tenía, y de lo que pensaba ni hablar. Pensó que no estaría mal ir a su casa. Salió del baño y tocó la puerta de la habitación de Ruki una vez que estuvo frente a ella.
Ruki tardó en contestar, pero Reita entró en cuanto el peque se lo indicó.
-Ruki, iré a mi casa. Te veo en la compañía.- se acercó y le dio un beso en la frente, saliendo casi al instante. Tan rápido que Ruki a penas pudo captar lo que decía.
Tocó su frente, donde lo había besado, y no supo porque Reita lo había hecho. No lo quiso pensar, solo se incorporó en la cama y vio la hora en el reloj: Perfecto, era una hora decente para alistarse y salir hacia la compañía. Recordó que la noche anterior la había pasado realmente bien y que Uruha se había portado de lo mejor con él. Últimamente recibía más y más atenciones por parte del castaño y eso le encantaba, pues empezaba a aceptar que su guitarrista le llamaba la atención.
Dejó sus pensamientos de lado y fue a ducharse. Cuando estuvo listo volvió a ver el reloj: pero qué problema tenía el tiempo con él? Ya era tarde, seguro llegaba retrasado a la compañía. Intentó apresurarse. Salió del departamento y se dirigió a su auto. En las calles el transito era algo lento. Empezaba a desesperarse por llegar.
Mientras, en la sala de ensayos de The GazettE, Kai estaba sentado en el sillón esperando la llegada de los demás, jugaba con las baquetas, junto a Aoi que tocaba una guitarra imaginaria. Kai decidió romper el silencio del lugar.
-Dejaste a Uruha en su casa?
-si… no te preocupes, no se va a perder.
-jeje… cierto. Solo que ayer bebió demasiado.
-Tu siempre preocupándote por nosotros.-pasó un brazo sobre los hombros del baterista- sabes? Creo que Uruha se ha vuelto inmune a los malos efectos del alcohol, no tendrá resaca y hará bien su trabajo.
Kai sonrió, el comentario de Aoi le parecía divertido. El guitarrista lo observaba, se iba acercando y sus ojos atentos hicieron que Kai volteara, quedando unos cuantos centímetros entre ellos. El nerviosismo se hizo notar en ambos.
-Qué?-preguntó Kai con una inocencia que enloquecía a Aoi.
-Kai- llevó su mano libre a la nuca del batero y se acercó lentamente mientras acercaba a Kai hasta el. En un momento sus labios se rosaron. No cayeron en cuenta de lo que hacían ni de cómo había empezado, pero pronto estaban jugando con sus labios, apropiándose del sabor del otro. Aoi no pensó que llegara a declararse de esa forma y Kai no creía que sus sospechas fueran verdad, pues se había dado cuenta de las miradas por parte del guitarrista, y no le molestaba, pero de eso a que ahora se estuvieran basando, intensificando más aquellos apasionados y lentos movimientos.
Kai rodeaba la cintura de Aoi, apretándolo más a su cuerpo. Aoi subía y bajaba su mano por la espalda de Kai. Sus lenguas comenzaban una guerra por explorar la cavidad del otro. Hasta que:
-disculpen.- un sonrojado Uruha cerró la puerta después de que, al abrirla, sorprendió a la pareja e interrumpieron su escena romántica. El guitarrista se recargó en la pared junto a la puerta de la sala con una sonrisa divertida. No entendía nada, pero sentía felicidad por sus amigos.
Aunque Aoi hubiera sido su pareja en algún tiempo, ahora eran amigos y ellos habían superado aquello. Además el castaño había puesto los ojos y el corazón en su pequeño vocalista.
En la sala, Kai quedó en silencio y Aoi decidió hablar.
-Kai, no estoy jugando si es lo que crees.- afirmó muy serio.
-no pensé eso- levantó la vista, observando el nerviosismo de Aoi.
-bueno… es que…. Yo... es… yo.- Aoi no podía hablar, estaba parado frente a su baterista y tenía que dar una explicacion, pero nada desente y parecido a lo que intentaba decir se aparecia en sus labios.
Kai se puso de pie, quedando frente a frente.
-yo tampoco estoy jugando.- puso su mano en el pecho de Aoi, se dejó llevar por lo que sentía. Si aquello era realidad entonces quería vivirlo, disfrutarlo y sentir algo del amor del chico con cabello rosa.
Aoi comprendió que aquellas acciones le pedían que lo intentaran y no lo dudo para nada. Abrazó a Kai.