Ils sont de bons souvenirs, l’amour por Shiro Hachidori

Ils sont de bons souvenirs, l’amour


-¿Le molesta que fume?- Pregunto el chico de cabellos negros como la noche.


-N-no para nada, a-adelante.-dijo mientras acomodaba la mesa con sus cosas.


Cuando el chico lo dijo que sería al aire libre, que “no le gustaba estar encerrado”, nunca creyó que sería en la azotea de un edificio de –según lo que el sintió- como mil pisos porque el muy desgraciado no le dijo que no había ascensor y tuvo que subir con todas sus cosas -no que fueran muchas- pero su gran peso sí que le dejo en claro que tendría que bajar unos kilos.


-¿Padece tabaquismo?-pregunto cuando el chico se llevaba el segundo cigarrillo a los labios.


Cuando se encontraron recordó que parecía haber terminado uno recientemente, por lo tanto eren tres.


-No, no, para nada, es solo que realmente necesito la nicotina cuando hablo de mi vida. No es que sea muy interesante o intensa. Pero me trae algunos recuerdos que vienen llenos de sensaciones.


-¿Por qué los guarda en un pastillero?


El chico rio con sinceridad dirigiendo su mirada al pastillero de color plata con una serpiente y dijo con un suave arrastre de palabras- Todo a su tiempo caballero- y se recargo en la baranda de espaldas a él sonriendo sabiendo que no llegaría a responder muchas de esas preguntas.


Tenía cierto aire embelesado como si en realidad estuviera maravillándose por la ciudad que tenía enfrente, con el cielo que poco a poco se iba oscureciendo, como si… pero sus ojos no estaban en ningún punto, simplemente parecían vaciaos, como si ya no estuviera ahí.


El hombre se le quedo viendo, no es que el fuera homosexual o algo así, pero el chico de verdad era hermoso, se paró a su lado, no sabía si tocarle el hombro o abofetearlo para que regresara, y cuando iba apenas a abrir la boca la suave voz del chico lo sobresalto.


-Bien, ponga sus cintas a andar.


Camino lo más rápido que su cansancio y gran panza le permitieron. 


-Bueno, comencemos, y póngase cómodo, esto será muy largo…- susurro más para sí.


>>Recuerdo todo aquello con una claridad impactante, quizá por ser lo que hoy me ha cambiado tanto.

>>Era diciembre y yo cargaba ya con los 18 años que me hacían mayor de edad, los había esperado con ansias, y puedo presumir que casi con desesperación

>>Aquel día el sol ya hacía rato se había ocultado, y yo estaba jadeando y con un frio que me calaba hasta los huesos, sin importar eso yo seguía parado frente a la casucha de madera destartalada que daba la impresión de romperse en cualquier momento. 


-Era un prostíbulo- dijo mirando al hombre gordo que le veía con los ojos bien abiertos


-¿Que hacia ahí?


El joven rio amargamente y dijo con un cinismo impresionante:


-Esa, mi buen amigo, es una pregunta muy interesante


El hombre enrojeció al instante y bajo la mirada.


-Sin embargo- y su sonrisa se perdió al igual que su mirada en la lejanía mientras su voz suave y seductora inundo los oídos del hombre y continuo:


>>Tal vez pueda pensar que como todo hombre quise celebrarlo de una manera estridentemente mejor. Pero ese no fue el caso.

>>En realidad yo buscaba algo. No, en realidad, a alguien. Para esto me debo remontar a dos años, más bien, muchos más, para que pueda entender el sentido de las cosas.

>>Desde hacía años la noble casa de los Potter era una "aliada" de la casa de los Malfoy. Las dos casas de mayor riqueza, una era honorable y la otra era temida, eran aliados en la luz y enemigos en las tinieblas. 

>>Por aquellos años era suficiente tener un solo heredero en especial siendo de tan noble cuna. Yo siendo el único heredero de los Potter. Y al igual los Malfoy tenían un único heredero.

-…Draco Malfoy- dijo saboreando cada letra de ese nombre, como si llevara mucho tiempo sin atreverse a pronunciarlo en voz alta.


Sus palabras llevadas por una suave brisa que soplaba y sintiendo en su corazón tintinear la risa musical que cada noche parecía escuchar.

>>En aquellos años los herederos eran presentados con la intención de sonsacarse información unos a otros. Recuerdo haber sido uno de los mejores entre varios.

>>Cuando cumplí los diez años fui presentado al heredero de los Malfoy, un niño que en verdad era la criatura más hermosa de todo el vasto mundo. Casi parecía un ángel, con su pequeña y delicada figura, su suave y largo cabello, sus largas pestañas, la blancura de su piel…


El hombre se quedó callado, parecía muy inmerso en sus recuerdos y -como si estos fueran a escapársele- cerro los ojos y una suave sonrisa bailo en sus labios.


-¿Alguna vez se ha enamorado?-pregunto de repente haciendo que el hombre diera un brinco.


-Sí, hace algunos años, me enamore de mi, ahora esposa, hasta que me case y me di cuenta que no era como yo había creído que era- rio su propia gracia.


-Le sugiero la cuide.- dijo sin cambiar su tono suave, abrió los ojos dejando que el verde adquiriera un tono profundo como una marea que amenaza con sucumbir a la petición de las tormentas.

>>Este niño, parecía agradable, y en cuanto nuestros padres se hubieron ido, ni yo mismo me lo hubiese imaginado, sin esperar un segundo me empujo y de entre sus ropas saco un libro y me dijo:

>>-Si te atreves a intentar hablarme, te matare- su voz sonó increíblemente amenazante y comprendí por que los Malfoy eran conocidos de esa manera. Casi me echó a llorar de añagaza, sentí en ese momento el verdadero significado de fraude, desilusión, y muchas más cosas relacionadas. 

>>Me sentí el más tonto del mundo por haberme sentado un poco más lejos pero junto a él. Nunca en mi vida supe como pero en aquella tarde sentí que por primera vez en mi vida conocía a alguien que nunca me iba a engañar como lo hacían todos solo por mi apellido. Fue la experiencia más extraña, sentirme defraudado por que no era el ángel que yo esperaba pero sentirme tan afortunado de conocerle y saber que nunca me defraudaría. 

El joven rio y miro serio al hombre


-Tal vez usted lo descubrió después de casarse, quizá ese fue el error, yo lo hice justo en el momento de conocerle, y supe que esperar y que no.


-Pero ¿no está usted loco? ¿Acaso no se sintió ofendido por aquel trato?


-Oh, claro que lo hice, pero yo era más tonto de lo que usted piensa y viviendo en tanta soledad a veces uno se conforma con aquellas cosas, yo estaba desesperado por encontrar compañía que no me mintieran ni me diera falsas palabras en busca de oportunidades.- El chico volvió a dirigir su mirada a la ciudad con sus tonos oscuros.

>>Después de un rato, casi puedo recordar como su ceño se frunció y el chiquillo dio un gruñido.

>>-¿No tienes nada que hacer?- dijo mirándome con fijeza y hasta un poco de furia en sus grandes y profundos ojos grises.

>>-La verdad no.

>>-¿No tienes que irte a estudiar?- dijo casi sorprendido pero no realmente interesado.

>>-¿Estudiar?- y lance un bufido- para nada, estoy de vacaciones no tengo por qué estudiar.

>>-¿Vacaciones?-Ese tono suyo era el tono de aquel que encuentra algo curioso-¿A caso no estudias en casa?

>>-No- dije con gracia- ¿Tu si?

>>-Si- dijo extrañado- ¿y que hacen en la escuela?

>>Cada que recuerdo aquella tarde mi pecho se siente más cálido y casi puedo tener un ataque de risa alegre, esa fue la primera vez que charle con alguien de manera casi amistosa, sin decir “mi padre dice” “Mi padre tiene” o demás cosas que tuvieran que ver con mis padres, solo de mí. Y me sentí feliz de saber más de aquel hermoso niño de mirada curiosa, y transparente, era increíble verle hablar con claridad y responder a todo con madurez y racionalidad.

>>Esa fue la primera de miles de tardes. Cada vez que venía nos sentábamos bajo nuestro árbol y él me contaba cosas de él, a veces hasta me traía libros que yo leía solo por saber más de él, por sentirme más cerca de él, incluso trataba de sentarme en la misma postura y tomar el libro como el, para ver si de esa manera podría verlo en mi mente leyendo. Lo recuerdo: tantas tardes sentados, a veces discutíamos, otras nos reíamos de cosas tontas, y muchas veces simplemente nos quedábamos callados en compañía del otro.

>>Nuestra amistad duro casi dos años, cuando cumplimos doce, las cosas en el poblado se complicaron, y llego una guerra.

La amargura se dibujó en el rostro del joven hombre que seguía recargado en el barandal mientras sacaba otro cigarrillo. 


La grácil elegancia de sus movimientos era perturbadoramente arrebatadora, tanto que el hombre casi sentía ganas de tocar esa piel levemente morena.


-¿Alguna vez ha estado en una guerra?- dijo dirigiendo la verde mirada al hombre, cigarrillo entre los labios y con el encendedor en una mientras que la otra haciendo de escudo para que la suave brisa no apagase el fuego.


-N-no- dijo con ligero nerviosismo.


-Me lo imagino- dijo con simpleza y nuevamente perdió su mirada en la lejanía.


Parecía que continuaría hablando, pero no lo hizo.


-Su amigo ¿murió?- dijo, obteniendo una mirada sorprendida del chico que parecía haberse olvidado de él.


-¿Qué?


-En la guerra, el niño bonito del que hablaba.


El hombre rio - Así qué ¿A estas alturas piensa que ese hermoso niño era mi amigo?-y rio más fuerte.


El hombre frente a él se sonrojó, y susurro un –Solo no quería meter la pata.


-De todas maneras, ya le había preguntado si se había enamorado, yo lo hice en cuanto lo vi, pero no lo entendí, tampoco lo sabía cuándo tenía doce.

>>Aquel día, el llego corriendo a la mansión, trepo como le había enseñado para entrar y se dirigió a mi habitación, aquel día mis padres habían salido a una reunión con su líder. Cuando lo vi entrando con las mejillas sonrojadas el cabello desordenado y lágrimas en los ojos, supe que no era solo por amistad que lo quería a mi lado pero sus palabras fueron crueles dagas.

>>-No podemos vernos más, mi padre no me dejaría despedirme y yo no puedo desobedecerlo más de lo que ya lo he hecho viniendo aquí. No tengo tiempo. Harry, perdón, en verdad lo lamento, mi padre ha aceptado la propuesta para pelear en el otro bando.

>>Recuerdo que esa fue la primera vez que él me había abrazado, simplemente decía que no era inteligente demostrar sentimientos y aquella tarde el me abrazo y lloro en mi hombro, simplemente lo apreté tan fuerte como podía sintiéndome lo más miserable.

>>-Quédate conmigo- le dije y al ver sus ojos supe su respuesta y antes de darme por vencido le dije- Entonces me iré contigo…

>>Recuerdo ver en sus ojos un algo que no entendí hasta mucho tiempo después.

>>Él lo supo, mucho antes que yo, y a veces me pregunto si no fue por tantos libros que leía que llego a saberlo aun a su corta edad. 

>>-No, no puedo permitirlo Harry, sabes cuáles serán los resultados, todos lo sabemos y solo somos niños, no podremos hacer mucho, sólo: dejar que la deshonra caiga sobre nuestros apellidos llegado el momento.

>>-No es cierto, podemos.

>>-Harry, madura de una vez y entiende. Este no es un juego donde fantaseamos con ser héroes, esto es una guerra, y como tal ni a ti ni a mi nos pasara nada por nuestra posición pero, el bando que pierda, y ambos sabemos cuál será, hará que uno de nosotros caiga en desgracia. Y no quiero que te pase eso. No puedo permitirlo. Sera mejor que me vaya, y no hagas locuras niño estúpido. Si alguna vez nos volvemos a ver tienes que tener la cabeza bien alto y arrastrar la gloria de ser un miembro de la noble casa Potter. Y cuando ese momento llegue te diré algo, pero solo en ese momento no ahora, por eso debes prometerme que te quedaras aquí defendiendo lo que es correcto y siendo feliz.

-Ese fue un momento muy extraño, el actuando como si tuviera veinte años más, y yo actuando como si tuviera solo tres años más, ese fue el momento en que me di verdadera cuenta de la diferencia que había entre nosotros, él ya era un hombre, uno que tenía apariencia de ángel y cuerpo de niño, mientras que yo, simplemente seguía siendo la persona más inmadura que podrían ver.