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'Ciel vide por Bubble x3

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Notas del capitulo:

Bueno, este fanfic pienso terminarlo así tenga que desvivirme y estrujar mi cerebro para sacar ideas, intentaré hacerlo lo mejor posible. enjoy

Esta es solo una pequeña introducción a la historia, está un poco corto, en los próximos capítulos entenderán algunas cosas, se irán descubriendo las parejas y los personajes :3

Capítulo uno.

The last one.

 

..

 

Era sangre, sí, eso, lo que corría por su brazo. Brillando, infernalmente; casi mofándose de él…

 

Oía otros gritos, peores, más inocentes que los suyos.

 

Eran demasiado jóvenes.

 

En sus ojos estaban encerradas miles de lágrimas, le ardía la mirada.

 

¿Y por qué no sentía nada?

 

Era como estar muerto, pero aún podía ver. Todo eso le asqueaba.

 

Vomitó.

 

Y el mayor solo pareció inmutarse cuando quiso besar la boca hermosa, y encontró aquel horrible sabor.

 

"¡Mierda!" Un golpe, dos… En realidad, miles. Los recordaba todos, cada uno de ellos. Y también las palabras hirientes, los insultos, las humillaciones. Y a ellos solo les quedaba agachar la cabeza, si tenían suerte, no acabarían más dañados aquella noche, o en el mismo momento.

 

Responder monosílabos, casi sin mover los labios. Y no mirarles a los ojos, no podían permitirse que alguno de aquellos monstruos se viese perdido en los ojos brillantes, aún puros…

 

Veía al otro lado del salón un ángel sangrante, un corazón desgarrado.

 

"Ese…" Y el apuntado despectivamente con el dedo bajó la mirada, vidriosa. Las sucias manos tomaron al frágil ser, acunándolo asquerosamente. "Te gustará…" Aseguró con voz nublada de deseo.

 

Poseyó por una hora el cuerpo que pagó con dinero mal habido, allí mismo, frente a todos. Y cuando se cansó de solo oírle llorar, tomó uno de los tantos juguetes que había y cubrió su boca.

 

La saliva caía por las comisuras de los labios, y apenas podía respirar. Cruelmente, solo para causarle más dolor al niño, lo volteó. Y las lágrimas desbordaron sus ojitos claros.

 

"¡Ahora gime, perra!" Los dedos rozaron la piel blanca, mientras el frágil corazón se oprimía fuerte. Con vergüenza, de sus labios cubiertos salían pequeños jadeos. Y sonaban falsos, penosos, pero solo lograban excitar al mayor.

 

"Señor, se acabó su tiempo…" Uno de los guardias le tomó del brazo, y le jaló sin cuidado. Tapó su ser desvalido con una sábana roída, y amarillenta.

 

"¡¿Qué!?" Los alaridos del gordo hombre llenaron la habitación, y nadie se movía. Tomó una de las botellas vacías de licor, estrellándola contra la pared. El líquido saltó, llegando a una de las heridas tiernas; ardió al contacto.

 

"Duele… Duele mucho… Hermano, ¿por qué me dejaste aquí?"

 

El hombre comenzó una pelea, y uno de los agudos cristales se enterró con fuerza en el pecho del niño.

 

A nadie parecía importarle, y cuando lograron sacar a ese ebrio hombre del salón, el niño yacía en el suelo. Con una mueca triste en su rostro pálido.

 

Él sabía contar.

 

Y ya eran tres niños muertos aquel día.

 

..

 

Recordó aquel día que se dejó engañar cruelmente. Cuando podía sonreír, cuando podía hablar. Y no recordaba ni su voz, en su mente se dibujaba un nombre que se le hacía tan familiar, y no era el suyo. Estaba seguro.

 

Todo comenzó con un domingo semi nublado. Las nubes se movían como suave espuma, besando el cielo, lento. El sol aparecía, con vergüenza, brillando entre las gotas de rocío.

 

"Madre, no quiero ir a la iglesia" Reclamaba infantilmente, como era, y con miedo. Su madre frunció el ceño, molesta.

 

"¡¿Pero qué cosas dices?!" Palmeó su mejilla, fuerte. Él sentía las lágrimas en sus ojos, pero no quería llorar. "¡Tienes que ir a la iglesia, esa es la casa de Dios!"

 

Ella había dicho más cosas, pero esa frase en especial quedó grabada en su memoria a fuego.

 

"¿P-por qué? Se supone que Dios está en nuestro co-corazón, madre…"

 

Asustado, cerraba los ojos fuertemente, listo para el siguiente golpe.

 

Pero su madre había callado, abruptamente. Y no lo sabía bien, pero el niño tenía la boca llena de razón.

 

..

 

"Mírelo, ¿no le parece lindo?"

 

Hablaban, entre susurros mal disimulados. Él era inocente, tonto, ingenuo. Por eso su madre no le quería.

 

"Despídase de él. Rápido"

 

Él no sabía de qué hablaban, y tampoco era como si le importase mucho…

 

"Adiós"

 

Dijo secamente. Esa fue la última palabra que le escuchó decir. Fría, fue… Asquerosa. Y no la sintió, ni regresó tampoco el saludo. Solo siguió observando las hojas caer, era hermoso, y el otoño estaba muy cerca de ellos.

 

A él le gustaba dibujar. ¿Cierto?

 

No recordaba mucho de él mismo. Solo personas aleatorias, borrosas y complicadas.

 

"Ahora este será tu hogar, pequeño…"

 

El hombre mayor carcajeó, sin ganas. Sonando tan falso que daba pena, y molestia.

 

"¿Y mamá?"

 

A él realmente no le importaba, pero ese lugar era aterrador. Hacía una brisa extraña.

 

"Oh, tu madre me ha dado permiso de que te quedes hasta tarde"

 

Mentira.

 

Pensó. Y formó una sonrisa, solo para demostrar que no tenía miedo.

 

Pero estaba asustado. Y solo.

 

"E-es muy tarde…"

 

"No importa"

 

Demasiadas excusas.

 

Se dijo.

 

"S-sí pero… Es hora de ir a dormir" Vio una sonrisa que le heló la sangre, y un pañuelo oloroso acercándose a su rostro. Cerró los ojos, y sintió mucho sueño.

 

"Duerme"

 

Podría decirse, que esa había sido la última vez que vio la luz.

 

Y sólo esperaba que esa no fuera la última.

 

..

"Padre…"

 

Llamó algo aturdido, y nervioso.

 

"Dime, hijo"

 

Su voz le sonaba repulsiva.

 

"¿Qué estamos haciendo?"

 

"Oh" Sonrió "Podría decirse que… Estamos jugando, pequeño"

 

Él odiaba cuando le decían pequeño, esa palabra siempre venía acompañada de inferioridad.

 

"C-creo que no me g-gusta este ju-juego, padre"

 

Ese hombre lo obligaba a llamarle de esa forma, tan irónica. Y se sentía nauseabundo al pronunciarlo, se sentía confundido y vacío.

 

..

 

Cuando por fin pudo entenderlo todo, se sintió libre, así como más ligero. Era gracioso, de una forma bizarra y horrible.

 

Porque estaba encerrado.

 

Y se hacía el inocente, solo para jugar un poco más con la realidad de esa situación.

 

"Padre…"

 

Ya no había miedo en sus palabras, no había nada ya que pudiesen quitarle. Nada que le importase de verdad.

 

"¿Si?"

 

Levantó la mirada de su libro, oh… Esperen, no es un libro cualquiera.

 

Santa Biblia, se leía en la portada.

 

Se rio por dentro.

 

"¿Omma no vendrá a verme?"

 

El hombre se sonrió, siguiendo ese juego absurdo.

 

"Yo creo que no. Que lástima, ¿verdad?"

 

"Si"

 

Mentiroso… Se decía por dentro. Le dolía pensar que todo eso era real, que ya no despertaría con una sonrisa. Esa lastimosa, pero feliz de todas formas. Tenía tanto miedo, y no lo quería admitir.

 

..

 

A la semana, en su nuevo cuarto apareció un hombre que antes no había visto. Se notaba triste, y hasta avergonzado. Le entregó con miedo el periódico de aquel mismo día.

 

"Oh…"

 

Con sus labios secos formó una mueca triste.

 

Se encuentra mujer mutilada en su apartamento la mañana del 25. Hasta el momento no se han encontrado pistas, ni algún indicio de…

 

En el papel grisáceo calló una de sus lágrimas.

 

Pero solo una.

 

Y esa sería la última.

 

..

 

"¿Ya lo viste?"

 

"Sí"

 

"¿Te importa?"

 

"No mucho"

 

Rodeó la mesa, apoyando uno de esos viejos brazos en la madera fina.

 

Manos rápidas se posaron en el pecho fuerte del mayor, separando sus cuerpos.

 

"Alguien te está esperando abajo"

 

"Okay"

 

Bajó lento las escaleras, soltando su cabello largo, que cubría los ojos oscuros, llenos de odio.

 

Pero antes no eran así.

 

Por lo menos no la última vez que los vio.

 

Continuará...

 

Notas finales:

Gracias por leer, denme sus opiniones, críticas constructivas y demases >:3 soy feliz al subir un fanfic(? porque no sé, me da algo x3 eso, bye~


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