El colegio se encontraba sumergido en el silencio, los pasillos desiertos y todo esto se debía a las vacaciones de invierno.
Todo el mundo se había ido, ¿Todos? Bueno todos no, en el colegio todavía estaba Harry, que prefería quedarse en Howarts a volver a casa con sus tíos y su horrible primo. Por hacerle compañía se habían quedado con él Ron y Hermione.
A parte de ellos los gemelos Weasly habían sido castigados por hacer explotar los lavabos de todo el colegio, por lo que se tendrían que quedar para arreglarlos.
Y para que alguien vigilara el trabajo de los gemelos, habían asignado al profesor Snape, quien obviamente estaba de un humor de perros desde que se entero…
En la noche cerrada dos figuras corrían por el patio de Howarts.
Ron reía a carcajadas mientras que Hermione miraba preocupada a todos lados.
-Vamos Herms… Nadie nos ha visto. Bueno, casi nadie- acabó la frase con otra risa que resonó por todo el colegio.
-Baja la voz Ronald, esa lechuza podría haber sido un animago.
-Ya, seguro…- dijo jalándola del brazo y acercando sus labios a los de Hermione.
-Ron, te recuerdo que estamos fuera del toque de queda.- dijo rígida por la proximidad.- Nos castigarán y nos quitarán puntos si…-fue callada por los labios de Ron que súbitamente aprisionaron los suyos. Los movía apasionadamente suplicando con la lengua permiso para entrar, sus manos se enredaron en su pelo para acercarle más, este la rodeó con sus brazos y ella le cedió paso, ambos se acariciaban de nuevo en su interior. Siguieron besándose hasta que la necesidad de respirar se hizo más fuerte que su deseo.
-Te quiero Hermione…
-Y yo quiero una explicación Weasley. Buenas noches Granger.
-¡Profesor…!-exclamó asustada Hermione separandose.-Nosotros solo…
-No quiero excusas.
-Profesor, ha sido idea mía, no hemos tenido tiempo de estar juntos por los exámenes y le propuse venir esta noche. Ha sido culpa mía.-Exculpó rápidamente Ron mirando al suelo avergonzado.
-Muy valiente Weasley pero como ya he dicho, no quiero excusas, Ambos a la cama y no duden que esto perjudicará a su casa. 100 puntos menos para Griffyndor.-dijo Severus tajante.- Cada uno…- Con un hechizo, dando por finalizada su conversación, apareció en su habitación y retomó la botella de alcohol, la última que le quedaba.
La túnica estaba arrugada, el pelo enmarañado y los ojos cerrados, no era un buen día y sabia que esa noche sería peor, de momento no se equivocaba.
Dumbeldore había tenido que marcharse por unos asuntos pendientes en el consejo de directores y le había dejado a cargo del colegio en su ausencia. Tenía a Potter controlado y durmiendo, los gemelos practicaban conjuros y hechizos para bromas, cosa por la que no se iba a molestar mientras no le involucrasen a el. Pero Ron y Hermione le habían obligado a ir hasta la entrada y meterles la bronca.
Ellos se lo habían buscado, les había dejado espacio en la lechucería pero si les dejaba dentro del castillo,Dumbeldore se enfadaría con él y no le apetecía una charla más del viejo acerca de cómo tratar a los alumnos en cuestión de las muestras de cariño en la escuela. Las sabía muy bien, las había vivido como estudiante.
De hecho, precisamente por eso se estaba emborrachando, Lily le venia a la mente todas las noches pero esa especialmente, había demasiada calma en el castillo y no tenía nada que hacer ni otra cosa en que pensar.
Echó un ojo en la bola de cristal a la habitación de Harry. Se parecía tanto a ella… Severus suspiró y se estremeció al pensar en sus tiempos… Cuando iba a la habitación de Lily por la noche.
El alcohol le empezaba a hacer efecto pues ya casi no sentía dolor al pensar en ella, tan solo el deseo de tenerla de nuevo con el…
Le dio un último trago a la botella y se dirigió a la habitación de Potter.
Sus ojos fueron directamente a Harry quien descansaba plácidamente en la cama.
Severus se acercó a él tambaleante y paso la llema de sus dedos por la mejilla, apartó el pelo de su frente y acarició la cicatriz con el índice.
Se inclinó, la besó dulcemente dejando su rostro frente al suyo, notando la pausada respiración de Harry sobre su cuello, inhalaba un dulce aliento por el que fue atraído y posó sus labios en los del castaño. Fue suave, muy suave.
Quería saborearlo, quería hacerle pagar por lo que hizo su padre pero también darle todo el amor que Lily se merecía…
Con este pensamiento le apartó las mantas contemplando su cuerpo, no se veía mal… Harry molesto se giró, murmuró algo pero no despertó, Snape soltó el aire contenido y desabrochó su túnica, posó su mano en la cadera de Harry mientras se sentaba a su lado y le puso boca arriba para trabajar mejor.
De la cadera bajó a su muslo, le toco por encima haciendo que se agitara su respiración. Le temblaban las manos y no comprendía como había llegado a ese punto pero ahora estaba duro y le usaría para calmarse.
Hizo que separase un poco las piernas y comenzó a desabrocharle el pantalón, introdujo su mano bajo los boxers del chico y al primer contacto con su miembro Harry exclamó alarmado y trató de incorporarse abriendo la luz.
-Pro-profesor… Que hace.. Umh…
Snape no había dejado de tocarle y le acariciaba rítmicamente mientras se sentaba a horcajadas encima de el y con la otra mano le quitaba completamente los boxers.
Harry trató de resistirse pero cuanto más afán ponía en esto, más fuertes eran sus gemidos y veía cuan duro se ponía el profesor, quien había empezado a lamerle mientras le acariciaba.
-Aghh profesor… Eso es.. ah..
-¿Si Potter?-dijo casi ido
-Es… AhGH!- Severus se metió todo su miembro en la boca y lo presionó lentamente con los labios hasta la punta donde esperó, no mucho, a que el castaño se corriese en su boca.
Harry respiraba entre asustado y lujurioso apoyado en el cabezal de la cama y la visión de su profesor en calzoncillos sobre el, lamiendo los restos de su semen era la imagen más excitante que había visto nunca. Estaba tan solo esperando el siguiente movimiento de Snape, quien le miraba excitado con restos del alcohol corriendo por sus venas.
Severus sentía que no podía más y necesitaba alivio pronto, se fundió en un beso ahora necesitado y profundo con el castaño, ambos respondían a las caricias y toques del otro hasta que Harry se aventuró a tocar, más bien agarrar, el miembro de Snape, quien gimió en su boca de puro placer.
Mientras se besaban Harry masajeaba su hinchado y jugaba con su lengua en la boca del pelinegro haciéndole jadear y pegarse más a su torso desnudo. Severus llegó al límite y se corrió en el vientre de Harry, el cual limpió después suavemente. Harry alcanzó su miembro con la lengua y lo limpió también. No sabía exactamente que había pasado con su profesor de pociones pero no estaba muy seguro de querer hacerlo público, así que durmió recostado en Snape, quien no le dirigió la palabra, tan solo besos y caricias y a la mañana siguiente Howarts volvió a su nueva pero ya habitual calma.