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Una Noche Impensada por Van Phantomhive

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Notas del fanfic:

Gracias a Coni, Lau, Meli, Maca, Lina, Sole que incentivaron mi endemoniada imaginación a realizar semejante descaro, pero debo decir que mi persona es inocente de toda culpa; ellas me mostraron una foto muy sugestiva de estos caballeros.

Notas del capitulo:

no hay mucho que agregar.... solo que tome prestado a estos jovenes de Nakamura-sensei para hacer mis desmanes mentales -w-

 

Una Noche Impensada


El ambiente era tenso hojas esparcidas por el suelo, carpetas distribuidas aleatoriamente, restos de potes de ramen instantáneo se divisaba entre algún hueco de los grandes pilares de papeles, se podría pensar que en ese sitio vive algún indigente o personas de bajos recursos; lejos de lo anteriormente supuesto, ese chiquero de lugar o ese basural inhumano, era y es una de las oficinas de la grandiosa y prestigiosa Editorial Marukawa, el “Departamento Doncella” se encontraba en la cumbre de un glorioso momento: la finalización del “ciclo” de edición.

El equipo de dicho lugar, compuesto de cinco hombres llenos de vitalidad, se encontraban en un estado semi-consciente, las ojeras en sus ojos representaba la delgada línea que existe entre la racionalidad y la locura de aquellos seres.

-¡¿Dónde esta?! –preguntó exaltado un hombre de negra cabellera y de ojos marrones.

-¡Kisa-san, necesito ese manuscrito ya! –le reclamó un joven castaño de ojos verdes.

-¡Ya lo sé!

-¡Onodera, dónde esta ese documento, la imprenta los quiere ahora! –reclamó otro hombre de oscura cabellera pero de ojos avellana.

-¡Cállate, crees que no lo sé! –respondió el mencionado.

Mientras jefe y subordinado peleaban, Kisa salió por unos minutos, marcando el número 78 de llamadas demarcado rápido.

En otro sitio, un joven de cabellera blonda se despierta al escuchar la canción de su celular, desperezándose agarra el aparato y con un tono somnoliento responde:

-¿Hola?

-Yukina, soy yo. –la voz de su amante lo despabiló del todo.

-Buenos días Kisa-san, cómo estas. –dijo afablemente.

-Yukina, no hay un sobre de madera en el cuarto. –respondió omitiendo la pregunta del joven.

-Déjame ver… -observando la habitación. –Sí, acá hay uno.

-Podrías traérmelo, por favor. –dijo con el mejor tono dulce y cariñoso capaz de emplear aunque en el fondo se notaba la desesperación del mismo.

-¡Claro que sí!

-¡Gracias sos mi salvación, ahora apúrate porque lo necesito ahora! –comentó exasperado.

-Ok, ok voy para allá. –dijo mientras salía volando de la cama, no recibió repuesta ya que la llamada había terminado.

Dejando de lado los problemas del Departamento Emerald, un caos similar se libraba en el Departamento Zappun de manga shonen donde su editor en jefe un hombre de cabellos castaños claros peleaba/ persuadía a su escritor estrella a que finalice con su escrito.

-Vamos sensei, solo tiene que dibujar cinco hojas más, ya arreglé con la imprenta.

-¡Imposible! –exclamaba otro hombre cerca de los treinta años de cabellera negra que le cubría los ojos avellana, a pesar de tener una buena fisonomía y un porte elegante, en estos momentos se hallaba en un estado depresivo total.

-Sensei no diga eso, hay muchos lectores que esperan sus historias. –comentaba en tono comprensivo Kirishima.

-¡Eso es mentira!

-No lo es, o acaso se olvidó de ese joven castaño de ojos verdes que es su más ferviente admirador. –dijo Zen astutamente, despertando cierto interés en el dibujante.

A pesar de dicho incentivo, este ultimo volvió a recaer en su melancolía, ante esta situación el magnatico editor en jefe usó una de sus mejores cartas, su as de triunfo; en un susurro le dijo un par de palabras a su colega.

Luego de unos minutos, un suave golpe a la puerta puso en alerta, el mangaka con su estado de ánimo vociferó para quien estuviese al otro lado se marchara, ignorando los gritos Kirishima abrió la puerta y en un susurro inaudible para el moreno pero no para su interlocutor le comentó lo siguiente:

-Que bueno que llegas, necesito que lo persuadas a terminar con el manuscrito, la imprenta solo me dio plazo cinco horas más. –la cara preocupada de esa persona se hizo más notoria, lentamente se acercó al hombre sentado y con una voz tímida y suave empezó a hablar:

-Ijuuin-sensei… Ijuuin-sensei, podría por favor terminar de dibujar.

-¡He dicho que es imposible! ¡Lárgate! –vociferó mientras empujaba la mano que apenas había rosado su hombro.

Sin embargo, el joven no se retractó de sus buenas intenciones.

-Sensei, todos esperamos la continuación, yo me quedé con ganas de saber que hará el chef para preparar todo un banquete en dos colosales eventos. –comentó emocionado acompañado de igual manera con sus ojos, tanta era la expectativa que se le aclararon las iris verdosas del chico.

Los buenos ánimos de este generaron que el mangaka se repusiera y retomara el dibujo, una mano sobre el brazo del joven hizo que volteara su rostro encontrándose con la sonrisa satisfactoria de Zen.

-Buen trabajo, de verdad tienes un don.

-No es cierto, solo necesitaba que le infundieran ánimos.

-No seas modesto. –ante eso, el chico miró una vez más a Kyou e hizo una leve reverencia indicando que se retiraba, pero antes de que se fuera del todo, la voz del mangaka resonó:

-Gracias Takahashi-kun. –mirando al castaño con una sonrisa cansada dejando que se asomaran los ambarinos ojos entre el flequillo negro.

-No tiene nada que agradecer, al contrario el agradecido soy yo por permitirme ayudar en su trabajo. –dijo Misaki con timidez, nerviosismo y con las mejillas coloradas, reverenciando al mayor nuevamente y retirándose rápidamente con la emoción desbordándole en cada poro.

Una vez que este se retiró y que Ijuuin terminara con la tira, el departamento de manga shonen quedó con los ánimos por el piso. Idéntico estado era la división shojo, la calma había vuelto a reinar por la agraciada y bendita llegada del cartero con el documento faltante.

Ahora los cinco editores descansaban su alma en sus escritorios, meditando si irían a la celebración del departamento, dichos pensamientos se vieron interrumpidos por la presencia masculina más temible por toda la editorial, con cara de pocos amigos y con ojos capaces de acuchillar a alguien este hombre de traje espetó a los cuatros vientos:

-¡TAKANO MALDITO BASTARDO, MANDASTE A IMPRIMIR 700.000 COPIAS DEL MANGA DE ICHINOSE-SENSEI!

El mencionado con la misma cara que su interlocutor pero aun conservando el semblante habló tranquilamente.

-Yokozawa, en mi opinión, esa suma me parecía razonable de la que habíamos pautado. –el otro con los nervios a flor de piel le gritó:

-¡ME IMPORTA UN COMINO LO QUE ES RAZONABLE, NADIE TE MANDÓ A AUTORIZAR ESO! –como respuesta el editor le tendió una hoja donde claramente se pedía el aumento de impresiones y tenía el sello del director ejecutivo como comprobante.

Al leerlo detenidamente el as de ventas bajó un par de decibeles pero manteniendo la cara molesta comentó mientras le regresaba la hija:

-De acuerdo pero que sea la ultima vez que hagas esto, para ventas esos desmanes nos vuelven locos.

Dirigiéndose a la salida el editor lo retuvo un segundo y le dedicó unas palabras finales.

-Yokozawa.

-¿Qué?

-No creo que se vuelvan locos teniéndote como jefe, pero…

-Pero qué.

-Con ese semblante malhumorado que siempre tenes, ninguna chica se querrá acércate. –con una mirada fulminante el trajeado hombre de negocios se fue dando un portazo a la puerta, dejando a cuatro editores con una tensionada calma, acompañadas de una gota de sudor en la frente y al quinto divertido por el comentario ejecutado.

Al salir, Yokozawa apenas caminó un par de pasos y se cruzó con una de las últimas personas que deseaba ver ese día, uno de los editores destacados de mangas shonen en la historia, con un físico envidiable, un rostro afable, sedosa cabellera castaña clara, ojos de color miel y sobre todo un sexy padre de una niña simpática de ocho años; si señoritas y señores, estamos hablando de la única persona que puede poner en su lugar al ogro de ventas, el joven Zen Kirishima.

Este aplicado editor posee el mismo aire de agotamiento que los chicos de Emerald, ya que al igual que ellos también había finalizado con su ciclo, con una cara entre cansada y algo molesta le comentó apaciblemente al otro.

-Deberías relajarte. –al ver que el segundo no decía nada siguió hablando. – ¿Vas a venir esta noche?

Tras esa insinuosa invitación, las mejillas del moreno se colorearon con un tono carmín.

-No iré. –sentenció secamente aun sonrojado.

-Oh vamos, no seas un amargado será divertido, además me dijeron que habrá un delicioso banquete. –Takafumi lo miró extrañado por lo último y confundido le preguntó:

-¿Banquete?

-Sí, por el resurgimiento de Emerald y por la gran cantidad de mangas y libros vendidos. –respondió Kirishima cansinamente, al notar el rostro incrédulo de su interlocutor, este con una risa contenida, le dijo:

-¿Lo olvidaste?

-No, no lo olvide… es que tengo un compromiso más importante para hoy. –respondió avergonzado.

-Ah ya veo. –dijo este con un semblante tristón, luego se acercó a la cara de su compañero, el otro sorprendido se quedó inmóvil debido a la impresión, más aún si la persona que tenes enfrente esta a dos centímetros de besarte, los ojos azules y mieles se cruzaron y con un tono seductor y sensual le susurró:

-Lastima, pensé que podría tenerte a mis pies, la pasaríamos genial y ver tu lado divertido hubiese sido muy interesante. –si el color rojo tuviese una matiz más brillante, esta se reflejaría en el semblante de Yokozawa, sonrojado a más no poder y harto de que le tomaran el pelo, se marchó del lugar antes de seguirle el juego al editor de mangas shonen, el otro perplejo por la reacción de su pareja cuestionó inocentemente al aire:

-¿Dije algo malo?

La tarde pasó volando, entregas de storyboards terminados, revisión de los mismo, contabilizar las ventas y un sinfín de cosas, dejaron muertos a todo empleado y empleador de la gigantesca Marukawa Shoten, a pesar de un profundo cansancio, algunas personas sentía ganas de celebrar aunque otros no compartían la idea, ese era el caso de Ritsu Onodera y de Shouta Kisa.

Con un andar moribundo y de sensibilidad extrema salieron de las oficinas cuando finalizaron sus deberes, por otro lado el editor Kanade Mino, se excusó debido a un problema de origen misterioso, solo quedaron Takano y Hatori, ambos se miraron unos segundos y decidieron celebrar discretamente a pesar de la falta del personal.

Al salir de las oficinas se toparon con Zen que también estaba con ánimos de festejar, mientras se encaminaban a la salida, un agraciado y buen mozo chico preguntaba en recepción por uno de los editores del departamento doncella, en el instante que la recepcionista disponía a realizar la búsqueda, la voz del moreno interrumpe:

-Kisa se fue hace rato, si gustas podemos dejar tu mensaje. –el universitario lo meditó unos segundos y con una sonrisa encantadora y una leve negación declinó el ofrecimiento por el mayor y se retiró algo desilusionado por no haber logrado sorprender al pequeño editor.

Después de ese breve episodio los otros tres hombres se fueron al restaurante a comer y beber con la típica moderación de un adulto de 30 años de edad. Pasada las horas tanto el apetito como las ganas de tomar fueron saciadas, aunque siempre hay un espacio para llenar por ende siguieron tomando hasta donde el cuerpo se lo permitiese.

Tres horas más tarde, el moreno, el castaño y el blondo, estaban hipando alegremente y dicho sea de paso, despotricaban a los cuatro vientos sus lamentaciones laborales y sentimentales, típica conversación de adultos que bebieron en dosis razonables, en medio de sus deliraciones pelotudisticas la puerta del cuarto se abre dejando entrever a un muchacho que apenas pasaba los veinte años.

Los presentes lo miraron fijamente y se percataron que era el mismo chico que hace un rato buscaba al editor de perfil de estudiante de bachillerato; este por su parte observaba desorientado el sitio, haciendo un paneo rápido y con la poca lógica que aún conservaba se dio cuenta de que entró al cuarto equivocado, con una leve disculpa se disponía retirarse de ahí pero fue impedido ya que lo tomaron del brazo.

Al ver quien era se cruzó con la aguda e inquisidora mirada del editor en jefe del departamento Zappun que le habló en tono amigable:

-¿Vos eras el chico que estaba en recepción?

-Disculpe por interrumpir. –se excusó el joven.

-No hay problema, ¿quieres tomar un poco? Estamos festejando.- comentó alegremente Zen.

-No gracias, no se moleste.

-Vamos un par de tragos y luego te vas. –insistió el mayor, tras pensarlo un poco, el menor acepta ya que antes de había negado a la amabilidad de los compañeros de Shouta.

Sin agregar mucho más, los cuatro hombres bebieron otra ronda, una acotación fuera de lugar por parte de la escritora para el público presente es que desconozco el número de la misma porque no tengo idea de cuanto un japonés promedio es tolerante al alcohol… hecha la aclaración, cabe decir que los cuatro estaban en un estado bastante lejano de la lucidez habitual, eso era más que evidente por el sonrojo plasmado en sus mejillas.

Los presentes estudiaban los movimientos de los demás, entonando de ves en cuando los ojos para tener mejor enfoque con una pequeña risa como acompañante sonoro. De pronto una mano amiga se posó sobre el hombro del blondo menor preguntándole lo siguiente:

-Chico cómo… te llamas. –preguntó el moreno del grupo.

-Kou… Yukina Kou… -respondió el joven, mirando atentamente a Takano y esbozando una sonrisa capaz de derretir cualquier corazón femenino y de cierta persona que solía acosarlo día y noche.

-Mmm… ¿vos trabajas en esa gran librería, no? –preguntó agudamente Zen.

-Sí, es verdad… ¿usted me conocía?

-Digamos… que sí y no. –respondió inteligentemente el editor, el joven no deseó indagar más, porque por un lado su cerebro no asociaba las ideas de forma rápida y por el otro lado no quería decir algo que pudiese comprometer a Shouta.

Al notar la seriedad del ambiente Takano rompió el silencio de una manera discreta:

-Oigan sigamos festejando… Bebamos para olvidar nuestros problemas. –los otros tres lo miraron sorprendidos y acataron la orden en silencio dando un brindis por diversos motivos:

-Por unas buenas ventas. –dijo el menor.

-Por los mangakas para que entreguen sus manuscritos a tiempo. –siguió el castaño, sus colegas comentaron mentalmente al unísono “imposible”.

-Por dejar de escuchar los gruñidos de Yokozawa. –continuó el blondo, generando una risa grupal.

-Y por hacer lo que queramos con los departamentos. –finalizó el moreno, chocando estruendosamente los vasos y bebiendo hasta el fondo.

Luego de un rato de silencio el menor pregunta con cierta curiosidad:

-¿Y los demás? –sabiendo a que se refería, Hatori le contesta:

-No vinieron por amargados y aguafiestas. –efectivamente los sentimientos efusivos y la sinceridad brutal del editor habían salido a flote, ese lado de Yoshiyuki solo fue conocido por su mangaka estrella Yoshikawa Hikaru-sensei o mejor dicho Yoshino Chiaki.

Estas palabras dejaron perplejos a los presentes y luego estos largaron una gran risotada, entre las mismas su jefe comentó:

-Es cierto, jaja, son unos amargados y malhumorados.

-Tiene razón Takano-san, Kisa-san es una fiera zombi depresiva cuando termina el ciclo. –agregó Yukina aun riéndose con los otros.

-Onodera es un gruñón todos los días. –acotó Masamune.

-El mío es un holgazán. –se quejó el castaño.

-Y el mío es un maníaco depresivo. –dijo Kirishima.

Tras varios suspiros para calmarse, los chicos se miraron de forma comprensiva y alentadora, al final uno de ellos alegó lo siguiente:

-No deberíamos quejarnos tanto, tenemos trabajo y dentro de todo una buena apariencia.

-Sí puede ser… según mi pareja tengo una sonrisa encantadora y una piel suave. –comentó el segundo.

-A mí me dicen casi lo mismo, salvo que mi cabello es lo más suave.

-En mi caso nunca me dijeron nada pero he oído que me tienen confianza por mi porte. –agregó el tercero.

-Lo mismo por mi parte. –dijo el último.

El silencio del razonamiento inverso se hizo presente, hasta que uno lo quebró:

-Entonces verifiquemos si las habladurías son verdaderas o no.

-¿Cómo? –cuestionaron los hombres.

-Con un simple chequeo.

Después de decirlo, delicadamente y tropezando se acercó al más joven del grupo, con una de sus manos comenzó a acariciar una de las mejillas de este, la sorpresa y el sonrojo se manifestaron en este.

La figura de Yukina eras por demás tierna, se asemejaba a la de un niño recibiendo mimos de sus padres, las caricias proporcionadas por Zen, creaba el efecto escénico y la sensación del lazo padre e hijo; el mayor continuó paseando sus manos por el rostro del chico, contorneando cada rasgo del mismo, generando que el mimado cerrase sus ojos dejándose llevar por la placentera sensación.

A causa de la sugestiva imagen y adorable, el blondo acercó su cara a la otra, percibiendo la acompasada respiración y algunos suspiros de menor, incitado a seguir el editor terminó la distancia posando sus labios sobre los del estudiante.

Sorprendido el segundo al no saber cómo reaccionar, sus instintos lo obligaron a responder el contacto, transformando un casto beso en uno lleno de pasión y frenesí.

El otro par observaban catatónicos la acalorada escena, sin saber que estaban provocando el aumento de la temperatura en el ambiente; al ver como el simple contacto despertaba alguna que otra pasión reprimida y escondida, los otros dos se levantaron lentamente acercándose a los blondos. El moreno se colocó detrás del menor y el castaño hizo lo mismo con el mayor, al notar que pronto faltaría el aire, ambos editores posaron sus manos en las virilidades erectas del otro par, generando un gemido silencioso.

Al romper el lazo, los sonrojados rostros continuaban unidos por un hilo de saliva mientras que el dúo de editores seguían masajeando en esa zona, haciendo que aquella habitación se llenase de sonidos, dicho franeleo se detuvo dejando a un par de rubios en apuros.

Hatori revolvió la cabellera de Kirishima y con una mirada picara le dijo:

-Sí es suave.

-Eso no se vale. –respondió el editor, tocando descaradamente la entrepierna del castaño.

-Son unos desvergonzados. –secundó Yukina haciendo la misma atrevida maniobra que el primero; ahora quienes les tocaba jadear eran a los editores doncella, recibiendo el mismo trato que hace rato habían protagonizado el otro colega junto al universitario, dejándolos con la misma necesidad.

Al alejarse, los ojos azules, avellana, miel y chocolate se cruzaron, retándose unos a otros que esto no terminaría así como así; tras la pequeña declaración de guerra, lentamente pero sin dejar de ser de seductores, fueron despojándose de las prendas de vestir, una vez que los torsos quedaron expuestos, y sus partes interiores también, Hatori y Takano encerraron entre sus brazos al par de blondos acariciando sus pechos y estimulando los botones rosados.

Los otros dos no se quedaron atrás, el mayor se deleitaba tocando los glúteos de su colega, en cambio el menor, osadamente introdujo un par de dedos en la entrada del moreno, robándole un agradable jadeo. A lo que el segundo contrataca apretando deliberadamente el sensible y excitado musculo de Kou, el lascivo y violento movimiento generó que ambos se arrodillasen en el suelo, dando una suculenta y lujuriosa vista a los demás.

Estos decidieron cambiar de perspectiva de ataque, Kirishima penetró a Takano, aprovechando la preparación previa hecha por el estudiante, el gemido del editor fue silenciado al sentir en su boca la virilidad de Yoshiyuki y para cerrar la pintoresca imagen, Yukina entró en el castaño.

El calor, los alientos llenos de ese aroma etílico avivaban el cuarto ya que esos esculturales cuerpos estaban poniendo a prueba su resistencia humana y capacidad de percepción placentera. Un ligero vaivén dio inicio, demostrando que la inigualable experiencia se sintiese de manera increíble, el dar y el recibir eran majestuosamente excitantes, muchos sonidos iban siendo acallados por la presencia del resto.

Con fuerza, pasión y vigor, aumentaban la velocidad de los embistes y de las masturbaciones, olvidándose por un momento de sus sentimientos y dando libertad al libre albedrío a los bajos instintos.

Al rato de unos cortos minutos el clímax llegó y la esencia de los presentes se apoderó de los cuerpos de cada uno de ellos; al separarse, sintieron la necesidad de probarlo una vez más; el castaño hincó al blondo mayor, siendo este penetrado por el joven y a la vez acallado por el moreno; siendo este anteúltimo penetrado por el editor de ojos azules.

Unos segundo de adaptación se requirió para captar las nuevas sensaciones que se habían manifestado, sin dar mucha tregua, los movimientos dieron comienzo como si fuera una orquesta; los adagio pasaban a allegros rápidamente siendo el momento culmine donde los cuerpos de los cuatro era masacrado por una corriente eléctrica y el famoso liquido se inmiscuía por todos los rincones fisonómicos.

No esta de más decir que el cansancio acumulado de días anteriores agotaron las energías, quedándose recostados en el piso para recuperar el aliento robado y descansar un rato. Una pequeña risa decoraba nuevamente el recinto, dando a entender que la ebriedad continuaba latente en la sangre de estos virtuosos seres; la delicada y atrayente voz del artista llamó la atención de sus acompañantes:

-Entonces… al final… es un rumor… o verdad… -dicho veredicto jamás fue anunciado pero para sus adentros, conocían lo verídico de lo recién mencionado y que la gente desconocía.

Divertidos brindaron por última vez ya que sus conciencias los reclamaban a tener un sueño reparador, a sabiendas que no solo despertarían con un gran dolor de cabeza, seña que la resaca estaría presente sino que también tendrían que soportar el cálido y trastornado humor de sus respectivas parejas sumando alguna insinuación del público femenino, acrecentando la cosecha de rumores y desilusiones de los mismos.

Lo que sucedió en aquel sitio, morirá ahí, ya que los únicos seres que conocen todo lo acontecido son cuatro elegantes y agraciados chicos y la escritora de este descabellado relato junto con el público lector de este lado dimensional.





BONUS TRACK XD

Al día siguiente los chicos se despertaron con un gran dolor de cabeza a causa de la resaca sentida por la ingesta moderada de hace unas horas atrás; mirando confundidos a su alrededor se percataron de la presencia del resto y de la falta de ropa en sus fornidos cuerpos; no hace falta decir que se dieron cuenta de lo que había ocurrido anoche.

Bajo un juramento silencioso y miradas cómplices se vistieron acompañado de un leve sonrojo al darse cuenta que habían sucumbido a los placeres mundanos; tras salir del recinto, cada quien fue por su lado, Takano y Kirishima a la editorial, Hatori a su casa a cambiarse para luego ir al hogar de su mangaka, y Yukina también se dirigió a su residencia con la diferencia de los demás para conciliar mejor el sueño.

Si seguimos al dúo de editores, tanto uno como otro sufrían las consecuencias de beber de manera consciente.

Takano Masamune no Baai:

La tranquilidad que reinaba en el departamento Emerald ayudaba a sobrellevar mejor las punzantes jaquecas latentes en las sienes, dicha paz fue brutalmente aniquilada por los alaridos del joven castaño de ojos verdes.

-¡Takano-san, idiota, dónde demonios estabas anoche, el maldito teléfono no dejaba de sonar!

-Baja la voz, me duele la cabeza. –respondió enojado el superior.

-¿Estas resfriado? –preguntó preocupado Ritsu con el tono calmado de siempre.

-No.

-¿Entonces? –dijo confundido.

-Resaca.

-¿Resaca?

-Sí. –el subordinado cambió completamente el semblante por uno hosco y gruñón.

-Borracho. –le espetó, dándose media vuelta para sentarse en su escritorio y empezar acomodar los papeles; en eso escucha el “inaudible” susurro del moreno:

-Mire quien lo dice el barril son fondo. –avergonzando al castaño, de esta manera dejando con esta burla al aire, comenzó la rutina del departamento doncella.





Hatori Yoshiyuki no Baai:

Con un fuerte dolor de cabeza que apenas fue aminorada por una gran taza de café bien cargado, una ducha fría y un cambio de vestimenta, hizo mantener la expresión seria del editor, salvo por un pequeño detalle, su humor estaba a flor de piel, aun así se fue a la casa del mangaka para ver si el joven estaba haciendo los bocetos del nuevo storyboard.

Entrando a la residencia, yéndose hacia el estudio, el aire transportó la conversación de cierto castaño despistado y su ambiguo asistente:

-Nee Yuu, ¿crees que Tori se enojará?

-Y al ver esto, supondría que sí. –respondió rotundamente el aludido.

-Y ahora qué hago. –se lamentaba el dibujante.

-No lo sé, per ya sabes que para cualquier cosa cuentas conmigo.

-Ahh Yuu, gracias. –dijo Chiaki algo aliviado, en eso se aparece el editor con una cara de pocos amigos asustando terriblemente al castaño, en cambio su compañero compuso una sonrisa pícara y divertida.

Confesemos que un mangaka distraído, más un asistente astuto en la forma de hablar era y es igual a un editor enfurruñado, eso descubrió tardíamente Yoshino Chiaki de treinta años.


Yukina Kou no Baai:

Un joven universitario llega con jaquecas a su hogar, y tras una corta ducha se tira a la cama a dormir, no sin antes avisar que ese día no asistiría a clases y tampoco al trabajo; la tierra de los sueños era simplemente maravillosa, cálida y reconfortante como una nube de algodón, pero una melodía resonaba a lo lejos.

Si en ese momento hubiese resonado la novena sinfonía de Beethoven, este se sentiría en el paraíso, lamentablemente no fue así; lejos de eso, la música resonaba con vigor y potencia, era una de las canciones más famosas del grupo Guns and Roses y dicha tonada lo despabiló totalmente ya que era el que empleaba para identificar a cierto editor.

En un rápido movimiento atendió el celular, trayendo consigo un fuerte dolo de cabeza y un desagradable mareo, recopilando fuerzas, habló lo más normal que pudo:

-Hola Kisa-san.

-Hasta que por fin atiendes. –reclamó el mencionado casi gritando, lastimando sonoramente los oídos del joven, incrementando ambos dolores.

-Ahh Kisa-san, hablas muy fuerte. –se quejó el dormido.

-Lo siento, como no te vi en la librería pensé que te había pasado algo… y bueno yo… eso ya sabes, bueno dime estas bien; ¿te sientes mal? –gesticuló atropelladamente la voz del auricular, el blondo se imaginaba la cara sonrojada de Shouta, asomando una sonrisa a sus labios, feliz de que el mayor se preocupara por sus salud.

-Sí solo algo cansado porque fui a tomar con unos amigos y hace unas horas llegué.

-Con razón, y supongo que como todo adolescente tomaste hasta la vida. –comentó socarronamente el mayor.

El menor fiel a la verdad le respondió:

-Sí tomé mucho y tengo resaca y un poco de nauseas. –en parte generó la preocupación pero por el otro lado se decía que lo tenía merecido, aunque los sentimientos amorosos prevalecen y con cierto desgano y un tic de enojo sentenció:

-Más tarde iré para allá y te llevaré medicinas.

-Gracias Kisa-san. –dijo alegremente el estudiante.

-Bueno, nos vemos a la noche. –antes de que este pudiese cortar la voz de Kou lo llamó:

-Kisa-san.

-¿Qué?

-Te amo. –luego de decir esas dos palabras, el rostro del mencionado se coloreó de forma automática, quedando como acompañante sonoro el tono de llamada finalizada.

Es bueno saber que cuando un amor es correspondido, cualquier malestar se va por un rato, al menos así lo cree el estudiante modelo Yukina Kou de veinte tres años.


Kirishima Zen no Baai:

El primer editor de manga shonen en la historia daba acto de presencia en su lugar de trabajo, aunque cabe decir que su esbelta y estoica figura se veía un poco desmejorada a causa del consumo excesivo de alcohol, su expresión era la misma salvo que su cabeza era perforado por un taladro y las paredes craneales era el objeto a destruir.

Organizando los papeles tirados e inservibles se quedó reflexionando sobre un montón de cosas, hasta que fue interrumpido por los gruñidos que provenían del piso de abajo, dicho griterío aparte de destrozarle el sentido auditivo, al mismo tiempo terminó con su limitada paciencia y recatada personalidad.

El joven molesto iba a dar un pequeño escarmiento a su oso de felpa; este saliendo al encuentro del trajeado hombre, con su mejor sonrisa aunque su mirada no acompañase saludó cortésmente al otro.

-Buenos días.

-Buenos días. –respondió el otro pasando de largo.

-Uh que mal humor, eso no te hace ver nada lindo. –se burló el rubio.

-Ha y lo dice el señor de la sonrisa perfecta. –ironizó Takafumi.

-Me parece que alguien se levantó con el pie izquierdo hoy. –siguió Zen con el mismo tono, fastidiando aun más al moreno.

-Ahh, no se para qué sigo tu juego si el único objetivo es hacerme enojar.

-Tan listo como de costumbre. –dijo el otro seriamente, en estas clases de circunstancias era cuando el as de ventas no comprendía al rubio, jamás sabía si hablaba en serio o solo era una broma.

Al ver la expresión seria de Kirishima, algo en su interior le indicaba que todo esto era una tetra hacia su persona, tomando esto como hipótesis, decidió hacer caso omiso y reanudó su camino siendo impedido por el agarre del editor, este último con una mirada semejante a la de un cachorro degollado, le preguntó con un tono neutral:

-¿Hoy venís a casa?, Hiyo te extraña bastante. –el segundo siente algo de compasión y contestó algo de compasión y contestó apenado:

-Iré.-como respuesta, obtuvo un sincero y cariñoso abrazo, extraño viniendo de este pero bien aceptado ya que era un gesto autentico.

-Entonces te estaremos esperando y retomaremos lo que quedó pendiente ayer.

-¿Pendiente? Si no hay nada que te deba. –se defendió Yokozawa zafándose del contacto, el otro se acercó peligrosamente al as, y le susurró en el oído:

-Sí, me debes una noche de total sumisión. –el rojo se apoderó del rostro del ojos azules, enojado iba a bofetear al editor pero este lo suprimió con una elegante evasión, para luego plantarle un casto beso y dedicarle dos palabras. –Te espero.

Dicho y hecho la sentencia, la víctima fue dejada atrás siendo participe una vez más del mal sentido del humor del joven y misterioso rubio. Es así como inicia otra jornada en la famosa y prestigiosa editorial Marukawa, sabiendo en el fondo que la experiencia de esa noche lo conocen cuatro carismáticos jóvenes y de este lado dimensional la escritora maquiavélica que abusó de su cándida presencia, y los posibles lectores que estén dispuestos a leer semejante disparate y si, lo reiteré pero queda lindo, ¿no creen?

Notas finales:

Como siempre esperaré cartas documentos, reclamos, puteadas, bombas, y toda clase de objetos punzantes XDD, prometo y juro por la luna que escribiré la conti de ¿Mi primer amor puro e inocente? solo ruego por su infinita paciencia ya que el trabajo me come mi tiempo, y solo escribo por el celu; este fic va dedicado a mi amiga Maca que anda medio enferma y a mis fuentes de inspiración Lau, Lina, Meli y Coni XDDD


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