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Querido Diario por pineapple

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Notas del fanfic:

 

“18/03/2004

Querido diario:

Hoy lloré mucho, la señora Kim, mi niñera, vuelve a su pueblo.

No quiero que me cuide otra persona. Ella sabía como me gusta la leche de plátano, que me gusta bañarme por las noches, como tiene que desenredarme el pelo… nadie me va a cuidar mejor que ella… es injusto.

Mañana viene el nuevo cuidador. Mamá ha dicho que será el hijo de una amiga suya, que necesita trabajar y que es muy responsable. No me cae bien. No lo quiero. “

Taemin era un niño al que había que saber tratar. Cuando no le conocías, era terco, desobediente, tozudo… Para sus cortos 11 años era un chico muy especial, sus gustos eran de un niño mayor a su edad. No disfrutaba con los deportes, él prefería estar en casa, pintando o escribiendo en el gastado cuaderno al que nadie dejaba leer. Solía esconderse en el jardín y escribir en el, ante su preocupada madre, que temía que su hijo sufriese alguna clase de autismo. La preocupación llegó a tal extremo, que alguna vez lo llevó a un psicólogo infantil, el cual le había dicho, que afortunadamente el crio estaba completamente sano, simplemente era reservado, simplemente era un niño al que había que saber tratar.

Por esa, y algunas otras razones, había contratado a la señora Kim, una anciana de pueblo a la que se le daban genial los niños, y con la que Taemin había hecho muy buenas migas desde el principio. La señora Kim fue quien descubrió que el gastado cuaderno no era otra cosa que un diario de vida, en el que el pequeño escribía las pequeñas cosas importantes que ocurrían en su vida. Nada insano. Taemin y su madre adoraban a la cuidadora pues cocinaba de miedo, mantenía la casa ordenada y encima se llevaba bien con el joven Lee. Sin embargo, un mal día, diagnosticaron a la Señora Kim un mal cáncer, por lo que esta decidió volver a su pueblo y vivir sus últimos días en la tierra que le vio nacer, con la familia que aún conservaba.

Aquello trastocó a la madre, pero sobretodo al joven Taemin, que no concebía una vida sin la niñera. Era una opción que nunca había barajeado, y mucho menos aun el hecho de que le sustituyese un adolescente sin idea de que adoraba la leche de planto, preparar el baño o desenredarle el pelo.

-          ¡Minnie! –La dulce voz de su madre le hizo levantar el rostro de su libro de pintar, dejó las crayolas a un lado. – Ven, corre, ha venido el chico del que te hable.

“el chico del que te hable” Taemin resopló al tiempo que se ponía de pié, odiaba cuando su madre le llamaba así. “di más bien el impostor, el estúpido, el inepto, el donnadie sin vida social que no tiene otra cosa que hacer con su vida ¡mira que es triste! A su edad y de niñera”

Al llegar a la planta baja se cruzó de brazos, mirando al innecesariamente alto adolescente, sus ojos eran enormes, su cuerpo casi desproporcionado, pues sus extremidades eran demasiado largas. Aun así, era de ese tipo de personas al que no puedes dejar de mirar, pues en su imperfección se encontraba su hermosura. Su cuidador era apuesto, extrañamente apuesto.

-          Taemin, este es Minho, pórtate bien, por favor – la mujer suspiró y beso la frente del joven – debo ir al trabajo. Si ocurre cualquier cosa llámame por favor, Minho.

 

-          No se preocupe, estará todo bien.

 

La mujer sonrió y volvió a besar la frente de su hijo antes de salir de la casa. Entonces, el silencio fue sepulcral. Ambos se miraban fijamente, Minho sonreía, al parecer le gustaban los niños, mas, Taemin, lo miraba con indiferencia.

-          Bien, Minnie ¿te gusta el Futbol? – Sonrió tan amablemente como pudo.

 

-          No empiezas bien.

 

“19/03/2004

Querido diario:

Hoy llegó el nuevo niñero. Está mal hecho. Se ha intentado hacer el simpático, es irritante. Echo de menos a la señora Kim. Ella si era simpática. El nuevo se llama Minho. Tiene una espinilla en la frente. No me cae bien.”

“20/03/2004

Querido diario:

Cuando he vuelto del colegio el nuevo ya estaba en casa. Sabe preparar leche de plátano. Y está buena. Puede que consigamos convivir gracias a eso. Después del baño me ayudó a desenredarme el pelo. No es tan torpe como parece. Aun así me cae mal. Y sigue teniendo esa espinilla. No puedo dejar de mirarla.

Por cierto, mis lápices de cera están destrozados. Necesito nuevos.”

Minho intentaba agradar al pequeño por todos los medios, pues su madre ya le había advertido que era un joven extremadamente difícil, pero Minho adoraba los retos, y su estúpida competitividad le hacía pensar en que ganarse al crio seria igualable a ganar un partido, llegar el primero a la meta o simplemente ser el mejor. Y aquella, aquella era la sensación que más agradaba al muchacho. Taemin era su reto y aunque llegase a casa exhausto, aunque perdiese tiempo para estudiar, aunque el sueldo fuese una basura, incluso aunque el crio no dejase de mirar la maldita espinilla de su frente, valía la pena. Lee taemin era su Everest.

-          Dime Taemin – Había aprendido que al niño no le gustaban los diminutivos. – si no te gustan los deportes ¿Qué te gusta?

Taemin suspiró mientras miraba el vaso lleno de leche de plátano. Dio un sorbo y le miró duramente. Minho no perdía la sonrisa.

-          Me gusta pintar, escuchar música… cosas más interesantes que correr tras un balón, es una pérdida de tiempo.

 

Sus conversaciones siempre eran así. Minho preguntaba y, si había suerte, Taemin contestaba con monosílabos. Si había mucha suerte, o, a impresión de mino, se alineaban los planetas, el niño contestaba, aunque nunca de forma amable. Era muy distinto el Taemin que conocía Minho con el Taemin que saludaba o se despedía de su madre, de forma cariñosa, dulce. Con ella sonreía, con él fruncía los labios a modo de desagrado.

“30/03/2004

Querido diario:

Como siempre, el nuevo estaba en casa cuando he llegado. El lunes es un día horrible, me acostumbro a estar sin el todo el fin de semana y es el lunes cuando tengo que volver a acostumbrarme a su desagradable presencia. Bueno… ya no es tan desagradable, pero no es la señora Kim. Hoy se me ha quedado mirando un buen rato mientras pintaba. Ya no tiene espinilla. Eso me alivia.”

“31/03/2004

Querido diario:

Hoy ha salido un poco el sol, por lo que, cuando he llegado a casa, Minho estaba esperándome en el pórtico. Me ha sonreído y me ha dado una bolsa. Me ha regalado unas ceras nuevas. Creo que es la primera vez que le sonrió. Puede que no sea tan malo.

Como no tiene espinilla, he empezado a fijarme en su rostro. Es bonito. Se ve lindo al sonreír”

 

Gracias al regalo, el joven Taemin comenzó a abrirse más. Puntualmente, mantenían alguna conversación. El pequeño preguntaba de vez en cuando a Minho por cómo era la universidad, que él veía aun en un futuro demasiado lejano y Minho le contestaba de la mejor forma posible. Sabía que Taemin no era un niño cualquiera, era casi como hablar con alguien de su edad, o tal vez un poco menor. Era un chico agradable cuando se dejaba conocer.

Con el paso de los días, las cosas entre ambos se habían suavizado. Taemin reía con él, le enseñaba sus dibujos e incluso se había animado a ayudarle con la cena. Minho sentía que faltaba poco para terminar de escalar su Everest.

Aquella noche, tras cenar, ambos aguardaban en el sofá, mientras el pequeño hacia los deberes, a que llegase su madre. Minho le ayudaba con las operaciones matemáticas demasiado complicadas, y para corregir los fallos, utilizaban la calculadora del móvil.

-          Está mal, revísala.

Taemin resopló, concentrándose en las cuentas cuando la musiquilla del teléfono le desconcentró, sin embargo, en cuanto pretendía regañar a su cuidador por semejante interrupción, este contestó.

-          Hola ¿Cómo estás? –sonrió ampliamente- tranquila, en cuanto salga pasaré a buscarte…. Si, cielo, no tardaré mucho….- Taemin frunció el ceño. – nos vemos ahora. Un beso… adiós

“si cielo… un beso….” Esas palabras quedaron grabadas en el cerebro del menor, quien intentaba asimilarlas al igual que intentaba asimilar la enorme rabia que le comía por dentro. No lo entendía, no entendía que hablase de forma cariñosa con otra persona que no fuese con él. No entendía que sonriese así por otra persona que no fuese por él. No lo entendía, y no quería entenderlo. No entraba en su cabeza.

Cerró sus cuadernos rápidamente para después ponerse de pie, andando a grandes zancadas hasta llegar a las escaleras, señalando a su cuidador con el ceño fruncido.

-          ¡Estúpido, no puedes hablar por teléfono mientras trabajas!

“15/04/2004

Querido diario:

Minho es estúpido. Habla por teléfono mientras trabaja. Es estúpido. ¡Y no me cae bien! Le grité que era estúpido y luego me encerré en la habitación. Al rato llegó mamá y él se fue. No he podido despedirme y hasta el lunes no volveré a verle. Seguramente estará con ella. Ella me cae mal, me roba a Minho.

Mamá vino a la habitación, me hice el dormido y me dio un beso en la frente. No quiero ver a nadie. Estoy triste. “

 

“16/04/2004

Querido diario:

Es sábado y no he hecho nada. No quiero pintar, porque mis pinturas me recuerdan a Minho, asique fui a ver la televisión, pero el sofá me recuerda a Minho.

Le dije a mamá que me duele el estomago y he subido al cuarto. Pienso dormir hasta mañana.”

“17/04/2004

Querido diario:

No hayo la hora en que se haga de noche. Hoy me he pasado el día entero en la cama. Le he dicho a mamá que me duele la tripa hoy también. Ha dicho que si no se me pasa mañana iremos al médico. Me sabe mal por mamá, está preocupada. Pero de verdad me duele el estomago, y me duele más cuando me acuerdo de Minho ¿Estará con ella? ¿Quién es ella?”

“18/04/2004

Querido diario:

Como siempre, hoy ya estaba Minho en casa. En cuanto le he visto he sentido la necesidad de abrazarlo. Lo abracé un rato largo. Nunca lo había hecho. Fue agradable. Mi Minho.

Mientras me desenredaba el pelo le pregunté si me quería, me sonrió y me dijo que sí, que era un chico estupendo. ¡Minho me quiere!  “

Era oficial, el Everest estaba escalado y Minho había clavado su bandera en la cumbre. Sin embargo, había errado, no se sentía como si hubiese ganado un partido, o llegado primero en una carrera, se sentía mucho mejor. Taemin era un niño tan especial y único, tan reservado y extraño que el hecho de que le hubiese preguntado si le quería le hacía sentir bien. Se había ganado su afecto en un mes, y realmente el niño tenía el suyo, pues era imposible no apreciarlo en cuanto se le conocía, incluso con sus rabietas por cosas tan insignificantes como que contestase al teléfono mientras estaba con él.

-          Oye, Minho – preguntó el pequeño mientras se ponía el pijama

 

-          ¿Mmh?

 

 

-          ¿vas a ser tú siempre mi niñero?

Minho estudio la pregunta, sentándose en la cama mientras fruncía los labios.

-          ¿Por qué lo preguntas? ¿quieres cambiar de niñero?

 

-          No – se puso la camiseta del pijama- contesta

 

 

-          A ver, taemin, tú vas a crecer, y no vas a necesitar un niñero toda la vida. Y yo no puedo trabajar de niñero toda la vida.

 

-          ¿es por dinero?

 

-          Cuando yo sea algo mayor necesitaré un trabajo en el que gane más dinero, si.

 

Taemin frunció el ceño, el dinero era que escapaba de su entendimiento, no comprendía como unos papeles podían valer tanto en el mundo adulto. En su mente todo era más fácil que eso, sin embargo, el también juntaba de esos papeles y botones brillantes a los que los adultos llamaban dinero. Su madre le decía de guardarlos en aquella lata cerrada herméticamente con tan solo un agujero que tragaba los inútiles papeles y botones. Tomó la hucha de una de las baldas de su habitación. Tuvo que ponerse de puntillas para alcanzarla, pero una vez sujeta con ambas manos, ya que era demasiado ancha, se la dio a su cuidador, quien la sujetó con una sola mano sin dificultad alguna.

-          No sé cuanto hay, pero yo te doy dinero. Quédate.

“31/04/2004

Querido diario:

Ayer le ofrecí mis ahorros a Minho para que sea mi niñero toda la vida. Llevo mucho tiempo metiendo dinero ahí dentro, asique supongo que habrá para una larga temporada ¡pesaba mucho! Pero Minho la ha rechazado, luego se ha metido a la cama conmigo y hemos hablado hasta que me quedé dormido. Me acariciaba el pelo. No quiero que se vaya nunca.”

 

Cada día que pasaba, el joven Taemin se encariñaba más con su cuidador. Nunca antes había sentido ese tipo de cosas. El agudo dolor de tripa que le duraba durante todo el fin de semana y parte del lunes, que se acentuaba en cuanto pensaba en él.  La sensación de cosquilleo en su interior cuando estaba cerca. La necesidad de tocarle, cogerle de la mano, abrazarle… Sin darse cuenta, su cuaderno de dibujos se había llenado de retratos del muchacho, su diario se había llenado con su nombre, su mente se había llenado con su cara.

Aquel fin de semana, su madre le llevo al mercado, tenía la esperanza que, si le daba el aire y se distraía, se le pasaría ese absurdo dolor de estomago. Había llamado a un médico, el cual le dijo que posiblemente se lo inventase para no ir a la escuela, pues solo se quejaba de él durante los días festivos. 

Mientras la mujer miraba un puesto de frutas, Taemin observaba a la gente sin demasiado interés. La gente era aburrida. El mercado era aburrido y demasiado ruidoso. Los comerciantes gritaban para llamar la atención a los clientes potenciales. Los clientes gritaban para hacerse oír por el vendedor. Todos gritaban para estar por encima de los gritos de los demás. Aquello no le agradaba al pequeño, que deseaba con todas sus fuerzas volver a casa, dibujar, dormir o tal vez jugar a algo. Incluso hacer sus deberes sería más divertido y productivo que estar en el mercado.

-          ¡Taemin!

Esa voz inconfundible. Ese tacto sobre su hombro. Esa sonrisa dedicada solo a él. En un momento, el mercado guardo silencio, y solo pudo oír a su adorado cuidador llamándole. No dudó a en abrazarle. Nada más verle, se tiró a sus brazos.  Minho correspondió con un solo brazo, cosa que pareció extraña al menor. Fue entonces cuando se dio cuenta. Llevaba de la mano a una mujer.

-          ¿y quién eres tú? – se apegó más a minho, fulminando con la mirada a la joven

Minho miró con cierto reproche al menor. Aquella no era una forma cordial de tratar a nadie. Y menos a la mujer a la que quería. Ella era preciosa, tenía el rostro fino y los ojos grandes. Unos labios finos que dibujaban una suave sonrisa nerviosa. Y su rostro estaba enmarcado por una melena negra azabache, ligeramente ondulada.

-          No seas maleducado, Taemin. – suspiró – Esta es Soo Jung, es mi novia, asique se agradable con ella.

-          ¡No puedes tener novia! – señaló a la muchacha- ¡Eres fea! ¡No me robes a Minho!

 

 

“26/05/2004

 

Querido diario:

 

Hoy me encontré con Minho en el mercado. Iba con su novia. Le grité muchas cosas feas y Minho me regañó. Luego, me puse a llorar. Entonces mi madre también me regañó. Tenía mucha mucha rabia. Desde que hemos llegado a casa no he dejado de llorar. Mi madre dice que estoy castigado, y que me pasaré el día en mi habitación. Cree que lloro por eso. Dice también que tengo que pedirle perdón a Minho. “

 

“27/05/2004

Querido diario:

Cuando llegé a casa estaba Minho. Está enojado. Me ha dicho que me comporté muy mal con su novia. Que soy un buen chico y que no entiende que me porte así. Minho es estúpido… no entiende lo que siento. ¡Odio a Minho!”

“27/05/2004

Querido diario:

Solo vuelvo a escribir para aclarar que no le odio.”

Tras el incidente del mercado pasaron las semanas, las cosas se volvieron a estabilizar. Taemin, cada día más enamorado, deseaba que pasasen las horas del colegio para volver a casa ya que allí le esperaba, como siempre, su amado cuidador. Sin embargo, ese lunes no era minho quien le esperaba.

-          Minnie, ¿Cómo ha ido la escuela? –preguntó la mujer, sentada en el pórtico, donde solía hacerlo Minho.

-          ¿Dónde está Minho, mamá?

 

“18/06/2004

Querido diario.

Hoy he llorado mucho. Todas las cosas estaban empaquetadas. Dentro de dos días nos mudamos Dongbong-gu. La han trasladado en el trabajo. No volveré a ver a Minho. ¡Es injusto! Yo le quiero.

He llamado a Minho por teléfono. Me ha dicho que me cuide mucho, y que no me olvide de él… ojalá pudiese hacerlo.

Me duele el estomago. Hoy he llorado mucho” 

Notas finales:

Hola! aqui vengo con otro Oneshot. a ver si gusta ^^  creo que la forma de narrar es algo rara, pero al mismo tiempo lo convierte en una historia facil de leer y de seguir.

 


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