Caí al suelo, y en cuanto me levanté empecé a oír la voz de mi querida pelirroja dando órdenes. Salí fuera para saber con exactitud lo que sucedía y vi a un enorme mounstro marino atacando nuestro barco. Entre todos atacábamos y evitábamos que los golpes de ese animal le dieran al barco. Estábamos perdiendo terreno, normalmente habríamos derrotado a ese mounstro en tres golpes, pero hoy era diferente, el Marimo estaba muy descentrado, y si uno se descentraba nos afectaba a todos.
-¡Oi Marimo, céntrate de una maldita vez!
Ahora me había descentrado yo, por eso no entendía por qué venía corriendo hacia mí. Me empujó hacia un lado y vi como la cola de ese malnacido animal le traspasaba el cuerpo.
-¡Marimo, imécil! ¿Por qué cojones has hecho eso?-La respuesta la sabía, pero aún así...no debió hacerlo.
-Porque... te... amo...-No podía casi ni hablar, pero esa sonrisa de imbécil que tenía en la cara no le desaparecía.
-¡Imbécil!-Cogí una de las katanas del Marimo y le corté la cola a ese cabrón.
-Alégrate...ya no...te molestaré...
Quedé en pie a su lado y con lágrimas de rabia hablé.
-Cómo te atrevas a morirte, juro que te patearé hasta morir.
Ese idiota empezó a reír mientras yo me alejaba en dirección a la cabeza de ese rey marino.
-¡Malnacido, no mereces ni que te cocine!-Fui corriendo y cuando estuve lo suficientemente cerca di un salto y le pateé la cabeza con toda mi rabia y fuerza, que no contenía, rebentándosela.
Volví corriendo hacia donde había dejado momentos atrás al Marimo y lo encontré rodeado por los demás. Me acerqué lo suficiente y vi al pequeño reno intentando curar a ese estúpido espadachín de cuarta con lágrimas en los ojos. Todos sabíamos que no tenía cura, era una herida mortal, es más, era posible que ya hubiera muerto. Había muerto sonriendo, pero ninguno de nosotros quería admitirlo.
Fin del Flash Back
A partir de aquel día todo fue distinto, aunque aparentáramos normalidad. Pero sabíamos que eran los riesgos de ser pirata y poco a poco lo fueron superando, pero para mí era distinto, yo no lo logré superar. Mi actitud cambió notablemente, ya no halagaba para nada a mis queridas damas ni cocinaba tan bien como antes, y por qué no decirlo, ya no cocinaba a gusto. Me había vuelto una persona muy fría, aunque en realidad todo era fachada. Por el día simplemente estaba allí con ellos solo por hacerles saber que estaba allí, pero por la noche, me derrumbaba en mi camarote y me pasaba las noches llorando. Sabía que algún día no podría más, y no me equivoqué.
Cogí un bolígrafo y un papel de la habitación de la pelirroja, hacía unos días que se lo había pedido, pues sabía que pronto iba a ocurrir lo inevitable. Me fui a la cocina y me puse a pensar en que les iba a escribir, no podía decirles un simple adiós. Al rato de haber estado allí bebiendo de una botella de sake por fin conseguí ponerme a escribir.
"Lo siento chicos, pero no puedo soportarlo más. Zoro murió protegiéndome porque me amaba y yo le amaba a él, aunque aún no me había dado cuenta. No lo hice hasta que yo mismo lo alejé de mi. Ese mismo día le desprecié cuando me dijo que me amaba, le dije que dejara ya de tocarme los cojones, cuando él no tenía la culpa. En realidad la tenía yo por no querer aceptar mis sentimientos, por ser un maldito cabezón.
He oído que en la siguiente isla hay buenos cocinaros, así que espero que encontréis uno que valga la pena. Muchas gracias por este tiempo tan grandioso que me habéis hecho pasar.
Luffy, no te zampes toda la comida, la necesitaréis para sobrevivir. Ten en cuenta que si no vivís no podrás ser el rey de los piratas ni encontrar el One Piece.
Nami-san, sigue haciendo tu trabajo tan bien como lo haces, seguro que conseguirás hacer el mapa del mundo más fiable de todos.
Usopp, seguro que llegarás a ser un bravo guerrero de los siete mares. Espero que puedas conocer a tu padre.
Chopper, estoy seguro de que llegarás a ser el mejor médico del mundo y la doctora Kureha estará muy orgullosa de ti.
Robin-chan, pase lo que pase ellos te protegerán, al igual que yo desde donde esté. Encuentra todos los Phonegliphs y muéstrales a todos la historia de los cien años vacíos.
Franki, el Sunny dará la vuelta al mundo y se irá de rositas de todos los enfrentamientos. Este es el mejor barco del mundo y tú el mejor carpintero.
Brook, no te preocupes, dentro de poco volverás a ver a Laboon. Seguro que te sigue esperando así que no pierdas nunca la calma y vuelve con esa ballenita.
Vuelvo a agradeceros por todo y...adiós."
Tenía suerte de que las hojas que compraba la navegante eran grandes porque si no habría tenido que esperar otro día más, y no lo soportaría, no podría seguir manteniendo esa fachada delante de todos.
Salí a cubierta después de haber comido algo, me fumé un último cigarro y me subí a la barandilla con un único pensamiento antes de tirarme.
-Te amo Zoro, pronto nos veremos.
Caí al agua sin poner resistencia y observé como los peces nadaban bajo la luz de la luna. Poco a poco me estaba quedando sin aire, pero eso era lo que buscaba, morir sufriendo tanto como lo había hecho el Marimo. Finalmente el oxígeno se había agotado y yo dejé de repirar.