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Niños en general sin distinción de sexo son criaturas inocente llenas de sueños e ilusiones que pueden ser tan fantásticas y tan irreales al mismo tiempo. Puedes preguntarle a alguno ¿Qué deseas ser cuando crezcas? La pregunta del millón.
Pero por la inocencia y el exceso de televisión algunos te dirán “yo voy a ser Spiderman” con ojos de ilusión mientras fingen sacar telarañas por sus muñecas o se pegan a la pared intentando escalar en ella, algunos otros mencionaran con entusiasmo “Yo seré un futbolista” mientras los ves sacar su balón e intentar hacer maniobras inventadas en sus tiempos de ocio, pero hay que decir que las niñas tampoco se quedan atrás ellas también tienen sus pensamientos asombrosamente tiernos, escucharlas decir “yo quiero ser una princesa” para después encontrarlas usando sus vestidos más extravagantes o invento de vestidos con ropas al azar que las haga parecer una princesa, claro sin olvidar alguna coronita que le hayan comprado sus padres para noche de brujas, “yo quiero ser una bailarina” esas lindas niñas las veras imitando los débiles pasos de aquella famosa muñeca que sale en la películas en televisión; girando con sus manitas arriba, o realizando show para su madre mientras hace pequeños saltitos de aquí para allá.
Cada uno tiene sus bellos sueños.
Inocentes, puros y magníficos y así como esas personitas piensan y creen fervientemente en sus sueños aun cuando en el futuro puede que no se cumpla o quede en el olvido hay personas que viven para cumplirlo y hacen hasta lo imposible para lograrlo.
Kibum era uno de esos niños, cuando por fin se dio cuenta de que es lo que quería ser, cual era su más grande sueño lucho por él, pero a sus 7 años el no era como aquellos niños con sueños casi imposibles, jamás había respondido aquella pregunta, sus tíos en esas fiestas familiares le preguntaron varias veces y en diferentes ocasiones “¿Qué deseas ser cuando crezcas?” Pero el pequeño Kibum solo sonreía iluminando su rostro dándose la vuelta para irse a jugar con sus primos.
Sus padres lo habían notado que Kibum parecía no tener ningún interés en especial, no era como los demás niños que gritaban y corrían mientras decían ser piratas o superhéroes. No Kibum era diferente, prefería jugar con rompecabezas y cubos; llenando su cuarto por completo de este tipo de juguetes construidos.
Bien podría decirse que Kibum tampoco era muy popular en su escuela con respecto a tener amiguitos pues por su falta de interés en las cosas no convivía mucho, no fue hasta que un día de otoño con el viento azotando las ventanas del salón de tercero, apareció alguien nuevo.
- Niños buenos días- una maestra entro al salón de clases con sus libros en el brazos y su bolso colgado en su hombro. Se acerco hasta el escritorio asentando sus cosas y acomodándolas antes de iniciar con la clase, volteo su rostro hacia los alumnos buscando a alguien en especial- bueno como se habrán dado cuenta, hoy tenemos a un nuevo compañero en el salón- le llamo con la mano y el chico que estaba al fondo se levanto con sigilo y fue hasta donde se encontraba la maestra- preséntate.
- Soy Kim Jonghyun – su voz fue clara y cantarina, desde ese preciso instante Kibum quedo prendido del rostro de ese chico, era la primera vez que tenía tantas ganas de querer ser amigo de alguien.
La clase transcurrió normal, sin ninguna otra novedad, pero bueno sin ninguna otra novedad para las demás personas, porque para Kibum todo era una novedad, algo estaba despertando el interés en el, una chispa de emoción le embargaba por completo.
El acercarse a él le tomo exactamente una semana, durante el recreo. No estaba acostumbrado a intentar hacer nuevos amigos, pero ese chico tenía que ser su amigo.
- Ashh – el chico había cerrado con reproche su lonchera al ver su contenido.
- ¿Pasa algo? – su voz sonó tan suave que apenas fue audible para alguien más que Jonghyun.
- Mi mamá… - hizo un puchero, mientras habría nuevamente su lonchera y le mostraba lo que traía en ella, Kibum quedo confuso, ya que no entendía a que se refería.-me puso jugo de naranja en vez de manzana – dijo mientras azotaba un pie en el piso, Kibum rio.- No me gusta la naranja
- Yo tengo uno de manzana si quieres te lo cambio-dijo sin dudar, los ojitos de su compañero brillaron ante el sacrificio de su ahora salvador
Los recreos de los siguientes 2 años los pasaba con ese que fue el nuevo niño del colegio, eran tan divertidos esos momentos y por primera vez el pequeño Kibum disfrutaba los días de escuela, reía ante las travesuras del mayor y sus berrinches con los ingredientes odiados en su lunch, cada vez empezaban a pasar más tiempo juntos a veces Jonghyun iba a casa de Kibum a jugar durante horas hasta que su mami venia por él y se lo llevaba de nuevo. Los fines de semana eran aburridos.
No había nada de divertido en los fines de semana más que estar solo jugando en su habitación. Hasta que lo decidió cuando sea grande el viviría junto con Jonghyun para así no tener que separarse de su mejor amigo. No habría mamas que dijeran que ya era tarde y se lo llevaran. Un día Kibum fue a casa de sus tíos, era habitual visitar a sus parientes aunque sea una vez al mes. Por lo menos ahí se entretenía con sus primos.
- Kibum pequeño – su tía se acerco con una sonrisa amigable- y ¿ya sabes que es lo que es lo que deseas ser cuando crezcas? - sus ojos brillaron llenos de ilusión, su tía se mostro confundida pero alegre.
- Si –soltó inmediatamente
- Oh que bien, ¿y se podría saber qué es?
- Voy a ser una gran esposa – agrego con la ilusión pintada en sus ojos.
- ¿Cómo? Pero Kibum pequeño, creo que te confundiste a lo mejor querías decir Esposo- la tía “corrigió” a Kibum - el niño inflo sus cachetes en señal de molestia.
Aun así la tía fue con la noticia a la familia diciéndoles que por fin Kibum mostraba rastros de interés por algo y ese fin de semana fue burlado por sus primos, con el hecho de que tenia novia, por más que lo negaba las burlas no paraban.
Su mama se sorprendió al escuchar de su sueño pues ella no conocía alguna niña que dijera que le gustaba, aunque tampoco sabía si tenía amigas... solo sabía de la existencia de su amiguito Jonghyun.
- Y entonces le di un golpe en la nariz-decía el pequeño Kibum, mientras fruncía el ceño y hacia la mímica, Jonghyun agarro con ambas manos su panza por que le dolía de tanto reír.
- ¿Y no te regañaron? - pregunto con lagrimas en los ojos-
- Me dijeron que no vería la tele durante una semana – agacho la mirada-pero él se lo busco- dijo firmemente-
- Pero ¿porque le pegaste?-
- Porque no dejaba de fastidiarme diciendo que tengo novia- el castaño agarro su jugo con ambas manos y mientras le daba un sorbo con el popote mirando atentamente el piso-
- ¿y tienes novia?- el menor le fulmino con sus pequeños ojos felinos, pensando que le quería hacer enojar, pero noto que no había rastro de burla en la pregunta-
- No – volteo a otro lado su rostro- Me preguntaron qué quería ser cuando crezca- continuo con la historia evitando mirar al castaño- y les dije que quería ser tu esposa- lo ultimo lo dijo con palabras atropelladas al tiempo que salió corriendo hasta el salón por la vergüenza. Jonghyun se quedo petrificado ante la declaración del menor-
Era realmente claro que las intensiones de Kibum rayaban en la inocencia, el solamente quería vivir con la persona que mas tenia cariño con quien se divertía y disfrutaba pasar tiempo. Una vez le había preguntado a su mama como es que se había casado con su papa y ella le respondió de esa manera que ella quería vivir y compartir su vida con la persona con que más cariño tenia y con quien disfrutaba estar, así había llegado a la conclusión de que quería ser la esposa de Jonghyun.
Los años pasaron y ahora todo era diferente, a los 16 años recién cumplidos de Kibum, Jonghyun podía caminar por los pasillos del instituto escuchando el nombre de su amigo en la boca de todos pero como no si por lo que decían el chico ahora era toda una belleza, su cabello dorado y brillante como el mismo sol, sus ojos ahora más afilados y provocadores, con la piel más nívea y suave conocida.
Jonghyun estaba realmente sorprendido del cambio que había dado su amigo, su caminar era hipnotizante, las miradas de los chicos y las chicas siempre las tenía Kibum. Jonghyun estaba conociendo un nuevo lado de su amigo de la infancia y era algo que realmente le confundía. No solo por el hecho de su cambio físico si no que notaba que durante la presencia de su amigo no podía evitar cerrar los ojos e inundar sus pulmones con la fresca fragancia que desprendía el cuerpo de su amigo. Cuando se daba cuenta de sus acciones sacudía la cabeza para regresar a la realidad, también se había fijado que sin querer durante horas de clase podía pasarse horas enteras con la mirada clavada en el chico de cabellos rubios, sin pensar en nada. Simplemente admirándolo.
- Entonces así quedamos- le sonrío hermosamente-
- ¿Cómo?, ¿dijiste algo?- el menor arrugo un poco la frente frunciendo el ceño.
- ¿No escuchaste nada de lo que dije?-odiaba eso realmente lo odiaba, el que siempre hacia todo para poder tener la atención de Jonghyun lo encontraba a veces perdido en sus pensamientos ignorando sus palabras.
- Perdona no lo vuelvo a hacer- palabras vacías pensaba, muchas veces le había dicho lo mismo y había empezado a sospechar-
- ¿Tu estas enamorado? - le pregunto bruscamente. Quería una respuesta, él quien lo había amado desde hace tanto tiempo.
- ¿de qué hablas?- volteo su rostro pero no por molestia si no porque noto el ardor en su mejillas, no entendía el porqué de su reacción, pero apenas había escuchado esas palabras salir de la boca de Kibum su corazón se acelero y tuvo miedo, mucho miedo a ser descubierto ¿pero descubierto en qué?, ¿acaso estaba enamorado?- solamente me distraje – Kibum se decepciono su mirada cayo, pero se compuso al instante para que Jonghyun no lo notara.
Lavar los trastes, barrer la casa, trapear, cocinar el almuerzo, preparar los desayunos, Lavar, planchar y doblar la ropa, Kibum se esforzaba en cada una de estas tareas detalladamente, hacía dos años que se había dado cuenta del tamaño de sus palabras, ser una gran esposa no era trabajo fácil, pero el quería ser el mejor. Su mamá agradecía mucho la ayuda que le daba siempre había pensado que por no tener una niña sufriría pero la sorpresa se la llevo al escuchar a su hijo decir que le ayudaría en las labores domesticas.
Ella le había preguntado la razón pero el simplemente sonreía y no decía nada, ya llegaría el momento para decirle pero por lo pronto aprendería a hacer de todo para ser una grandiosa esposa. Aunque aun tenía un problema no sabía si seria correspondido y ahora moría de miedo de saber. Notaba que su amigo se perdía mucho en pensamientos y temía que se haya enamorado de alguien que no sea él.
- Jjong- se encontraba tirado en la cama de este mientras el mencionado se hallaba en el suelo sentado con una guitarra en mano.-
- Mmh- concentrándose completamente en la afinación de las cuerdas, evitando los sentimientos que le causaba el rubio, noto que lo ignoraba y se arrastro en la cama hasta quedar justo detrás de él, acomodando su rostro en el hombro del mayor. Se tenso.
- Jjong- repitió en el oído del mencionado. Causando que la piel se le erizase al otro por el choque de su dulce aliento con su mejilla-
- No hagas eso- se levanto bruscamente y empujo su rostro con la mano-
- Que no haga ¿qué?- se sentía rechazado, apenas se había acercado y le había evadido.
- Nada – se fijo que lo que decía no tenía sentido, pero Kibum no lo dejaría ahí se levanto y se puso enfrente de el-
- No Jonghyun dímelo – sus ojos se mostraban tristes pero feroces- que no quieres ¿que haga?, ¿Que me acerque a ti?- se atrevió a preguntar, era una lucha para ambos Kibum con su corazón que creía traicionado y para Jonghyun con sus instintos que le hacían querer tirar al otro chico a la cama y besarlo insaciablemente-
- Yo – dio dos pasos hacia atrás tratando de alejarse de él menor, pero Kibum se dio cuenta y avanzo los pasos que Jonghyun se había alejado-
- ¿Acaso te molesta tanto que me acerque a ti? – por que atacaba de esa manera a Jonghyun ni el mismo lo sabía, pero algo en él se había roto cuando Jonghyun lo aparto de forma exagerada.-
- Es que…- no quería ver de esa manera al menor sus ojos se cristalizaban con cada palabra que soltaba y su voz quería quebrarse al hablar.- ¿por qué actúas de esa manera?-
- ¡Porque soy tu futura esposa Kim Jonghyun!- soltó un jadeo y el silencio gobernó en ese pequeño cuarto, la vista de Kibum se posaba con interés en el piso cuadriculado de aquel lugar, como había lanzado algo como eso y aun peor no sabía ni como excusarse, dio la vuelta aun con la mirada clavada en el piso, debía salir de ese lugar-
- ¿A dónde vas?- ¿aun le hablaba? ¿Después de semejante y escandalosa confesión?- ¿así que aun quieres ser mi esposa? – no le veía el rostro pero notaba las orejas rojas del rubio, le volteo con suavidad y con la mano le agarro la barbilla para que le viera a los ojos.- pensé que ya habías olvidado eso- era encantador sus mejillas bañadas con el color carmín y su boca temblando por el nerviosismo, aun el tenia el corazón acelerado por la confesión recién hecha pero no la iba a rechazar, era mucho más de lo que pudiera desear- yo realmente quiero ser tu Esposo Kibum- y con el termino de la confesión correspondida lo sello con un beso tan dulce como la miel.
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