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Cuando el odio se convierte en amor por YumeRyusaki

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Notas del fanfic:

Ni Kai ni Ruki me pertenecen, solo así mismos y a la PSC 

Notas del capitulo:

Planeaba que fuera un one-shot pero salio un poco más largo de lo que me esperaba asi que en dos capi se quedara...

CUANDO EL ODIO SE CONVIERTE EN AMOR

By: Yume Ryusaki


Capítulo 1

—¡Es que es molesto, irritante, odioso! —decía un pequeño rubio mientras hacía aspavientos  con las manos mostrando su coraje—. ¡Me vuelve loco!  Sonríe un poco y todo mundo cae en sus redes, ¡es un farsante… eso es lo que es!  —Siguió despotricando.

—Y aun así lo amas —respondió su amigo, también con su cabello decolorado y con una extraña bandita cubriéndole la nariz, recibiendo a cambio un fuerte golpe en el brazo y una mirada furiosa—. Ya, está bien… Era una broma —dijo. Su pasatiempo favorito era disfrutar de los arranques neuróticos de su amigo.

Y mientras las risas y las bromas inundaban el ambiente entre ellos, ignoraban que a lo lejos un sonriente chico castaño los observaba; después de un corto tiempo de estarlos vigilando, se fue acercando hasta que el par noto su presencia, siendo recibido con una muy mala cara por parte del más pequeño.

—Hola, Reita —saludó amablemente al de la bandita—. ¿Qué tal Ruki? —dijo dirigiéndose al otro mal, disimulando una sonrisa que provoco la ira del mencionado.

—Para ti soy Matsumoto-sama, señor Sonrisa falsa —respondió con enfado, lo que provocó la risa de sus interlocutores.

—No te enojes enano-sama —dijo, dando especial énfasis a las últimas palabras—, solo vine a decirte que el profesor de matemáticas quiere hablar contigo. —La ira que se había apoderado del chico al ser llamado enano desapareció al escuchar las palabras “profesor” y “matemáticas”, sin duda, su peor pesadilla, por supuesto, después de Kai. Ese castaño que le sacaba de sus casillas era a quien no podía soportar ni en sueños—. Parece que esta vez no te salvas.  Ara, que enano tan cabeza dura —canturreó con burla.

—¡Te mato, ahora si te mato! —vociferó el pequeño tratando de írsele a los golpes, siendo atrapado por Reita, que previniendo el ataque, se apresuró a sujetarlo de ambos brazos.

—Bueno, chicos, me voy… —dijo, obviando la amenaza y pasando una mano por la cabeza del chico, revolviendo sus cabellos como si fuera la cosa más normal del mundo—. Ah, Ruki, no te enojes tanto que te pones más feo —añadió antes de alejarse más fresco que una lechuga.

—“no te enojes tanto que te pones más feo”—dijo haciendo muecas en su muy mala imitación de Kai mientras se zafaba del agarre del mayor—. ¿Por qué me detuviste? Iba a matarlo, masacrarlo, eliminarlo: primero le noquearía, después le haría tortura china, y también… — Sus ojos brillaban emocionados con solo imaginar lo que podría hacerle a Kai. Así, por largo rato, siguió narrando como acabaría con el castaño. Solo le faltaba reir como demente para parecer uno de esos científicos locos de las películas de bajo presupuesto.

Reita suspiró con una sonrisita de circunstancias dibujada en los labios mientras su amigo seguía despotricando. Para él los días nunca serían aburridos mientras tuviera a Ruki y a Kai cerca, no cuando ese tipo de discusiones infantiles  eran el pan de cada día.

Jaló del brazo a su compañero, que aún encontraba en sus quimeras, y lo llevó al salón de clases. Las últimas dos horas y por fin saldrían de esa cárcel de niños, y que sus padres se empeñaban en llamar escuela preparatoria.

 

Y al día siguiente…

—¡Reita, Reita! No me lo vas a creer —Estando tan cerca, no comprendía por qué Ruki hablaba tan fuerte. Le hizo aspavientos para que hiciera silencio, pero como siempre, fue ignorado. Viendo que era imposible razonar con Ruki cuando estaba así, hizo una señal para que explicara la razón de su entusiasmo—: ayer lo vi, ¡regresó! Está altísimo y se ve como quiere… Creí que no volvería a verlo… Es que… es que… ¡ah, no puedo creerlo! —Los ojos le brillaron de la emoción, y siguió hablando atropelladamente, mientras que un confuso Reita trataba de seguirle el ritmo sin conseguirlo.

—¿Quién; quien llegó? —indagó, tratando de enterarse de algo, pero el otro sin escucharlo brincoteaba de un lado a otro. Reita tomó aire y—: ¡Ruki, enano del mal!—gritó obteniendo por fin su atención—. Te calmas y me explicas mejor que no he entendido nada, ¿sí?

—Ay, qué carácter tan feo te cargas —dijo haciéndose el ofendido, recibiendo una mirada de “me dices que pasa o te cuelgo”—. Ya, está bien… ¿Recuerdas que mi madre ha estado haciendo experimentos en la cocina? Bueno, pues ayer hizo un platillo que se veía algo raro pero olía delicioso, tienes que probarlo, es muy rico, tiene como 30 ingredientes y… —Recibió un golpecito en la cabeza por parte del otro.

—Te has desviado del tema.

—¿Eh? Ah, sí…  pues me obligo a llevar un poco a los vecinos.

—Quieres decir, los papas de Kai —interrumpió—, entonces estas feliz porque lo que viste fue a… ¡Kai desnudo! —completó rompiendo a reír de manera estruendosa ante la sola idea, obteniendo a cambio una mirada de desagrado y un leve rubor de parte del otro.

—¡No! Qué cosas más desagradables dices… ¡A quien vi fue a su hermano! —explicó con una sonrisa enorme en el rostro que se borró ante la cara de duda de Reita—.  ¿No te acuerdas de Yuu? El solía jugar con nosotros y nos compraba dulces…  ¡Aoi-aniki! —exclamó fuerte, como si con eso pudiera hacer recordar a su amigo.

—No puede ser, ¿el hermano mayor de Kai? ¿Que no se  fue hace cinco años a Tokio? ¿No lo habrás soñado Ruki?

—¡Que no, hombre! Ayer lo vi, estaba cansado por el viaje y se fue a su habitación. Quería ir a saludarlo, pero el egoísta del señor Sonrisa falsa no me dejo entrar a su cuarto porque “oni-chan está cansado, lo vez mañana o mejor nunca” —Puso mala cara al recordar el momento—. Pero hoy seguro que lo saludo —dijo con confianza.

 

***

Las clases terminaron y el tan esperado fin de semana por fin había llegado. Dormir hasta las dos de la madrugada y levantarse hasta pasadas las once, eso era vida. Bueno, al menos esos eran los planes iniciales hasta que a su hermano se le ocurrió la brillante idea de caerles de sorpresa después de casi cinco años. No era que no estuviera feliz de verlo, pero su llegada podría tener consecuencias que no le hacían mucha gracia…

Aun recordaba la sonrisa enorme que se había dibujado en el rostro de Ruki al ver a su hermano, le irritaba ver esa expresión en el más pequeño, quería arrancarla…

Después de la comida, sus padres habían tenido que salir. Hacia dos horas que Aoi también había salido, seguramente no tardaría en regresar. De cualquier manera se estaba aburriendo a muerte, se reprendía mentalmente por no haber aceptado la propuesta de Uruha e ir a beber algo, porque a quién iban a engañar, todo el mundo sabía que a ellos dos les encantaba empinar el codo. Bueno, todo el mundo excepto sus padres; porque si en algo le daba la razón a Ruki, es que sonreía y convencía a todos de su inocencia, por supuesto, una inocencia inexistente. Aunque él no tenía la culpa, no había pedido jamás nacer con una cara de dulces rasgos. 

Escuchó risas afuera de la casa y se asomó levemente por la ventana. No le sorprendió ver a un sonriente Reita  detrás de un Ruki que no se decidía a tocar la puerta. Por supuesto,  porque al timbre no le llegaba. Rió de buena gana con su propio pensamiento y se sentó a esperar  a que se decidiera o al menos hasta que Reita se desesperara y el mismo tocara. Después de casi diez minutos de divertirse al ver como se empujaban mutuamente y le pedían al otro que guardara silencio, se levantó a abrir.

—Por un momento pensé que tardarías media hora más en tocar la puerta — dijo divertido, ensanchando aún más su sonrisa al ver los intentos fallidos del menor por dar una excusa—. Entonces, ¿me traes un regalo o qué se debe tu visita?

—¡Sueña! De ti ni quien se acuerde —¡Rayos! ¡Cómo le encantaba hacerlo rabiar. Podría comerlo de una mordida por lo dulce que le parecía—. ¿Está Aoi-aniki? —Ruki se animó a preguntar con timidez, y en el acto, su sonrisa desapareció. Hecho que no pasó desapercibido para Reita. Pero para que se metía, si al fin de cuentas nunca lo tomaban en cuenta.

—No —La frialdad en la respuesta de Kai sobresaltó a Ruki—. Onii-chan salió y no llegara hasta la noche —añadió con el mismo tono.

—¿Estaban hablando de este sex simbol? —La voz del recién llegado se escuchó a sus espaldas, sin esperar respuesta se abrió paso hasta su hermano menor—. Yuta de mi vida, ¿quiénes son estos niños? —inquirió, señalando a los visitantes. Iba a responder cuando vio que Ruki se burlaba por lo bajo por la melosa manera en que era llamado.  Le miró ceñudo y preparó su venganza.

—Ah, pues él es Akira… —Hizo a un lado a Ruki y pasó su mano por el hombro de Reita—, ¿recuerdas que solías jugar con nosotros? —Sin esperar respuesta hizo ademan de entrar los tres a la casa. Al recibir un golpe en el brazo volteó—. Ah, y este violento pequeñin es Takanori, no ha crecido desde que te fuiste, así que debes recordarlo —dijo con el tono de voz más dulce que encontró en su repertorio. El sonrojo en Ruki era más que evidente, maldijo a Kai una y otra vez por hacerlo quedar mal frente a Aoi. Sus mejillas enrojecieron aún más al ver al mayor reír.

—Sí, los recuerdo bien… —dijo entre risas, incitándolos a entrar—, sobre todo a Ruki porque él es mi… ¡auh! —Un golpe en la espalda de parte de Kai lo obligo a callar.

 

Y aun cuando a Kai no le hacía mucha gracia que Ruki estuviera —casi— babeando por Aoi, la realidad era que se estaba divirtiendo a lo grande: ver los sonrojos, las muecas, los berrinches que hacía por algún comentario en referencia a su estatura o a lo malo que era en matemáticas era, sencillamente, glorioso.

Había pasado las horas y Reita debía irse, no así Ruki que decidió quedarse, después de todo su casa estaba al lado, y mientras él iba al baño, Kai salía a despedir a Akira…

Al llegar a la sala y no encontrar a nadie, dedujo que estarían en la cocina…

— Ha sido divertido —Aoi le paso un jugo a Kai— ustedes siguen llevándose igual— dijo con la mirada perdida como si estuviera recordando—. Oye, Yuta… ¿quieres mucho a tu novio? — Se echo a reír al ver el rostro abochornado de su hermano; calló al voltear a la puerta y ver el rostro desencajado de Ruki.

—Hey, Taka ¿quieres un jugo también? —Aoi quien estaba cerca de Kai pudo percibir el sobresalto de este—. Voy arriba por unos discos —inventó para dejar solo al par. Tenía la sospecha que entre ellos había algo raro. Echó un vistazo atrás y viendo que preferían el silencio insoportable entre los dos, decidió que era mejor tardar.

—Ten —Kai le tendió el jugo que Aoi le había dado a él y se dirigió a la sala sin mirarlo siquiera.

“¡Qué rayos!” pensó y lo siguió.

Cuando Aoi bajo mucho después, se encontró a Kai en la esquina del amplio sofá cambiando canales cada dos segundos y a Ruki, en la otra esquina, jugando nerviosamente con el jugo ahora tibio. Suspiró pesadamente y se sentó en medio… Nuevamente el buen ambiente floreció. De tanto en tanto, Kai miraba a un Ruki extasiado con la plática de su oniichan, otras veces, Ruki veía a Kai preguntándose quién rayos tendría tan mal gusto como para liarse con él.

El teléfono empezó a sonar, Kai que estaba en una ardua batalla interna, no atendió, por lo que Aoi se levantó a contestar la llamada seguido por la atenta mirada de Ruki, tan perdido estaba que no se dio cuenta que Kai se había acercado a él, sus rostros tan cerca que podía sentir su respiración sobre sí…

—Así que te gusta mi hermano —Le había tomado por sorpresa, no solo su cercanía, sino también sus palabras— es una lástima, pero a Aoi-onichan no le interesas —La malicia en la voz de Kai fue más que evidente—,  ¿y sabes por qué? Porque solo un idiota podría enamorarse de un enano de mal carácter como tú —finalizó. Ruki siempre lo supo, que era odiado por Kai, pero una cosa era deducirlo y otra que se lo dijera directamente. Fue espantosamente consiente que si había algo que detestaba aun más que a Kai en ese momento, era precisamente que sus palabras le dolieran.

Pestañeó varias veces, recobrándose de la sorpresa por su descubrimiento, Kai estaba de pie y hacia una extraña mueca de fastidio, incluso podría decir que estaba enojado. Sus palabras estaban frescas, jamás imaginó que algo dicho por Kai podría afectarle, pero ahí estaba, aguantando las lágrimas como el chico rudo que era. Nuevamente lo observó, esta vez sus miradas se encontraron, Kai sonrió… ¿se estaba burlando de él? El enfado se apodero de él…

—¡Imbécil! —escupió con algo parecido al odio. Kai lo observó fijamente y suspiró cansinamente.

—No, Takanori; imbécil no, pero sí idiota. El más grande —dijo con una lánguida sonrisa,  iba a responder cuando llego Aoi con la noticia de que sus padres llegarían hasta el día siguiente…  

Como toda la atención de Ruki había pasado nuevamente a Yuu, Kai se retiró a su habitación molesto, eso lo percibieron ambos.

***

A la primera oportunidad que Ruki tuvo de hablar con Reita, no lo dejó ir hasta contarle con lujo de detalles lo sucedido en casa de los Tanabe después de que se fuera.

Akira pestañeó varias veces y cada que iba a decir algo, callaba y se sumía en sus reflexiones por largo rato, finalmente, pareció llegar a una conclusión:

—Taka, creo que Kai se te declaró. —Ruki abrió los ojos como platos al escucharlo. Iba a decir que algo como eso era imposible, pero estaba muy rojo y bajó el rostro avergonzado. Cuando Ruki levantó la cabeza se percató que Reita había seguido su monologo—: una declaración, digamos, bastante inusual y tonta, pero declaración al fin.

—Pero Aoi dijo que Kai tiene novio —dijo, soltando un suspiro que no paso desapercibido para su amigo. Parecía decepcionado…

—¡Lo sabía: te gusta Kai! —Exclamó como si hubiese hecho el descubrimiento de su vida. Su voz emocionada no tenía nada que envidiarle al “Eureka” de Arquímedes—. Pero que par tan más idiota —dijo divertido.

Y entonces pasó: por primera vez, Ruki se planteó si quien le gustaba era el hermano menor y no el mayor como siempre había creído. Y quiso probar, cuáles eran los puntos fuertes de Kai:

En primer lugar, debía aceptar que Kai era un chico apuesto, por supuesto no era el único; Kai también tenía una sonrisa hermosa, aunque era falsa, estaba seguro. Al menos era buen deportista, buen, Reita también lo era y no tenía el menor interés en él. ¿Contaba que Kai era bueno en matemáticas? Probablemente no porque también era muy olvidadizo.

Entonces, quizás el que Kai tuviera un buen cuerpo era un punto a su favor, pero… un momento, ¿cómo sabía el que Kai tenía buen cuerpo? Mejor no recordar como lo descubrió… la conclusión era que no estaba enamorado. Definitivamente no lo estaba. 

 

Aunque…

Notas finales:

Y bien, que les parece(?
Espero sus opiniones, sugerencias, consejos...

Si les ha gustado y esperan conti me encantaria saberlo..

saludos ^^


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