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Bathroom por Hitsugi-kun

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Notas del capitulo:

Extrañaba escribir one-shots de Naito. Espero lo disfruten. El lemon fue advertido~

Respiraciones agitadas, el golpeteo seco y rápido de los corazones contra sus respectivos pechos y las lenguas enredándose en una guerra por tomar el dominio de la situación, dejaban claro que lo que ocurría dentro de ese cuarto no era algo nuevo para ninguno de sus participantes. Las manos que se tocaban como si conocieran cada centímetro de la piel contraria como propia, y los jadeos  constantes y gemidos contenidos eran prueba de ello. 

El baño de la escuela estaba vacío, despejado de cualquier intruso que pudiera interrumpir la sesión de besos y toqueteos que mantenía ocupados a los dos amigos. No era hora de que ningún alumno de aquella secundaria anduviera dando vueltas por los pasillos, mucho menos andar esquivando las clases escondidos dentro de los baños, tratando de apaciguar los gemidos para no ser descubiertos, restregándose el uno contra el otro como si su vida dependiera de ello.


Las chaquetas de los uniformes yacían tiradas en el piso cerca del retrete, las camisas medias abiertas dejaban parte de sus pechos al descubierto, y una corbata que aún permanecía media desarreglada en uno de los cuellos, servía como medio de agarre para disminuir la separación entre ellos.
El más bajo sostenía por la delgada cintura a su compañero con una desesperación que pocos habían logrado ver en alguien que normalmente se mostraba tímido, y que con suerte sonreía o decía un par de palabras frente a las chicas. Sus manos viajaban con habilidad por la espalda de su mejor amigo por entre las telas de la ropa, y bajaban directo hasta el plano trasero que el castaño poseía, adueñándose de éste y masajeándolo hasta conseguir que esa boca volviera a susurrar su nombre en un ruego, pidiéndole por más cuando sus dedos se cargaron justo en el medio, empujando por sobre el pantalón desabrochado hasta casi tocar su entrada.


Sakito se pasó la lengua por los labios dejando ver una sonrisa algo maliciosa, empujando al pelinegro contra una de las paredes del cubículo, obligándolo a separarse de él. Bajó la mirada para ver la entrepierna ya endurecida de su atacante, recordando con placer la última vez que había podido apreciarla y saborearla sin interrupciones.

-Mitsuo, vas a hacer que nos descubran… -murmuró, avanzando lentamente hasta quedar solo a centímetros del cuerpo de su mejor amigo. Los labios sin piercings de un joven Hitsugi dejaron ver una sonrisa cómplice mientras agarraba al más alto por la corbata, tironeándolo hasta que no quedó espacio entre ambos, volviendo a tomar posesión de su boca antes de que éste pudiera protestar al respecto.

Era difícil recordar exactamente cuando esos juegos habían dado inicio; o en que momento la línea de una amistad normal como la que habían llevado desde niños, había sido sobrepasada hasta llegar a eso. En que momento la curiosidad los había tentado hasta probarse el uno al otro sin descanso. No eran amantes, no eran novios, no se amaban como las parejas deberían amarse, pero se conocían como ningún otro, y se deseaban… se deseaban demasiado, con una pasión que parecía ser impulsada netamente por esas hormonas adolescentes que a cualquier chico de dieciséis años le manejan el cuerpo.

La excusa que usaban para no pensar demasiado en ello era el “aprender”. Todo era una simple prueba para ver que se sentía, porque necesitaban practicar antes de hacerlo con alguien que amaran de verdad. Simplemente estaban experimentando. Y ‘la práctica hace al maestro’ solía decir Sakito cada vez que se agachaba frente a quién luego se convertiría en la segunda guitarra de Nightmare, abriendo la boca para lamerle el sexo hasta alcanzar el orgasmo, engulléndolo como si de un manjar se tratara. Tanta práctica le había llevado a aguantar tener el miembro duro de su amigo entero dentro de la boca, sin sucumbir ante las arcadas, y a tragarse cuanto semen logrará salir de su cuerpo.
Hitsugi acataba, disfrutaba y se entregaba totalmente a quién luego sería su líder, alguien que parecía mucho más experimentado que él en todo sentido, y que parecía gustoso de enseñarle cuanta técnica sabía. Y no podía negar que había aprendido con él, todo lo que jamás pensó que haría. Siempre había sido demasiado tímido como para lidiar con las chicas de su edad y tener algún tipo de experiencia sexual, no sabía como hablarles y se avergonzaba demasiado de su cuerpo como para ir en busca de algún extraño con quien compartir la cama. Y Sakito… bien, a Sakito nunca le habían atraído mucho las chicas. Y compartir de aquella forma con un amigo no le molestaba para nada, menos con Mitsuo que parecía ser el único capaz de comprenderle sin juzgarlo por su apariencia más fina y delicada que otros chicos.

-Entonces guarda silencio y deja de gemir cada vez que te toco… -susurró el pelinegro, desabrochándole el pantalón grisáceo del uniforme con una mano, la otra subiendo por debajo de la camisa media abierta para rozarle los pezones con la yema de los dedos. Apretándolos entre el índice y el pulgar, girándolos hacía un lado. -¿Otra vez viniste sin ropa interior? –El joven neko se mordió el labio inferior con las mejillas ardiéndole mientras bajaba los pantalones hasta exponer el sexo duro de su amigo, gotas de líquido pre-seminal se escurrían desde la cabeza de éste-. ¿Acaso sabías que hoy nos saltaríamos literatura para hacer esto?

-Siempre nos saltamos literatura. -respondió Sakito en tono juguetón, metiendo ambas manos dentro del pantalón del más bajo para comenzar a masturbarlo sin piedad antes de que éste pudiera empezar con la misma tarea.

-Ah… Taka… espera… -Hitsugi le cinchó por los cabellos cortos de la nuca, besándolo y mordiéndole el labio inferior, gimiendo entre sus labios. –Si lo haces tan rápido… me voy a correr…

-Es la idea. –Otra sonrisa traviesa, y el futuro guitarrista rítmico negó con la cabeza antes de cambiar de posiciones con más brusquedad de la que hubiera querido, arrinconando a su mejor amigo contra la pared. La imagen de ese cuerpo fino a su merced, no hacía más que estremecerle y llevar todas esas corrientes eléctricas directamente a su miembro, que parecía estar a punto de explotar con unas cuantas caricias del más alto.

–Basta, déjame a mi… -susurró sacando las manos de Sakito de su entrepierna. Bajó los pantalones del castaño hasta sus tobillos, y se quitó los propios, dejando la ropa interior a la mitad de sus muslos blanquecinos. –Me gusta cuando lo hacemos juntos, cuando puedo sentirte… -Se inclinó para volver a besarlo, y acercarse hasta juntar sus erecciones, piel con piel hasta quemarse. Mitsuo no podía ser de esos que solo pensaban en el placer propio. Era siempre demasiado preocupado de que ambos disfrutaran, y Sakito adoraba eso del menor. Nunca parecía satisfecho a menos que Sakito estuviera rogando por más, y terminaran corriéndose juntos.

-Tus deseos son órdenes, gato… -Las manos expertas del más alto volvieron a bajar, esta vez para atrapar ambos sexos entre sus dedos, subiendo y bajando con lentitud en un principio, aumentando la velocidad a medida que los ojos de Hitsugi se iban cerrando y la boca entreabierta le buscaba para compartir más besos húmedos. Jugueteando con los pulgares, haciendo movimientos en círculos en sus glandes, distribuyendo el líquido que salía de éstos por todo su largo, facilitando el trabajo de sus manos.


El más bajo movía las caderas inconscientemente, embistiendo dentro de las manos de Sakito, chocando contra su pene con cada roce, deseando que en vez de estar metidos en esa mierda de escuela, a penas con espacio suficiente para lo que hacían dentro de ese puto baño, estuvieran en la casa de alguno de los dos follando como conejos en celo. Hubiera dado cualquier cosa por estar encerrados en su habitación en esos momentos, solos todo el día pues los padres de Hitsugi trabajaban y llegaban pasada la hora de cenar… todo el día amándose con desenfreno, evitando la interacción obligada que debían llevar a diario con sus compañeros de curso, olvidando que tenían responsabilidades que cumplir. Olvidándolo todo.

 

-Ah… mierda… -El neko gimió ronco contra el cuello del castaño, enterrando luego los dientes sobre la piel, dejando marcas de dientes rosadas y pequeñas en su curva.

-Ya casi, ya casi… -Takahiro susurraba entre jadeos cortos y rápidos. Había cerrado los ojos también y se pasaba la lengua por el labio inferior sin parar, como si eso pudiera apaciguar la subida de temperatura de su cuerpo. Tiró la cabeza hacía atrás dándose un golpe seco contra la pared, en ningún momento deteniendo sus manos. No, eso jamás. Sakito era un experto con todas sus letras… algo que pocos sabían, muchos sospechaban, y que nadie, salvo Mitsuo, tenía la suerte de apreciar. No importaba cuán extasiado pudiera estar, cuán al borde del orgasmo estuviera, sus manos parecían tener mente propia y la velocidad de éstas se mantenía constante, placer por placer entre los miembros palpitantes de las futuras guitarras de Nightmare.

-Taka, ya no… -Hitsugi se inclinó más contra su cuerpo, tironeándole del cabello para que volviera a bajar el rostro. –No aguanto… Voy a… Dios, me corro…

El aviso innecesario de su mejor amigo solo hizo que la maestría de sus extremidades aumentara,  le tomó un par de segundos el sentir un estremecimiento acumulándose en su bajo vientre, y casi a la par con el más bajo, el orgasmo le recorrió entero. Un par de escalofríos le obligaron a morderse los labios con fuerza para no gritar el nombre de su acompañante, y el semen blanco salió disparado hacía arriba, mezclándose con el de Mitsuo, ensuciando el estómago de ambos.

El pelinegro exhaló todo el aire que había retenido al momento de alcanzar el clímax, y entreabriendo los ojos, buscó los labios de la única persona que conocía hasta el más mínimo detalle de su cuerpo.
-Eso fue… -Sus labios se curvaron en una sonrisa complacida y satisfecha.- Creo que ha sido el mejor de esta semana…

Sakito sonrió también, y le plantó un beso suave. El corazón, que aún le golpeaba con fuerza contra el pecho, parecía comenzar a calmar su ritmo de a poco.
Soltó sus sexos, ahora flácidos y pegajosos, y dejó una de sus manos a la altura del rostro. Lamió toda la palma en un camino recto por ella hasta la punta del dedo de al medio, el cuál introdujo dentro de su boca unos segundos antes de que Hitsugi le agarra la muñeca para también acercar la mano a su cara. El gato le imitó, y pasó su lengua por el dorso, besando la punta de los dedos de su guitarrista succionándolos hasta limpiar todos los restos de fluidos que quedaban en ellos.

 

-¿Quieres volver a…?

-Ni loco… -Sakaguchi le interrumpió antes de que pudiera decir la palabra “clases”. La misma sonrisa llena de malicia volvía a plasmarse en su boca.

-¿Nos vamos a mi…?

Esta vez fue un beso lo que interrumpió la segunda pregunta de Hitsugi. –Vámonos a tu casa antes de que nos encuentren y nos suspendan. Podemos seguir allá…

El pelinegro asintió sin dejar de sonreír. Sólo su mejor amigo podía leerle la mente de aquella forma.

Notas finales:

ありがとう ! ! -hace una reverencia-

Espero que les haya gustado mi regreso a los one-shots perves de Nightmare. Había perdido un poco la inspiración cada vez que trataba de escribir algo sobre ellos... pero la iluminación divina para escribir lemon ha vuelto. 

Esperen más de estas historias cortas pronto~

Gracias por leer ~♥


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