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Junto a mi Amo por cutebeast64

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Notas del capitulo:

Aquí el segundo capítulo, un acercamiento entre los protagonistas

CAP 2. RECHAZO

La puerta estaba entreabierta, permitiendo ver hacia la cama el lugar donde su maestro dormía hecho un ovillo y abrazado a una de las incontables almohadas del hotel, la luz del amanecer que se filtraba por la puerta llegaba justo a los pies de la cama. De nuevo su Amo había hecho algo imprudente e infantil ¿Qué pasaría si alguien entrara por error y descubriera que es un demonio? ¿Y si llamaran a los Exorcistas o los Cazadores de vampiros? Y peor aún ¿Qué hubiera pasado si se hubiese demorado un poco más en llegar y la luz del sol hubiese llegado hasta su maestro, quemándolo vivo? De verdad, era una molestia tener que cuidar de un amo tan molesto.

Ya que sus manos estaban ocupadas sosteniendo la bandeja en la que una taza de chocolate humeante en la que flotaban pequeños malvaviscos blancos hacía equilibrio junto a un pequeño pastel de cubierta cremosa, una taza de arroz con leche y una pila de galletas de vainilla con trozos de chocolate y nuez moscada, que había preparado bajo las órdenes de su maestro en la cocina de aquel hotel en el que se estaban quedando, pues al parecer Dante no permitiría que alguien distinto a él cocinara sus comidas. Abrió la puerta con el pie y se movió rápidamente hacia adentro, asegurándose de volver a cerrarla con el pie.

-          Amo, levántese…Ya le traje su cena…- Murmuró avanzando lentamente, cuidando de no ir a tropezar con alguna cosa que estuviese en el suelo de la habitación y que no pudiese ver con su reducida capacidad de visión.

A pesar de que el sol ya se había levantado bastante en el horizonte, las ventanas cubiertas con dobles cortinas y la puerta firmemente cerrada hacía que la oscuridad fuese casi total en el interior de aquella estrecha habitación de hotel. Una vez su pierna dio contra la cama, se giró para quedar de espaldas a la misma y sentarse en aquella cama dura como tabla, en la que sin embargo, su maestro dormía de la misma manera en la que lo hubiera hecho si fuese la más suave cama de plumas…Y la misma manera en la que siempre dormía

-          Amo…La cena…-

-          Um… ¿Me quedé dormido?- La pregunta de Dante parecía completamente fuera de contexto, especialmente por la manera en que lo decía. Tan seriamente, como si algo realmente extraño le hubiese sucedido, sus ojos aún no se habían abierto, así que quedaba la opción de que siguiera hablando en sueños- Perdona…no suelo dormir en lo absoluto así que realmente no sé lo que me pasó…

-          ¿De qué diablos estás hablando Dante? ¡Tú duermes todo el día, toda la noche y aún tienes suficiente sueño para seguir durmiendo después de eso!- Soltó frustrado, haciendo que en medio de la profunda oscuridad, dos luces doradas se encendieran. Era increíble como incluso en la más profunda oscuridad, los ojos de Dante brillaban tan hermosamente como estrellas, con su propia y encantadora luz

-          ¿Pequeña…Mary?- El hombre parecía levemente desconcertado… las dos luces doradas titilaban en la oscuridad, seguramente porque Dante parpadeaba demasiado rápido

-          Chayer…mi nombre es Chayer…- Replicó algo irritado, esperando que algún día su maestro recordara apropiadamente su nombre y dejara esos desagradables apodos.

La mano del vampiro avanzó en la oscuridad, y no fue sentida por Chayer hasta que alcanzó los amplios rizos que colgaban en coletas a ambos lados del rostro del chico,  acariciándolos entre sus dedos como si se tratara de algo hermoso y difícil de encontrar… La mano fría del vampiro soltó los hermosos rizos para acariciar el rostro delicado del demonio, rozando las mejillas que ya se habían sonrojado para detenerse en los delgados labios, que delineo suavemente antes de bajar por el mentón, deteniéndose en aquel delgado cuello donde con solo apoyar sus dedos, podía sentir el latido precipitado de aquel corazón y la sangre pasar rápidamente por entre las venas…

-          ¿Quiere tomarla?- La voz de Chayer resonó en la habitación, aumentando el volumen de aquel fino susurro con él que le había hablado a su amo. Su corazón estaba acelerado, su cuerpo entero se estremecía lentamente, su respiración se hacía cada vez más rápida y descontrolada, sentía cosquillas en todo el cuerpo, como si mil mariposas revolotearan en su interior- Si se trata del Amo, no me molestaría…que tomara mi sangre…

Los brillantes ojos dorados permanecían estáticos, fijos en el delgado cuello de Chayer, quien dejando la bandeja apoyada momentáneamente en su regazo, estiró los dedos hasta encontrar la pequeña mesita, en la que poco después habría dejado la bandeja. La mano fría y blanca de Dante permanecía apoyada en su cuello, provocando que su cuerpo entero temblara, aquellas luces doradas parecían estarle devorando, casi podía imaginar a su Amo relamiéndose por el deseo incontrolable de tomar su sangre. En medio de la oscuridad y el silencio, se sentía totalmente ahogado por el sonido de su propio corazón, batallando por salir de su pecho, la sensación de aquella mano que acariciaba lentamente su cuello y aquellos ojos dorados que parecían atraerle cada vez más.

Llevó sus propias manos hacia su cuello, moviendo con ellas sus rizos hacia un lado, dejando su cuello despejado para facilitarle a Dante el tomar su sangre… sería la primera vez que Dante tomaba su sangre desde que había empezado a servirle, era el momento que tanto había esperado desde que se había enamorado. La otra mano del vampiro pelirrojo se apoyó gentilmente en su espalda, descendiendo lentamente por todo el centro, hasta llegar a la cadera, volviendo a subir como en una caricia que provocó un gemido involuntario en los finos labios humedecidos de Chayer, para finalmente detenerse en uno de los omoplatos, haciendo fuerza para obligar a Chayer a inclinarse sobre él.

Chayer pasó una de sus piernas sobre su Amo, quedando a horcajadas sobre él, dejándose bajar, acelerándose aún más su corazón mientras se iba recostando cada vez más sobre el fuerte cuerpo de aquel vampiro. Finalmente se encontró frente a frente con esos ojos dorados que no se habían cerrado ni por un segundo, podía sentir el aliento de Dante chocando contra sus labios e introduciéndose ligeramente en su boca… Casi un beso.

Inclinó lentamente su cabeza hacia un lado, pasando junto al rostro de su amo para finalmente hundir su nariz en la misma almohada en la que Dante estaba acostado, sintiendo como el cabello rojo le hacía cosquillas en la mejilla, asegurándose de que su cuello estuviese libre al mantener su cabello hacia atrás con una de sus manos. El cálido y húmedo aliento contra la sensible piel de su cuello, la manera en la que la mano de Dante abandonaba su cuello para abrazarle fuerte y gentilmente con ambos brazos, ajustándole contra su pecho…

Los labios de Dante se apoyaron en su cuello como si le estuviese dando un beso, buscando el lugar donde se encontraba la yugular para poder morderle. Por un segundo sintió como si su corazón se hubiese detenido de pura felicidad y una sonrisa se asomó en sus labios, los colmillos de Dante estaban rozando la piel de su cuello, justo sobre la yugular… Solo un poco de dolor, similar al que se sentía al ponerse un arete y su sangre brotaría lentamente hacia los labios de su amo…

-          Este cuello tan frágil…- la voz de Dante golpeando suavemente su cuello y subiendo hasta sus oídos, se sentía como oleadas de agua fresca- No dejes que nadie jamás lo muerda…ni siquiera yo.

En un segundo, Dante giró, dejando a Chayer con la espalda contra la cama y quedando sobre él. Los ojos de Chayer desbordaban confusión y nerviosismo, sus labios se movían sin que ningún sonido saliera de ellos, como si tratara de protestar pero no pudiera. Rápidamente la confusión se convirtió en lágrimas, que decoraron aquellos bellos ojos antes de descender por las mejillas, cayendo a la almohada…Un sollozo abandonó los labios que antes se movían sin sentido…

-          No llores…No por algo tan estúpido- Un beso en la frente, gentil pero frío; el beso de un amor no correspondido- Nadie debería de tomar tu sangre…

-          Amo…- Los labios dijeron silenciosamente “Yo deseo que usted tome mi sangre” pero Dante fingió no haberlo entendido

-          Nadie…ni siquiera yo tengo ese derecho…-

Lentamente, Dante volvió a girar, esta vez sin arrastrar a Chayer consigo, quedando acostado en la cama, en mitad de la profunda oscuridad en la cual sus ojos parecían dominarlo todo, lado a lado, rozándose sus codos y sus piernas. Su sirviente seguía llorando, pero ahora se mordía los labios y secaba las lágrimas con fiereza, seguramente esperando que no se diera cuenta… Así que fingió no darse cuenta…

-          ¿Qué me preparaste de cena?- Preguntó tratando de cambiar tan pronto como fuera el tema de conversación y la voz quebrada de su sirviente le respondió lánguidamente

-          Arroz con leche, chocolate caliente y galletas de vainilla con chocolate y nuez moscada- Ya había dejado de llorar, pero su garganta, tan adolorida como su corazón, hacía que sus palabras salieran entrecortadas…

-                     Umm…ay- escuchó un golpe fuerte en la madera seguido de una pequeña queja de su Amo. Seguramente se había golpeando contra la mesita al tratar de buscar la comida.

Las garras del vampiro contra el metal de la bandeja generaban un armonioso y bello sonido, que parecía vacilar entre sí debía sonar como un violín, un arpa o algún otro instrumento de cuerdas…Finalmente los dedos encontraron el pequeño tazón de cerámica y la hermosa música se detuvo, haciéndolos regresar al silencio. El crujir de la cama, y la cuchara excavando entre el húmedo y dulce arroz, hizo que Chayer supiese que su Amo se había sentado para comer…

-          Realmente no podría comer otra cosa que tus deliciosos postres- No la veía, pero podía imaginar la sonrisa de agradecimiento y satisfacción de su Amo mientras le decía esas palabras-

La cerámica contra el metal y luego nuevamente la música de las garras que buscan su comida, girando indefinidamente sobre el metal hasta encontrar el pocillo lleno de chocolate ya no tan caliente y el tazón de galletas que ya no humeaban… Chayer estiró la mano entre la oscuridad, sorteando las olas generadas por las cobijas revueltas para subir lentamente por la empinada ladera del torso de su maestro para encontrar el plato, apoyado en el vientre marcado con abdominales. Robó una de las galletas rápidamente, comiéndola igual de rápido, esperando que el sabor a dulce cortara la amargura de haber sido rechazado…

-          ¡No te robes mis galletas!- protestó Dante y él solo pudo sonreír al sentir como aquellas estrellas que se mantenían flotando en medio de la oscuridad, le miraban fijamente y con reproche

-          Fue solo una, además yo las hice. Tengo todo el derecho de comérmelas- replicó antes de soltar un amplio bostezo.

Dándole la espalda a su Amo, quien al parecer seguía comiendo como si el mundo se fuese a terminar, se metió debajo de la pesada cobija que sin embargo, calentaba muy poco y después de dar un par de vueltas en busca de acomodo, hundiendo su rostro en la almohada y abrazándose a sí mismo en busca de algo más de calor, se quedó dormido…

Notas finales:

Bueno, aquí Cutebeast64 ¿Qué les parecieron los personajes? ¿Y qué tal el inicio de la historia? Bueno, realmente hasta ahora no se ha mostrado mucho de la trama, es más bien un capítulo para mostrar los personajes y sus actitudes… ¿Ha quedado bien? ¿Les ha parecido algo interesante? Ya que es la primera historia que hago con personajes propios me gustaría escuchar sus opiniones al respecto, por favor, dejen aunque sea un comentario, les estaré muy agradecida y lo responderé de inmediato.

Hasta ahora la verdadera aventura todavía no ha empezado, así que espero que lean la próxima semana el capítulo tres antes de decidir si van a leerla hasta el final o van a dejarla aquí. El próximo capítulo se llama “Intento de Asesinato”, los estaré esperando la próxima semana ^^…

Gracias por leer y comentar, Cutebeast64 se despide.


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