Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Absurdas Confusiones por CoMyvSadie

[Reviews - 3]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Hola! ^^ confieso que es la primera vez que subo un fic aqui :) es emocionante!...

Espero no sean groseros conmigo. Amo las críticas constructivas pero siempre que sean dichas sin insultos ¬o¬ por favor abstenganse de las "palabrotas"

Fuera de esa pequeña petición ojala les guste. Estoy probandome en el estilo que mas difícil me resulta a la hora de escribir (así es, soy cero romántica xDU) 

Esta idea surgió por petición de una amiga que no encontraba fics de Nightmare ;c espero empiecen a escribir sobre ellos porque la verdad no estaria nada mal un poco mas de variedad ^^-

Sin mas, no me extiendo y sigo en las notas finales :D

Notas del capitulo:

Sera un solo capitulo, digamos que es una prueba xD a ver que pasa x3

Podía verte feliz, sonriendo junto a aquella chica castaña, sus ojos claros parecían brillar de emoción ante nuestro encuentro y tu junto a ella parecías mas feliz que de costumbre –este es mi mejor amigo Sakito- me presentaste y ella amplio esa hermosa sonrisa que llevaba en el rostro mientras hacia una respetuosa reverencia, sus lacios cabellos se desordenaron por el viento otoñal que atravesaba aquella concurrida esquina de Tokio donde tuve la “suerte” de encontrarlos, te percataste de aquello y te acercaste a ella peinándola cariñosamente con tus dedos para luego besar su mejilla. La tomaste de la mano y ambos voltearon a verme nuevamente, pero yo, ya no podía procesar que era lo que sucedía, el ruido de los autos pareció acallarse repentinamente como por arte de magia, aquello me dejo aun mas perplejo cuando note que mi cuerpo sufría de un leve temblor a la expectativa, como esperando una explicación por tu parte, pero no lo soporte, colapse instantáneamente –Ella es Rina, es mí….- y todo se volvió negro no escuche que quisiste decir, no escuche tus gritos de preocupación al verme salir corriendo lejos de allí, no escuche los incesantes bocinazos que los autos me dirigían por meterme en su camino, no vi por donde corría, ni hacia donde me diría, ni a quienes me llevaba por delante. Todo parecía importar poco ahora; nada volvería a parecerme importante ni útil, nada podría hacer que una verdadera sonrisa volviera a asomar en mis labios ¿cómo podía ser? ¿En qué momento habías conocido a aquella chica que te arrebataba de mi lado? Este era el comienzo de mi tortura.
Cuando mi instinto me dijo que por fin estaba lo suficientemente lejos de ti deje de contener esas lagrimas que se habían agrupado en mis ojos ansiosas por salir, deje de contener innumerables sollozos que parecían quebrarme, lloré como un niño en medio de la gente que pasaba cerca, pero no tenía importancia, solo quería que ese dolor en mi pecho desapareciera y si para eso tenía que hacer el ridículo estaba mas que dispuesto a hacerlo.
Mis entorpecidos pasos me guiaron inconscientemente hacia aquella playa donde años atrás había tenido la dicha de conocerte, aquel maravilloso verano donde nos hicimos amigos inseparables. Desde el primer momento me llamo la atención la timidez con la que actuabas frente a las personas desconocidas, mas tarde descubrí que eras así con todos y eso me fascino aun más, la forma en que te comportabas me parecía totalmente tierna. Me acerque a ti, para invitarte a jugar, de hecho aquel verano era aburrido a morir, de todos los que había pasado en casa de mis abuelos, ese era el peor y encontrar por primera vez un niño de mi edad con quien pudiera jugar, me lleno de emoción haciéndome correr hacia ti gritando eufórico y provocándote un susto terrible por mi exagerado intento de hacer amistad contigo, tu no estabas acostumbrado a esas cosas, de hecho eras bastante callado y tranquilo, y no pude evitar reír como loco cuando te sonrojaste al verte sobresaltado por algo así; te enojaste, pero rápidamente hice que cambiaras de parecer, la idea de jugar juntos también te emociono, pues como dije no había niños en la zona. Ese primer día jugamos hasta el anochecer y nos regañaron por regresar tarde a nuestras casas, pero de allí en adelante nada nos separaría.
Cuando el verano llego a su fin creí que no tendría la suerte de verte hasta la próxima vez que visitara a mis abuelos, pero el destino tenía otros planes para nosotros y así, fue una grata sorpresa el encontrarnos en el instituto el primer día de clases en la secundaria alta…
Nuestra amistad siguió creciendo, cada día que pasábamos juntos la confianza entre ambos iba creciendo, nos contábamos todo tipo de anécdotas que nos sucedieran cuando no estábamos juntos y reíamos como verdaderos idiotas molestando a algún compañero de curso. En nuestro segundo año de secundaria las cosas cambiaron un poco, tuvimos la loca idea de formar una banda, comenzamos a buscar integrantes y fue allí donde encontramos a un bajito con una voz impresionante a quien apodaríamos Yomi y a sus dos seguidores Ni-ya y Ruka excelentes bajista y baterista respectivamente pero dos pervertidos de lo peor al igual que Yomi.
Ellos nos metieron a un mundo mas “adulto” por así decirlo, nosotros éramos dos indefensas ovejitas en comparación al estilo de vida que llevaban ellos. Es gracioso recordar la primera vez que salimos de juerga a escondidas de nuestros padres, el trío de “lobos” nos hizo probar nuestra primer bebida alcohólica y gracias a ellos también conocimos el placer del cigarrillo, aquella noche también tuvimos oportunidad de conocernos mas entre los cinco y nos confesaron la extraña relación que mantenían ellos tres “amigos con derecho” nos dijeron simplemente para luego compartir un beso de lo más caliente, no sé qué cara habremos puesto nosotros al verlos así, pero jamás olvidaré cómo Yomi casi se ahoga de tanto reírse de nosotros. El primer tiempo nos costó un poco adaptarnos al estilo de vida después de aquello, verlos sin dudas nos ponía algo incómodos, no de mala manera, simplemente nos era extraño y podíamos decir con total seguridad que los admirábamos por poder vivir tan tranquilos aun sabiendo que la sociedad los rechazaba por mantener esas actitudes políticamente incorrectas para jóvenes de su edad…
Mientras pensaba, me senté en la arena observando el mar, las olas eran bastante altas y el viento soplaba fuerte secando las lágrimas que aun se mantenían en mi rostro, aunque el sol brillaba radiante en lo alto del cielo más azul que jamás había visto, para mí era como un día nublado y tormentoso. El sonido del agua junto con el aroma a sal logro descolocarme del mundo llevando mi mente a divagar por los confines del espacio ¿Por qué había esperado tanto tiempo para decírtelo? Ya llevaba demasiados meses pensando en confesarlo, en decirte cuanto te amaba, pero mi cobardía no me permitía siquiera tocar el tema cuando estaba en presencia tuya, quizás esta era la manera en que la vida se vengaba de mí por ser cobarde y no enfrentar la realidad, quizás esto ya estaba escrito desde un principio, pero, me había tomado tanto tiempo y tantos debates mentales decidirme a decírtelo que me moría de odio hacia mí mismo, me moría de rabia hacia esa mujer que había salido de la nada a transformar mi vida en un infierno…
Recordé entonces aquella tarde donde tú no pudiste acompañarnos a tomar algo y, junto a los chicos, nos decidimos por ir de todos modos al pub que siempre frecuentábamos, aquel fue el día en que junte valor para hablar de mi situación y pedir consejos, estaba desesperado, ya no sabía qué hacer. Tras escuchar mis palabras los chicos hablaron claros y precisos “estás enamorado” esas dos sencillas palabras fueron el comienzo de mi más horrible agonía ¿Enamorado de mi mejor amigo? Sonaba tan irreal…
Luego de aquel hecho los días siguieron pasando normalmente en nuestra monotonía, los años de secundaria habían quedado muy atrás, ya éramos adultos, habíamos conseguido una disquera que nos respaldaba y todo marchaba viento en popa; aun así intentaba hablarte solo de temas relacionados al trabajo, la idea de haberme enamorado de ti rondaba por mi mente las 24hs del día, parecía un zombie, sin embargo, nadie más que yo parecía darse cuenta de mi actitud. Al prestar más atención comencé a notar pequeños detalles que hasta aquel momento jamás me parecieron importantes, cada vez que te veía a los ojos mi corazón se aceleraba con fuerza casi como queriendo escapar de mi pecho, de la nada me di cuenta que quedaba minutos mirándote con cara de idiota, tú te ponías nervioso y terminabas arrojándome algo por la cabeza para evitar que siguiera en mi insistente tarea de contemplarte en silencio, me sudaban las manos cuando nos juntábamos a componer un nuevo arreglo para alguna canción, solo por el simple hecho de sentirte tan cerca de mí, tus labios se me antojaban tan deseables que me costaba seguirte el ritmo cuando hablabas de las partituras y eso te hacía enojar…todas aquellas acciones anteriormente inadvertidas en mi conciencia, ahora tenían un significado distinto y eso cayó sobre mí como un balde de agua fría, pero también fue lo que me ayudo a entender que era verdad, te amaba…
A pesar de todo no me animé a confesártelo, la idea de que tú no sintieras lo mismo me aterraba profundamente, pero incluso aquello hubiera sido mejor antes que tener que soportar lo que me esperaría a partir de ahora ¿Cómo podría vivir sabiendo que te amaba pero que te había perdido? ¿Cómo controlaría el impulso de lanzarme a tus labios para devorarlos como si no hubiera un mañana? ¿Podría actuar como siempre? Era obvio que no…pero, ¿Qué otra alternativa me quedaba en esos momentos? Si eras feliz junto a ella entonces podía estar tranquilo y quizás lo mejor sería dejarte para que vivieras tu vida como lo desearas…
No me di cuenta en qué momento había oscurecido, pero al menos pude controlar el llanto que amenazaba con deshidratarme. Di una última caminata por la costa, ya hacía frio y terminaría enfermándome si continuaba allí, por lo que decidí apurar el paso. Llegué al departamento con la idea de dormir, ya no quería pensar en nada y teniendo en cuenta que había faltado al ensayo por haber salido corriendo después de verte, mañana sin dudas sería un largo día contestando las miles de preguntas que todos ustedes me harían. Me desvestí y me tiré a la cama abrazando la almohada; nunca hubiera creído que algo así podía hacer que mi corazón doliera tanto, quería morirme, morirme para no tener que verte junto a alguien que no era yo, para no pensar a diario como tus hermosos labios besaban a alguien más, para no envidiar a la que recibiría el calor de tus brazos rodeándola, pero sobre todo eso, morirme para no odiarme por haberme enamorado de ti.
El camino a la compañía al día siguiente se me hizo mas corto de lo habitual, unas “hermosas” ojeras adornaban mi rostro, cualquiera con solo mirarme podía adivinar en qué estado me encontraba.
Aquel era uno de esos pocos días en que prefería andar en auto para no tener que ver a las personas por las calles, así que opte por mi vehículo a la hora de salir de casa. Al llegar entre al estacionamiento de la compañía y detuve el auto en mi respectivo lugar, busque unas enormes gafas negras que intentaría no tener que sacarme durante toda la jornada y suspire con gran pesar para dirigirme a la sala de ensayos.
Para mi suerte a pesar de todo había llegado temprano, aun no había nadie, me senté cómodamente a esperar y el primero en llegar fuiste tú – Sakitoooooo!!!...- te abalanzaste a abrazarme junto con aquel eufórico gritito de emoción al verme, me alegro saber que una parte de mi se te había contagiado, jamás habrías saludado a alguien así cuando recién nos conocíamos – Hitsugi…- conteste mas desanimado de lo que hubiera querido formando una falsa sonrisa en mi rostro, ante aquello te separaste de mi cuerpo como si una corriente eléctrica te hubiera alcanzado y me miraste con los ojos exageradamente abiertos con notoria duda y curiosidad -¿Cómo que Hitsugi? Así tan cortante y frio ¿Estas enojado? Ayer no me dejaste terminar de hablar y saliste corriendo como si te persiguiera un fantasma ¿Qué te ocurre?- el tono de tu voz sonaba afligido y hasta podría decir que algo molesto –no es nada solo no he podido dormir bien estos días- mentí, descaradamente mentí como un vil hipócrita, aunque por una parte era cierto, la noche anterior no había podido pegar un ojo solo te estaba ocultando parte de la información, aquello no me hizo sentir mejor…-no te creo, te conozco y algo raro tienes- tu ceño fruncido junto a tu mirada acusadora lo que menos podían provocarme era que te confesara la verdad, mas bien se me antojaron adorables, me encogí de hombros como respuesta y tú bufaste molesto –sabes, Rina es gran admiradora tuya quería conocerte y hablar, pedirte algunos consejos, ella también es guitarrista le desilusionó bastante el hecho de que fueras tan borde con ella- eso último me dejo de piedra ¿Mi enemiga a muerte me admiraba? Que irónico…para mi fortuna en ese momento entro a la sala el trío de idiotas haciendo escándalo como siempre y la conversación con mi “amigo” se dio por concluida.
Yomi entro más emocionado de lo que nunca lo hubiera visto y se le colgó del cuello a Hitsugi para verlo con ojitos risueños –dime que Rina-chan me ha dejado ayudarle con los preparativos de la boda ¿A que sí? Y también quiero ayudarte a elegir tu atuendo, recuerda que debes estar acorde a las circunstancias- dijo el chibi con una gran sonrisa de oreja a oreja –claro que sí, luego de terminado el ensayo de ayer hable con ella para preguntarle y dijo que estaba encantada con la idea, todos ustedes le han caído muy bien. Y te agradeceré que me ayudes con eso porque no soy bueno con los atuendos elegantes- dijiste alegremente y algo apenado al verte vestido y maquillado al mejor estilo “Hitsugi ruder”; Yomi se separo de ti para comenzar a girar por toda la sala como si de una bailarina se tratase tarareando la clásica melodía de bodas y provocando grandes risotadas por parte de Ni-ya y Ruka tú también reíste pero al notar que yo no lo hacía te preocupaste y te acercaste para intentar hablarme.
Ya era demasiado tarde, me encontraba en un estado completamente irreal todo parecía moverse en derredor, sentía un aroma amargo en el ambiente, mi corazón latía tan despacio que creí que se había detenido, cualquier sonido era imperceptible para mi alborotado organismo…sin dudas supe que todo aquello fue producto de enterarme de tan reciente noticia que parecía poner de buen humor a todos menos a mí, me sentí egoísta, yo no era nada mas que un amigo tuyo y debía estar feliz por ti, pero aun así me fue imposible sonreírte para intentar calmarte –lo siento no estoy muy bien, iré un momento al lavabo- dije casi como un autómata, agradecí mentalmente el llevar puestas las gafas para que así nadie pudiera notar lo enrojecido de mis ojos que estaban a punto de soltar saladas lagrimas sin control alguno ¿Te casarías? ¿Así tan repentinamente? ¿Por qué jamás me hiciste siquiera una mención sobre un tema tan importante?.
Llegar a mi destino me costó mas de lo que hubiera querido, sin embargo logre llegar, y mirándome a un espejo me auto-compadecí de mi propio aspecto a la vez que comprendí el porqué de tú preocupación. El color de mi rostro había desaparecido por completo y aunque llevaba lentes, podía distinguirse a la perfección la tristeza descomunal que irradiaba mi expresión.
El silencio que acompañaba mi soledad en aquel lugar fue interrumpido cuando te sentí abrir la puerta para asomarte tímidamente a ver si aun me encontraba allí –Sakito ¿Qué tienes? Los chicos y yo creímos que te habías ido a casa ¿sabes cuánto llevas aquí metido?- preguntaste mientras terminabas de entrar y te acercabas a mí, solo negué con la cabeza, sin mirarte y sin moverme de mi posición frente al espejo, no me atrevía a verte, me descubrirías sin dudas –hace más de media hora estás aquí, no estás bien, ya suéltalo ¿quieres?- apoyaste tu mano en mi hombro intentando hacerme dar la cara pero el contacto de tu cuerpo pareció quemarme por lo que me deshice del agarre rápidamente retrocediendo algunos pasos como si fueras un completo desconocido que me estaba acosando.
Ante aquello me miraste más que confundido, tus ojos perdieron ese brillo habitual que tanto me gustaba, te sentiste completamente rechazado por mí, era la primera vez que en nuestros años de amistad yo me comportaba tan extraño –suficiente!!- medio gritaste agachando la mirada y cerrando los puños con fuerza –tú no eres Sakito, tú no eres mi mejor amigo, ni siquiera te pareces a esa maravillosa y alegre persona que conozco; si no quieres decirme que te ocurre me enfadaré y lo digo en serio ¿hice algo mal? ¿Estás enojado conmigo? ¿Qué diablos tienes? Dímelo!!- parecías poseído ¿tanto te preocupabas por mi?
Me sentí aún peor de lo que ya me sentía, no era justo que yo me comportara así, no era justo que tuvieras que preocuparte por un idiota enamorado como yo, no te merecías verme en mi patético estado, pero no podía decirlo, no podía confesarte todo lo que estaba sintiendo para que comprendieras el motivo de mi aparente malestar. Solo me quede inmóvil en mi lugar esquivando tu acusadora y furibunda mirada –tsk, no vale la pena estar preocupado si ni siquiera me dejas ayudarte ¿quieres que me aleje de ti y te deje solo? Bien, cuando tengas los cojones de enfrentarme nuevamente y explicarme porque te convertiste en un completo extraño tan repentinamente, estaré dispuesto a escucharte, mientras tanto hare de cuenta que no existes, eres un idiota!!- apretaste los puños con más fuerza mientras decías aquello, percibí como tu corazón pareció quebrarse tras esas palabras que supe muy bien no querías decir, sin embargo con todo el dolor de tu alma dijiste aquello para hacerme reaccionar, me conoces tan bien…
Estabas a punto de marcharte con tus tristes ojos llenándose de lágrimas y pena, pero no te lo permití.
Con la poca cordura que aún conservaba camine hasta alcanzarte y poder abrazarte por la espalda –lo siento, de veras lo siento tanto…no es tu culpa es que yo…- te apreté con fuerza entre mis brazos quizás de aquella manera podría mantener tu corazón junto al mío aunque fuera un instante, te volteaste para poder corresponder a mi abrazo con igual intensidad, acariciaste mis cabellos como si estuvieras intentando consolar a un niño pequeño y eso me hizo decidirme a contártelo, si dejarías de hablarme por lo menos quería que hubiera una buena razón para que lo hicieras –yo…yo me enamore de ti…- dije con la voz quebrada, admitirlo frente a ti me fue más difícil de lo que esperaba, y era peor saber que tu respuesta seria un rotundo “no” el silencio me indico que podía continuar –de verdad lamento contarte esto ahora que te casaras pero juro que no fue mi intención sentirlo, simplemente paso, y pude aceptarlo hace poco, me negaba a creerlo pero ya no puedo ocultarlo…de todos modos no interferiré en tu vida, y me hace feliz saber que encontraste el amor………- sacarlo por fin de mi corazón fue una sensación de libertad indescriptible, ya no se sentía tan pesado y creo que, aunque fuera algo difícil, podría seguir adelante con mi vida.
A pesar de todo no pude contener el llanto que me provocaba esa triste despedida, y tu silencio hizo que doliera más.
Me aferré a tu cuerpo con todas mis fuerzas, quizás nunca volvería a sentir tu calor tan cerca, en esos momentos tus brazos se me antojaron de lo mas reconfortantes y te agradecí que no me rechazaras cruelmente –definitivamente eres un idiota- las primeras palabras de tu respuesta, dolieron horriblemente en mi pecho, pero quería escucharte, de esa forma matarías todas mis esperanzas de una sola vez, sonaba masoquista pero era lo mejor –Sakito ¿Quién te dijo que yo iba a casarme?- preguntaste repentinamente con un tono entre risueño y divertido, me sobresalte, dejando de apoyar mi cabeza en tu hombro te mire a los ojos, ya no había rastros de lágrimas.
Tu mano se paseo delicadamente por mis mejillas sonrojándome levemente al notar que aun continuaba llorando, secaste el llanto que limpiaba mi dolor al sentirme tan lejos de ti, y me quedé totalmente en shock cuando tímidamente te acercaste a besar mis labios, el simple roce se me antojo de lo más cálido y suave, aquello terminó por sonrojarnos a ambos, aun así no dejamos de vernos a los ojos.
Me quitaste las gafas, sorprendiéndote de las ojeras que todavía estaban presentes en aquella zona y con una risilla continuaste –déjame adivinar, ayer no dormiste por estar pensando que Rina es mi novia ¿a que sí?- esa aclaración me descolo por completo –parece que acerté!- dijiste orgulloso –y seguro creíste que la boda era mía por el comentario del chibi- reíste más al descubrir que todas tus predicciones eran correctas –baaaka!, Rina-chan es mi hermana menor, vive en Rusia con mi padre, mamá le rogo que celebrara la boda en su país natal y a ella le gusto la idea porque no venía a Japón desde que tenía diez…ya te había comentado de mi situación familiar miles de veces pero, creo que nunca te mostré una foto de ella ¿verdad?, en fin.
Quise contarte todo eso cuando te cruce en la calle pero no me diste oportunidad- te encogiste de hombros como quien cuenta el final obvio de una telenovela barata y sonreíste –¿así qué me amas?- tus ojos volvieron a llenarse de ese brillo especial que tanto adoro y fue entonces que me di cuenta de lo ridículo de la situación, me sentí terriblemente avergonzado, te solté bruscamente para no tener que seguir viendo esos ojos tuyos que son mi perdición.
Había quedado totalmente expuesto ante ti, no había manera de refutar todo lo que te había confesado así que solo me resigne y suspire intentado calmarme –ya te lo he dicho no me hagas repetírtelo, baaka!- espete riendo, me sentí tan cursi, casi como damisela de cuentos de hadas –ese sí es MI Sakito, el mejor amigo, compañero y futuro novio que puedo pedir- también reíste aunque pude percibir lo incomodo que te sentiste al decirlo, si a mí me provocaba vergüenza la situación, a ti te la provocaba multiplicada por mil -¿eso quiere decir que esta linda nena pelirroja acepta ser mi novia?- me burle tomando las riendas de la conversación tal y como siempre había sido.
Por fin pude dejar de sentirme triste, de sentirme vacio, pude dejar atrás mis debates mentales, sentí que si te tenia conmigo podía ser capaz de cualquier cosa, deje todos los temores, dudas, lagrimas, y malos pensamientos atrás; ahora empezaba lo bueno, una vida a tu lado –s-si…- contestaste rojo como un tomate, haber dado el primer paso había sido un gran logro en ti, eso me demostró que yo realmente te importaba más de lo que creía, aunque aun tenía una duda -¿desde cuándo sientes lo mismo que yo?- pregunte con verdadera curiosidad, si me había costado tanto entender y aceptar lo que sentía, ¿en qué momento te había pasado lo mismo sin que me diera cuenta? –pues…desde mucho antes que hablaras con los chicos sobre el tema- dijiste dudoso –ellos ya sabían lo que sentía por ti cuando se los confesaste- la respuesta me sorprendió en sobremanera, esos idiotas no dijeron nada …de todos modos no puedo quejarme, ahora te tengo conmigo y sé que me amas igual que yo a ti.
Me volví a acercar para abrazarte y besarte, acostumbrarme a este cambio no me costaría en lo más mínimo tus besos saben a gloria, como el dulce que le faltaba a mi vida –y como te iba diciendo ¿Cuándo crees que puedo ver a Rina-chan?- dije despreocupado. Te reíste sabiendo que por fin volvía a ser yo mismo y volviste a besarme, juntos salimos de allí rumbo a la sala de ensayos o el manager nos cortaría el cuello……
Notas finales:

Hi! wow fue realmente emocionante saber que lo estaban leyendo(?) xD en fin, gracias por su tiempo :D

Solo soy alguien que busca una salida de la realidad a través de historias que nos transmitan algo, ya sea, un sentimiento, una enseñanza o simplemente una sonrisa. Si a través de las palabras no puedo transmitir nada, entonces sabre que esto no es lo mio uwú

Intentaré subir otro fic, pero no sera tan dramático (me gustan las historias de acción xDU) a ver que opinan, y si ninguno de los dos les convence, pues ni modo -w- me hare emo(??) ok eso no xD pero buscare otra forma de expresión artistica xP

Ok ya me voy y dejo de molestar ^^U se cuidan! :DD


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).