PRETTY WOMAN? por ravenK

1: LA BESTIA HA LLEGADO

De las cosas que Chiaki ha hecho; esta sin duda…

Hey Tori, ¿no es lindo?- sonrió tan inocente como su persona lo requiere mientras acariciaba el lomo de… “la bestia”. Hatori se encontraba sentado en el suelo un tanto turbado por tan brusco recibimiento.

Es la más insólita… pero de cierta forma; no me sorprende demasiado.

Yoshino ¿Qué se supone que harás con esa cosa?- Chiaki paró los jugueteos con el can, un perro color negro azabache, era un Labrador Retriever de un año de edad.

Es un perro Tori, no una cosa y planeo conservarlo- indicó con una sonrisa al can; quien se subía a sus hombros ya que estaba a la altura del perro, Hatori suspiró.
¿De dónde lo sacaste? ¿Sabes si tiene todas sus vacunas? ¿No se suponía que le tenias miedo a los perros?- Yoshino contestó sin prestarle demasiada atención.

No sé nada de él… lo encontré en la calle; fue curioso…- comenzó a recordar cómo había llegado a dar con “la bestia” según Hatori.



Flasback:

Chiaki caminaba por la calle; venía de regreso de un conbini, Hatori no había ido a su casa en varios días, ya que se encontraba absorbido por el trabajo y por ende, Yoshino no se había alimentado bien.

“Bueno… tiene mucho trabajo, además debería dejar de depender tanto de él…”- mientras sus pensamientos lo tenían distraído, no notó como un perro tomaba su bolsa de compras y huía por un callejón; Yoshino lo hubiese dejado pasar si dentro de la misma bolsa no se encontrara una revista con un artículo de su manga… y si, aparte su comida y cena.

¡Oye!- comenzó a perseguirlo, llegando a chocar con algunas personas en el camino, logró dar con el can y este estaba acorralado ya que era un callejón sin salida.

¡Te tengo!- exclamó triunfal con una sonrisa, con cuidado se acercó al perro.

Lindo perrito… jaja dame esa bolsa… ¡mira!- del bolsillo de sus jeans sacó una galleta pues venía comiéndolas en el camino, el can lentamente se acercó a él con la bolsa en el hocico; cuando estuvo seguro de tenerlo lo bastante cerca; Yoshino le entregó la galleta y le quitó la bolsa, en un momento de docilidad acarició la cabeza del animal; si bien era cierto que los perros le daban miedo de más chico; él era diferente.

Nee amigo… ¿tienes casa?- le preguntó al can, más este solo le lamió la cara juguetonamente, haciendo que Chiaki riera divertido.

“Es lindo… y no tiene dueño… además me vendría bien un perro”- se dijo mientras jugueteaba con el animal y sin pensarlo mucho se fue con él caminando.

Llegaron a la casa de Chiaki, mientras él dejaba la comida en la nevera sacaba un par de carne para el animal.

¿Debería de darle esto?- se interrogó observando atentamente la carne molida del empaque, pero sus meditaciones se vieron interrumpidas por el sonido seco de algo cayéndose y los ladridos del perro.

¿Qué sucede?- preguntó, pero al reparar en la persona en el suelo suspiró aliviado.

Hey chico, ven…- palmeó para atraer la atención del perro mientras el sujeto se incorporaba, mirándolo incrédulo.

Fin de flashback



Y así fue como sucedió… ¿verdad que es lindo?-

No puedes tenerlo…- sentenció con voz firme Yoshino hizo un mohín

No te estoy pidiendo permiso, además esta es mi casa, puedo hacer lo uqe se me antoje-

Tú no eres el que lava, limpia y te alimenta… además habría una bestia que alimentar-

Es un perro-

Da lo mismo Yoshino, no puedes cuidar a un animal, no sabes si es peligroso, mira como me atacó- estaba molesto, ya sea por el ataque del animal o por el simple fin de ciclo.

Yo me haré responsable… además podemos ir a un veterinario para saber si…-

¿Podemos? Yoshino, ¿te acabas de dar cuenta de lo que acabas de decir…?-

T-Tori… yo…- el sonido de la puerta abriéndose los interrumpió, siendo el animal quien fuera a recibir al invitado y efectivamente, el can había tumbado de la misma manera al visitante.

Oye… ven… chico, no lo ataques- indicó llamándolo, Hatori se dignó a ofrecerle la mano amiga al joven rubio tumbado.

Chiaki… ¿de dónde sacaste esa bestia?-

¡Que es un perro!-

UNA BESTIA…-clamaron los dos “rivales” a la vez, mirándose con desprecio, Chiaki suspiró mientras le hacía mimos al can que no sabía en donde había venido a parar.