Despedida.
Naruto se encontraba guardando sus cosas. Cuando la puerta se abrió. Dejando ver a un pálido azabache. Que al ingresar mostraba cara de sorpresa.
-Dobe ¿Qué haces?- Fue lo único que atino a decir dentro de su perplejidad.
-Me marcho- Contesto decidido el rubio, sin voltear a verlo y continúo con su tarea.
-A dónde, porqué, cuánto tiempo…- Pregunto con un nudo en la garganta.
-No sé a dónde iré, sólo sé, que será lejos… muy lejos de ti y que no volveré nunca. El motivo… lo conoces de sobra- Intentaba con todas sus fuerzas mantenerse firme y que la voz no le temblara, pero sencillamente resultaba imposible. Así que cerró la valija, en un intento por darle fuerza a sus palabras.
-Naruto, que ocurre, porque haces esto, acaso no sabes que te amo.
-Vamos, Sasuke, si me amaras… no me hubieras… engañado. – Lo último lo dijo en un susurro. Sus ojos se volvían acuosos a momentos.
-No sé de qué me hablas.- Afirmo el moreno, pero sentía que se quedaba sin aire.
Sabía que de nada valía negarlo, que Naruto jamás diría algo así… sin pruebas. Y eso lo hacía temblar. Pero aceptarlo, era resignarse a perderlo. Y eso nunca lo haría; al menos, no hasta haber agotado todos los recursos para hacer que se quedara.
Por otro lado, el rubio sólo negó, mientras su rostro se ensombrecía. Y pesaba “acaso me cree tan estúpido”… Por eso al hablar intento imprimirle a su voz esa fuerza que el ya no tenía y dijo:
-Teme, tú y yo sabemos que me engañas… Que hace mucho que lo haces, no sé con cuantas personas has estado, pero sé que ya no eres mío… Que quizás nunca lo fuiste.
-Naruto, de que hablas… si tú eres la razón de mi vida… - El no era así, pero tenía miedo y mucho… lo perdería; tenía que evitarlo a cualquier costo.
-Sabes, no era necesario que hicieras esto, si me hubieras dicho que ya no me amabas y que habías encontrado a alguien más… yo lo hubiera entendido. Me hubiera dolido en el alma, pero te hubiera dejado libre…
-Pero de verdad te amo, ellos no significan nada, eres el único en mi vida, por favor créeme.- Y entonces cayó en cuanta de lo que dijo… Y deseo que la tierra se abriera.
-Já, y luego dices que el dobe soy yo. Acabas de admitir que me engañas. – Soltó de forma acida. - En fin, sé que ellos al igual que yo, no somos nada para ti, que somos incapaces de llenar ese vacío que tienes. Pero espero de corazón, que Sakura sea diferente... – El rencor era palpable.
¡Ah! Que hacer, las cosas se habían salido de control, el moreno no sabía qué hacer o decir… Cómo hacerle entender que lo amaba. Que no había nadie más… Necesitaba tiempo…
-Naruto no te vayas, hablemos… Déjame explicarte.- Intento tomarlo por lo hombros, pero al ver al rubio temblar, decidió alejarse. El no quería hacerlo sufrir.
El ojiazul sentía la cabeza reventar, eran tantas cosas y ni una sola respuesta. Por un lado, quería… anhelaba… un explicación, de preferencia creíble… Por otro lado, una vocecita le decía que no había explicación suficiente, que si amas a alguien… aunque sea un poco, no le harías eso. Porque cuando el amor se acaba y ya no se tienen fuerzas para luchar por él, lo mejor es dejarlo… Pero el necesitaba por sobre todas las cosas, cerrar ese ciclo de su vida.
-Está bien, hablemos, creo que nuestra historia merece un final. Yo una explicación… Y tú el derecho a intentarlo. - Dijo mientras tomaba su maleta dirigiéndose al sofá, al llegar la coloco a su lado y se sentó, intentando mantener el control.
Sasuke imito la acción, mientras trataba de poner sus ideas en orden. Consciente de que no podía permitirse otro error. Que tenía que explicarle sus motivos y hacerle ver que lo amaba más que nunca y que todo lo que hizo, lo hizo por él.
Pero sabía que era ridículo, llegar y decirle:”Hey, dobe, te engañe… porque te amo y temía perderte”. Eso era igual a culparlo por sus inseguridades y aunque era cierto. Naruto no lo entendería ni debía hacerlo.
Entonces que hacer… Si daba un paso en falso lo perdería para siempre… se iría.
Así… sin un plan en mente, ni una sola justificación, se sentó y espero ser iluminado… Patético.
Naruto al ver que no tomaba la palabra, decidió empezar, aunque no sabía qué era lo que quería saber; o mejor aún… si quería saber algo… Tenía miedo, mucho miedo… Aún así tomo aire y empezó…
-Creo que ha llegado el momento de sincerarnos, no temas en decirme la verdad, ya no hay nada que perder… Pero me gustaría saber cómo fue que llegamos aquí. Yo seré lo más sincero que pueda… ¿Quieres empezar tú o lo hago yo?- Pregunto de la forma más diplomática que podía.
Sasuke no sabía por dónde empezar o que decir… Estaba bloqueado… Y el rubio nunca fue una persona paciente, se veía irritado, aún así se controlaba.
-Mmm, por lo que veo te comió la lengua el ratón… muy bien, empecemos desde el inicio. Hagamos un recuento de lo vivido, si sientes que tienes algo que agregar no dudes en decírmelo. No olvides, que esta es la última vez que conversamos de esto… o de algo.- Lo último lo dijo en un susurro.
Veamos, nos conocimos a los 14, cierto… - El moreno sólo asistió.
Bien, yo era un despojo humano y tú la perfección vuelto humano. Todos me despreciaban y a ti te amaban, en pocas palabras. Éramos opuestos. Seres completamente diferentes sin nada en común, más que una profunda soledad.
Apostaste enamóreme y deshacerte de mi… Y te perdone… Creo que nunca te dije que yo planeaba hacer lo mismo. Já, irónico. Claro, no planeaba enamorarte, pero si usarte cual vil peldaño…- Sonrió con descaro al ver el pálido rostro contraerse con molestia.
Si tenía que hacerlo enojar para que hablara, lo haría. Porque él no se marcharía sin una explicación, tenía miedo, pero necesitaba saber en qué fallo para perderlo.
-Sí, planeaba usarte y lo hice sin remordimiento… Por eso te “perdone”, yo había hecho lo mismo…
-Siempre lo supe, por eso acepte la apuesta, porque deseaba darle un escarmiento a ese niño mimado que eras. Luego vi que no era así y que al igual que yo estabas sólo. Naruto, no es necesario que te satanices. Yo sé lo que eres y sé que al poco tiempo abandonaste tu “plan”. Te conozco o solía hacerlo. Por eso te pedí disculpas, no quería perderte.
El rubio no pudo evitar sonrojarse. Y el pelinegro tener una pequeña esperanza.
-Ok! Hasta aquí vamos bien… luego nos hicimos mejores amigos, quizás así teníamos que habernos quedado. Nos complementábamos tan bien, nuestra amistad pudo haber durado para siempre. Gracias a ti supere todos mis miedos y complejos… A pesar de todo, Sasuke, gracias! - Sonrió zorrunamente.
-No me las des, frecuentemente, me arrepiento de haberlo hecho, creo que esa fue la fuente de todos nuestros problemas…- Soltó sin pensar, el pelinegro, claro que al terminar se sentía arrepentido y más al ver los azules ojos abrirse sorprendidos.
-Por qué dices eso…
-Estas seguro que quieres escuchar la verdad, prometes no arrepentirte u odiarme o peor aún… sentir lástima de mi…- Dijo el moreno con la cabeza gacha y su mejillas un poco sonrojadas.
La sorpresa del rubio sólo aumento más. Y la curiosidad surgió.
-Sí.- Dijo sin titubear. Y el moreno creyó que era la oportunidad, ahora o nunca.
-Veras, al principio tu y yo nos necesitábamos. Estábamos en equilibrio. Aunque no lo pareciera. Luego tú empezaste a cambiar, dejaste de ser un dobe revoltoso y gritón, para transformarte en un joven lleno de vida, gentil y de gran corazón.- el rubio arrugo el entrecejo y el moreno a claro.- No es que no lo fueras, sólo se noto más.
En fin, poco a poco el equilibrio se rompió, tu dejaste de necesitarme y mi dependencia hacía ti crecía y crecía.
Poco a poco me dejaste de lado, me olvidaste. Y pase a ser uno más.- Su rostro estaba ensombrecido.
-Sasuke, las cosas no fueron así. Yo cambie por ti, para poder estará tu lado como un igual, no quería que te aburrieras de mí y me dejaras. Todo lo hice por ti, mi vida se construyo en base a la tuya.
-Pero yo te amaba y te amo, siendo tu mismo, al principio me enamore de tu fragilidad, de tus defectos… de tu necesidad por mí.- Lo último apenas y se oyó.
-Entonces ¿Porque me engañaste? Dices amarme por completo, con todo y todo… no entiendo… de verdad no entiendo, te amo, me amas, nos amamos… entonces cual fue el problema… porque estamos así…- Se sentía tan impotente.
-No lo sé, pero creo que el problema fue que deje de amarme en algún momento, para solo amarte a ti. Te volví el centro de mi mundo y al ver o creer que me abandonabas mi universo parecía derrumbarse. Por eso, recurrí a otros en busca de la confianza que tu ya no me dabas… necesitaba, sentirme valioso para ti…- Y el moreno se derrumbo.
-Oh! Sasuke- dijo el rubio mientras se acercaba abrazarlo.
Naruto no sabía qué hacer o decir, nunca se espero esto. Se sentía culpable y mucho, a pesar de ser psicólogo y tratar casos como este casi todos los días fue incapaz de ver la piedra en su ojo.
Y el moreno, estaba confundido, sabía que si quería conservarlo, tenía que actuar ahora, porque el rubio estaba frágil y en sus brazos, era ahora o dejarlo marchar.
Por un lado, sabía que sin Naruto a su lado, su vida poco a poco se desvanecería, primero perdería el color y luego todo sentido, que podía retenerlo a su lado e intentar hacerlo feliz. Por otro lado, era consciente de que el rubio nunca lo sería, al menos no por completo. Porque el amor, ni siquiera el más intenso era capaz de borrar el pasado.
-Naruto, veme a los ojos.- Dijo mientras alzaba el mentón del rubio. Y observaba esos cielos que amaría por siempre.
Te amo, nunca dejare de hacerlo, lo hare hasta el último momento de mi vida, pero no podemos estar juntos.- El rubio abrió la boca para hablar, pero el azabache lo callo poniendo su dedo índice en sus labios.
Sé que me amas, pero soy consciente de que nunca olvidaras lo que hice y no te culpo, me odio a cada instante por hacerte pasar por esto. Deseo que seas feliz, por encima de todas las cosas, aunque no sea mi lado… - Le dio un beso en la frente y se paro para marcharse.
El rubio sollozaba, mientras pensaba que a pesar de todo, no existe tal cosa como un amor inútil, porque los recuerdos permanecen, al menos los buenos.
Además sabía que Sasuke tenía razón, podría perdonarlo, amarlo; pero no sería capaz de olvidar, viviría temeroso el día a día, nunca volvería a confiar en el… Y sin confianza no hay amor, o al menos no uno duradero… Dolía y mucho, pero era lo correcto.
Reunió la poca fuerza que le quedaba, tomo su maleta, se seco las lagrimas y camino con valor hacia la puerta, consciente de que no volvería, pero antes de cruzarla, cerro lo ojos y fue consciente…
Que después de todo… su amor… No fue suficiente…