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El aroma correcto por lady_chibineko

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Título: El aroma correcto

Autor:
Lady chibineko
(Miembro de la Orden Sirusiana y alumna de Hufflepuf en Media Noche en la Torre de Astronomía, Miembro de la Mazmorra del Snarry)

Disclaimer: Todos los personajes de este fanfic pertenecientes a la serie de películas de Ice Age son propiedad exclusiva de Blue Sky Studios y 20th Century Fox. Yo solo escribo sin fines de lucro y por diversión.

Advertencias: Este es un fanfic del tipo slash, lo que quiere decir relaciones chico-chico (en este caso más bien seria tigre-tigre xD, por lo que también es medio zoofilico); si no es de agrado este tipo de lectura, por favor no sigan. Incluye las películas de la primera a la tercera.

Anuncio: Seeeeeh... Diego con el personaje creado por mi ¡Conozcan a su media naranja felina!.  En fin, Diego es mi personaje favorito de The Ice Age y por lo tanto lo meto al fandom que mi alocada mente crea porque le da la gana.  Disfruten! Le dedico este fic a todos los gatos que he tenido, que aún tengo y que vendrán a mi vida. En especial al pequeño Dieguito, al cual le prometí un hogar y me lo arrebataron antes de poder llevarlo a casa. Te extraño cosita peluda y renegona u.u espero que estés bien ahora en el cielo de los gatos. En fin, disfruten por favor.

Y ahora al fic...

Capítulo I

Diego se estiró un poco sin salir de la sombra del árbol bajo el cual descansaba mientras observaba a Morita jugar con Sid, Crash y Eddie; en tanto que Manny y Ellie se relajaban un rato un poco más alejados a la orilla de un riachuelo de esa gran aventura que ambos llevaban juntos luego de haber formado una familia.  El enorme gato suspiró al pensar en esa palabra, familia y es que le daba un poco de nostalgia por algo que hacia mucho tiempo había perdido al separarse de sus padres y que tal vez nunca volvería a encontrar.

Si bien era cierto que tenia la dicha de pertenecer a la más singular y sin duda alguna la mejor de las manadas en el mundo, la cual era a su vez una muy singular gran familia; la verdad era que el tigre dientes de sable deseaba una familia propia, como la que el mamut tenía o la que incluso Sid proclamaba tener cada vez que mencionaba a sus hijos adoptivos Eggbert, Yoko y Shelly una y otra vez sin parar, preguntando que tan grandes estarían en aquel momento y sin lo extrañarían y aunque Diego no pensaba decirlo nunca en voz alta, en especial a Sid, estaba seguro de que esas tres enormes lagartijas y su igualmente enorme madre si extrañaban a ese perezoso cabeza hueca de su amigo.

Y al pensar en aquello se deprimió un poco. Él no tenía, después de todo, a nadie que lo extrañase de esa forma como lo tenían Sid en esa peculiar familia a la distancia o Manny, quien de manera más mundana tenía junto a él a su adorada Ellie a quien amaba y que a su vez lo amaba como cualquier pareja de enamorados se ama y también contaban con Morita, esa pequeña pilla que le ponía al pobre mamut los pelos de punta, pero que una y otra vez le sacaba sonrisas y sacadas de pecho del orgullo que le daba.

Así es, Diego deseaba una familia propia, pero por alguna razón no lograba iniciar una ¡Y no porque no lo hubiese intentado!. Ese definitivamente no era el problema, porque lo habia intentado hacía tan solo una temporada, cuando un par de lindas dientes de sable, María y Rosaura, habían ido al valle.  Diego, como el macho galante que siempre había sido, les llevo regalos, les mostró el porte de macho adulto y sano que tenía y todas las otras lides del cortejo entre dientes de sable que se tenían que llevar a cabo se dieron, o por lo menos casi todas porque al final algo faltó, algo que para todo dientes de sable era crucial: ninguna de esas lindas hembras tenía el aroma adecuado para hacer click con Diego, ninguna soltaba al aire las feromonas correctas para hacer que al macho en cuestión se le agitaran los instintos en busca de reclamar derecho de propiedad y sentar las bases para formar una familia llena que cachorritos que lo llamaran papá.  No, a pesar de todo, ninguna fue la adecuada, y Diego solo miró cabizbajo el correr del agua del riachuelo cercano a la guarida el día que ambas se marcharon en buscar de algún otro macho con el cual tener algo más de suerte.

- "Tranquilo Diego, estoy segura de que tu pareja esta allí en algún lugar y que sin importar que, ambos se encontraran cuando llegue el momento adecuado."- lo animó Ellie en ese momento, colocando una trompa amiga sobre su lomo- "Sino míranos a Manny y a mi, yo que toda mi vida busqué a la zarigüeya macho perfecta y terminé junto a un mamut lleno de defectos."

Eso sin lugar a duda arrancó una sonrisa de Diego en aquellos momentos, así como lo volvía a hacer en el presente.  Se levantó y desperezó mientras veía a Crash y Eddie aplastar a Sid contra el suelo y a Morita llenar al pobre perezoso de barro. Sid terminó viéndose tan ridículo como de costumbre y Diego tan solo negó desde su sitio de espectador.

- "Muy bien, se acabó el descanso.  Hora de ir a buscar el almuerzo, dientes de sable holgazán."- se dijo a si mismo el enorme gato antes de salir de manera pausada del recinto, dar un estirón a sus músculos en general y luego lanzarse a la carrera hasta su punto de caza, el cual estaba fuera del valle puesto que la sola idea de que Morita lo viese cazando y pusiese cara de pena al ver a su tío Diego comiendo a otros animales hacia al pobre gato sentirse enfermo (al igual que al padre de la criatura, Manny le había pedido especialmente a Diego que mantuviese a Morita lejos de matanzas a otras criaturas).  El solo pensar en la mamutsita con la carita llena de lagrimas por su culpa le hacía sin duda alguna, desear patearse la cola a si mismo.

Ya varios kilómetros alejado del valle, Diego divisó una pequeña panda de mamíferos pequeños, con uno sería suficiente para llenarle la panza.  Se puso en posición de acecho, dio un paso... y un ruido a su derecha llamó su atención.  Divisó con cuidado pero nada apareció en su campo de visión, además de que ningún ruido alertó a sus presas. Bien.

Volvió su atención hacia los mamíferos pequeños y eligió a uno con antelación.  Se preparó, comprimió el cuerpo, tensó los músculos, avanzó con el vientre pegado al suelo hasta que estuvo apenas a unos pasos de distancia de su futura cena. Sacó las garras tanto traseras como delanteras, preparó las patas y finalmente saltó. Un par de minutos después ya tenía la cena en el hocico y se dirigía ufano de regreso al valle.  Aún cuando tuviese que esconderse de Morita para evitar que la niña lo viese, prefería comer en casa, lo hacía sentirse... seguro.

Siguió su camino con tranquilidad, aunque no podía dejar de mirar a los lados pues tenia el extraño presentimiento de que algo tenía puestos los ojos sobre él, su instinto se lo decía, pero no lograba divisar nada raro.

Bueno, eso no importaba ya que casi estaba en su guarida. Hacia unos momentos había llegado al valle y como acostumbraba, transitaba el camino libre de crías para evitar traumatismos y gritos infantiles, unos metros más e iniciaría el festín.

Y fue cuando terminaba de pensar en la palabra 'festín' que se reprendió a si mismo por no estar atento a sus instintos, porque de pronto algo lo atacó y eso que lo atacó trató de quitarle su presa.  Por supuesto que siendo Diego el tigre dientes de sable que era, pues no se dejó. Lanzó un rugido lleno de furia y soltando momentáneamente su próxima cena ataco a quien iba terminar siendo su próxima víctima.

Un movimiento preciso y ya tenia contra el suelo a... a...

¿Era acaso otro dientes de sable lo que estaba atrapado bajo su peso?... Si, lo era, era un macho un poco más pequeño que él y el cual en aquellos momentos le mandaba una mirada que si las miradas mataran, Diego ya hubiese caido bien muerto por lo menos una docena de veces. ¡Cuando era Diego quien debería de mirar con todo el desdén del mundo a ese pequeño ladrón!, pero había algo, un no sé que, que tenia a Diego simplemente mirando alelado a su nueva presa.

- "¡Diego! ¡¿Pasó algo?!."- llegó de pronto la voz de Manny, quien al escuchar el rugido del tigre había dejado todo lo que hacia de momento para ir en ayuda de su amigo, al igual que el resto de la manada.

Aquello no fue bueno, Diego se distrajo y el otro dientes de sable aprovechó dicha distracción para moverse lo suficiente para liberar una pata delantera y lanzar un zarpazo que para esquivar, Diego se vio obligado a moverse liberando al otro tigre que en un tris tras se hizo de la olvidada cena de Diego y salió corriendo del lugar como si lo persiguiese su peor pesadilla.

- "Diego ¿ese era otro tigre?."- preguntó Ellie quien preocupada trataba de evitar que Morita se siguiese acercando.

- "¿Que?... Mmm, si, si lo era."- contestó Diego algo desconcentrado y es que lo que acababa de suceder no le cuadraba para nada.

- "¿Te lastimo?."- preguntó Sid muy preocupado.

- "¿Lastimarme? Claro que no."- respondió furioso el tigre local- "Pero se llevo mi cena... ¡Me robó!."

- "En ese caso el lastimado era el otro tigre."- y para reafirmar sus palabras Sid señaló una de las patas traseras de Diego, la cual estaba cubierta de sangre, así como diferentes zonas marcadas del suelo.

- "Esto no me gusta nada."- Manny opinó preocupado- "Un dientes de sable herido puede ser más peligroso que uno sano. Puede tratar de atacar a las crias por hambre."

Diego gruñó de pronto.

- "Demonios."- comentó antes de emprender la marcha tras el rastro de aquel sujeto y trás de él fueron Sid y Manny, así como Ellie sin mediar palabra alguna.

- "Morita, quédate con tus tíos Crash y Eddie."- ordenó Manny cuando se perdía ya de la vista de su hija quien miró a las dos zarigüeyas que se habían posicionado sobre su lomo con preocupación.  Los tres se miraron y esbozaron un gesto de decisión antes de seguir al resto.  Le dijeron que se quedara junto a ellos, pero su padre no especificó donde, y como iban las cosas  no iban a devolverla si la descubrían a, quizás, medio camino.

Diego llevaba ya un buen rato siguiendo el rastro y a cada paso se alarmaba más, pues la cantidad de sangre en el rastro aumentaba también a cada paso.  Ese tigre se estaba desangrando, tanto que comenzaba a dudar que fuese un peligro para otros. No se puede ser un peligro para nadie si se esta muerto.

Hacia un buen trecho que había pasado su punto de caza y si la memoria no le fallaba pronto llegarían a un grupo de cuevas en las faldas de una gran montaña, probablemente el tigre herido se dirigía hacia aquel lugar.

- "¿Falta mucho para llegar?."- interrumpió de pronto una voz infantil la marcha y tanto Manny como Ellie voltearon con el corazón casi saliéndose de sus pechos.

- "¡Morita!."- casi rugió el preocupado padre- "¡Te dije que te quedaras con tus tíos!."

- "Pero si estoy con ellos."- replicó la niña algo acojonada por la repentina furia de su padre.

- "Es cierto."- replicó Crash.

- "Estamos aquí con ella."- intervino Eddie.

Ellie negó con desesperación mientras que Manny se frotaba con la trompa el entrecejo pues un dolor de cabeza amenazaba con iniciar.

- "Pero en casa."- replicó el pobre padre de la criatura.

- "No dijiste eso."- se defendió la niña.

- "Ay hija."- Ellie fue a envolverla en un protector abrazo de trompa, tras lo cual buscó con la mirada a su marido.

- "Ya que... pero no te separes de nosotros."- indicó finalmente el igualmente preocupado mamut mientras franqueaba el otro lado de la niña, que ahora iba protegida por un padre a cada lado.

Caminaron unos minutos más hasta que de pronto unos peñascos más abajo de donde se encontraba la singular manada, Sid divisó una figura que se movía lentamente entre las piedras, casi como arrastrándose, lo cual confirmó las sospechas de Diego. Ese tigre no daba para más.

Sin embargo el felino herido parecía tener un destino fijo, pues aunque deteniéndose a cada instante y hasta arrastrándose, éste seguía su camino con la robada presa bien aferrada entre las fauces y perdiendo gran cantidad de sangre a cada paso.

- "Creo que no se ha dado cuenta de que lo seguimos."- comentó Sid mirando curioso al otro animal.

- "Parece que no."- confirmó Diego empezando el descenso para alcanzar al otro, aunque de manera más lenta para evitar un altercado.

Sin embargo el otro tigre no fue muy lejos, sino que al llegar a la primera cueva por fin se sentó, alzó una pata y sacando las garras rasguñó la entrada y luego de eso por fin se permitió soltar la presa y respirar, dejando notar que hasta la respiración se le hacia pesada y dolorosa.

Y entonces sucedió lo que ninguno de los espectadores pensó que ocurriría. Un par de naricitas asomaron al tiempo que el dientes de sable suavizaba la mirada antes de, con gran esfuerzo, partir la presa robada en trozos y dejarlos en el suelo, separando apenas una parte pequeña (una pata) y dejando el resto a los dos cachorros que salían de la cueva mientras éste entraba muy despacio.

Los cachorritos, que a la distancia se podían notar una hembrita que rengueaba de las patitas traseras y un machito algo temeroso que lo olfateaba todo, por fin cogieron cada uno una porción y le metieron el diente al alimento con tal hambre y desesperación que más de uno de los observadores sintió un nudo en la garganta.

Estaban sin palabras, tratando de decidir que hacer cuando el tigre macho salió de nuevo, llevando con suavidad, cargado del cogote a un pequeño cachorrito de días de nacido, de esos que no sobreviven sin una madre que le brindase leche, pero no había madre alguna ni mucho menos leche alrededor. Sin embargo el macho joven simplemente se acomodó junto a la porción que dejase antes y dándole la espalda al grupo de cuya presencia no estaba enterado, acomodó al cachorrillo entre sus patas, mordió un pedazo de carne de la pata que se había guardado y con paciencia inusual en un tigre, comenzó a masticar dicho pedazo de carne una y otra vez, tras lo cual sacó una garra, le abrió el hociquito al bebé y le pasó el alimento ya procesado al pequeño cachorro, el cual para sorpresa de Sid que lleno de curiosidad se había ido acercando de aquella manera tan descuidada suya, había aceptado la comida y se había tragado el pequeño bocado ofrecido.

- "¡Wow!, no sabía que se podía alimentar así a un bebé de dientes de sable... ¿donde lo aprendiste? ¿Sirve para otros bebés?."- preguntó el perezoso gigante con aquella actitud amigable e infantil que siempre mostraba.

Aunque por supuesto, el dientes de sable herido no se sintió muy feliz al verse de pronto él y su pequeña manada rodeados, sino que ansioso y asustado se colocó al frente del pequeño cachorro más indefenso mientras ordenaba a los otros dos colocarse también tras de él en tanto que mostraba amenazante los dientes a los 'enemigos'.

En cuanto a los cachorritos restantes, la hembrita rengueante fue directamente tras del adulto que la protegía y más de uno pudo distinguir en su apurado aunque lento andar que tenía una enorme herida apenas cicatrizada en los cuartos traseros.  Un cachorro que apenas y podía moverse de lo pequeño que era, otra con esa clase de herida. Diego comenzaba a imaginar como pudieron llegar a las patas de un macho joven sin una hembra al lado... ¿Y el otro cachorro?, este se había ¿perdido?. El chiquillo en efecto parecía no saber donde estaba, había perdido el norte y olfateaba con frenesí todo alrededor aunque en lugar de ir con su pequeña manada en realidad se alejaba de esta, tanto que llego a chocar con Ellie a quien olfateó y luego puso una cara de susto que daba pena.

- "¡Fernando!."- chilló el tigre herido sin saber bien que hacer.

En tanto la mamut, siguiendo sus instintos maternales, alzó la trompa y acarició la cabecita del cachorro... y se dió cuenta.

- "Manny... creo que no puede ver."- comentó cuando el chiquillo alzó la mirada y mostró los ojos sin vida.

- "No... no le hagan daño."- suplicó entonces el tigre herido- "Siento haber robado, pero no he tenido para darles de comer en días. Por piedad, es solo un niño."- dijo con voz casi desfallecida.

- "Mamá Daniel..."- susurró la cachorra con temor desde la protección que le ofrecía el tigre.

- "Tranquila Helena... todo estará bien."

Ellie acarició al niño con la trompa, este la olfateó aún asustado.  Ella lo alzó con gentileza y dando dos pasos al frente lo depositó junto al macho herido, quien rápidamente lo atrajo en un protector abrazo entre sus patas, donde por fin el cachorro pareció tranquilizarse.

- "¿Que les paso?."- preguntó el perezoso tan curioso como siempre, más el joven macho solo bajó la mirada demostrando su negativa a contestar.

- "Son rechazados."- sin embargo contestó Diego, que como dientes de sable conocía el manejo de una manada de su propia especie.

- "¿Rechazados?."- preguntó Manny mientras observaba al tigre herido relajarse un poco y sentarse rodeado de sus cachorros, por completo negado a hablar.

- "Es como funcionan las cosas entre los de mi especie, o por lo menos con la mayoría.  Cuando un cachorro macho sufre de una imposibilidad para ser un buen cazador es dejado fuera de la manada."- comentó señalando al cachorro ciego- "Cuando la madre no tiene los medios o la experiencia para lograr que sus cachorros sobrevivan, como no tener por ejemplo la suficiente leche, por lo general también los abandonan.  Cuando una hembra sufre algún accidente que la imposibilita como reproductora también es rechazada. Y por sobre todo, cuando un macho nuevo se transforma en el alfa de una manada, por lo general se deshace de los cachorros que aún tengan las hembras a su cuidado que sean del macho anterior. En su mayoría de veces los atacan dejándoles heridas con las que un cachorro no sobreviviría."- finalizó Diego mirando a la cachorrita que ahora se escondía con más énfasis tras su protector.

Demás esta decir que durante la explicación del dientes de sable más de uno tembló de horror e indignación, pero la más afectada fue Morita, quien hasta había comenzado a llorar.

- "Tío... tú ¿también harías eso? ¿Botarías bebés?."- preguntó en medio de hipidos asustados.

El tigre, que no había reparado en la presencia de su sobrina momentos antes, se acercó a ella presuroso para tratar de calmarla.

- "¡Ey mocosa! dije la mayoría, tú sabes que yo no soy la mayoría. Yo jamás haría eso."

Manny agradeció a su amigo con un gesto, la verdad era que quería proteger a Morita de todo y de todos, pero también era verdad que el mundo no era perfecto y la niña tendría que aprender de a poco eso.  Por fin como líder de su pequeña y disfuncional manada familiar, se adelantó al tigre que aún permanecía en silencio, pero que respiraba con mayor dificultad a cada instante.

- "Mira ¿Daniel me pareció que te llamaban?."- efectivamente el macho alzó la vista, si era el nombre correcto- "No tengo la costumbre de dejar cachorros morir de hambre si puedo evitarlo y tu no te ves en condiciones de alimentarlos. Si quieres puedes venir con nosotros siempre y cuando no te comas a ninguno de mi manada."

El tigre miró de reojo al mamut aún sin decir palabra. Fue la cachorrita quien protegida tras las patas delanteras de su guardián increpó con energía.

- "¡Mamá no come otros animales, solo pescado!. No acuses a mamá de hacer cosas que no hace."- gruñó la gatita molesta.

- "Helena..."- reprendió con suavidad el tigre.

- "¿En serio?."- preguntó Sid entre admirado y pensativo- "Pero no hay peces cerca para pescar ¿Que has comido entonces?."

Manny posó entonces por fin sus ojos en el animal con detenimiento; estaba además de herido, escuálido.  Era mejor actuar rápido.

- "Perfecto, entonces todos a casa."- ordenó en aquel tono casual que siempre usaba y que lograba que los de alrededor hiciesen lo que les ordenaba sin chistar. Aunque solo para asegurarse estiró la trompa y tomó con delicadeza al cachorro bebé que descansaba tras el tigre herido.

- "¡Ey mamut! ¡¿Que crees que haces?!."- increpó asustado el joven tigre.

- "Tranquilo."- contestó Sid tan dulce como siempre mientras le daba un abrazo al preocupado y ahora sorprendido padre- "Manny es un papá muy delicado para llevar bebés ¡Llevo a Bodoque todo el camino después de todo! y eso sin contar a Morita. Tu cachorro no tendrá ni un rasponcito."

- "¿Bodoque?."- preguntó el macho entre confundido y aún preocupado.

- "Ah, un cachorro humano que devolvimos a su familia hace unos años. ¡Fue cuando Manny, Diego y yo nos conocimos! ¿Verdad chicos?."- el perezoso anuncio un tanto risueño.

- "¿Un cachorro humano?."- se preguntó el tigre justo antes de que otra palabra entrase en su cabeza y le hiciese abrir los ojos con sorpresa. No... no podía ser, había escuchado mal. Estaba seguro.

- "Sid, ya cállate."- respondió el mamut antes de dirigirse al nuevo tigre con preocupación dibujada en la mirada, pues la sangre seguía fresca en su pelaje y de a pocos aumentaba- "Mira, Diego cazará para tu familia hasta que te mejores, así que tu tranquilo ¿de acuerdo?... Ellie."

- "Ya voy."- respondió la mamut madre mientras tomaba con delicadeza al otro cachorrito macho en su trompa una vez más, tras lo cual lo arrulló un poquito para tranquilizarlo- "Tranquilo chiquito, iremos a un lugar seguro para que estés con tu familia."

El cachorrito, quien movió las orejitas al escuchar aquello, se acurrucó como pudo en la trompa de la mamut y se abrazó con toda la fuerza de sus patitas, sin embargo Ellie hizo un movimiento y depositó al cachorro en su lomo, lugar al cual sus hermanos zarigueya subieron rápidamente colocándose así uno a cada lado del niño.

- "Ya lo tenemos hermanita, cuidaremos que este bien."- anunció Eddie al tiempo que la mamut iniciaba también su marcha tras Manny, quien ya había empezado a andar.

Diego por su parte le dio una mirada al otro tigre y a la cachorra antes de suspirar, dar media vuelta y tomar la delantera junto a Manny.

- "Por lo menos me hubieses consultado antes de ofrecerme como proveedor de esa manada."- reclamó el tigre dándole miradas de reojo al otro que, instado por Sid, por fin se ponía a andar junto a su cachorra, al perezoso y a Morita quien de pronto hablaba muy animada con la tigresita.

- "¿Por que? ¿No puedes?."- preguntó el mamut picando un poco el orgullo del dientes de sable- "Seguro que tanto tiempo cazando para ti solo te ha afectado el instinto de cazador... o es tal vez que no puedes con presas más grandes ya, siento no haber preguntado antes."

Diego resopló.

- "Mis instintos y capacidades de caza están perfectamente ¡Gracias!. Hmph, ¡No digas idioteces!."

- "¿Entonces de que te quejas?."

El tigre volvió a gruñir despacito, dándole una nueva mirada al otro tigre, el cual respiraba cada vez con mayor dificultad y si a Diego no le fallaba la vista, y ciertamente no era asi, su nariz estaba comenzando a palidecer. No era una buena señal.

Mientras tanto, al mismo tiempo que inició la conversación entre Manny y Diego, otra también comenzaba.

- "Hola."- saludó la mamutsita a los tigres que andaban por sus propias patas, curiosa por saber un poco más.

El adulto la miró pero no hizo más y suspiró con esfuerzo continuando su camino, el simple hecho de caminar era bastante.

- "Hola."- contestó sin embargo la cachorra.

- "Me llamo Morita y esos de allí son mis papás y mis tíos."

- "Yo soy Helena. Él es mi mamá Daniel y los otros mis hermanos."- contestó a su vez la cachorra luego de dar una mirada al frente.

Morita sonrió, le gustaba esta chica. Parecía una posible futura amiga, cosa que no tenía en gran número... por lo menos no de su 'edad'.

- "Eres la única niña. Yo también lo soy... a veces es un poco aburrido, aunque con mis tíos Crash y Eddie hago cosas divertidas, pero luego terminamos castigados."

Helena asintió dando a entender que estaba de acuerdo, más de pronto paró y se sentó de una en el suelo.

 "¿Helena?."- preguntó Daniel junto a ella- "¿Te duele?."- interrogó mientras que con una pata acariciaba despacio la herida de la niña.

- "Solo un poquito, ya pasa."

Morita, quien seguía al lado de estos preguntó entonces.

- "¿Quieres subir a mi lomo? Soy una mamut."- dijo con orgullo mientras hinchaba su pecho infantil- "Puedo llevarte."

- "¿En serio?."- preguntó Helena y la otra niña asintió segurísima. La tigresita aceptó y pronto Sid la ayudaba a subir, tras lo cual Morita reemprendió el camino, conversando animadamente con su desde ya nueva amiga.

- "Ah, los niños... hacen amistades súper rápido. Genial ¿eh?.!- comentó el perezoso dándole un golpecito amigable en el lomo al tigre antes de reiniciar su marcha, más el tigre no se movió sino que se quedó sentado en el mismo lugar, respirando con dificultad.

- "Oye, amigo ¿te sientes malito?."- inquirió Sid volviendo sobre sus pasos para pararse frente al tigre, justo antes de que este le diese una mirada vidriosa y tras un leve tambaleo cayese de costado.

- "¡MANNY!."- gritó Sid por completo asustado, haciendo que todos los que estaban bastante adelantados volviesen sobre sus pasos.

Todos rodearon al tigre y Diego, adelantándose puso una pata sobre la nariz del caido. Ni siquiera estaba caliente, estaba hirviendo.

- "Vuela en fiebre."- expresó preocupado.

- "Rayos."- fue todo lo que contestó Manny mientras observaba al grupo. Ellie y Morita (insértese aquí orgullo por su hija) tenían los lomos ocupados, solo Sid y Diego tenían las patas libres... sumó 1+1 y asintiendo para si mismo decidió poner en acción su idea. Pronto un sorprendido Diego tenía al cachorrito bebé entre sus fauces- "Tú lo llevas."- ordenó Manny mientras, con delicadeza, alzaba al tigre inconciente y lo ponía sobre su lomo para después hacer lo mismo con el perezoso- "No dejes que se caiga, iremos a paso rápido."- volvió a ordenar el mamut, esta vez dirigiéndose al perezoso quien asintió enseguida- "Morita, trata de mantenernos el paso hija, es importante."- pidió antes de dar media vuelta y reanudar la marcha.

Por  su lado Diego recién salió de su sorpresa y empezó a seguir nervioso a la manada, no solo por tener a un bebé dientes de sable cogido del cogote entre sus dientes, sino porque el aroma que envolvía al bebé, el cual pertenecía al joven herido, estaba causando estragos en todo su ser, solo que no podía definir la razón, pero le traía recuerdos de algo tan lejano que no recordaba, sensaciones que no sabía que estaban allí porque nunca las había sentido y no las entendía... y había algo más... era como que aquel aroma le decía algo pero no entendía el mensaje, excepto que ese algo le faltaba y lo enloquecía no saber que.

Pero no era momento para dichos pensamientos. La meta era llegar a casa y buscar como atender al joven macho, ya después habría tiempo para buscar respuestas, si es que en realidad había algo que contestar.

El tigre de la manada apresuró la marcha llevando con cuidado su pequeña, preciada y por ahora dormida carga. Nunca había sentido algo igual.

Fin del primer chapter

Notas de autor:


Hi people!... ya se, comenzando un nuevo fic cuando tengo tantos pendientes... pero es que quería poner el primer chapter antes de la película 4 que estrena en un mes.  Cuestiones de chibi siendo chibi en todo su estúpido orgullo... ya luego seguiré con lo que me falta, no me maten =T.T=.

En fin, espero que les haya gustado y para que lo sepan... el chapter 2 esta escrito en papel, solo falta pasarlo, así que de que hay continuación pues la hay.

Un kiss a tod@s y gracias por leer!

Un besito con mucho miaulove gatuno.

chibineko chan
(Miembro de la Orden Sirusiana)
(Miembro de la Mazmorra del Snarry)
(Alumna de la casa de Hufflepuff en Media Noche en la Torre de Astronomía)
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