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Del otro lado de las rejas por cutebeast64

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Notas del fanfic:

me parece que hice un trabajo terrible con el resumen, ah *suspiro desilusionado* he perdido el toque… Si a alguien se le ocurre una mejor manera de hacerlo, le agradecería que me dejara la idea en un review o me mandara un mensaje al correo electrónico… Cutebeast64@hotmail.com para quienes no lo recuerdan. Por cierto, los personajes son de Masashi Kishimoto y la historia está basada en una noticia que escuché sobre Albania, el resto es todo mío

Notas del capitulo:

Bueno, recobrando poco a poco mi vida como autora, otra historia de YahikoxSasuke para quienes les han gustado las otras. Esta va a hacer algo más larga, aunque no creo que llegue a los diez capítulos (claro, todo depende de cuánto les guste o disguste esta historia). Espero les guste y me digan si tengo algo que mejorar sobre la personalidad de Yahiko o de Sasuke…

CAP 0. LO QUE QUIERO HACER

«…finalmente era el momento. La princesa cerró los ojos y contuvo el aliento, contemplando por última vez la hermosa y surrealista imagen del cielo negro volviéndose azul a medida que los rayos del sol de la mañana asomaban por entre la cadena montañosa que se extendía en el horizonte. Sus finos dedos acariciaron el borde de la ventana mientras un par de lágrimas traviesas escurrían de sus ojos…

-          ¿No vendrás a salvarme?- Preguntó con voz queda a la niebla blanca y húmeda de la mañana; la niebla que al apoyarse en las hojas de las plantas o en los hilos trasparentes de la tela de araña, se convertían en gotas de agua más bellas que diamantes y cuyo valor era mucho más difícil calcular.

-          ¿Es ese el anhelo más sincero que guarda tu alma?- preguntó una voz, que parecía venir de la niebla-

-          Sí… Quiero ser salvada- Suplicó la hermosa princesa, las ondas doradas de su cabello cayendo a ambos lados de su hermoso rostro, sus labios rojo sangre abriéndose lentamente para soltar un quejido lleno de dolor-

-          ¿Salvada de qué? ¿Del sacrificio? ¿De la muerte? ¿Del encierro?- Preguntó la voz. La niebla se movió hacia adelante, luego hacia atrás, giró en círculos tomando la forma de un ser humano… una anciana- Podrías escapar si quisieras, sin embargo, te quedas aquí y suplicas para ser salvada ¿Le tienes miedo a no encontrar nada cuando escapes?

-          ¿A no encontrar nada?-

Porque ella jamás había vivido fuera de aquella alta torre de piedra, jamás había pensado que pudiese escapar por su cuenta, tampoco sabía que podía esperarla cuando escapara. Se había encadenado a sí misma…»

-          Otra historia aburrida- Declaró cerrando el libro en el que estaba escrita aquella historia. Era un libro grueso, de cuero negro con bordados dorados y páginas amarillentas, parecía bastante viejo y habían manchas que impedían leer correctamente

-          ¿Qué tiene de malo?- preguntó una hermosa mujer de largo cabello negro y ojos azabaches asomando por la puerta hacia la oscura habitación, iluminada únicamente por una lámpara de luz dorada que caía sobre el regazo del joven pelinegro, permitiéndole leer el libro

-          No tiene nada de valor- Dijo levantándose del gran sillón donde se había acomodado para leer, apagando la luz tras él, quedando oculto por la oscuridad-

-          Vamos, en la biblioteca me han dicho que es muy bueno- Repitió la mujer buscando con la mano el interruptor de la luz, encontrándolo después de unos segundos y encendiéndolo. La brillante luz blanca acorraló a las sombras en los rincones más lejanos de la habitación, descubriendo al joven pelinegro que rápidamente se cubrió los ojos con una mano

-          ¡Mamá!- se quejó tambaleándose hacia el exterior de la habitación- Te dije que no hicieras eso…

-          Deja de quejarte, pareces un vampiro, encerrando en plena mañana en una habitación así de oscura- Dijo la mujer caminando hacia el interior de la habitación, golpeándole en la cabeza cuando lo tuvo lo suficientemente cerca. El joven soltó un pequeño gritico a modo de protesta y la mujer siguió caminando, abriendo las cortinas para dejar que la luz del sol entrara- Además ¿Qué haces todavía con la piyama? ¡Ya casi son las siete de la mañana!

-          Todavía es temprano además ¿Qué importa? Igual no es como si fuera a ir a ninguna parte- Se quejó con voz indiferente dejando el libro en la mesa más cerca, dispuesto a subir las escaleras que llevaban a su habitación pero siendo detenido justo antes por la mano blanca de la mujer, quien le aferró de la camisa, halándolo hacia atrás para empezar a desabotonarla- ¡Oye! ¿Qué haces?

-          Levanta los brazos- Pidió la mujer al terminar de desabotonarla- te desperté para que te arreglaras no para que te sentaras en el estudio de tu padre a leer libros…

-          ¡Ya te dije que no soy un niño!- Gritó otra vez, alejándose de ella totalmente avergonzado

-          Entonces deja de comportarte como uno y ve a arreglarte- Pidió poniendo los brazos en jarras de manera amenazante

-          No quiero- Y sacó la lengua de manera infantil, apurándose a subir las escaleras de madera que llevaban al segundo piso, sin embargo, antes de que hubiera llegado a la mitad una sandalia le dio en toda la cabeza, haciéndolo caer entre los fríos escalones- ¿Qué pasa contigo hoy? ¿No tienes que salir a trabajar o algo?

-          Lo haré cuando estés arreglado- Dijo la mujer subiendo lentamente los escalones, como si se tratara de una asesina serial, inclinándose a su lado para sujetarlo del tobillo y arrastrarlo hacia el baño del primer piso

-          ¿Porqué?- Cuestionó nuevamente aferrándose con fuerza de la baranda para no ser arrastrado

-          ¿Tanto quieres que tu nuevo tutor te vea en piyama?- Cuestionó la mujer en tono irónico, al tiempo que empezaba a halarle del pantalón

-          ¡Ya te dije que no necesito un tutor! Puedo aprender todo lo que necesito por mi cuenta- Insistió al ver que la mujer empezaba a hacerle cosquillas para que soltara la baranda- ¡Suéltame!

-          ¡Deja de comportarte como un niño!

-          No soy un niño- Se quejó molesto, viendo que ahora su madre halaba con más ganas de su pantalón, bajándoselo hasta las rodillas. El reloj de la sala dio las siete de la mañana con firmes y melodiosas campanadas… 

-          Parece que llegué en mal momento- Se escuchó una voz fría e imponente, proviniendo de la puerta entreabierta. Un joven pelirrojo de unos veintitantos estaba apoyado en el marco de la puerta mirando fríamente hacia el interior, bajo su brazo algunos libros, una regla y algunas otras cosas

-          ¡Ah, Yahiko!- Dijo la mujer soltando al pelinegro para recibirlo con una sonrisa, mostrándole con amabilidad la sala. Y diciendo esto, Mikoto se apresuró a la cocina- Sasuke se estaba terminando de arreglar ¿Podrías esperar en la sala mientras está listo?

-          Un- Asintió con un sola sílaba, inspeccionando la casa con todo el cuidado necesario antes de finalmente voltear a ver al pelinegro que se había puesto en pie y le miraba retador- Por cierto… no eres un niño, sino un mocoso… Y puedo ver tu ropa interior de conejitos…

-          ¡No…no…No son conejos!- gritó al darse cuenta de que su madre realmente había terminado de quitarle el pantalón y estaba con la camisa abierta, exhibiendo sus bóxer de gatitos- Son gatitos…

-          Gran diferencia- Murmuró el hombre indiferente caminando hacia la sala que Mikoto le había señalado antes, sentándose en el sillón a esperar

¡Maldito! Era el peor tipo de hombre que podía existir; no habían pasado ni siquiera cinco minutos y ya lo odiaba más que a todos sus anteriores tutores. ¿Cómo se atrevía a hablarle de esa manera? ¡A él! Lleno de furia contenida, Sasuke corrió hacia el baño; no dejaría que ese maldito se siguiera burlando de él, le mostraría porqué todos los demás tutores habían escapado con el rabo entre las patas… Nadie jamás se metía con él…

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Se revisó una vez más en el espejo del corredor, practicando su sonrisa de superioridad, soltó un suspiro, se dio ánimos a sí mismo, se arregló el cabello, acomodó su corbata y finalmente asomó a la sala. La sala donde su nuevo tutor le esperaba con la misma actitud indiferente de hacía unos minutos. Sin embargo, ahora estaba preparado para todo; ya sabía la manera de pensar de su oponente y lo vencería.

-          Das una impresión completamente distinta cuando estás vestido- Murmuró el pelirrojo levantándose del sofá, caminando hacia el pelinegro. La diferencia de altura era bastante notable- Aunque te sienta mejor el estampado de gatitos…

-          Gracias… Me gusta tu camisa, debe ser toda un reliquia ¿Te la prestó tu papá?- Dijo en tono de burla, haciendo alusión a los agujeros que tenía la camisa y el desgaste del color

-          ¿Por qué preguntas? ¿Experiencia propia?- aquellos ojos le inspeccionaron de arriba abajo con desdén antes de añadir- No me sorprendería…

¡Maldito, maldito, maldito! ¡Lo iba a crucificar, sin duda lo haría! Buscaría la manera más dolorosa de acabar con él y la ejecutaría lentamente… ¡Nadie se burlaba de él de esa manera! Yahiko salió de la sala y avanzando lentamente por el corredor se dirigió hacia el estudio, lugar donde todos los tutores habían intentado hacer que Sasuke les prestara atención… las cortinas estaban abiertas al igual que las ventanas, dejando que la luz del sol y aire fresco entrara.

Había un escritorio de madera, dos grandes estanterías llenas de libros, un mapamundi colgado cerca a la puerta y un pequeño tablero para tizas color verde oscuro clavado en la pared frente al escritorio. Sasuke se apuró a sentarse en el gran sillón donde su madre le había encontrado en la mañana y que era su inmueble favorito, no solo por la comodidad, sino también por los recuerdos que tenía…

Odiaba a los tutores. Todos le preguntaban las cosas más estúpidas del mundo y le hablaban muuuuuuy lento, como si estuvieran tratando con alguien sordo o estúpido. Necesitaba un tutor porque tenía prohibido salir de su casa, no porque fuese un retardado mental que necesitara que le repitieran veinte veces cada palabra para poder entenderla… le gustaba leer y no admitía sus errores cuando alguien le criticaba, así que incluso si alguien llegaba a saber más que él de alguna cosa, prefería sacarlo con algunas palabras mordaces antes de admitir su inferioridad… por eso no quería tener ningún tutor…

-          Quince ¿verdad?- Preguntó Yahiko. Le estaba dando la espalda, con el brazo apoyado en la pared y los ojos fijos en un libro que sostenía entre sus manos

-          ¿Quince qué?- preguntó confundido, tratando de adivinar la línea de pensamiento de aquel hombre

-          Años. Tienes quince años ¿me equivoco?- Preguntó nuevamente volteando ligeramente para poder verlo, y Sasuke negó lentamente con la cabeza- ¿Qué quieres hacer?-

-          ¿No deberíamos de empezar la clase?- Preguntó el moreno ligeramente confundido

-          Te estoy preguntado qué quieres hacer. Tu madre dijo que quería que estuvieras al nivel de un bachiller pero ¿eso de qué te va a servir?- Preguntó seriamente apoyando la espalda en la pared para ver directamente a Sasuke- después de todo no puedes salir de esta casa para hacer una especialización o ir a la universidad ¿Piensas estudiar por internet? Incluso los estudiantes a distancia tienen algunos exámenes presenciales ¿Qué vas a hacer en ese caso? ¿O acaso tienes algún otro plan? ¿Piensas hacer ventas por teléfono o quizás participar de una línea caliente?

-          ¿¡En qué estás pensando pervertido?!- Gritó parándose en el sillón. Así quedaba de la misma altura del pelirrojo y eso le hacía sentir que la desventaja no era tan grande- No tengo porqué decirte lo que pienso hacer con mi vida…

-          No lo has pensado… ¿Cierto?-

No. No lo había pensado. Su madre había insistido tanto con el hecho de que tenía que educarse, que había llegado a pensar que cuando terminara de estudiar sus problemas se extinguirían por sí mismos. Sin embargo, lo que aquel hombre le decía era cierto. No había planeado que hacer con su vida una vez hubiera terminado de educarse… Igual nunca podría salir de su casa así que… ¿De qué le servían esas cosas? ¿De qué viviría cuando su madre ya no estuviera? Su furia pronto se volvió indecisión, nerviosismo, vacilación y terminó por volver a sentarse en el sillón en actitud sumisa…

El tiempo avanzó lentamente en el reloj de la sala… minuto a minuto y segundo a segundo. El silencio no se vio quebrantado por ningún otro sonido, Sasuke se sentía demasiado indeciso y al mismo tiempo demasiado humillado como para querer hablar y Yahiko simplemente no parecía tener deseos de hablar… Las campanadas de las ocho de la mañana resonaron en el interior de la casa vacía; Mikoto ya debía de estar en la fábrica… Los pasos lentos de Yahiko hicieron que Sasuke levantara la mirada del suelo para verlo… se estaba yendo.

-          ¿Porqué te vas?- Cuestionó en voz baja, al verlo salir al corredor

-          ¿Ya sabes que quieres hacer?- Respondió con una pregunta. Sasuke abrió la boca como si fuese a hablar, pero luego la volvió a cerrar, incapaz de formular frase alguna. Yahiko entonces siguió con su retirada, lenta y solemne-

-          Entonces ¿huirás?- Cuestionó frunciendo el seño…

-          No hay ningún merito en hablarle a una pared. Tampoco en enseñarle a alguien que no quiere aprender- Fue la respuesta del pelirrojo. Ya lo estaba ofendiendo, lo estaba ofendiendo de la peor manera en la que alguien jamás le había ofendido

-          ¿Estás diciendo que yo no QUIERO hacer las cosas?- Dijo levantándose de un salto para seguir al pelirrojo fuera de la habitación, por el largo corredor

-          Tienes todas las capacidades cognitivas de una persona normal de quince años y sin embargo, tienes el nivel académico de un niño de siete años- Respondió cortante- Si quisieras, ya sabrías muchas más cosas. Pero tienes miedo… miedo de que no haya nada después de eso…

Sasuke siguió caminando detrás de él, sin embargo, no tenía palabras para rebatirlo. Él mismo se había negado a recibir asesoramiento de sus tutores y aunque sabía leer, escribir y efectuar cálculos básicos, se había negado a recibir todos los demás conocimientos. Ni siquiera era capaz de leer libros complejos por falta de vocabulario… aquel libro que estaba leyendo en la mañana en realidad le había parecido interesante, pero habían muchas palabras que no sabía y antes de admitir su ignorancia, prefería decir que los demás eran los que estaban en un error.

-          Te dejo para que puedas seguir durmiendo y perdiendo el tiempo…- Anunció el hombre, recogiendo su abrigo (uno negro con gris de grandes botones negros y bolsillos amplios, similar al de las películas viejas de detectives) de la percha que se ostentaba en el vestíbulo y poniéndoselo en dos movimientos. Sasuke seguía en silencio. Quería gritarle, quería pegarle y sin embargo, sabía que todo lo que aquel hombre le había dicho era cierto, así que solo podía quedarse allí parado- Sasuke…

Abrió la puerta y salió, dejando que la puerta se cerrara sola tras él… Sasuke dio tres rápidos pasos hacia la puerta, deteniéndola antes de que terminara de cerrarse con una de sus blancas manos y abriéndola con esfuerzo… Pasó por la puerta siguiendo siempre al pelirrojo, avanzando por el porche de madera, cubierto por un pequeño techo de lozas y se detuvo ante los tres escalones que lo separaban del suelo… ya no podía seguir.

Yahiko avanzaba con pasos lentos por la carretera destapada que pasaba al lado de su casa, la carretera desierta por la que solo en contadas ocasiones pasaba algún camión o alguna carreta. A lo lejos, más allá de aquella pradera y al final de aquella carretera, mucho más allá de los arbustos y de lo que quizás fuese un bosque, podía verse un pueblo; Yahiko seguramente vivía en ese pueblo al igual que todos los demás tutores.

Sasuke contempló con algo de miedo la carretera destapada y la verde planicie. No podía ir más allá, no podía hacerlo; le estaba prohibido… Si salía moriría… tocar la carretera era lo mismo que firmar un contrato de muerte y lo sabía, respiró agitado; le daba demasiado miedo estar allí… Yahiko ya estaba demasiado lejos como para alcanzarlo… ¿Podría escucharlo?

-          ¡No te necesito, idiota!- Gritó a todo pulmón, haciendo equilibrio en el primero de los escalones que conducían a la carretera. Lo gritó con todas sus fuerzas, con toda la furia que había estado conteniendo hasta el momento, y las montañas lejanas devolvieron su grito convertido en un eco “idiota, idiota, idiota”. Y sintió como si el eco se estuviera burlando de él…

-          Entonces llámame cuando lo hagas- Sasuke se quedó congelado. La voz de Yahiko aún se mantenía en el aire, convertida en eco al igual que la suya propia hacia unos segundos. Yahiko no se había volteado a verlo, pero sin duda le había dicho aquellas palabras… ¿En qué estaba pensando?- estaré esperando ese momento…

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-          ¿Qué tal te fue con el tutor?- preguntó su madre emocionada. En sus labios una sonrisa, incluso cuando todo su cuerpo mostraba el cansancio y bajo sus ojos negros se notaban las ojeras.

-          Se fue- Replicó con desdén, haciendo que aquella alegría desapareciera de los ojos de su madre igual que una vela se apaga de un soplo en el interior de una habitación oscura

-          Creí que…- Y la mujer se cortó en ese momento, dejando su bolso en el suelo, caminando con pasos lentos hacia la cocina

-          Madre ¿Qué esperas que haga si aprendo de un tutor?- Preguntó, estirándose en el sofá donde Yahiko se había sentado en la tarde- Después de todo no puedo salir para ir a la universidad o para trabajar…

-          Espero que sepas lo suficiente sobre el mundo y sobre ti mismo como para elegir cuál es el camino que llevará a tu futuro-

Sasuke bajó la mirada… Probablemente su madre lloraría… Y pensar que Mikoto tenía tanta esperanza en que las cosas se solucionaran con el tiempo y a la vez tanta confianza en él… Quizás esperaba que se diera alguna posibilidad de que Sasuke pudiese huir a otro país o que las leyes de sangre fueran reemplazadas definitivamente por las leyes democráticas… Porque “mientras sigas vivo siempre va a existir otra oportunidad” o al menos eso era lo que ella le repetía cada noche al arroparlo en su cama…

Esperar… seguir esperando todo lo que fuese necesario. Eso era lo que su madre le había enseñado… porque aún cuando ya solo quedaban ellos dos, su madre parecía seguir esperando, observando siempre el horizonte a la espera de un rayo de esperanza… Pero solo esperar no era suficiente, él también tenía que hacer algo…

Dos meses transcurrieron sin que Mikoto pareciese querer volver a llevar tutor alguno a la casa o en recordarle que al menos estudiara por su cuenta, parecía como si se hubiera rendido al mismo tiempo que perdía la luz de sus ojos… La casa se sentía solitaria y oscura en los días en que Mikoto tenía que ir a trabajar y Sasuke se concentraba únicamente en hacer los oficios de la casa, haciendo de haragán el resto del tiempo, mirando de reojo algunos de los libros que permanecían acumulados en los estantes del estudio y que no podía leer del todo bien.

Yahiko… Entre más tiempo pasaba, más aparecía el nombre y el rostro de aquel hombre en sus recuerdos. Yahiko, Yahiko… ¿Qué estaría haciendo? ¿Realmente estaría esperando al momento en que lo necesitara? ¿Cuánto exactamente sabía de él? En más de una ocasión quiso hablarle a su madre sobre la posibilidad de tener otro tutor en casa, sin embargo, siempre recordaba a aquellos ancianos que le trataban como a un retardado, repitiéndole veinte veces el abecedario incluso cuando él ya se lo sabía.

Quería…hablar con Yahiko. Quería demostrarle que no era ningún haragán y tampoco un niño. Quería que Yahiko admitiera lo genial que era y haría lo que fuese necesario para hacerlo. Quería demostrar, no solo a Yahiko o a su madre, sino también a quienes le mantenían atrapado que él aún no había perdido, que aún podía hacer muchas cosas y que aún podía vivir de la mejor manera posible… No esperaría a que las cosas cambiaran, empezaría por cambiarlas él…

-          Mamá- La mujer asomó el rostro fuera de la cocina y Sasuke la contempló con sus hermosos ojos negros rasgados- No es nada en realidad, pero el tutor me dijo que estaría esperando a que yo lo necesitara…

-          ¡¿En verdad?!- Dijo la mujer con una sonrisa. En sus ojos volvió a brillar la llama inextinguible de la alegría sincera. La vela no se había apagado, solo se había reducido por culpa del viento contrario, pero ahora volvía a mostrarse hermosa- ¿Qué podrá significar eso? ¡tal vez debamos llamarlo!

-          ¿Podrías pedirle que venga hasta dentro de dos semanas?- Dijo después de un largo silencio, descolgando la cabeza de manera que los negros mechones de cabello quedaran suspendidos sobre el suelo y su rostro quedase despejado. Llevaba bastante tiempo meditando con respecto a lo que haría y ahora que había hablado con su madre, sentía que la respuesta estaba más cerca de él que nunca.

-          ¿Por qué no ahora?- preguntó de inmediato

-          Vamos madre, no te pongas así- Dijo con una sonrisa- Confía en mí por esta vez, te juro que tengo un buen motivo…

La mujer le miró llena de un escepticismo bastante justificable, pero fue su corazón de madre el que terminó por ganar la partida, dejando al pelinegro hacer lo que deseaba… Dos semanas más, antes de que aquel tutor regresara a casa, y para ese momento, estaba decidido a obtener una respuesta para la pregunta que le había hecho…

¿Qué quiero hacer?

Notas finales:

Aún no he explicado la razón por la que Sasuke no puede estar en su casa, sin embargo creo que en el siguiente capítulo lo haré. Esta era la introducción a la historia, de aquí en adelante comienza lo interesante, porque será cuando Yahiko empieza a enseñarle a Sasuke sobre TODAS las cosas que no sabe… ¡Lemon incluido! Espero les haya gustado, me esforzaré al máximo para actualizar en menos de dos semanas, así que no olviden dejar un review como apoyo… ¡Vamos a hacer que el yahikoXsasuke se haga famoso!

Cutebeast64 se despide


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