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Clavel azul. por Itachiisgod

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Notas del fanfic:

Un pequeño one-shot (más tirando a drabble por su corta extensión) bastante romántica. Nació de un día que pasé por varias florerías, y diversos claveles captaron mi atención. Es en serio que yo odio las rosas u__u xD

 

Si tiene algo de éxito, y me lo piden, haré varios oneshots autoconcluyentes con el tema de Sasuke como floristas. Me divierte la idea :P Pero sólo si me lo piden :P

Notas del capitulo:

Espero que sea de su agrado n_n

     Siempre odié las rosas. Nunca me gustó su aroma, su textura.... Y más que a ellas, siempre detesté las rojas. Son tan simples, tan casuales... Un cliché en el amor. 
     

     Sin embargo, las flores me gustan. Digo, mi madre es florista. El negocio siempre estuvo en la familia y crecí rodeado de fragancias y colores exóticos. Más nunca he encontrado una que sea de mi completo agrado. Mi color favorito es el azul, y la flor que me gusta es el clavel. Tengo el cuarto con varios ramos de dicha especie. Todos en valor blanco. 
     

     Mi madre me enseñó a cuidar la naturaleza tanto como me cuido a mí mismo; ya que si es parte de nuestro ambiente, también nos conforma a nosotros. Y así lo hice y sigo haciendo, permaneciendo en todos los grupos de reciclaje y atendiendo la florería por la tarde, cuando regreso a casa. 

     Soy bastante popular en mi escuela, pero no por mi apellido, por mis notas, y mucho menos por mi carisma; es por mi atractivo físico. Sin alardes, yo preferiría que no fuera así. Muchas niñas, ¡y hasta niños! vienen a mi propio lugar de trabajo, compran un ramo de apestosas rosas rojas y allí mismo me las obsequian. Los miro con un frío rechazo, y se van. Pero no se resignan, pues al día siguiente vienen y compran al menos dos ramos más. Traen chocolates; y, ya hastiado, los saco casi a las patadas. Mi hermano mayor rie, diciéndome si no fuera tan "floreadito" las abejas no vendrían detrás de mí para polinizarme; o que simplemente les brinde una aportunidad. Un día, harto de sus palabras, le dije que sólo aceptaría la proposición de aquella persona que me obsequiase claveles azules. Me observó divertido, y dijo que quizás no transcurriría mucho tiempo hasta que eso sucediera. Lo miré sin comprender, y seguí con mi labor. 

     Eso fue hace siete días. Y a la siguiente tarde de esa plática con él, hasta ayer; con puntualidad y sin falta, un muchachito de mi clase ha venido y llevádose todos los días un clavel blanco. Uno solo. Sus ojos azules eran a penas tapados por mechones dorados de su abundante cabellera, y resaltados a causa de un leve rubor rosado en las mejillas. Entraba cabizbajo, compraba la flor con unos simples monosílabos y se iba. Siempre la misma acción. 

     Y hoy, en este mismo momento, estoy esperando que llegue. Ya va a ser la hora, y su puntualidad lo delata. En unos minutos más, tocaron las cinco y media de la tarde. Sonó la campanilla de la puerta, indicando que ingresaban. Yo estaba de espaldas al mostrador, por lo aquel alguien no pudo percibir la media sonrisa que adornaba mi rostro. 
Me di la vuelta, y lo vi. El mismo niño rubio, de ojazos cerúleos. Suspiré sin que se note, al apreciar la sencilla belleza de quien estaba en frente, y luego volví aponerme serio. 

—¿Un clavel blanco?— Inquirí, y para mi gran sorpresa negó con la cabeza. Noté que llevaba algo detrás de sí. 

—No, no naranja— Lo miré con extrañeza, pero luego me dirigí hasta donde estaban los claveles. Blanco, rojo... Naranja. Lo tomé, y quise envolverlo, pero me detuvo.- No, dámelo así— y sonrió. Jamás lo había visto reir, y me gustó más que cualquier otra cosa. Le alcancé la flor, me pagó, y se giró. Más no se movió de ese sitio. Intenté ver lo que hacía, pero su cuerpo no me lo permitió. Oí unos pasos detrás de mí, pero no le di importancia. A los pocos (pero eternos) minutos volteó a verme con la cabeza, y lentamente viró su cuerpo hacia mí. 

—Yo... Quería decirte algo muy importante—agachó la cabeza más de lo normal, ocultando sus orbes. 

—Dime—concedí en un susurro. 

—Bueno, yo... Te he estado observando. Fuimos compañeros desde siempre, pero nunca me notaste—eso era cierto. No dije nada, y dejé que continuara:— a mí siempre me gustaron los claveles— ¿y ese cambo radical de tema?— Mi madre es fanática de los rojos, a mi padre le gustan los amarillos, y como si de mezclas se tratara, a mí me fascinan los naranjas.

—¿Y por qué te has estado llevando los blancos y no los anaranjados? 

—Porque sé que a ti no te llaman la atención ninguno de esos colores tan básicos— Abrí los ojos un poco por la sorpresa.— tú siempre me gustaste, desde que te vi en 1er grado... Pero tenía miedo de decírtelo, porque me enteré de que a todas las personas que se te declaraban las rachazabas. Quise saber la manera de conquistarte, y como si el cielo hujbiese escuchado mis ruegos, mi hermano me trajo una noticia muy importante. Nunca aceptaste rosas rojas ¿Cierto? Pues... Yo te traje algo diferente—Sacó de atrás suyo unos claveles, unos claveles de color... azul.—Me los ofreció, y yo los tomé,  embelezado. En el centro, uno naranja.—Quiero ser el centro de tu mundo— susurró. Me acerqué, y deposité un suave beso en sus labios. Vi de reojo a mi hermano marcharse, y estrujé al niño entre mis brazos.— ¿Quieres que salgamos a por un helado... Sasuke? 

—Claro... Naruto-sonrió, y me tomó de la mano. Miré las flores que llevaba yo en zurda, y besé su mejilla. Estoy seguro que de ahora en más, mi cuarto estará lleno de claveles azules... Y naranjas.

Notas finales:

Déjenme reviewes si quieren otros shots, y diciéndome qué les pareció :D

Gracias~~


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