-- Mataz --
Las luces son calidas, brillantes casi como si el sol estuviese encerrado dentro de esa habitación, una llena de caros y lujosos adornos ahí por donde mirase.
Las mascaras hacen un exquisito juego de elegancia y misterio con el ambiente, sus usuarios parecen sacados de algún cuento victoriano, de alguna postal del siglo 18.
En medio de todos esos desconocidos, ebrios de una falsa e insoportable felicidad esta él, con su mirada penetrante, su porte elegante y su pelo azabache, con una mascara de un intenso azul, simulando una perfecta sonrisa, una que deja entrever sus alargados, blanquecinos y mortales colmillos.
Siwon, esta cansado, abrumado entre tanta luz pero se mantiene estoico e impasible, es parte de su vida, de su forma de conseguir ese liquido exquisito, que lo mantiene por así decirlo con vida, su mirada recorre la habitación. Nadie parece lo suficientemente digno para probar, para degustar.
La gran puerta caoba se abre con un estruendo silencioso, que hace que todos fijen su mirada en el recién llegado, aun si nadie lo conoce es imposible no admirarlo.
Su pelo castaño cae con delicadeza sobre su ojo derecho, sus ojos chocolates miran con arrogancia y un antifaz rojizo sobre la mitad de su pálido rostro, un humano entre vampiros.
Siwon lo miro de pie en medio de la multitud, se olvido de respirar, se estremeció, quería hablar, tanta sed se acumulo en si, era como si fuese la primera vez que tenia a un ser vivo frente a si.
Y sus miradas se encontraron, caminaron en silencio, ruidos sin escuchar, se encontraron frente a frente, sin prestar atención más que a si mismos.
Kyuhyun intento hablar, de un grito sordo le intento amarrar, su vida siendo clamada para abandonarlo a brazos de un vampiro en especial, una ofrenda que no se podría rechazar.
- Intenta despertar…
Siwon no puede articular frase, su aliento robado por un humano, su cuerpo arde y la sed le acosa de manera bestial.
- Ráptame del fin…llévame a empezar-
El abandono la luz y abrazo la oscuridad, único refugio de esa enfermedad mortal, una decisión arriesgada, la muerte o una vida sin final.
- Sácame del fin…
- Debes sangrar y ver el fin…
Da un paso sobre el, una distancia que no parece medir, le toma con posesividad, ansias y delicadeza, una fragilidad que le enloquece.
Sentirse seguro en brazos de quien te mata poco a poco, el placer recorriéndolo por cada poro, una muerte tan dulce que le hace temblar hasta perder la razón, su mascara cayendo entre sus sedosos cabellos, un gemido de satisfacción arrancando de su garganta, el miedo desvanecido, solo esperando volver a vivir.
La sangre sabe dulce, amarga y embriagante, un elixir sin precedentes, años de vida y recién ahora puede encontrar algo tan apetitoso, por primera vez salvando una vida, regalando una oportunidad. Leer toda su vida a través de su sangre, ver a través de la neblina rojiza, sentir un placer desbordante, volver a vivir en un par de segundos.
Los latidos cada vez se hacen mas lentos, con menos fuerza, un sonido casi imperceptible, que debe resguardar, se detiene justo a tiempo para verlo morir, una sonrisa de agradecimiento y una débil muestra de amor.
En medio de la oscuridad aun lo puede escuchar, el corrió sin ver y se unió, tanto espacio hay ahora un solo ser. Kyuhyun le miro sin ruidos, solo escuchar.
La sangre brota de alguna parte, calmando esa sed abrasadora que le ha invadido, su cuerpo clama por aquel sabor, el de quien lo salvo.
Se aferra con desespero a su muñeca, sin saber como se puede mantener en pie, sin latidos ni aire en sus pulmones, la debilidad inexistente, energías renovadas, hambre de sangre, hambre de Siwon.
- El aire de tu voz, soy yo…
- Soy tú, tu eres yo
Su belleza se hace aun mas incandescente, tiene que ser un milagro, un ser tan perfecto no puede existir, solo el lo puede crear, Choi Siwon.
La fiesta continua, razones para celebrar, las mascaras se reacomodan, la música vuelve a sonar y todos pretenden que aquello jamás paso.
- Juntos, somos como Dios…
Correr a ciegas entre tanta luz, evitar el daño y desengaño para buscar una salida y encontrar la salvación en manos de quien se ha dicho no la tendría, nada escoges solo encuentras lo que te pertenece.