+ : : Viñeta VII : : +
Pasó una temporada sin sentir nada, viviendo en la nada, tal como una Historia escrita por un alemán sobre dragones y princesas; esa oscuridad lo hacía oscilar entre el bien y el odio, sabía que no quería compartir a su único amor, y es que, ¿cómo permitirlo? Llegar hasta Kotetsu y enamorarse, componiéndose en la alegría de corresponderse, para que en un segundo de calentura sin precaución llegara algo a interrumpir la vida que tenía planeada para ambos.
Dejó el vaso todavía lleno de licor cerca de la enorme ventana donde podía apreciar la magnificencia de su ciudad; la actividad espectacular había disminuido, no así como su trabajo de Héroe, pero el Jefe había decidido alejarlo de la vida pública, lo que constituía cero entrevistas.
Karina y Agnes fueron severamente castigadas, en dos planos: el personal y el profesional. Aunque a las dos el orgullo les ardía en las llamas de mil infiernos, una, Karina, fue la única en rendir disculpas ante él.
—No quiero volver a hablar contigo –gruñó Barnaby.
—Ya lo sé, pero quería decirlo, por mí conciencia. Así de egoísta soy… -miró sus pies –. Los chicos regresaron ayer, dicen que Ko… todo va a la mar de genial, creí que sería bueno que lo supieras.
En parte, así fue.
La confesión y ruego de Karina difuminó el velo negro que caía sobre los ojos del héroe.
—¿Qué rayos estoy haciendo?
Había ocurrido este hilo de ideas ya en múltiples ocasiones y todavía no aprendía la lección, todo por su terquedad inherente a cabezota rubia.
Cuando Kotetsu tenía tiempo de calidad con Kaede él había tenido que resignarse y ceder, después de todo Kotetsu ya había pertenecido a otras personas mucho antes que él. En el trabajo era igual. Los amigos, el deber eran cuestiones que Barnaby había tenido que congeniar con él para convivir en ese radiante espacio en el que Kotetsu vivía rodeado.
Pero no debía pensar en que volvía a rendirse, esta vez era algo diferente. El algo que Kotetsu tenía dentro de sí… también era de él. Estaba compuesto de ambos, de la pasión de los dos. Ese algo que sumado es mucho más. ¿Qué no era acaso lo que él había perdido y que ahora rechazaba con todo su ser? Una familia era lo que Kotetsu le había ofrecido incluso tiempo antes de saber lo que estaba esperando.
Quizá, el miedo que tenía de que las cosas no funcionaran era la razón detrás de todo.
Tenía la respuesta que tanto había buscado, el mundo no podía cambiar si permanecía lamentándose, y aunque su deseo de venganza no era motivación positiva, siempre lo mantuvo caminando… ahora existía la oportunidad de regresar los pasos, empezar de la nada y caminar… junto a Kotetsu… y el algo.
Sin embargo, no podía lanzarse a su encuentro, todavía no. Había que rehacerse, digerir la epifanía y mentalizarse sobre la decisión que acababa de tomar.
+ : : Viñeta VIII : : +
Cuando Kaede se enteró de lo que ocurría con su padre… y su otro padre declarado, no pudo menos que echarse para atrás en un semidesmayo, recuperándose a los segundos siguientes.
—¿Cómo pudiste ocultármelo? Ya decía que era bastante raro que Barnaby no respondiera el correo.
—Eh, sí, respecto a eso no quiero que te preocupes…
—Y con un carajo que voy a preocuparme –estaba en la universidad y tenía un padre embarazado, por supuesto que iba a soltar improperios –. Pediré traslado de mi universidad a…
—¡No, no, no! –se alebrestó y casi se le cae el teléfono –. No quiero que alteres tus metas, yo estoy muy bien, en cuanto termine el mes regresaré a casa, fue el trato.
—¿Trato? ¿Qué trato? Me enojaré mucho contigo sino me respondes.
—De acuerdo, de acuerdo… sucede que Barnaby… -no quiso profundizar en el problema, sólo quería dejar en claro a su hija que venía un hermano o hermana en camino.
—Me emociona, por raro que suene dichas las circunstancias –le dijo sinceramente –. Estoy segura de que lo va a entender.
—Tendrá que hacerlo –suspiro.
—Ya entrará en razón, ya lo verás.
+ : : Viñeta IX : : +
Meses sin tocar su piel, ni saborear su boca.
Barnaby apareció en la puerta, justo cuando él estaba por salir al aeropuerto y regresar.
—Te amo, y vine por ti, Kotetsu-san.
El moreno, que en su aire se avistaba ya la paternidad, sonrió como sólo él sabe hacerlo. Lo abrazó y besó.
—Lo lamento tanto, estuve tan ciego y… -fue interrumpido con una mirada llena de disculpa.
—Creo que deberíamos enfocar todas las energías en otra cosa –sonrió pícaro –, te extrañamos, ¿sabes?
—Pero aún no estoy listo para aceptarlo –alegó y sintió que el moreno se apartaba hasta que lo retuvo –. ¿Serás paciente conmigo hasta que sea así?
+ : : Viñeta X : : +
El bebé y Kotetsu dormían plácidamente, tomando los cálidos rayos del atardecer, el viento movía las cortinitas azules.
Barnaby no se cansó de verlos, odiaría interrumpirlos, sin embargo, era hora del baño de Jr.
—Kotetsu-san, Kotetsu-san –lo movió, y hasta que le dio un beso, el Bello Durmiente abrió los ojos –. Es hora del baño.
—Pero si apenas lo bañé –miró confundido, y para asegurarse, volvió a oler los dulces cabellos de su hijo; efectivamente, limpio.
—No, no me refería a él, es hora de mi baño contigo –celó.
—… Claro.
Este tipo de escenas no fueron aisladas, Barnaby y el bebé tenían disputas más encarnizadas que las que Kotetsu y cualquier enemigo en el pasado. Sin embargo, el bebé no simbolizó peligro en la relación, sino que vino a reforzar la unión, hasta el punto de que…
—Mañana nos casamos, tengo todo listo.
—Me alegra que me hayas consultado –frunció el ceño.
—Estoy responsabilizándome, le daré mi apellido al niño –se cruzó de brazos, a lo que el moreno se echó a reír. No lo decía, pero la decisión estaba ya tomada.
Madre, padre, estoy feliz de estar con vida.
Agradecido por haberme encontrado con «esta» persona.
Tomoe, quiero decirte que a pesar de extrañarte mucho, todavía no me puedo reunir contigo, hay dos personitas que me necesitan.
Y aún quiero luchar por ellas.